viernes, octubre 19, 2007

"DE "BICHAS" Y "DESLUCIDAS"


Por: ARGELIA RÍOS.

La indiferencia ante la reforma es general. Involucra a opositores y revolucionarios

La indiferencia ante la reforma es general. Involucra tanto a quienes rechazan al proceso revolucionario, como a sus seguidores. Nadie logra entusiasmar a nadie. Venezuela presencia la antesala del "gran salto" en medio de una atmósfera glacial. Una gigantesca franja del país asume que la aprobación de la propuesta del mandatario es un hecho inexorable... Chávez no tendrá un momento épico, como gusta aspirar, pues el nacimiento de su nueva Carta Magna quedará en los registros despojado de euforias y de fuegos artificiales. La constitución en ciernes será apenas una prueba más de lo que somos como nación y del relajo con el que nos relacionamos a la Ley.

La sustituta de "La Bicha" no estará iluminada del resplandor de los grandes proyectos nacionales: al contrario, tendrá por siempre la marca de la chapucería. Del fraude, que le impedirá ser merecedora de una mención en letras mayúsculas... Del mismo modo como la Asamblea Nacional está hoy desprovista de majestad, la nueva constitución de la República, ciertamente, nos cambiará la vida, pero -aunque se reescriba con colores todo este preludio-, ella jamás alcanzará los laureles del reconocimiento histórico... No será correcto definirla como ilegítima, porque la legitimidad es un concepto de la democracia. Valdrá mejor la pena adoptarla como una bribonada más, hija de una nación estructuralmente corrompida, donde la Ley carece por completo de acreditación y respetabilidad.

Los cálculos son pobres: en el territorio rojo no se ha vuelto hablar de 10 millones de votos. Los simpatizantes del chavismo saben que el comandante tiene todo bajo control y que su participación constituye un aditivo ornamental. La arrogancia del poder -expresada en los procedimientos arbitrarios que retratan el carácter ficticio de la Ley-, no sólo causa estragos en el mundo opositor. También minimiza el rol del llamado "soberano" comprometido, cuya desmovilización actual contradice lo que en tiempos pasados era reivindicado como una conquista del "cambio revolucionario". El interés fervoroso por la política ha mutado hacia el otro extremo. La rutina envuelve a la revolución, exponiéndola al riesgo de que ésta comience a ser percibida como una simple coartada. Como un gobierno más de la politiquería criolla.

Pero la inexorabilidad con que uno y otro país asumen la reforma es reflejo de un fenómeno hondo. Esta indiferencia impotente que hoy arropa a Venezuela tiene raíces morales, aunque también advierte un reconocimiento de que el poder hace lo que le viene en ganas y de que todavía no nos hemos dispuesto a hacer una auténtica revolución: la que debe ocurrir en la intimidad de cada venezolano. El abuso estrafalario de los capataces bolivarianos y la viveza de los arribistas, será su carburante: algún día -más temprano que tarde- la gente se asqueará de flotar en el estiércol.

Fuente:www.eluniversal.com Argelia.rios@gmail.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

La tentación violentista


Por: Manuel Isidro Molina


El debate en torno al bodrio constitucional propuesto por el presidente Hugo Chávez, tiene muy diversas aristas, desde el contenido mismo del proyecto autocrático hasta las opciones posibles para aprobarlo con abuso gubernamental (a), derrotarlo democráticamente (b) o impedirlo violentamente (c),con el consecuente colapso político e institucional.
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Son temas serios, que no se pueden evadir, especialmente los que forman parte de esa especie de“Agenda Oculta” que manejan los factores de poder más extremistas de los bandos chavista y antichasvista, cuyos dirigentes se dan la mano a la hora de imaginar o proyectar cruentos escenarios que darían al traste con las reales potencialidades del desarrollo armónico nacional.
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Las opciones a) y c) se retroalimentan y, a la vez, tensan los escenarios políticos y sociales, procurando radicalizar a la mayoría del pueblo venezolano que no comparte ni quiere, rechaza, la violencia, la confrontación incivilizada basada en las armas y las luchas callejeras sangrientas y fratricidas. Hay quienes sueñan con tales desarrollos violentos–absurdos e inmerecidos por la población venezolana en pleno siglo XXI- y trabajan por activar sus desencadenantes: desde el gobierno con su abuso de poder, el insulto, la desconsideración y el diseño autocrático y monopartidista, con todos los recursos del gobierno (que incluye la Fuerza Armada Nacional, policías –PM, CICPC, DISIP y servicios de espionaje) y otros poderes públicos como la Asamblea Nacional (Legislativo), el Judicial, el Ciudadano (ni ven ni oyen) y el Electoral; y desde cierta “oposición radical” ubicada en el “abstencionismo” con la oculta intención de armar un tinglado de protestas que inciten una asonada militar, con similar diseño al delgolpe del 11 de Abril de 2002, que comience por impedir el referéndum del 2 de diciembre próximo, y termine por derrocar al Presidente de la República.
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Con su abusiva política, el presidente Chávez alimenta (o intenta alimentar) a esa “oposición radical”–rancia y minoritaria derecha añorante del poder perdido-, que es la que le hace el juego a las pretensiones continuistas del gobierno, y finalmentele pondría en bandeja de plata una “insurrección”destinada al fracaso, dado el suficiente apoyo social, económico y militar con el que cuentan Chávez y su gobierno en Venezuela, y suficiente respaldo internacional para asimilar y liquidar cualquier intentona violentista contra los Poderes Públicos.
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Una gran mayoría de venezolanos y venezolanas se opone al bodrio constitucional de Chávez. Esa mayoría del pueblo venezolano, aún dispersa, está en la parte inconforme del “chavismo” que teme al monopartidismo excluyente y a la ultra concentración de poder personal del Presidente, quien es conocido por sus arbitrariedades y capacidad destructiva sobre quienes osan contrariar sus ocurrencias; su expresión más importante está hoy en quienes participamos de la idea democrática de derrotar políticamente a Chávez en el referéndum acudiendo a votar masivamente “NO”; y una tercera porción todavía milita en la idea de abstenerse porque “no vale la pena votar”, “el fraude está montado” o “hay que deslegitimar al gobierno”.
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El violentismo radicalista de las franjas minoritarias del chavismo (militarismo-ultraizquierdismo) y del antichavismo (derecha antidemocrática), es ingrediente clave para mantener la dispersión que impida la derrota política de Chávez y su absurdo proyecto, en el referéndum. Es un escenario complejo, pero es elescenario. No hay otro.
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Los esfuerzos democráticos fundamentales, a cargo de los ciudadanos -del pueblo en su vecindad, centros de trabajo, estudio y recreación- deben estar dirigidos a alimentar la idea central de posibilitar la derrota política del bodrio constitucional chavista, acudiendo masivamente a votar “NO”, vigilar el proceso y enfrentar el abuso de poder y posibles trampas. Es laúnica política eficaz, en estos momentos críticos que vive la sociedad venezolana.
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Chávez y el gobierno le temen al “NO”, se ríen de la abstención y juegan al “SÍ” con su insultante abuso de poder. Lo más inteligente es no caer en provocaciones y trabajar duro para convencer a la mayoría que se opone al bodrio constitucional chavista, para que concurra masivamente a derrotarlo con un rotundo “NO”.
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Esa derrota política de Chávez es posible: la mayoría tiene esa posibilidad en sus manos, democráticamente.