POR:KICO BAUTISTA.
La unidad, como consigna, como objetivo, es algo simple y básico.
Pero, ¡cuánto cuesta conseguirla! Sobretodo en Venezuela, en el campo de la oposición. En este terreno es más que un parto; es una verdadera agonía.
Al parecer, cosas extremadamente claras, obvias, no lo son tanto. El objetivo fundamental de los sectores democráticos del país es salir de Chávez. La experiencia, la reflexión y conclusión ante una cadena larga de errores es que el susodicho debe abandonar Miraflores por sus propios pies, empujado por un motón de votos, eso sí. Nada de atajos, levantamientos o demás conspiraciones. Como llegó, debe irse.
Esta consideración tan elemental, fue para la oposición venezolana como la canción de Los Beatles: "Un largo y tortuoso camino". Muchos creyeron e invirtieron en otros cuentos. Con la palabra democracia en la boca llamaron a los militares alzarse, inventaron guarimbas y hasta se declararon en franca rebeldía. Llegaron a la contradicción más insólita a la que puede llegar un demócrata, a pedirle al pueblo que no votara.
Ese liderazgo equivocado nos llevó a la derrota, una y otra vez. No era que Chávez era un genio en el arte de la política. La verdad es que se la pusimos bombita. Ya pagamos nuestra cuota de errores. Los cometimos y bastantes. Llego el tiempo de embasarnos, de darle duro y para atrás a la pelota.
La unidad es lo primero. No importan para nada las aspiraciones de ningún candidato por muy merecido que se tenga el puesto al que aspira. El norte es el país, liberar a la sociedad venezolana de esta revolución perversa y retrógrada. Nada está por encima de eso.
Si es cierto lo que algunos de nuestros más respetado líderes dicen: que el 2 de diciembre no le ganamos a Chávez, sino que él perdió. Nada justifica este enredo, esta tardanza absurda para presentar candidatos únicos en gobernaciones y alcaldías donde todo indica que se puede ganar.
Las principales encuestadoras están a punto de concluir que la desesperanza en los sectores populares ya es irreversible para el comandante Presidente. Chávez perdió los pobres. Las masas ya no le creen. No entienden su discurso ideológico, ni porqué pasa más tiempo pendiente de las FARC y de Uribe que de sus problemas.
Después de 10 años, al hombre le cuesta avanzar. La opinión pública lo ha derrotado una y otra vez. Lo detuvimos en La Carlota, con el currículum y ahora con la Ley Sapo.
Eso no significa que Chávez esté derrotado, o que no tenga juego.
Mientras maneje el dinero del petróleo y no aparezca un liderazgo que lo sustituya en el corazón de la gente, el líder del proceso tiene mucha tela de dónde cortar.
Pero, hoy luce herido. En Barinas, Carabobo, Guárico, Yaracuy y otros estados, sus seguidores andan divididos. Al PPT, al Partido Comunista y a la señora Ron, no les quedó más remedio que lanzar candidatos propios debido a la exclusión de que fueron objeto.
Las condiciones son favorables para el cambio y sería un absurdo desperdiciarlas. Si la unidad no se concreta, estos partidos que hoy se disputan alcaldías y gobernaciones como si ellos estuvieran solos en el juego, no merecen otra cosa que el abandono. Habrá que buscar nuevos caminos y maneras de encontrarnos. Ya está bueno de liderazgos que incapaces de ganar, alérgicos a la victoria. No quedará otro destino que romper con tanta torpeza y pensar en unir al país de otras maneras.
Confiemos en que la cordura se impondrá y saldrá humo blanco de las reuniones de los partidos que el 23 de enero se comprometieron a darnos candidatos únicos. Estoy seguro de que la inteligencia estratégica de Rosales, Borges, López, Planas, Ledezma, Ramos Allup y familia, prevalecerá frente a la defensa de sus franquicias, y tendremos unidad para noviembre.
Si derrotamos al gobierno con claridad, William Lara y demás aduladores no podrán volver con el cuento de la reelección indefinida.
El asunto no es fácil. El chavismo vive inventando trapos rojos para que ataquemos a su líder y volvamos al esquema de la confrontación. Buscan que no se hable de la inseguridad, de la basura o de la falta de vivienda. Quieren que debatamos el socialismo, la intervención imperialista y demás temas que forman parte de la agenda de Chávez.
10 años metiendo la pata es demasiado. Llegó la hora avanzar, de unir al país alrededor de un nuevo sueño.
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