La Constitución vigente consagra una sociedad participativa y protagónica, por ello la consigna es VOTAR, ya que se trata de un deber, de un derecho y de una oportunidad maravillosa de expresión plena de la voluntad política. La realidad hay que verla desde sus diferentes ángulos, y no solamente desde una pequeña ventana, por ello es válida la dinámica de los estudiantes, amas de casa, trabajadores y quien quiera un futuro democrático y en paz.
La abstención no resuelve nada y es un camino sin salida, que además degrada la praxis y es inoportuna; los dirigentes deben motivar el debate de las ideas y crear conciencia y motivación para ejercer el voto. La posición del discurso por el discurso es una táctica de distracción, lo esencial son las libertades y las soluciones permanentes.
La justificación de los millones de desaparecidos en el Gulag Ruso y Chino, fue la pureza de los móviles para cometer decisiones tan monstruosas. En contraste, la política auténticamente social no es centralizar el oxígeno de la atmósfera, el verde de los pastos y el azul de los cielos, ni resolver lo social con una simple distribución de dinero, sino reducir a su mínima expresión la pobreza, inseguridad y la escasez de viviendas, concentrando el máximo esfuerzo en la creación de empleo.
Todo lo que contribuya al ejercicio de la ciudadanía activa, dispuesta a expresar su opinión mediante el voto y convertirse en un mecanismo de solidaridades, debe respaldarse, porque reducir el porcentaje histórico de abstención es un triunfo cívico, demuestra responsabilidad colectiva y es un apoyo a quienes piensan en el porvenir político.
Frente a un conjunto abrumador de deficiencias que requieren una mejor gestión de los programas sociales y una gobernabilidad que llegue a los venezolanos, se necesita privilegiar la coordinación y una metodología de inclusión, porque todos cabemos y somos indispensables para construir una democracia sólida, participativa y protagónica. El camino tiene que orientarse hacia el fortalecimiento de la sociedad, por encima de la coyuntura y los gobiernos, como lo decía Pascal: la multitud de equivocaciones no puede continuar, ni resumirse en la visión del ensayo y el error, ya que es injustificable manipular y ocultar la verdad del contrario.
Cualquier decisión política requiere del afinamiento de las distintas posibilidades en juego. El ciudadano movilizado debe bajar a sus mínimos históricos los niveles de abstención y sólo así puede sostenerse con fundamento la voluntad general, siempre que no sea torcida, menoscabada y/o defraudada por el árbitro; y es allí donde resaltan el conjunto de medidas que las organizaciones partidistas, ONG y observadores internacionales han previsto, tomando en cuenta los testigos y el número de electores por mesa, las actas y las verificaciones manuales antes de la transferencia de datos al CNE.
El verdadero genio de la política es la constante expresión de voluntad de los ciudadanos y la movilización permanente de la sociedad en defensa de la democracia. Hay que votar por respeto a nosotros mismos y la voluntad expresada en el voto debe contabilizarse y reconocerse de inmediato: la garantía de imparcialidad es el reclamo unánime de los ciudadanos.
Fuente:www.eluniversal.com juanmartin@cantv.net
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