El poeta Maragall refiriéndose a la navidad expresó: “Pues EL niño ha vuelto, y es por ello esta fiesta la fiesta de la eternidad, del ser triunfante de todos los fantasmas de la muerte…Este niño sonriente que hay en el altar es el eterno Niño que vive en el fondo de nuestra alma”. Los niños, nuestros niños, sonríen a todo y las sonrisas son reflejo de la eterna sonrisa del niño, del niño que hay dentro de cada uno, del niño que vuelve siempre… Y esto es lo que la navidad festeja: “El poder de nacer eternamente, de renacer siempre de nosotros mismos, de ser siempre niños en algún modo, de ver cada cosa como si por primera vez la viéramos: con sorpresa, con inocencia, con sonrisa”.
Respetamos profundamente el pensamiento y las costumbres de todas las personas, sin embargo en esta época navideña creemos oportuno expresar que para nosotros definitivamente navidad no significa únicamente hallacas, pernil de cochino, jamón ahumado, pavo relleno, ensalada de gallina, salsa de ciruelas, bacalao portugués, pan de jamón, pizca andina, consomé madrugador, sopa de almendras, besugo clásico, mazapanes, barquillos y piñones, dulce de lechosa, torta negra, panetón italiano, turrón de almendras o de maní español y toda clase de suculentas y copiosas comidas; de exquisiteces gastronómicas que suelen prepararse como platos típicos navideños por estas fechas, en distintas regiones.
Tampoco significa únicamente la navidad frívola celebración social adornada con coloridas luces intermitentes, pinos y arbolitos, pesebres, San Nicolás y amenizadas con villancicos, gaitas y música de todo tipo; para brindar con finos licores, vinos, champaña, whisky, Brandy, ron, cerveza, ponche crema y toda clase de bebidas espirituosas; ni oportunidad de reuniones festivas para estrenar y lucir vanidosamente las nuevos vestidos , prendas y joyas para la ocasión; no es sencillamente momento para congratularse entre amigos y familiares haciendo relaciones públicas, explotando voladores, y fuegos artificiales, ni de andar de compras en tiendas, en cócteles, almuerzos corporativos, cenas de hermandad navideñas, bailes, gaitazos, parrandas, amanecidas, aguinaldos, serenatas, patinatas etc. Navidad naturalmente significa y es, mucho más que eso; su significado es muchísimo más trascendental y profundo, que la superficialidad del disfrute gastronómico o social eventual y circunstancial.
Para nosotros todas estas cosas maravillosas, que normalmente la gente comúnmente hace para intentar alegrarse y divertirse en navidad, en realidad nos distraen del verdadero espíritu, propósito y razón de la celebración simbólica del nacimiento de Cristo. Pero, como dice la célebre canción: ¿A quien no le va a gustar…?. Decía mi abuela materna: “mijo, a nadie le amarga un dulce”, ¿Quién lo niega? Todos nuestro hábitos, costumbres y ritos sociales, gastronómicos, culinarios, musicales, de toda índole, forman naturalmente parte de nuestra rica cultura hispanoamericana, y es lógico que deban manifestarse, es muy placentero, provechoso, necesario y útil que se practiquen. Pero lo que queremos señalar respetuosamente, es que no deben ignorarse y desdeñarse otras “cosas” que también son igualmente importantes, y que poseen gran trascendencia y significado, que son en realidad tanto o más indispensables para logar ser auténticamente felices, y que pueden incluso ser más gratificantes que cualquier banalidad humana, por extraordinaria que sea o lo parezca ser.
Nos referimos a la alegría de vivir, de experimentar la profunda sensación de paz que puede sentirse al comprender el verdadero sentido de la fecha que conmemoramos, de lo que significa realmente la navidad; esa sensación interior que borra toda huella de vaciedad espiritual, que suprime la tristeza, la pena, que vuelve polvo la ansiedad, la angustia, la incertidumbre, que diluye la arrogancia y el egoísmo humano a su mínima expresión. No cometeremos la ligereza de repetir clichés rebuscados por “genios” de la comunicación, de la publicidad y del marketing comercial, quienes han convertido la navidad en la oportunidad para multiplicar las ganancias de los comerciantes no. Por ejemplo, repetir como loros aquello de que es época de reencontrarse en familia (no ahorre), es época de paz (no trabaje), de “regalar” y compartir (consuma y gaste) etc. Todas esas cosas en el fondo nos producen es afán y ansiedad.
