domingo, junio 01, 2008

"La destrucción del orden democrático venezolano: La venganza de Castro (I)


Hoy hemos recibido esta carta anónima de alguién que se hace llamar "El Judio errante", la cual públicamos íntegra por considerarla de interés público.


"Querido Hermano Arcángel Vulcano":

Estoy dedicado de lleno a las labores domésticas del trabajo para mantener a mi familia. Poco o ningún espacio de tiempo me queda para dedicarme a escribir y a verter las ideas que tantas veces pasan por mi mente,ya sea durante las largas horas de espera en los aeropuertos del país, o a veces largas conversaciones con gente del pueblo, el taxista o el portero del hotel, y a veces hasta el mesonero. Te envío estas reflexiones, porque se que tu cuentas con el tiempo que a mi me falta. Y aun cuando estas líneas que escribo mas abajo, puedan parecer inconexas, ingenuas o hasta perogrulladas, me gustaría que le echaras una mirada y ojalá puedan alimentar tus escritos, siquiera como idea semilla. Te pido me mantengas en el anonimato, pués además de lo elementales de mis elaboraciones, no tengo tiempo de desarrollarlas como es debido. Sin mas transcribo mis elucubraciones que quiero compartir contigo y tus lectores,"siéntete libre de hacer uso de ellas como lo veas conveniente.

La destrucción del orden democrático venezolano: la venganza de Castro (I).

La historia registra que durante la entrevista de Castro con Rómulo Betancourt,el 29 de enero de 1959, en ocasión de la visita del primero a Venezuela, el experimentado líder democrático venezolano de manera cortés pero firme,negase ayudar con dinero o petróleo, al naciente proyecto de Castro para la isla, y quizás para Hispano América.

Este desplante no se quedaría allí, pues solo pocos meses después del mismo,“Castro invadió a Venezuela con tropas cubanas para que con la guerrilla venezolana conquistaran la riqueza de nuestro país petrolero” (Tarre Murzi, Revista Zeta Nº 1660-30-05-08).

La figura de Castro, ha sido siempre un enigma para mí, por sus innegables virtudes de liderazgo, sus primeros pasos en la Universidad de La Habana,financiado nada mas y nada menos que por Perón (primer signo quizás de esa neutralidad ideológica necesaria para ejercer el poder opresor); de Perón nos golpea, entre otras cosas, su conocida inclinación nazi, materializada en la protección que antes y después de la guerra, brindó a varios famosos criminales alemanes.

En cuanto a Castro, su posterior pertenencia a los círculos terroristas en la universidad, así como su históricamente reconocida “afición pistoleril”. Quizás porque yo viví en carne propia el “bandolerismo universitario”, en el sentido de que resistí cívicamente esa forma ruin de hacer política, no me impresionó para nada, la tan cacareada victoria guerrillera de los barbudos en la Sierra Maestra de Cuba, episodio romántico, que ha seducido a mas de un desprevenido liceísta-universitario (a quienes vi siempre, mas bien, como bobalicones con ínfulas intelectualoides) venezolano, que de paso era beneficiario directo de los productos (nunca perfectos) de la republica democrática, que tanta sangre costó.

Ahora bien, ese Castro, carismático y magnético para muchos, es el mismo quien de modo muy pragmático, exhibió siempre un solo deseo: la permanencia eterna en el poder. Eso si, siempre supo disfrazar sus verdaderas intenciones, con la retórica dirigida a las masas depauperadas e ignorantes, recubierta con el barniz de odio hacia lo que ellos bautizaron como “el imperio norteamericano”,para referirse a la potencia de los Estados Unidos de América, por cierto, el experimento democrático de mas larga data en el mundo.

Es así como tenemos un móvil para la conducta de Castro para con Venezuela,mejor dicho, varios: Deseo enfermizo, quizás producto de una forma de psicopatía, de poder absoluto y eterno, ego herido por el desprecio de Betancourt, quien a los ojos del joven Castro pudo ser tildado entonces de traidor a la causa, mero pragmatismo político dirigido hacia la consecución de un objetivo de poder. Cualesquiera haya sido la causa o la combinación de ellas, el resultado ha sido la “guerra eterna” que el barbudo dictador ha mantenido con Venezuela, o mejor dicho, con la representación de la república democrática en el país.

Por debilidades estructurales en la conformación de la democracia venezolana, y honestamente tenemos que decirlo, a las deficiencias de quienes tenían el deber de continuar con el legado de Betancourt, fuimos conducidos “como ovejas al matadero” y engañados como nación, para abrir un resquicio a las intenciones bastardas de una internacional (que yo llamo del odio) que no dudó ni un instante para tomar la oportunidad histórica que se le ofrecía, por ignorancia y por canallada a la vez.

Asistimos a la ejecución de un plan continental (esto no es nuevo) que debe combatirse en Venezuela, pero que no podemos (ni hemos podido) combatir solos.Sin la ayuda de los regimenes democráticos de Hispano América estamos condenados (todos) a perecer y caer víctimas de un monstruo poseedor de ingentes recursos petroleros.

Colombia, o la Nueva Granada, es la cara democrática de América hoy en día. La Caracas que una vez ejemplo dio, rumia su impotencia, controladas sus plazas por hordas armadas con fusiles de procedencia rusa y populados sus lujosos hoteles con carroñeros chinos, iraníes, argentinos, españoles, vietnamitas y de balcánicos orígenes. Caracas es hoy, el escenario perfecto para una novela de espionaje, que mezcle todos los elementos de un drama histórico con la decadencia de la dictadura más férrea del siglo XX.

