POR:CHARITO ROJAS.
"La historia enseña que las gangrenas políticas no se curan con paliativos". Simón Bolívar.
Tremendo regalo de Navidad el que nos dio Hugo Chávez: nada menos que anunciar que va a abrir el sarcófago de Simón Bolívar, porque él tiene dudas y quiere aclararlas jurungando los huesos del Padre de la Patria.
Chávez, un enjundioso académico de la Historia, de la Antropología, de la Medicina legal, de la Criminología y sobre todo, dueño y señor del Patrimonio Histórico y de las Arcas del Tesoro de Venezuela, ha ordenado una "investigación" que incluye la apertura de un sarcófago que tiene 150 años cerrado, porque a él le parece que esos restos pueden no ser los de Bolívar, porque a él le parece que Bolívar no murió de tuberculosis como lo dice su partida de defunción, porque a él le parece que los restos fueron mal manipulados, porque él necesita confirmar que las oligarquías y el imperio mataron a Simón Bolívar.
Vamos a estar claros: que el Presidente de la República se lance un discurso con documentos históricos, asome dudas razonables sobre ciertos pasajes históricos, es permisible.
Lo que es inaceptable es que lance al aire teorías de conspiración sin estar apoyado por estudiosos de la materia, pruebas históricas y especialmente con la aviesa y evidente intención de irritar y ofender a ciudadanos venezolanos y colombianos que aprecian a personajes históricos como Páez y Santander o que sencillamente no quieren que la historia que aprendida en los libros de texto sea tergiversada por un arribista político que quiere reescribirla.
La historieta peregrina de Chávez además trastorna los textos históricos de seis países. Lo que hizo el Presidente es lo que usualmente acostumbra: tomar la historia y torcerla a conveniencia para terminar echándole la culpa de todos sus males a las oligarquías (en este caso, la bogotana y la caraqueña) y por supuesto al imperio ("dos semanas antes de morir Bolívar había un barco americano anclado en Santa Marta").
La historia y eso lo sabemos quienes hemos pasado por una universidad y quienes son estudiosos de la misma, tiene muchas lecturas: están los hechos indiscutibles y las interpretaciones discutibles.
Lo que argumentó el Presidente Chávez en el Panteón fue solventado hace décadas: el cráneo autopsiado en el Panteón de los Bolívar en la Catedral se determinó que pertenece a una mujer; el mal estado de los huesos del Libertador es ocasionado por la humedad que penetró el sarcófago en la cripta de la Catedral de Santa Marta; Bolívar estuvo lúcido hasta 24 horas de su muerte; el Libertador venía padeciendo desde hace años trastornos de salud, reportados por aluviones de documentos y sustentado en numerosos diagnósticos médicos.
Si el Presidente tiene dudas, está en su derecho de manifestarlo, pero lo que es inadmisible es la utilización de una versión personalísima de la historia para tomar unilateralmente decisiones tan extremas como la apertura del sarcófago de Bolívar.
Seguramente si algún Presidente por su cuenta y riesgo, ordenara abrir la tumba de Abraham Lincoln o de Napoleón Bonaparte, el escándalo sería mayúsculo e inmediatamente operarían los mecanismos institucionales para impedir que la voluntad de un solo hombre pisotee la historia del país.
Porque yo pregunto, ¿ quien carajo le dio permiso a Chávez para disponer de un patrimonio universal como Simón Bolívar? La destrucción de las instituciones democráticas ya ha ocasionado que el Presidente disponga libremente y sin rendir cuentas de los recursos del país, pero esa dependencia de los poderes no va a ser suficiente para permitirle hacer lo que le venga en gana con Venezuela, con su historia y con sus próceres.
Ya los venezolanos están reaccionando indignados ante las pretensiones de Chávez de manosear los restos de Bolívar y hasta se ha llegado a murmurar sobre ritos secretos, cosas de magia negra por demás ridículas, porque si lo de los babalaos, el vudú y otras brujerías funcionara, Africa y América Latina serían el primer mundo. La intención real de abrir la tumba de Bolívar podría responder a intereses muy diferentes al de hallar una verdad histórica.
Podría ser uno de los acostumbrados trapos rojos para distraer la atención sobre los verdaderos problemas del país, como por ejemplo, la inseguridad que cobra la vida de 100 venezolanos todas las semanas. O el deslave del chavismo, con el acuchillamiento de los que presumen culpables de la debacle del 2-D. O también puede ser una vía para buscar razones para entrar en conflicto bélico con Colombia.
