domingo, abril 06, 2008

¿Podría Chávez dar un viraje hacia el diálogo? ¿Está a tiempo? ¿El país lo aceptaría?


POR:CARLOS BLANCO


TIEMPO DE PALABRA.

"Chavistas poderosos desearían construirle una estatua a Chávez, pero con éste adentro"

Como una despedida

Chávez semeja un personaje que se despide de su cargo, de sus sueños y de sus ambiciones. No es una predicción sino una sensación. Ya se sabe que el hombre no se irá por voluntad propia; ni que quiera. Si deseara echarse en una hamaca en Mayarí, lugar de nacimiento de Fidel, a falta de mejor acogida en Sabaneta, lugar de nacimiento del nonato sucesor de Fidel, no podría hacerlo; no lo dejarían los que están pegados, insaciables, apurando hasta la última gota de la ajada y fofa ubre petrolera.

Estos días, Chávez comunica en sus tonos, en su gestualidad, incluso en sus rabias cada vez más artificiales, la idea de un líder que perdió las energías. Evoca a esos personajes dramáticos cuyos amores no son correspondidos, cuyos pueblos no los merecen, y que castigan a los infieles con el abandono, para que vean cómo es el mundo sin su presencia. Es como si dijera "ustedes lo que merecen son unos políticos neoliberales en el poder para que vean cómo pasarán trabajo y yo los veré clamando por mi regreso".

PACÍFICA PERO ARMADA. Así dijo, en mejores momentos, que era su revolución. Aseguraba que tenía la carabina debajo de la cama y que -advertía- no lo obligaran a sacarla. Ya una vez había envainado la espada; luego la desenvainó para siempre; pero cada vez que se la ha visto la herrumbre de tanto tenerla a la intemperie, amenaza con amolarla en cuellos de oligarcas. Era una revolución pacífica; pero, armada.

Pasado el tiempo, se ve que tiene los chopos, pero éstos han buscado otros resguardos, como ocurre con los grupos del 23 de Enero que decretaron un paro armado esta semana. Nunca ha habido una expresión de debilidad tan catastrófica del Gobierno, de la Fuerza Armada y de las policías, como la que se acaba de experimentar en la parroquia caraqueña. Dicho de otro modo, pareciera que el Gobierno no tiene la capacidad política ni militar de desarmar a los grupos que ha armado y que ahora, por la libre, se le enfrentan.

El problema político es serio. Esas unidades paramilitares son el resultado de los estímulos oficiales a prepararse para el asalto que la oligarquía, el imperialismo, la oposición, los medios, los ricos y los ciegos, pretenderán; así, con la vista gorda, se han trasegado armas aquí y allá, y acullá (remember FARC). Tales medidas no sólo han desmoralizado a los militares y policías, sino que han creado un monstruo de tal naturaleza que para que Chávez los someta debe correr el riesgo de romper con esos grupos que son los que, eventualmente, acudirían a la guerra de guerrillas cuando el imperio invada por la Cortada del Guayabo. El régimen corre el riesgo de que el cañón de esos fusiles populares se tuerza hacia el costado y amenace a los autores del peligroso obsequio.

Chávez los llamó "terroristas", lo cual es una terrible ironía. Un hombre que se niega a que alguien pueda emplear esa palabra contra él, da ese giro enloquecido y se la endilga a sus amigos y --hasta no hace nada- subordinados. Debe notarse que esos grupos armados no están más allá de Elorza, si no que están a tiro de piedra de Miraflores. ¡Ay, Pimentel! Cómo huele a rancio...

SE DESINTEGRÓ EL CURRÍCULO. La reforma educativa, destinada a preparar las mentes para comprender lo incomprensible, para entender las bondades de una revolución que - los 9 años- se prepara para arrancar, acaba de fenecer por desintegración. El desvarío oficial llevó a diseñar un proyecto cuyo centro era venderle al país las bondades de un régimen cuyo fracaso, nada más en términos de inflación y escasez, lo viven los venezolanos todos los días. Se creyeron de verdad que el lavado de cerebros era posible y que, además, se podía realizar en forma impune. No entienden que la educación en cualquier sociedad y en cualquier tiempo puede tener interpretaciones discutibles, pero que jamás se puede desarrollar sin acuerdos sociales. Imponer la visión chavista cuando el chavismo experimenta un fruncimiento estructural es peligroso síntoma de ceguera.

