Por: ALVARO VARGAS LLOSA.
¿Qué hizo posible a Hugo Chávez? ¿Por qué un país permite a un hombre cuyas credenciales son las de líder de un golpe militar que intentó derrocar a un gobierno legítimo convertirse en el gobernante desbocado de la nación? ¿Qué clase de gente aplaude a un presidente que quiere reemplazar las instituciones republicanas por un sistema —el socialismo— que el siglo 20 desacreditó hasta la médula?
Algunas de las respuestas a estos angustiosos interrogantes pueden encontrarse en un reciente trabajo del profesor Hugo Faria patrocinado por el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) y la Universidad Monteávila en Caracas: “Hugo Chávez, desde la perspectiva de la economía venezolana y la historia política”. No se trata de un ejercicio puramente académico. La historia de América Latina demuestra que los caudillos populistas siguen apareciendo con asombrosa frecuencia. Entender por qué Chávez llegó al poder hace casi una década y ahora pretende una reforma constitucional que le permita la reelección permanente es un paso necesario para tratar de prevenir el surgimiento de futuros caudillos populistas.
En la primera mitad del siglo 20, Venezuela tuvo una economía bastante libre aunque su sistema político no era democrático. Lejos de dar pie a una típica economía dirigista dependiente de los recursos naturales, el descubrimiento de petróleo en 1918 aceitó un sistema de libre mercado que condujo a resultados espectaculares. Por supuesto, el petróleo, que estaba en manos privadas, vivió épocas de auge. Pero las manufacturas y los servicios también se expandieron a tasas superiores a las de la economía en su conjunto.
El Banco Central era autónomo, la tasa marginal del impuesto a la renta era del 12 por ciento, el Estado no absorbía más de una quinta parte de la producción de la nación y el superávit fiscal era un ritual de todos los años. Hacia 1960, un trabajador venezolano promedio ganaba 84 centavos por cada dólar que percibía un trabajador estadounidense promedio.
Pero algo ocurrió entonces. Comenzó bajo el gobierno dictatorial de los años 50 y cobró ímpetu cuando la democracia llegó a Venezuela en 1958: los venezolanos pasaron de ser en su mayoría emprendedores autónomos a depender de un Estado que empezaba a crecer —y crecer. El profesor Faria considera que el éxito económico condujo a un deseo de participación política —es decir a la democracia—, que a su vez generó toda clase de presiones sobre una nueva elite política propensa a consentir los instintos de la gente, que prefería la dependencia antes que el trabajo duro.
“El comienzo de la democracia”, afirma Faria en este trabajo publicado en inglés, “trajo más políticas redistributivas y una mayor influencia de los grupos rentistas que tuvieron el efecto de socavar las libertades económicas”. Los resultados fueron un elevado gasto fiscal, límites a la inversión extranjera, una oleada de nacionalizaciones y la politización de la moneda y el poder judicial. Entre 1960 y 1997, el año previo a la llegada de Hugo Chávez al poder, el ingreso real per capita de Venezuela se redujo a una tasa anual promedio del 0,13 por ciento.
Yo añadiría otra explicación a la ofrecida por Faria acerca del tránsito hacia el Estado gigante tras el establecimiento de la democracia en Venezuela: la cultura política de las elites latinoamericanas. Ellas estaban profundamente influenciadas por las ideas nacionalistas en boga, según las cuales el desarrollo sólo era posible independizándose de los grandes centros de poder y gestando mercados internos mediante la protección gubernamental. Las políticas asociadas a estas ideas —sustitución de importaciones, nacionalizaciones, manipulación monetaria, control de precios —habían arraigado profundamente en el imaginario político de América Latina.
Cuando Chávez realizó su campaña contra el “puntofijismo” —el nombre con que se conoce en Venezuela a las cuatro décadas de gobierno democrático que van de 1958 a 1998—, calzó con un pueblo que había perdido la fe en sus instituciones republicanas. Ese pueblo no recordaba los días del Estado pequeño y asociaba la economía venezolana con la explotación del libre mercado debido a que unos pocos grupos cercanos al Estado parecían prosperar a expensas del resto.
Sin darse cuenta de ello, vaya tragedia, la gente depositó su fe en un hombre que garantizaba la perpetuación del sistema que había empobrecido a Venezuela. Nada de lo hecho por Chávez —dádivas, nacionalizaciones, expropiación de tierras, control de precios, impuestos— es nuevo. Bajo los gobiernos de Rómulo Betancourt, Raúl León, Rafael Caldera (en dos ocasiones), Carlos Andrés Pérez (dos veces), Luis Herrera y Jaime Lusinchi, esas políticas también se llevaron a cabo en grados y combinaciones distintas. El precio del petróleo no era tan alto como lo es hoy, así que las deficiencias eran más difíciles de ocultar que en la Venezuela actual.