La cara del embajador colombiano era de piedra cuando Chávez hablaba de los traidores colombianos, de los traidores santanderianos, de la traidora oligarquía bogotana. "Traidores fueron y traidores serán", dijo el Presidente, en abierta ofensa hacia la historia colombiana y hacia Colombia, la hija dilecta de Bolívar.
Y en su frente de batalla favorito, denunció al imperio y nuevamente le hizo advertencias sobre una presunta invasión. Tal vez ignora que el submarino insignia de la armada norteamericana es el USS Simón Bolívar, cuyo escudo es el blasón de la familia Bolívar, un signo más de la admiración de Estados Unidos por este gran hombre cuyo nombre es utilizado para atropellar y someter al pueblo que él libertó.
Después de que un tirano como Fidel Castro, violador de derechos humanos, responsable de la muerte de cientos de miles de cubanos, sobó la espada del Libertador, Bolívar ha sido rebajado a los patios de bolas, sancochos y aquelarres donde se desenvuelve esta gente que profana la memoria del Libertador como ahora quiere profanar su tumba.
Sea cual sea su intención al dárselas de CSI Sabaneta, Chávez y su gobierno, que no han podido averiguar quién mató a Danilo Anderson o de dónde provienen los dólares que viajan en maletas de funcionarios venezolanos al exterior, difícilmente van a averiguar lo que pasó con Simón Bolívar.
Así que siguiendo el consejo que él mismo dio a la oposición el 3-D, "deje quieto lo que está quieto". Dedíquese a atender los verdaderos problemas de su país, arregle primero su casa antes de arreglar la de otros, empéñese en planes sustentables de desarrollo en educación, vivienda, salud, que los venezolanos quieren que usted se ocupe de esos problemas, que para eso lo eligieron y no para jurungar muertos. Intente, aunque sea por primera vez en ocho años, darnos una Navidad en paz.
Aquí entre nos
2007 ha sido un año vapuleado por malas noticias, como la escasez, la corrupción y la inseguridad. Pero por muy buenas, como que hay alguien capaz de mandar a callar al que les conté o que la mayoría del país votó por no tener un país socialista. Para el próximo año tendremos una nueva moneda, no tan fuerte como la promocionan y tenemos una nueva hora.
Con la luz de la esperanza ya encendida, esperamos que el 2008 nos traiga de verdad paz y prosperidad. Esta columna regresará en enero. Mis mejores deseos porque el Niño Dios les inunde bienaventuranzas. Hasta el próximo año.
7 comentarios:
Mie Dic 19, 2007 Editorial EL NACIONAL: Bolívar asesinado
La locura corriente
Bolívar asesinado
Entre las tantas cosas que sufrimos los venezolanos hay una que destaca por encima de todas: ¿Qué otra locura irá a decir nuestro Presidente de la República? Nunca se había padecido algo tan singular y tan psiquiátrico como lo que ocurre hoy.
Apenas recordamos la excepción de El Cabito, Cipriano Castro, que competía en dislates y exceso de oratoria, con Chávez. Al primero le llegó su hora, pero los dos han hecho ver aviesamente a sus conciudadanos que el imperialismo de Estados Unidos les estaba perjudicando en el cumplimiento de sus planes, tan bolivarianos como estrambóticos.
Este uso tan perverso de la figura de Simón Bolívar a la hora de justificar los manes y desmanes de cualquier mandatario suramericano que busca establecer en su país su inevitable presencia en el poder, por los años de los años, no cala en la gente.
Usar un respetado y amado cadáver histórico para maniobrar políticamente contra la oposición, o para convencer a sus huestes de que él es el elegido para retomar el caballo blanco y volver a vencer en Carabobo en 2021, es una de las muestras de ultracinismo político más insólita que hemos presenciado en Venezuela.
El Presidente se preocupa por el asesinato de Simón Bolívar en Santa Marta y se declara el agente 007 que debe impulsar una investigación internacional que permita establecer, de acuerdo con sus desequilibrios emocionales, que El Libertador fue objeto de un envenenamiento por algo parecido a la CIA. Olvida, en sus desatinos, que Estados Unidos era, para la época, un país libre, al que no le gustaba la España imperial y que constituía una base fundamental de aprovisionamiento para la guerra independentista, tanto en la provisión de municiones como de armas y artefactos necesarios para combatir.