Los estudiantes hacen lo que pueden pero no saben, quien o quienes son los traidores en la fila de la oposición. Las cada vez más torpes maniobras que vienen de políticos que se supone avezados, dejan mucho que pensar. Por momentos, la situación se torna desesperada, pues parecemos carneros esperando ser degollados. Ciertos de nuestro destino, pero incapaces de actuar efectivamente en contra de nuestros carniceros.

Castro, encontró en un individuo con rasgos demenciales, el títere perfecto para llevar a cabo sus planes, pasmados los sabemos hoy, desde 1959, cuando en aquella mañana fresca caraqueña, el guatireño le espeto: “…no hay campanas”.

El Judio Errante.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"La culpa no es del ciego sino de quien le da el garrote"

Anónimo dijo...

El libro negro del comunismo


El libro negro del comunismo es un libro presentado en la Mutualité de Paris en 1998, este ha sido escrito por un grupo numeroso de historiadores de izquierdas, 11 en total.

Se presento con motivo del 80 aniversario de la revolución de octubre es el resumen de los "crimenes, terror y represion, de la ideología mas funesta del siglo". Escrito por Stéphane Courtois, Jean Louis Panné, Rémi Kauffer, Pierre Rigoulot, ... entre otros.

Habría que juzgar a los verdugos!!

Ya qué, entre 1917-1977, 80 años en los que el mundo ha vivido, la dominación Universal anunciada por Lenin, que cínicamente escribió:"Sí para llegar a nuestros fines, debemos eliminar el 80 % de la población, no vacilaremos, un solo instante."

Hemos vivido las consecuencias, de este elocuente mensaje.

Los autores de este libro demuestran, con los datos en la mano, que el número de muertos causados directamente por el comunismo en todo el mundo supera los cien millones de víctimas. A partir de ahí, las preguntas son inevitables: si el comunismo ha demostrado ser la doctrina política más criminal de la historia, ¿por qué nadie reclama un juicio para el comunismo? ¿Por qué el comunismo sigue gozando de cierta presentabilidad social? Al fondo es fácil descubrir prejuicios y tabúes. La realidad, sin embargo, es incontrovertible.

"Le Livre Noir du Comunismo" es un estudio de tamaño considerable -846 páginas- en las que han colaborado varios autores y que está destinado a convertirse en obra de consulta obligatoria para todos aquellos que quieran profundizar en el fenómeno más trascendental del siglo XX: el comunismo. La traducción española ha corrido a cargo de un equipo dirigido por Cesar Vidal. Desde la aparición del clásico sobre el tema, la obra de Robert Conquest El gran Terror, nunca se había publicado un libro tan rico en datos como El Libro Negro del Comunismo.

Las cifras del terror

El Libro Negro es una compilación de colaboraciones de diversos especialistas. El director de la revista Comunismo, Stephane Coutois, estudioso del sistema marxista-leninista, es el autor del primer trabajo, breve pero enjundioso estudio a guisa de presentación de la obra. Se titula "Los Crímenes del Comunismo" y, entre otras cosas, ofrece esta relación del número de víctimas causadas por los sistemas y partidos comunistas en todo el mundo:


País o región Muertos
Unión Soviética 20.000.000
China 65.000.000
Corea del Norte 2.000.000
Camboya 2.000.000
África 1.700.000
Afganistán 1.500.000
Vietnam 1.000.000
Europa del este 1.000.000
Iberoamérica 150.000
Movimiento comunista internacional y partidos comunistas en la oposición 10.000.000


Aunque en el libro se ofrecen diversas "contabilidades", el total de víctimas del comunismo supera el número de 100 millones de muertos. En proporción con el número de habitantes, la mayor cifra corresponde a Camboya, donde Pol Pot exterminó a un tercio de la población.

A estas cifras, Coutoirs suma lo que califica acertadamente como "crímenes contra la cultura". Stalin hizo demoler centenares de iglesias. Ceaucescu destruyó el corazón histórico de Bucarest para levantar nuevos edificios y trazar perspectivas megalomaníacas. Pol Pot hizo desmontar piedra a piedra la catedral de Phnom Penh y abandonó a la jungla los templos de Angkor. Durante la revolución cultural maoísta, fueron destrozados o quemados por los guardias rojos.

¿Cómo ha sido posible que los mayores genocidios de la historia no hayan merecido no ya un nuevo Nüremberg, sino, simplemente, la condena del mundo entero? Para Courtois, la impunidad de los crímenes del comunismo "no sólo fue posible por la fuerza de la Internacional Comunista y de los partidos comunistas locales", sino también por el silencio cómplice de muchos: "entre los años cincuenta y setenta, cientos de miles de hombres han incensado al gran timonel de la revolución China, por ejemplo, como antes ocurrió con Lenin y después con Stalin.

El autor señala que los métodos puestos en marcha por Lenin respecto al terror -no olvidemos que Djerzinsky crea la CHEKA a los dos meses escasos del golpe de octubre, y que el gulag es creación leninista, luego perfeccionados por Stalin y sus émulos. Pero después de 1945, la designación del nazismo vencido como "mal absoluto" hizo que "la victoriosa Unión Soviética" y el comunismo basculasen casi mecánicamente en el campo del bien" Por otra parte, insiste Courtois, "sus símbolos (bandera roja, la Internacional, puño levantado) resurgen detrás de cada movimiento social de envergadura. El Ché Guevara vuelve a estar de moda".