La inmensa responsabilidad de los gobiernos democráticos de Venezuela en el surgimiento de Chávez es algo que los latinoamericanos jamás deben olvidar. No fue la democracia liberal como sistema, sino quienes actuaron bajo su manto, los que hicieron a Chávez, el hombre que ahora va en pos de la reelección indefinida. Qué historia tan triste.
Fuente:Diario Las Amáricas
4 comentarios:
Saludos,
El surgimiento de Chávez en el panorama político venezolano es un asunto muy compleja. Quién no ha intentado explicarlo? Más o menos en eso andaba yo en estos días.Pero yo no estarìa tan segura de darle todo el crédito a los gobiernos democràticos de este surgimiento. Más bien diría que ya esos gobiernos democráticos ya se les había su tiempo y se habían, como diría Carlos Andrés, autosuicidado. Que esto es más de lo mismo? Sí, con algunas variantes. Pero esas variantes para algunos representan aun una esperanza. No te parece?
More Baker, me parece que es mucho lo que hay que estudiar y evaluar sobre el fenómeno político Chávez, en realidad la historia aún se está escribiendo.
Alguién me dijo alguna vez, que la política se mide por los resultados. Pienso con sinceridad que a la luz de los resultados obtenidos por la gestión gubernamental de Chávez, hay algunos logros importantes que debemos reconocer; pero me temo que el balance de su gestión es muy negativo, especialmente en los aspectos económicos.
Hoy día Venezuela enfrenta una grave crisis general en todos los órdenes de su acontecer vivencial, como producto de los errores acumulados de años; los venezolanos estamos pagando muy caros esos errores.
El saldo de los gobiernos anteriores mal llamados democráticos también es muy negativo, lo cual no justifica los excesos y el camino autoritario y totalitario hacia donde nos conduce el nuevo lideraazgo político que hoy ejerce el poder.
Definitivamente, nada es para siempre, pero en política los errores se pagan doblemente caros. Chávez no es quien ha dividido a la sociedad venezolana,esta ya estaba dividida de hecho, él ha sido una expresión de esa división social, económica, política, cultural y racial; los venezolanos debemos aprender de esta lección. No hay mesias, ni salvador, ni líder que nos resuelva nada en realidad, los problemas de los venezolanos debemos resolverlos en colectivo, mediante la solidaridad la evolución y el dialogo fructifero; pero para que eso se produzca debemos asimilar y corregir eficientemente nuestras propias desviaciones, perversiones y debilidades como sociedad en crisis y así intentar lograr digerir con sabiduria e integralmente nuestras falencias colectivas que son muchas.
Venezuela sufre una grave crisis moral, espiritual, nuestro país está enfermo por dentro, la psiquis colectiva debe regenerarse para mejorar todos juntos, para ser todos.Venezuela sufre los embates de un cambio inevitable. El país debe transformarse integralmente si no quiere que el cáncer de la corrupción lo carcoma.Viviremos en los próximos años instantes cruciales...
Saludos.
Por fortuna nada es para siempre. Y, ¿cuándo este país no ha estado en crisis?
"los problemas de los venezolanos debemos resolverlos en colectivo, mediante la solidaridad la evolución y el dialogo fructifero"
Estoy de acuerdo con que este es un asunto que nos inmiscuye a todos, pero date cuenta de que una parte, buena, está interesada en que esos gobiernos de saldos negativos vuelvas y sólo eso. No están en absoluto preocupados por el cáncer que nos carcome como dices tú, sino en que sus ALTOS PRIVILEGIOS les sean devueltos. Y estos que están ahora en el poder defenderán con la vida los privilegios a los que ahora tienen acceso. Por lo cual ese tal "diálogo" es como platónico. Esta sociedad, este Estado burgués, está podrido pero reina. Lamentablemente reina. Y sí, tienes razón serán cruciales, lo son ahora!!! y de qué manera.
Saludos!
PERFECTOS IDIOTAS OPOSITORES Toman por izquierdista a candidato financiado por la CIA, NED y USAID.
FERNANDO LUGO, LA GRAN ESTAFA.
(Luis Agüero Wagner)
Una prensa maccartista que los paraguayos heredamos de Stroessner pretendió hacernos creer que el obispo “de los pobres” Fernando Lugo era un candidato de la izquierda. A ellos les planteamos estas interrogantes:
¿Es izquierdista Ricardo Canese cuando defiende la política de biocombustibles de George W. Bush?
¿Alguno de los dirigentes luguistas protestó alguna vez por las injerencias de James Cason?
¿Recibe dólares de USAID la ONG “Gestión local” de Guillermina Kanonikoff y Raúl Monte Domecq?
¿Estuvo Camilo Soares en noviembre del año 2000 en un congreso financiado por la NED?
¿Fue o no publicitado Lugo por el diario ABC color, propiedad de Aldo Zucolillo, favorecido del agente de la CIA Leonard Sussman cuando era perentorio fabricar bien remunerados disidentes a la dictadura?
¿Firmó Julio Benegas, empleado de Zucolillo, un contrato con Bryan Finnegan ( de la AFL-CIO) el 21 de Setiembre de 2005?