Incluso, los estados del sur estadounidense constituían un mercado floreciente para el intercambio (contrabando) de productos manufacturados a cambio de frutos agrícolas excedentes en Venezuela. Sólo un ignorante de estas cosas históricas puede señalar, en ese momento, a Estados Unidos como un enemigo. En verdad era una aliado estratégico de los revolucionarios venezolanos en tanto constituían parte fundamental de la logística de la guerra.
Pero ahora salimos con esta payasada del asesinato de Bolívar y culpamos a Estados Unidos de estar vigilando, con un catalejo (como diría el rey Juan Carlos) el proceso de su muerte, desde una guarnecida fragata fondeada al frente de Santa Marta, Colombia. ¡Qué gran guionista se ha perdido Hollywood! ¿Cómo es posible que no le contrataran no sólo como escritor sino como actor, valga decir, un doble combo cinematográfico por el precio de uno?
Si aterrizamos un poquito podemos apreciar que mientras el Presidente se ocupa del asesinato de Simón Bolívar, en Caracas son ejecutados semanalmente por el hampa decenas de trabajadores, taxistas y motorizados, y secuestrados hombres de empresa y sus familiares. Peor aún: el fiscal Danilo Anderson espera que se aclare su muerte.
Mie Dic 19, 2007
Manuel MALAVER: Chávez después de la catástrofe
Por aquello de “no mencionar la soga en casa del ahorcado” debemos acostumbrarnos en el futuro inmediato a ver a Hugo Chávez intrínseca y totalmente volcado a los grandes temas de la historia nacional y de la política internacional, en lugar de detenerse en el antes y el después del 2 de diciembre y admitir la enorme responsabilidad que el corresponde en la derrota que ya puede calificarse como la última oportunidad del socialismo del siglo XXI y de la revolución bolivariana.
Prueba irrefutable de ello puede encontrarse en el discurso de 5 horas que pronunció el lunes en el Panteón Nacional con motivo del 177 aniversario de la muerte del Libertador y en cual volvió al juguete que lo tiene como mono con huevo desde hace meses, como es el empeño en denunciar que Bolívar no murió de tuberculosis sino por envenenamiento, y que él, el detective y médico-forense, experto en toxicología y análisis de ADN, Chávez, está decidido a demostrarlo.
Una chambonada de las más repelentes de cuantas se les han ocurrido al “líder máximo de la revolución continental y mundial” en sus 8 años de desgobierno y a la cual había jurado no referirme por lo pestífero, si no fuera porque ya el batallón de comunicadores que reciben instrucciones y sueldos desde Miraflores empezó a llevarla a los grandes medios, sin duda que para ir creando la matriz sobre el neo delirio que a falta de reforma, será la gran pasión y ocupación del chavismo durante el próximo año.
De modo que olvídense del poder popular y los concejos comunales, de las leyes habilitantes y del Chávez liberador de Ingrid Betancourt, de la nueva geometría del poder y de la PDVSA productora de casabe, no, ya el cuadillo se dejó de eso (aparte de que le recuerdan que como estratega, táctico, político y publicista es un fiasco), hay que pasar la página y concentrarse en algo más sustancial a los intereses del país y del mundo, tal se refiere a descubrir y revelar la gran conspiración en que los generales Páez y Santander se aliaron al imperio norteamericano y sus compinches, el imperio español, el imperio inglés, el imperio francés y el Papa, para a través de un médico traidor, el doctor Reverend, asesinar al Padre de la Patria.
Y por esa vía la AN y el TSJ, la Fiscalía General y la Defensoría del Pueblo, la Contraloría y la milicia, el PSUV y los partidos aliados, todas y cada una de las instituciones y organismos del Estado se volcarán a secundar “al comandante en jefe en la demostración de una de sus tesis más geniales e inspiradas” según le oíremos con toda seguridad al rebaño de adulantes en que Chávez ha convertido a los revolucionarios militantes del socialismo del siglo XXI.
¿Y la Última Proclama del Libertador, el documento donde da cuenta a los colombianos de su estado físico y espiritual más allá de toda duda, donde se reconcilia con sus enemigos y los perdona como buen cristiano católico, y hace votos por la felicidad de la patria, la unidad y porque dejemos los odios y nos dediquemos a trabajar en un país grande y común de instituciones civiles y democráticas?