El conmemorado de este 25 de diciembre, el cumpleañero nos expresó claramente este mensaje sobre el afán y la ansiedad:
“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o que habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, que habéis de vestir. No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quien de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o que beberemos, o que vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal” ( El Nuevo Testamento. S. Mateo 6,7. Lc. 12.22-31).
En realidad el profundo significado de la navidad sorprende por su simplicidad, se trata no únicamente de celebrar y conmemorar el nacimiento de Jesús de Nazaret quien nació en Belén. Precisamente el verdadero punto central de este asunto esencial, es que se trata del “nacimiento del Hijo de Dios”. Porque nos podrán decir cualquier cosa de él -lo que quieran- cada quien con su respetable pensamiento, su religión, e ideología; pero para nosotros los cristianos “Jesús es el salvador de nuestras almas”, quien nos da verdadero reposo y consuelo, es nuestro salvador, sólo eso; y él si es verdad que no necesita quien lo defienda. Jesús nos dijo: “Conoced la verdad y ella os hará libres”. Para nosotros la verdad es que Dios existe y es nuestro creador y padre celestial, y eso nos hace libres de la esclavitud del temor; jamás sentiremos temor porque nos sabemos hijos del Todopoderoso, así de sencillo. Además, ¿cómo olvidar estas palabras de Jesús de Nazaret frente al Concilio ante el Sumo Sacerdote que lo interrogaba? : “…Eres tú el Cristo, el hijo del Bendito? Y Jesús le dijo: Yo soy; y verás al hijo del hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo…” (S.Marcos 14-62).
Es imposible vivir afanados y ansiosos si se tiene la profunda convicción de la existencia de Dios, y el infinito consuelo de ser sus amados hijos; la confianza más absoluta, de contar siempre con su protección paternal eterna. Cuando se logra sentirlo en tu interior, en tu alma, no hay ninguna vana ilusión humana, que pueda hacernos sentir tristes, ni padecer penas, dolores, ni angustias o ansiedades; siempre estaremos plenos de gozo interior, esa sensación es definitivamente la que sentimos y nos invade todo nuestro ser en navidad. Por eso es que hay que buscar primero el reino de Dios, y lo demás se nos dará por añadidura. Es decir, que la confianza superior de sentirnos hijos de Dios, es la que en definitiva nos hace inmunes, invulnerables al afán y la ansiedad que nos pudiera eventualmente provocar lo superficial, lo frívolo y mundano. Sin ninguna duda les aseguro, que la felicidad eterna nos la da únicamente Dios, más nada, ni nadie.
2 comentarios:
Estas navidades se han convertido en una MORTIFICACION, jajajajaja
Afán y ansiedad
Fil 4:6 y comienza diciendo: Por nada estéis afanosos;
Por ejemplo si está Biblia fuese escrita en Tucumán diría: por nada estéis afanando, no, es un chiste por supuesto.
Por nada estéis afanosos…estaba viendo que hay dos palabras que son parecidas en su raíz, no son iguales que es afán y ansiedad; el afán es lo que se puede traducir como preocupación, una preocupación de la mente, es estar cargado por preocupaciones en cambio la palabra ansiedad viene de ansias, de deseos y anhelos cuando uno por ejemplo está preocupado. Ustedes vieron que la palabra preocupado que quiere decir..."pre" es antes,¿no es cierto?
ahora como yo no puedo ocuparme
físicamente de algo antes pero si lo puedo hacer como...mentalmente ¿se dan cuenta? entonces eso es lo que tenemos que tener claro, ¿no? . En cambio la ansiedad es anhelo, nosotros por ansias por anhelo entramos en un estado y ya van a ver lo que dice la palabra cuando uno desea hacer algo, que algo suceda en la vida de uno apresura los tiempos, toma decisiones a veces alocadas y eso va a traer problemas ¿no? .En cambio la otra es una cuestión más bien con una preocupación que tiene que ver con los miedos y las dudas que nosotros tenemos ¿se dan cuenta?
Si queres ver la enseñanza completa entà en:http://www.jesusweb.tk/2011/01/diablo-no-es-el-peor-enemigo-del.html
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