Maestros y profesores, padres y representantes, dijeron -otra vez- no. Se produjo una actitud de resistencia masiva, en lo cual lo fundamental fue la solidez de la negativa a aceptar el disparate de la familia Chávez, esta vez en manos de Adán, el ideólogo; reprobado en esta insensatez. La resistencia se impuso, siendo radical sin ser violenta, y fue una victoria para la sociedad democrática. Si Chávez continúa en el poder, sería excelente un referendo sobre el tema para que pueda entender con qué se come la sociedad civil. Ésta, otra vez, se impuso.

DE PEÓN A SEÑOR. Otro de los signos del tiempo es el cambio de lenguaje que ha tenido con Uribe. De tratarlo y maltratarlo como peón del imperio, como asesino, como la peor hez del planeta, ahora lo llama "presidente Uribe", con un tono republicano un tanto alejado de la carroña oral destinada a aquéllos con los cuales discrepa.

Hasta hace unas semanas decía dónde iba a recibir a los liberados por las FARC, prescindiendo de cualquier consideración hacia el Gobierno colombiano; ahora, con una extraña modosidad, sólo se pone a la orden si lo necesitan, pero ni tose no vaya a ser que se malinterpreten sus palabras, al menos, hasta el momento en que estas líneas se escriben.

El problema real es que Chávez está terriblemente aislado. Los presidentes lo reciben porque él les dice que va para allá a firmar cualquier cosa y nadie le va a decir que no; pero la realidad es que no lo quieren al lado, por una razón sencilla: el hombre salió en la foto, no al lado de Lula y Fidel, sino al lado de Marulanda y Reyes. Seguramente no era lo que quería, pero la sucesión de desastres allí lo colocó; ahora lo tratan como un apestado con dinero, pero apestado al fin. Cabe notar cómo Evo Morales se ha hecho el loco y hasta un personaje estridente como Daniel Ortega, ahora ha recubierto sus cananas con la piel de un rabipelado, y llama a la paz.

Chávez se ha quedado solo; sin las FARC, a las cuales ya no conviene su estrategia desde que una enloquecida computadora comenzó a hablar; ni a Uribe ni tampoco a Sarkozy, a Lula o a Morales. El Presidente se coloca a la orden de la paz y si lo llaman, asegura estar siempre listo; sin embargo, el contraste con la atención que presta a las víctimas del crimen en Venezuela, es demasiado estrepitoso como para que los muertos no clamen ante tanta incuria.

¿TIENE OPCIONES? En el chavismo hay creciente conciencia de la tragedia. Los que tienen cierta figuración, algún dinero y relaciones poderosas, están hartos. Desearían construirle una estatua a Chávez, pero con éste adentro, y que un sustituto más moderado pueda recomponer un poco al país. En Miraflores esto se sabe y es lo que ha producido mayor decepción en el incomprendido líder. ¿Podría Chávez dar un viraje hacia el diálogo? ¿Está a tiempo? ¿El país lo aceptaría?


1 comentario:

Anónimo dijo...

El gran reculón de Chávez, viraje táctico para sobrevivir

Decisiones presidenciales en materia educativa demuestran debilidad

ROBERTO GIUSTI

EL UNIVERSAL

El espectáculo de Chávez cediendo terreno, nadando contra la corriente y pidiendo tiempo para tomar un respiro, resulta literalmente increíble. Luego de nueve años de hegemonía casi total, con momentos excepcionales como aquellos que antecedieron al 11 de abril y los meses posteriores, la ofensiva en el objetivo de acumular poder, concentrarlo y expandirlo no se detuvo sino hasta el pasado 2 de diciembre.

Sólo que esa derrota, tan sorpresiva para Chávez como para quienes le adversan, tampoco fue asimilada en la hondura de sus repercusiones. Por eso, a pesar de las resoluciones de revisión, rectificación y reimpulso ofrecidas por el presidente, éste comenzó a actuar como si hubiera ganado, mientras la oposición permaneció ajena a unas repercusiones que ya no sólo representaban el rechazo a la reforma constitucional, sino también a quien la pregonaba.

No se trataba, entonces, de volver al punto de partida decretado por los votantes (Constitución de 1999), sino de avanzar hacia otro punto aun no totalmente despejado y por tanto riesgoso ante la incertidumbre que encierra la naturaleza del cambio, (reclamo casi unánime) y la forma en que debe producirse.

