viernes, diciembre 14, 2007

"Contra la soberbia,humildad" (¿La reelección indefinida obsesión de Chávez?)


POR: TRINO MÁRQUÉZ .

Mi buena amiga, la profesora y reconocida antropóloga Michelle Ascencio, me recordaba en días pasados que los griegos de la antigüedad clásica colocaban en el frontispicio de sus hogares una frase cargada de profunda sabiduría: “Nada en exceso”. Igualmente según los mismos griegos, decía Michelle, cuando los dioses querían hacer perder a un hombre, primero lo llenaban de ira. Al parecer el teniente coronel Hugo Chávez Frías no conoce o no le presta la debida atención a las enseñanzas de los griegos. La desmesura y ofuscación son dos de los pecados que lo envenenan, y que terminarán de desconectarlo de ese sector del pueblo que hasta hace poco tiempo lo idolatraba.

Según algunas informaciones confiables, el Comandante les ordenó a sus partidarios comenzar a recoger las firmas que establece el artículo 342 de la Carta del 99, para volver a introducir -esta vez por iniciativa popular- el proyecto rechazado el 2-D. Al parecer, el Presidente no afloja en su deseo de imponer por vía constitucional el comunismo del siglo XXI y la reelección indefinida, sus dos grandes obsesiones. Craso error. El pueblo entenderá esa nueva iniciativa presidencial, maquillada con la firma de sus simpatizantes, como un gesto de soberbia inaceptable y como un reto que les lanza, no a la oposición, sino a esa inmensa franja de ciudadanos que votó por el NO o que se inhibieron de sufragar porque no quería hacerlo contra el primer mandatario, a pesar de que el proyecto de reforma no les parecía conveniente para el país. Ese desafío podría movilizar a los sectores que optaron por la abstención en los dos bandos, tanto en el de los que respaldan a Chávez como en el que lo adversan. Las condiciones electorales, en el peor de los casos, tendrán que ser idénticas a las que prevalecieron en la pasada consulta. Si en ese escenario se le pudo derrotar, a pesar del ventajismo grosero del Gobierno, en la nueva consulta habrá aún mayores alicientes para volver a ganarle.

Chávez cree que ese domingo glorioso lo derrotó la oposición. Esta lectura parece la de un disléxico. Está completamente equivocada. Desde luego que toda la oposición (partidos políticos, movimiento estudiantil, sociedad civil, medios de comunicación, gremios, sindicatos) se anotó un apoteósico triunfo. Sin embargo, la victoria trascendió de sobra las fronteras de la oposición convencional. También hay que atribuírsela a esos millones de seres que han acompañado el proceso bolivariano, pero que no están de acuerdo con que Chávez se eternice en Miraflores y termine de convertirse en un autócrata que concentra en sí todo el poder, se acabe con la descentralización, se reduzca la propiedad privada y la libre iniciativa a su mínima expresión, se acabe con la Fuerza Armada y con la autonomía del Banco Central. Es decir, que no desean tener en estas tierras a otro Fidel Castro, ni ver a Venezuela convertida en un clon de Cuba. Los votantes y no votantes negaron un proyecto de Estado y de sociedad divorciado de las aspiraciones de la inmensa mayoría nacional. Las cuentas para Chávez deberían estar muy claras: sumados quienes se abstuvieron y quienes se identificaron con el NO, a 75% del total de venezolanos inscritos en el REP no les entusiasmó el proyecto de país planteado por el jefe de Estado. Su propuesta solo satisface al 25% restante. Una nación no puede regirse por un marco constitucional compartido únicamente por un pequeño fragmento de ella. Tal pretensión únicamente puede conducir al sectarismo, la exclusión y el autoritarismo.

Las explicaciones ramplonas dadas por algunos subalternos de Chávez acerca de la derrota en el referendo (que nada tienen que ver con el rico debate que se da en Aporrea), buscan ocultar el enorme rechazo que el grueso de los venezolanos siente por el comunismo o socialismo autoritario. Ministros y diputados han tenido la cachaza de decir que el traspié se debió al pánico que crearon los medios de comunicación en torno a la eventual desaparición de la propiedad privada. A la cuña de la bodega le atribuyen propiedades mágicas. ¿A quién pretenden engañar? La cita del 2D estuvo antecedida de una campaña publicitaria escandalosa a través de todos los medios de comunicación impresos, radiales y televisivos en manos del Gobierno; además, el oficialismo desplegó pancartas, pendones y vallas por todo el país. Este uso abusivo de la propaganda no logró diluir el temor de la gente, ni entusiasmar a los votantes. La causa de la desazón y la indiferencia reside en que el proyecto de Hugo Chávez resulta inconveniente e, incluso, criminal por donde se le mire. El único que sale favorecido con su instrumentación es él y nadie más. El resto de la nación –ciudadanos, gobernadores, alcaldes, partidos políticos, estudiantes, sindicatos, gremios, empresarios, militares, desempleados y hasta informales- sale maltratada.