¿Recibió la casa de la Juventud –cuna del PMAS- 127.000 dólares de IAF en el año 2004?
¿Puede ser de izquierda gente financiada por la NED, institución creada como alternativa a la CIA por el imperio?
EL PERFECTO IDIOTA OPOSITOR
(Luis Agüero Wagner)
La idiotez es una enfermedad extraordinaria, no es el enfermo el que sufre por ella, sino los demás. (Voltaire)
El celebrado escritor peruano (ex izquierdista-castrista, es decir, ex idiota según la conocida interpretación), Mario Vargas Llosa, recordaba divertido sobre su obra “Pantaleón y las visitadoras”- una deliciosa sátira sobre la vida sexual en el ejército peruano- que un militar de la amazonia peruana declaró en una oportunidad que el libro en cuestión no mencionaba ni la milésima parte de lo que realmente sucedía en dichos cuarteles.
Algo similar podríamos decir sobre las idioteces que describen su hijo Alvaro junto a Plinio Apuleyo y Carlos Alberto Montaner en su libro humorístico “El Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano” y en su segunda parte “El regreso del idiota”, donde se omiten sinnúmero de categorías con las que la oposición paraguaya enriquece la biodiversidad de la idiotez en el subcontinente.
Tanto es así que personalmente, no sé qué sería del oficialismo nativo sin esta oposición, que brilla por su capacidad para defender los valores y el modo de vida de los colorados, mejor de lo que ellos se defienden a sí mismos. Parecerían encontrar verdadero deleite masoquista en la auto anulación y auto flagelación, alcanzando grados de perversión inimaginables para el mismo Sacher von Masoch.
No sería necesario siquiera mencionar a nuestros conocidos héroes que lucharon contra la dictadura en los últimos meses de ésta luego de tres décadas de servil abyección a “mi general”, a quienes descubrieron la dictadura cuando se quedaron sin zoquete como el autoproclamado comandante en jefe, a quienes los siguieron como si fueran mesías sin saber sus verdaderas motivaciones, que tenían mucho más relación con los dólares de la embajada que con las “convicciones democráticas”, o a quienes regresan a la oposición con ínfulas de salvadores de la patria luego de haber integrado la multi bancada junto a Chiola, Fanego y Rachid Lichi. Basta concentrarnos en las cantinflescas humoradas con que en el presente nos deleitan algunos candidatos opositores, que están proliferando como hongos después de haber proclamado a los cuatro vientos y en todos los dialectos posibles la necesidad de “llegar unidos al 2008”.
Fernando “Cantinflas” Lugo, el candidato que ahora se autoproclama “izquierdista” a pesar de ser conocido que es apoyado por neoliberales, beneficiarios del complejo IAF-NED-USAID, su entramado prebendario en la sociedad paraguaya y sus medios de comunicación, declaró en numerosas ocasiones –en aquellos felices días en que Lino Oviedo estaba encerrado en una celda, y podía aprovecharse de la desesperación de sus seguidores- que el ex preso de Viñas Cué saldría a “enriquecer” la escena política, y que no tenía inconvenientes en competir con él por la chapa de la extinta “Concertación”.
En uno de los actos luguistas en que asistí, ( antes de huir despavorido ante la presencia de los escombros que hoy lo han cercado), recuerdo haber escuchado de su boca que Oviedo tenía derecho, como cualquier otro ciudadano, a que se respeten con él las normas procesales y lo que establece la justicia. Todo lo que dirigían a Oviedo en ese tiempo nuestros héroes de la “Concertación” eran guiños cómplices, halagos admirativos, pequeños reclamos en sus recios pechos, arrumacos de falsos desplantes y sonrisas serviciales. Incluso vimos todos cómo el obispo renegado mendigó una audiencia al detenido en Viñas cué, haciendo un plantón ante las cámaras que quedó registrado para la historia por toda la prensa escrita, oral y televisiva del país.
Bien podría escribir nuestro único líder de sotana un libro titulado “Manual del perfecto astuto y sagaz latinoamericano” con estas ricas experiencias.
Otra desopilante idiotez provino de los sectores que “amenazan” al oficialismo con retirarse del proceso electoral si se impugna a tal o cual candidato, intimación tan poco creíble que sólo ha sido capaz de despertar el jolgorio y la hilaridad en las carpas oficialistas.
Según el filósofo Fernando Savater, la palabra Idiota proviene del griego idiotés, utilizado para referirse a quien no se metía en política, preocupado tan sólo en lo suyo, incapaz de ofrecer nada a los demás. Desafortunadamente para nuestro trágico país, la acepción griega se ha revertido tanto en nuestro medio al punto que los perfectos idiotas no sólo se han metido en la política, sino que hoy se han apoderado de ella y en grado superlativo de la oposición.
Y aunque estos idiotas puedan pensar que quienes escriben sienten odio por ellos, en realidad deseamos en silencio que no se extingan del todo para seguir encontrando temas y el placer de escribir contra ellos. LUIS AGÜERO WAGNER.
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