Marcha hacia atrás

Hasta ahora la tendencia luce irrefrenable y las encuestas, que así lo indican, demuestran cómo el apoyo popular a Chávez continúa desmoronándose sin que ninguno de los esfuerzos por evitarlo haya surtido efecto. Y esto es así porque Chávez, antes que rectificar, insistió en lo que llama la "radicalización del proceso". El menosprecio por el campanazo del 2 de diciembre lo descendió a los peores niveles de popularidad que jamás haya tenido y ahora, cuando parece estar comprendiendo el error, parece demasiado tarde.

Chávez recula ante la campaña contra el el currículo bolivariano, Chávez ordena a su ninistro de educación superior aplicar "el principio de flexibilización" y echa para atrás la eliminación de las pruebas internas aplicadas por las universidades autónomas; Chávez da instrucciones a su vicepresidente para que suspenda el plan de construir edifcios en La Carlota; Chávez advierte a sus familiares que se defiendan ellos de las acusaciones de corrupción; Chávez regaña a Acosta Carlez

Pero no solamente se trata dede de la "r" de retroceso, agregada a las otras tres erres", en el intento de frenar la caída, sino de una demostración de debilidad nunca antes observada en él, peleador nato que salía a buscar el nock out cuando el adversario se envalentonaba. Ahora no, ahora retrocede, se apoya en las cuerdas y antes que para tirar golpes usa los guantes para cubrirse.
Curándose en salud

Así, no espero a que comenzaran las grandes manifestaciones contra la reforma educativa y escudándose es un eventual referendo, que no ocurrirá si pierde en noviembre, dejó las cosas como estaban, es decir, desistió de su intento y tiró la toalla en un discurso que dejó fuera de la cadena. Lo mismo ocurrió con los otros casos ya mencionados, en un cambio de táctica dirigido a evitar derrotas mayores que repercutan negativamente en las elecciones de noviembre.

Otra vez parece haber llegado tarde y mal porque el asunto no se queda en un mero viraje táctico sino en palmaria demostración de extrema debilidad en su flanco otrora más fuerte: el apoyo popular que le permitió imponer lo quele venía en gana sin mayor resistencia o pese a ésta.
Gobernabilidad y autoridad

Pero quizás más grave aún resulta la pérdida de gobernabilidad ante un estado de desorden general cuya expresión más impresionante sido la demostración del paramilitarismo chavista, pequeño estado dentro del estado, que impone su ley en el 23 de enero (la de las armas largas) sin que el gobierno muestre la menor intención (¿por incapacidad, por temor o por complicidad?) de reducirlo y garantizar el orden a las víctimas de grupos que sólo plasman en su accionar las directrices contenidas en el discurso chavista.

La única reacción de Chávez fue acusar a lo más radicales entre sus (¿antiguos?) partidarios de agentes de la CIA (cualquier lo puede ser: desde el General Salazar hasta Los Tupamaros, pasando por Monseñor Porras), lo cual deja en entredicho su autoridad como jefe de Estado a la hora de cumplir deberes elementales como el de garantizar el orden.

Yo sobreviviré

Todo esto ocurre, además, en el contexto de un proceso de descomposición que se expresa en las acusaciones de corrupción que no sólo involucran a la familia presidencial, sino a otros sujetos, provenientes de las mismas filas de la alta dirigencia chavista, donde la lucha por los cargos, prebendas y comisiones, antes soterrado pero ahora ya público, da cuenta de cómo el liderazgo ante el cual todas las diferencias desaparecían, ahora es puesto en cuestión en voz cada vez menos baja.

Las denuncias contra Isaías Roríguez refleja, en particular, lo que es una situación generalizada: la corrupción que alimenta los poderes públicos y demás organismos del Estado, la forma aberrante de impartir "justicia, condenando a inocentes y liberando culpables y la guerra a muerte entre facciones chavistas (una que trata de elevar a Rodríguez hasta el TSJ y otra que devela el sórdido tinglado que montó para "construir" su "verdad" procesal.

Pero además aparece el otro elemento: la incapacidad de un gobierno que no ha podido resolver los problemas más acuciantes, ocupado, como está, en edificar un modelo socialista y buscándose nuevos problemas, que tampoco solucionará.

Es así como, en medio de una gran crisis que lo afecta directamente a él, Chávez incursiona en la generación de electricdad, entra en el negocio de las telecomunicaciones, dirige canales de televisión, se convierte en el gran lechero del país, administra hoteles y ahora es dueño y señor de la industria cementera. En picada su popularidad, en tela de juicio su autoridad, cercado por la corrupción y cada vez más cerca el 23 de noviembre, es claro que ya no lucha por imponer su proyecto, sino por sobrevivir.