De esa característica tomó debida nota una sólida mayoría, con el agravante de que mientras más se conocía la propuesta, más se cuestionaba, de nuevos argumentos se dotaba la gente para impugnarla. Por ese motivo fue que Chávez optó por la vía rápida para aprobarla. El tiro le salió por la culata. Es verdad que los venezolanos no son consumados lectores, pero esto no significa que sean idiotas. No se les puede meter gato por liebre. No se puede pretender engañarlos, diciéndoles que se trata de implantar el socialismo democrático del siglo XXI con el fin de favorecer a los pobres, cuando en realidad lo que se busca es implantar una autocracia de estirpe comunista.

Si Chávez, prevalido del control que ejerce sobre las instituciones y PDVSA, pretende imponer el socialismo autoritario, encontrará de frente otra vez ese sentimiento democrático y libertario que fue formándose en Venezuela desde la muerte de Gómez en 1935. El episodio del 2D debería conducirlo a ser mesurado, humilde y tolerante con la voluntad popular. Pero no son precisamente estos los rasgos que lo caracterizan. Al igual que todos los autócratas, se deja dominar por la arrogancia.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Se confirma primicia... : se mueve la mata en Miraflores: Chávez restituye a ex ministros

Varios ex altos funcionarios del gobierno del presidente Hugo Chávez regresan a ocupar altas posiciones en el Ejecuti-vo. Entre ellos el ex ministro de la Defensa, general en jefe Jorge Luis García Carneiro, quien ocupará la Vicepresidencia Ejecutiva de la República, en sustitución del psiquiatra Jorge Rodríguez, cuyo destino en el Gobierno es incierto.
El profesor Aristóbulo Istúriz, ex diputado, ex alcalde de Ca-racas y ex ministro de Educación, volverá al Gabinete Ejecutivo, pero hasta ahora no se ha precisado a que cargo. Wilmer Castro Soteldo, persona muy cercana al presidente Chávez y quien ocupó la Dirección de Turismo del actual Gobierno, también retornará a una importante posición ejecutiva.
Se asegura que Alejandro Andrade será el sustituto de Rodrigo Cabezas en el Ministerio de Finanzas, al tiempo que se espera por la designación del almirante Orlando Maniglia para una importante posición gubernamental.
En todo el "barajo" en el Alto Gobierno se habla desde ya de candidaturas para las venideras elecciones de alcaldes y gobernadores, tales son los casos de José Gregorio Vielma Mora, quien será propuesto para el Estado Vargas, y de Rafael Isea, para el Estado Aragua.
http://www.eldiariodecaracas.net/

Publicado por Felix Edmundo Perez Serra

Anónimo dijo...

¿Comienzo del fin?
Alejandro Tarre

Jueves, 13 de diciembre de 2007


La mañana del 3 de diciembre, después de pasar unas semanas en las que el tema de la política venezolana, ya bastante dominante en mi vida, monopolizó mi mente al extremo que me costaba abrir la boca sin hablar de Hugo Chávez, decidí, por el bien de mi matrimonio, apartarme del tema por unos días. Pero el retiro voluntario no duró mucho. Porque a los dos días, en una rueda de prensa convocada por el Alto Mando Militar, el presidente volvió con uno de sus desplantes, empujándome otra vez a ese estado de crispación en el que Chávez ha hundido al país durante los últimos nueve años.
El motivo inicial de esta vulgar rueda de prensa era desmentir un rumor que corría por Caracas desde el día del referendo y que el periodista de El Nacional, Hernán Lugo-Galicia, confirmó en un reportaje que, según me informó él mismo, cuenta con varias fuentes primarias (es decir, gente que estuvo allí). El reportaje básicamente dice que Chávez no quería reconocer la derrota hasta que el Consejo Electoral no totalizara todas las actas, labor que podría tomar cuatros días y desatar una ola de violencia. Pero que luego, en parte por la presión de un general en Fuerte Tiuna y unos militares de Maracay cercanos al ex ministro de Defensa, y ahora opositor del gobierno, Raúl Isaías Baduel, Chávez entendió que “era inconveniente postergar la agonía.” Es decir, una de las implicaciones del reportaje es que la Fuerza Armada contribuyó a que Chávez aceptara la derrota.