Pues esa es una impostura, una estafa y una mentira urdida por Páez y Santander, gritarán historiadores al estilo de Samuel Moncada, que jamás pudo ser escrita por el soldado, el guerrero, la espada que libertó cinco naciones y es un precursor de Carlos Marx que ya hablaba del materialismo histórico, de la lucha de clases, de la dictadura del proletariado y de que la violencia es la partera de la historia.
Lo sostiene Chávez, el caudillo de Sabaneta de Barinas, el teniente coronel que jamás escuchó unos tiros sin pegar la carrera, sin estudios militares de nada ni experiencias tampoco, que solo conoce de batallas a través de malas lecturas que evidentemente lo dejaron tan descocado que ya no puede vivir sino saltando de delirio en delirio.
Yo sí pienso que pueda tratarse de algún rito mágico afrocaribeño (santería, vudú o algo por el estilo). Al fin y al cabo la vinculación de Hugo Chávez con las masas es más mágico-religiosa que política.
Saludos.
“El infierno que le espera en el 2008″
“No hay que ser mago ni adivinador para anticipar lo que sucederá durante el año que se le viene encima, con un deslave económico y social de consecuencias impredecibles. En enero los sectores populares se habrán gastado todos sus reales …” Lo comenta hoy Pedro Lastra.
Los sectores más lúcidos y conscientes de la oposición – y no nos referimos a los tres tristes tigres que al promediar la tarde del 2D ya andaban preparándose para aceptar el triunfo del SÍ – se andan preguntando qué hacer: si esperar a que el caudillo termine por derrumbarse solito y de la forma más estrepitosa imaginable, arrastrando consigo el mayor deslave político de nuestra historia o si adelantarse a los aconecimientos y evitar que nos empuje en el muy corto plazo al peor de los abismos: el de otro Caracazo. Esta vez ampliado al país entero, multiplicado a la enésima potencia y cuyos resultados empalidecerían hasta la caricatura al del 27-F que terminó abruptamente con la luna de miel de los electores con CAP II.
Por ello le recomiendan en el más elegante y discreto discurso posible que se deje de sueños megalomaníacos y viajes al inframundo. Se baje de esa nube de patéticas amenazas al imperio y gobierne. Porque esa es la triste y vergonzosa verdad del teniente coronel: a estas alturas nadie desea que salga por la fuerza, empujado por sus compañeros de armas. Para ganarse gratuitamente e injustamente un puesto de honor entre los mártires de la revolución. Lo instan a hacer lo único que podría salvarlo de la cárcel, el destierro o, incluso, la vengativa furia popular. Tomarse en serio el cargo para el que fue reelecto hace un año, olvidarse de doña Cristina, Evo Morales, Rafael Correa y Daniel Ortega, ocultar la imágen del Ché Guevara debajo del colchón, vender el armatoste presidencial que nos costara ochenta millones de dólares y echar de una vez por todas y para siempre sus delirantes sueños imperiales al tacho de la basura. Chao Fidel. Adiós federación venecubana. Poniéndose, por primera vez en su vida, a pensar de verdad en los pobres, a tomar en cuenta a las más de cien mil madres que lloran el asesinato de sus hijos, las decenas de miles de viudas que no tienen con qué alimentar a sus huérfanos y los millones de niños desasistidos, herencias todas ellas de su siniestro gobierno de casi una década, mientras distribuye maletines, regala refinerías, promete tuberías transoceánicas y compra bonos de gobiernos mafiosos a cambio de un palmetazo en la espalda y el derecho a hablar hasta por los codos en sus hemiciclos.
No hay que ser mago ni adivinador para anticipar lo que sucederá durante el año que se le viene encima, con un deslave económico y social de consecuencias impredecibles. En enero los sectores populares se habrán gastado todos sus reales. El modesto trabajador que está ganando medio millón de bolívares recibirá una paga de 500 bolívares. Los que todavía le son fieles tendrán que esperar sentados a que les lleguen sus cheques misioneros. A la inflación, perfectamente imaginable para enero y febrero en un 5% o más deberá sumársele “el redondeo” obligado por la nueva moneda. Como para coger palco.
