Venezuela vive este fin de semana horas muy difíciles: el régimen revolucionario chavista ha provocado una situación en la que todas las alternativas posibles parecen conducir a una grave crisis nacional, hasta el punto de que sólo una conjunción de circunstancias favorables podría evitar que el país amanezca el lunes en una situación extraordinariamente delicada, sea cual sea el resultado del referéndum de mañana.
Hugo Chávez quiere imponer a los venezolanos una reforma constitucional a todas luces inaceptable, que es sencillamente la institucionalización de una dictadura y que sólo serviría para colmar las ambiciones personalistas de un presidente al que ciertos columnistas ingeniosos llaman con razón «Ego» Chávez. Se trata de un paso más en la dirección del socialismo cubano, la mejor prueba -si hiciera falta probarlo-de que el caudillo conducirá inevitablemente a la catástrofe económica y social a un país inmensamente rico, por no hablar de que su consolidación como dictador perpetuo representaría casi automáticamente la aceleración de sus planes de expansión por todo el continente, donde ya ha logrado provocar una profunda división con la ayuda de países en cuyos gobiernos ya ha logrado situar a algunos de sus aliados.
Esta es la segunda constitución que Chávez ha redactado en ocho años, y no hay ninguna razón para pensar que su nuevo proyecto, todavía mas insensato que el primero, pudiera tener más éxito que el que con tanto entusiasmo como desatino hizo aprobar en su día. Ni los millones de copias que hizo imprimir y distribuir entre los venezolanos, ni los que ya tiene dispuestos con el texto de la nueva ley, lograrán que sus ensoñaciones y excentricidades se hagan realidad.
Después de las manifestaciones multitudinarias, Chávez sabe al menos que la reforma que ha emprendido no puede tener un apoyo claro de la sociedad y, por este motivo, para intentar ganar el referéndum del domingo, ha utilizado a su antojo todas las palancas del poder, sin ningún sonrojo: radios, televisiones, Ejército, Policía, autoridad electoral… Para Chávez no ha habido mecanismo público a su alcance que no haya sido aprovechado a su favor en la campaña electoral, entre ellos la propuesta de mediación con la guerrilla colombiana, cuya verdadera dimensión moral acaba de ser puesta al descubierto con la aparición de las imágenes de los rehenes cuya liberación pretendía negociar.
Esas fotografías y vídeos ilustran tanto la catadura de quienes los mantienen prisioneros, en condiciones que recuerdan a los peores campos de concentración del siglo pasado, como de quienes, como Chávez, intentaban legitimarlos a través de una negociación con objetivos propagandísticos. Hasta ahora, Chávez no ha sido capaz de condenar esta situación inhumana, o de ponerse del lado de las autoridades colombianas, a las que -al contrario- ha llegado a responsabilizar de que se prolongue este cautiverio indecente.
La oposición ha sido liderada en esta ocasión por una formación ajena al mundo político tradicional, los estudiantes universitarios, lo que explica que las tradicionales divisiones que se producían entre partidos y dirigentes históricos hayan sido menos evidentes. La denuncia del proyecto totalitario por parte de personalidades clave del chavismo, como el general Baduel, representa un aporte de legitimidad a los partidarios del «no» y abre una incógnita sobre el comportamiento de las Fuerzas Armadas en las próximas horas. En este contexto, la discusión sobre si los que se oponen al proyecto revolucionario debían o no ir a votar se ha decantado afortunadamente a favor de acudir a las urnas. A pesar de las evidentes sospechas de que el régimen chavista manipulará los datos de la votación, los ciudadanos que quieran dejar constancia de su voluntad de evitar que sus libertades sean pisoteadas no pueden quedarse en casa, porque lo que se decide el domingo es demasiado importante para el futuro del país.
Chávez ha dicho claramente que, si pierde el referéndum, dejará el poder, lo que muy probablemente sólo habla de su confianza absoluta en que, pase lo que pase, podrá decir que lo ha ganado. En las manos de los venezolanos está darle la razón o desmentirlo.
Fuente:EditorialABC, Madrid (España).
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CASTO OCANDO / El Nuevo Herald
Caracas Una encuesta de último minuto, realizada entre 1,642 electores en 15 estados de Venezuela y concluida el jueves, mostró una consolidación de la tendencia que favorece al NO, con una ventaja de 21 puntos en el escenario más optimista, y 6 puntos de ventaja en el escenario más conservador sobre la opción del SI.
La medición producida por la firma Hinterlaces entre el 26 y el 29 de noviembre pasados, indicó que un 80 por ciento de los consultados dijo que saldría a votar con seguridad en el referéndum del domingo 2 de diciembre, mientras que un 11 por ciento respondió que probablemente iría a votar. Sólo 6 por ciento manifestó su oposición a ejercer su derecho al voto.
Cuando se le preguntó a los electores la opción de su preferencia “si en este momento se celebrara el Referéndum”, un 58 por ciento dijo que votaría por el NO, contra un 37 por ciento que se inclinó por el SI.
Por otro lado, un 48 por ciento estimó que la mayoría de los electores están en abierto desacuerdo con la reforma propuesta, mientras que apenas 34 por ciento creen que la mayoría apoya el proyecto chavista.
El estudio indicó también que 70 por ciento de los consultados se mostró en desacuerdo con la premisa de que votar por el NO signifique traicionar a Chávez, mientras que 76 por ciento dijo que no estarían dispuestos a votar por el SI para apoyar a Chávez, aunque no estén de acuerdo con la reforma.
“La estrategia oficialista de polarizar al extremo el debate por la Reforma Constitucional fracasó”, indicó el análisis de Hinterlaces, dirigida por el especialista Oscar Schemel.
“Los nuevos actores sociales y politicos (los ciudadanos en general, los jóvenes y estudiantes, PODEMOS y el general Baduel) escaparon de la confrontación y su discurso ético y moral anunció una oferta superior”, precisó el escrito.
La encuesta de Hinterlaces no será publicada en Venezuela debido a una prohibición establecida por el Consejo Nacional Electoral (CNE) desde el domingo pasado.
Un importante encuestador venezolano que pidió el anonimato por la prohibición del CNE, dijo a El Nuevo Herald que a medida que se reduzca la abstención, mayor será la votación a favor del NO, aunque predijo que si la participación no supera el 50 por ciento, “la opción del SI puede ganar”.
Contrastando el optimismo de las encuestas divulgadas en los últimos días, el Centro de Investigaciones Económicas y Políticas (CEPR), advirtió ayer desde Washington sobre el uso de encuestas “falsas” para lanzar dudas “si la propuesta de reforma constitucional es aprobada”.
Mark Weisbrot, co-director del CEPR, dijo que en el referéndum revocatorio del 2004, la firma Penn, Schoen & Berland “publicó mediciones a la salida de los centros de votación (exit polls) falsos”, mostrando que “Chávez perdía por un margen de 59-41”.
Los resultados verdaderos, que fueron certificados por el Centro Carer y la Organización de Estados Americanos (OEA), aseguró Wesbrot, “mostraron lo contrario”.
Publicado el viernes 30 de noviembre
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