Es natural que esta historia, que pareciera ser cierta, haya molestado al presidente. En primer lugar, es un indicio de que Baduel retiene un grado de influencia en la Fuerza Armada. En segundo lugar, es una prueba de una tesis que adelanté en octubre cuando fijé mi posición contra la abstención. Dentro de la oposición hay una tendencia a ver una línea recta entre la voluntad presidencial y las acciones de las principales instituciones, o dicho de otro modo, una tendencia a ver las instituciones como bloques impermeables donde ya es imposible que se infiltre la más mínima dosis de justicia. Lo cierto es que estas instituciones en Venezuela, aunque están controladas por Chávez, retienen cierto grado de porosidad –una porosidad que, como bien sabe el presidente, podría aumentar conforme baje su popularidad o se intensifique la presión de la oposición. Y en situaciones neurálgicas, como la que vivimos el día del referendo, el poder que ejerce Chávez sobre estas instituciones se le puede resbalar de las manos, sobretodo si trata de hacer algo tan grave como desestimar la voluntad popular o perpetrar un fraude.

Pero el reportaje de Lugo-Galicia, y la iracunda reacción presidencial que provocó, son también una prueba de que no va a ser nada fácil sacar del poder a Chávez. Porque, si en este referendo, en el que no estaba en juego su poder, a Chávez le costó aceptar la derrota, ¿qué pasaría en unas elecciones en las que su derrota signifique una entrega de poder? ¿No es el reportaje de Lugo-Galicia un indicio de que Chávez va a ser todo lo posible por buscar, de aquí al 2012, otros mecanismos para seguir construyendo un muro inexpugnable para blindar su proyecto totalitario? Raúl Isaías Baduel, que conoce a Chávez desde hace muchos años, lo advirtió casi inmediatamente después de que el Consejo Electoral anunció los resultados: el gobierno podría tratar de utilizar otras vías, como la cuasi-dictatorial ley habilitante que le otorgó el Congreso, para aprobar la reforma. Y, en efecto, ese es el plan que ya ha comenzado a develarse en las declaraciones de varios diputados y del propio presidente.

Chávez ya había soltado algunas pistas sobre sus intenciones cuando aceptó la derrota, diciendo que la reforma “sigue allí” y llegando muy cerca de sugerir que él, no el electorado, estaba cediendo la victoria a sus opositores. Esto, sin embargo, no fue nada en comparación al discurso de dos días después, en el que, con un tono gamberro y amenazante, el presidente llamó “mierda” la victoria de sus opositores y anunció que habría una nueva ofensiva para aprobar “esa” u otra “versión simplificada” de la reforma, como si el resultado del referendo no fuese una decisión del electorado que el gobierno debe acatar, sino un error en la política oficial que se debe corregir lo antes posible. Luego, por si no había quedado claro que a él, el Líder Único e Imprescindible (como lo llama el vicepresidente), las leyes le quedan chiquitas, Chávez anunció que haría un ajuste en la Ley Orgánica de la Fuerza Armada para “crear” las milicias bolivarianas que su propuesta de reforma recién derrotada pretendía consagrar en la Constitución (lo que en verdad significa “legalizar,” porque las milicias ya existen). En esto consiste el talante democrático de nuestro presidente: aceptar la derrota, pero no las consecuencias que ella acarrea.

¿Cómo hacer frente a esta situación? Pues, en primer lugar, se debe analizar lo ocurrido el 2 de diciembre para extraer las lecciones más importantes de la victoria. Hubo varios factores que contribuyeron al triunfo del “No,” muchos de los cuales ya han sido señalados. El cierre del canal RCTV, que fue rechazado por más del 70 por ciento de la población. El efecto efervescente del movimiento estudiantil, que entre otras cosas fue clave para lograr un consenso entre la dirigencia opositora para llamar a votar. Las numerosas torpezas de Chávez, entre las que se cuenta pelearse intempestivamente con dos países semanas antes de las elecciones. Y, por supuesto, el fracaso del PSUV y la incapacidad del gobierno para solucionar los problemas de la corrupción, la inseguridad, la escasez y la inflación.