Si a esa situación de por sí explosiva se le suman los graves desajustes fiscales y la falta de dinero contante y sonante para paliar las angustias populares, el callejón sin salida en que se encuentra PDVSA y el derrumbe de las misiones y otros mecanismos compensatorios, el cóctel no puede ser más explosivo. Agréguesele los graves escándalos internacionales, las acusaciones de narcotráfico y la colusión con el terrorismo, la pérdida de credibilidad y el derrumbe de los gobiernos aliados – ya algunos de los propios sandinistas piden la inhabilitación de Ortega por razones psiquiátricas y Lula corre en auxilio de Evo Morales – la perspectiva de un caracazo se hace cada día más aterradora. No será la primera vez que un lider venerado por las masas sea arrastrado por el lodazal de la historia. O se vea discretamente separado de la presidencia por un incontenible y clínico acceso de locura.
El crimen no paga. Algunos de sus cachorros ya están en la cárcel. Arrastrarán tarde o temprano a sus mayores, socios y jefes hoy en altos puestos de la administración pública – desde ministros, ex ministros y familiares del entorno hasta gobernadores, diputados y plumarios al servicio del régimen.
Gobierne, presidente. Es su única salida. Y deje a las osamentas y cenizas de Bolívar dormir la paz de los sepulcros. No vayan a levantarse y lo jalen de sus extremidades para llevárselo en volandas al infierno tan temido.
EL INFIERNO QUE LE ESPERA
Pedro Lastra
La cosa es en serio, el chavismo se esta deshilachando, rompiéndose, desdibujando, viene en caida libre.
Ya no se trata de gente que llego al chavismo creyéndolo democrático, estos se apartaron rápido, cuando vieron la naturaleza de Chavez , que no del régimen, ahora son los chavistas mas convencidos,los de base,los chavistas de los barrios, los que eran patria o muerte con el comandante, algo esta pasando en la conciencia de mucha gente chavista, ya no basta el odio a la posición, no bastan los miserables suelditos de las misiones, no basta el apelar al patriotismo mas barato, la gente se esta saliendo del chavismo. Y no es que ahora son de la posición, están jugando banco por que la decepción es muy grande.
Ayer la gente del barrio Santa Ana ( Carapita, Antimano) cerro la vía principal por que la basura invadió todo el lugar, frente a la Escuela Miguel Otero Silva, en ese sitio escuche a los chavistas mas recalcitrantes hablar pestes de Chavez, sus alcaldes y ministros, uno decia: Y para que vamos a saber quien mato a Bolívar si no podemos con la basura.
Otra dama, con su franela roja, decía que si un gobierno no puede dar leche a la gente no merece gobernar.
En definitiva esto va muy mal para Chavez, con maletas llenas de dólares y la corrupción que hay en este régimen, los pobres no se la van a calar mas sufrimientos y humillaciones
Interesante por un lado, obvio por otro. Y es que ésas son las banderas que le interesan al 100% de los venezolanos. Ojalá que TODOS los opositores lo perciban. ¿Qué es lo importante?:
* Ponerle a Caracas "no se que cosa del Guaraira Repano o que esé limpia?
* Jurungar los huesos de Bolívar o resolver el caso Anderson?
* Mediar para los secuestrados colombianos o resolver los secuestros en Venezuela?
* Darle $800.000 a Bolivia o ponerlos en un consultorio popular cerrado?
* Darle $800.000 a Argentina o ponerlos en una escuela con goteras?
* Poner a pelearse con los colombianos o ponerse a pelear con los malandros que nos asaltan y asesinan?
La lista se hace infinita
Nada político. Sólo problemas ciudadanos. Nada ideológico. Que el presidente de la minoría no hable, que trabaje. Que no salve al mundo, que salve, aunque sea, a los venezolanos que mueren una semana
Diego Bautista Urbaneja // Sherlock Holmes en Santa Marta
Tal vez esto del asesinato del Libertador sea la manera de drenar los impactos recibidos
Así, pues, Hugo Chávez ha tomado su adarga y cabalga de nuevo para librar una nueva batalla: demostrar que a Bolívar lo asesinaron. Que su muerte en Santa Marta no se debió a una tuberculosis, sino a un envenenamiento. Eso, en principio, es cosa posible. El Mariscal de Ayacucho había caído con un tiro en la frente no hacía mucho, víctima de la intriga y de la ambición de sus rivales. Al mismo Libertador no lo habían matado de milagro el 28 de septiembre de 1828. De modo que había gente que estuvo y estaba dispuesta a matar a Bolívar, con o sin la mano de la tatarabuela de la CIA de por medio, y más o menos se sabe quiénes eran.