Pero un factor que también ha sido señalado, pero que debe ser enfatizado, es el factor de la despolarización. Una confluencia (afortunada) de factores convirtió este proceso electoral en el menos polarizado desde que Chávez ascendió al poder. Por un lado, surgió en mayo ese movimiento estudiantil que se situó habilidosamente en un punto quizá no medio, pero si más hacia el centro, entre la oposición tradicional y el chavismo, y al que Chávez no se le hizo fácil, por razones obvias, descalificar como “oligárquico” o “imperialista” o “puntofijista.” Y por el otro, surgió por primera vez un chavismo opositor visible, un “tercer polo” liderado por los diputados del partido Podemos y el ex ministro de Defensa, Raúl Isaías Baduel, y reforzado por otros ex chavistas como el padre Palmar y la ex esposa del presidente, Marisabel Rodríguez. Este tercer polo quizá ayudó a convencer a muchos de que se puede criticar a Chávez sin necesariamente pertenecer al bando de la oposición tradicional, y de que uno puede ser “revolucionario” y al mismo tiempo oponerse a la reforma.

Sería un error subestimar cuán beneficiosa es para el país esta tendencia hacia la despolarización. Ella es quizá la mejor garantía que tenemos contra la violencia y la arbitrariedad, y por eso debemos seguir haciendo lo posible para que no se revierta. ¿Cómo? Insistiendo en el mensaje de reconciliación, arrinconando a los seguidores de Chávez en escenarios de debate, dejando a los estudiantes operar con independencia, abriendo espacios para este nuevo “tercer polo” y sobretodo no satanizando al adversario, con lo que sólo logramos radicalizar al chavismo moderado que necesitamos para lograr una transición de poder pacífica dentro de cinco años. Sin duda, en Venezuela hay un sector que no pareciera tener ningún problema con llevar al país a una dictadura. Pero también hay un sector mucho más numeroso y permeable que, en estas elecciones, absteniéndose o votando en contra de la reforma, dio señales alentadoras –¡por fin!– de desencanto con el presidente.

Todavía quedan muchos obstáculos por vencer y mucho camino por recorrer para restituir una plena democracia en Venezuela. Sin embargo, creo que, por primera vez en varios años, muchos de nosotros vimos el 2 de diciembre una luz al final del túnel. Se podría decir que ese día hasta pudimos imaginar lo que hace unas semanas era casi inimaginable: una Venezuela sin Chávez comenzando en el 2013, un país en el que, de tanto en tanto, algunos podamos tomarnos una semanita para no pensar en política.

aletarre@hotmail.com

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Anónimo dijo...

Paraninfo
Disculpe usted señora Cristina
Iván Olaizola D’Alessandro

Viernes, 14 de diciembre de 2007


Se reconcilian los hombres sensatos, jamás los intolerantes. Dejad descansar en paz a nuestro Libertador.
Ante todo reciba cordiales felicitaciones en la ocasión de asumir la primera magistratura de su país, Argentina. Poder que recibe de su esposo, en un bello gesto de pareja. Que si bien es cierto que usted es la primera dama que llega a la Casa Rosada por los votos, no es menos cierto que ya antes otras damas habían sido jefas en esa misma mansión. Todas arropadas por la herencia populista del general Juan Domingo Perón. Pero no es a eso precisamente a lo que me quiero referir en este paraninfo ya que por principio no me meto en cuestiones internas de otros países, aun cuando según algunos su campaña electoral nos costó algunos bolivaritos de esos que diligentemente nos hace pagar al fisco el capitán Vielma Mora. Me quiero referir es a las palabras pronunciadas por usted en el acto del lanzamiento del Banco del Sur, torneo de alabanzas presidenciales jamás visto en evento internacional alguno. Allí usted dijo que felicitaba a los presidentes presentes, entre otras cosas, porque por primera vez todos ellos se parecían a sus pueblos.

No me atrevería a señalar si es cierto o falso que exista parecido entre Lula y los brasileños, o entre su esposo y sus coterráneos o entre Correo y los ecuatorianos o entre Evo y los hijos predilectos del Libertador, pero lo que si estoy plenamente seguro mi estimada señora presidenta que su aseveración con relación al presidente de Venezuela dista mucho de la realidad. El teniente coronel que gobierna nuestro país es un golpista convicto y confeso y nuestro pueblo no lo es. Ejemplo de ello es que en el golpe de estado que intentó dar el 4 de febrero de1992 no lo acompañó nadie, a excepción de su grupo militar de conspiradores. Nuestro pueblo es un pueblo que históricamente ha sido amante de la paz, la convivencia, la tolerancia y el igualitarismo en cambio él ha predicado durante todos estos años de mandato el odio entre los venezolanos, ha divido la familia, ha propiciado el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre blancos y negros, entre gobierno y oposición, se ha convertido en un ser intolerante. Nuestro pueblo no es un pueblo grosero, al menos en público se comporta con respeto atendiendo a las enseñanzas de Carreño (por favor no crean que me refiero al ministro del Directv), en cambio el teniente coronel felón ha convertido el lenguaje presidencial en un discurso escatológico. Plasta, a la noche te doy lo tuyo, métetelo por el bolsillo de atrás, diablos, mierda y demás palabras y expresiones groseras son frecuentes en sus interminables y repetitivos discursos. Nuestro pueblo y sus dirigentes nunca han salido de nuestras fronteras sino para llevar la libertad a otros pueblos, en cambio este militar de pacotilla está tratando de perturbar la vida democrática de otros pueblos exportando su tal socialismo del siglo XXI a fuerza de realazos. Nuestro pueblo respeta a sus libertadores, en especial al Libertador Simón Bolívar, padre de la patria, en cambio él lo usa en forma irrespetuosa para su propio beneficio. Nuestro pueblo tiene una profunda fe religiosa, en especial hacia la iglesia Católica. Él se burla de la jerarquía eclesiástica, los insulta, los amenaza y lo más grave usa la figura de nuestro señor Jesucristo para sus inconfesables fines. Nuestro pueblo es, en su inmensa mayoría, respetuoso de los dineros de los demás, pero él usa los dineros del Estado, es decir de los demás, en forma irresponsable y los reparte sin control alguno para fines oscuros. Nuestro pueblo tiene un buen concepto sobre la familia y respeto hacia el hogar, la esposa, los hijos, y él no es precisamente un dechado de virtudes en estos aspectos. Nuestro pueblo, como dice el vulgo, es pobre pero honrado, además debo decirle que nuestro pueblo es extremistamente democrático y el que le conté no tiene ni idea de lo que eso significa. El pueblo venezolano no es amigo de las guerrillas ni de los terroristas. Venezuela no es un cuartel. Nuestro pueblo sabe perder, no practica la política de Jalisco. Nuestro pueblo repudia el comunismo.

Así que mi estimada presidenta Cristina, por respeto a los venezolanos, a los que poblamos esta tierra desde antes de que el almirante de los mares océanos recalara por estos lares y los que la habitamos en esta hora aciaga, le agradecemos que no nos mal compare. Nosotros, nuestro pueblo, puede que se parezca a Guaicaipuro, a Gual y a España, a Miranda, a Bello, a Bolívar, a Páez, a Sucre, a Vargas, a Gallegos, a Andrés Eloy, a Betancourt y a tantos otros venezolanos de antes y de ahora, pero no se parece ni se parecerá jamás a ese que usted quiso halagar por unos cuantos dólares que inconsultamente le donó para salvar la economía de su país y ayudarla a llegar a la casa Rosada.

iolaizola@cantv.ent

Anónimo dijo...

Mandatario es el peor valorado en España por debajo de Bush

Madrid.- El presidente Hugo Chávez se ha convertido en el líder internacional peor valorado por los españoles, incluso por debajo de Fidel Castro y George W. Bush, los que tradicionalmente caían peor en España, según el último barómetro del Real Instituto Elcano, presentado ayer en Madrid, citó Europapress.
Chávez obtiene, en una escala de 0 a 10, una puntuación de 1,4 puntos, mientras que en la primavera de 2004 lograba el "aprobado", recordó el investigador del Elcano Javier Noya, quien precisó que el enfrentamiento de Chávez con el Rey ha hecho caer su valoración de Chávez.

Castro, con 1, 9 puntos y Bush, con 2, 2, se sitúan por delante de Chávez, seguidos por el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, (2, 9), cuya valoración también baja debido a los ataques que lanzó contra las empresas españolas.

Los españoles describen a Chávez como un dirigente "autoritario" (91%), "no fiable" (90%), "violento" (88%), y más "antiespañol" (83%) que "antiamericano" (82%). Sólo para definirlo como de izquierda o de derecha surgen dudas y, de hecho, un 52% le sitúa en la izquierda mientras un 23% opta por no responder.

Los españoles ven en Chávez algún tipo de amenaza para sus intereses en Venezuela. 43% cree que representa una "amenaza real", frente a 28% que cree que opina lo contrario.

El Universal


Publicado por Eliodoro Niklaus