No se entiende mucho el punto del empeño de Hugo Chávez en la materia. Se abriría ciertamente una veta muy rica para la investigación historiográfica: ácidos debates sobre la autoría material e intelectual del envenenamiento. Por lo demás, no está tan mal que Chávez se tome a pecho el asunto. Imposible como es que gobierne como tanto se le pide por estos días, una de las cosas menos dañinas que se le puede ocurrir hacer es esa de dedicarse a fundamentar su caso del asesinato de Bolívar.
Supongamos...
Pero tomemos la cosa en serio. Supongamos que se trata de una tesis adelantada por un académico respetable que hace valer sus argumentos. A ver. Hasta donde entiendo, el punto fuerte de los argumentos de Chávez son las cartas que éste escribe a sus partidarios a pocos meses antes de su muerte. Allí les habla de planes, proyectos, futuras acciones de su parte, que no corresponden a lo que podría decir un hombre que dentro de tres meses va a morir de tuberculosis. En el acto de conmemoración de la muerte del Libertador, estuvo Chávez leyendo por varias horas fragmentos de esas cartas, casi todas de finales de septiembre y principios de octubre, al menos hasta donde alcancé a oír la larga perorata. Después de leer cada fragmento, Chávez comentaba irónicamente: "así escribía este supuesto moribundo". No me parece un mal argumento inicial. Pero realmente tiene muchas explicaciones posibles. Bolívar le escribe a partidarios que le solicitan que vuelva al poder, que encabece cosas. No es el Libertador hombre de decir como un anciano empantuflado: "No mijito, búsquense otro, que yo estoy en las últimas". No es de extrañar que rechazara con furia la idea de que ya no podía hacer nada, pues su cuerpo se lo impedía. La idea de las cosas que le correspondía hacer para salvar su obra política podía encender energías inusitadas en ese hombre colosal, que además necesitaba avivar la llama de la esperanza en sus partidarios, haciéndoles sentir que podían contar con él.
Dos argumentos
Más allá de esa sencilla conjetura de psicología elemental, hay dos argumentos que le sugeriría considerar cuidadosamente a ese hipotético académico revisionista. La primera es que, que yo sepa, no hay un solo testimonio de los bolivaristas del momento que manifieste extrañeza alguna por la enfermedad y la muerte del Libertador. Ni Urdaneta ni Vergara ni Castillo Rada ni Salom ni Flores ni Briceño Méndez ni Montilla ni Restrepo ni Ibarra ni Justo Briceño ni Manuelita... ¡Qué cosa tan rara! Como diría Sherlock Holmes, lo curioso es que ningún perro haya ladrado. Ninguno muestra sorpresa, ni se pregunta nada ni le preguntan nada a nadie sobre el súbito agravamiento del Libertador. Seguramente -¿no es verdad?- lo habían visto toser desde hacía tiempo, sabían de la procesión que avanzaba, así como que de eso no se hablaba.
La otra consideración se refiere a un afirmación del propio Libertador. No sé hasta dónde llegó Chávez en las cartas que ha aducido. La última que oí en su alocución era del tres de octubre, donde Bolívar habla de marchar por Río Hacha o algo así. Pues bien, el 16 de octubre de 1830, prácticamente en los mismos días de las cartas usadas por Chávez para fundamentar su tesis, le escribe a uno de sus más íntimos, el general Urdaneta, y como si nada le dice: "Dice Madame de Stäel, y otros antes de ella, que el lecho de un moribundo es un altar profético que debe considerarse como una especie de inspiración que recibe allí el moribundo. Yo profetizo, pues, que el actual gobierno no alcanza al día...". Es decir, el 16 de octubre, Bolívar se considera a sí mismo un moribundo.
Dejémoslo ahí. Tal vez esto del asesinato del Libertador sea la manera, inofensiva después de todo, que Hugo Chávez haya encontrado para drenar los impactos que ha recibido últimamente, prácticamente en todos los frentes. Puede quedar, eso sí, en ridículo, pero ese es en verdad un mal menor.
dbu@etheron.net
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