POR:ARCANGEL VULCANO.
Chávez y sus políticas económicas son indefendibles, ni con un trasplante de cerebro canbiaría su pensamiento económico obsoleto, primitivo, decadente y fracasado.
Chávez y sus políticas económicas son indefendibles, ni con un trasplante de cerebro canbiaría su pensamiento económico obsoleto, primitivo, decadente y fracasado.
Aunque es muy temprano para anticipar e intentar medir y calibrar el impacto de las recientes medidas económicas anunciadas recientemente por el Sr Chávez; debemos hacer algunas consideraciones y observaciones al respecto.
Pareciera que es muy tarde para rectificar, porque luego de haber casi destruido el aparato productivo nacional, mediante la aplicación suicida de una política económica de corte colectivista, desplegando una asfixiante persecución contra los empresarios privados, que ha provocado escasez, desabastecimiento, quiebra de empresas, fuga de capitales al exterior, desempleo, caída de la producción nacional principalmente en importantes rubros alimenticios como la leche, la carne, el pollo, etc; una preocupante inflación que amenaza con dispararse a niveles exasperantes para la población, en fin, toda una situación explosiva de crisis económica, política y social, que ha disparado todas las alarmas, obligando al acosado y desesperado gobierno a considerar aplicar recetas distintas a las ejecutadas y defendidas hasta ahora, para intentar revertir la riesgosa situación de inestabilidad y precariedad.
El Sr Chávez, quien se ha dedicado en sus ya casi diez largos años de gobierno a hostigar, perseguir y emblematizar a los empresarios privados nacionales como los rancios oligarcas cómplices del imperialismo norteamericano, culpándolos injustamente de todos los males y padecimientos del pueblo venezolano, lo vimos intentando congraciarse con algunos representantes más genuinos de esa presunta “oligarquía traidora a la patria, golpista y lacaya del imperio norteamericano”. Fue lastimoso observarlo, intentando en vano hacerse el simpático, el gracioso, mediante sus chistes fuera de lugar, con algunos invitados, por quienes no disimula su encono y resentimiento Así como también nos lucieron poco sinceras sus demostraciones de afecto hacia sus petrificados invitados, quienes parecieron aplaudirlo a ratos, casi obligados por las apremiantes circunstancias (cámaras); parecían tétricos concurrentes a un velorio, se asemejaban a deudos de un difunto; el curioso cuadro los hacía lucir como si conformaran una velada de parientes quejumbrosos, dispuestos ante un féretro en una funeraria, se veían muy circunspectos, entristecidos, apesadumbrados, ofrecían sus nerviosas risas, como si fueran unos resignados sucesores de un difunto, acudiendo a la apertura de una sucesión hereditaria a escuchar a un oscuro y patético albacea dándole lectura de su testamento cerrado. Era como un evento anunciado con cierta solemnidad sepulcral; no hace falta ser muy intuitivo para sospechar, que la difunta era la economía nacional.
El ambiente que flotaba sobre el escenario convenientemente ataviado para la ocasión, nos pareció muy pesado, se sentía en el sitio un irrespirable aire que nos transmitió la fortísima sensación, de que allí habían concentrados muchísimos resentimientos, producto quizás, de tantos odios mutuos acumulados, probablemente como consecuencias de los innumerables agravios y atropellos proferidos abusiva y excesivamente, mediante toda clase de arbitrariedades practicadas selectivamente contra muchos empresarios privados en general, cometidas despiadadamente y con saña desde el gobierno dirigido por Chávez, quien no ha actuado hasta ahora, como un estadista equilibrado, sino como un resentido, vengativo y descomedido Jefe de facción política, al cometer toda clase de garrafales errores, que hoy pesan seriamente y surten sus nocivos efectos y consecuencias sobre la destrozada economía nacional, y quien hoy pareciera fingir y aparentar gestos de rectificación sincera, que parecen manotazos de ahogados y pañitos calientes, para levantar a un muerto imposible de resucitar.
Las medidas anunciadas en general nos parecieron unas inyecciones de agua destilada aplicadas a un paciente con cáncer Terminal. Pretenden ser aplicadas a destiempo, de forma condicionada, a una economía que se encuentra como paciente en terapia intensiva. Es como si a un enfermo agudo se le inyectara agua destilada para hacerle creer que recibe la panacea de los medicamentos que lo va a salvar de sus padecimientos. Pura psicología. Pero la enfermedad del paciente no es psicosomática sino física. Este paciente necesita con urgencia un trasplante o quimio terapia, alta cirugía, o tal vez un milagro de José Gregorio hernández para recuperarse, no de un yerbatero experiementando con guarapos. De hecho, la única manera de salvar al paciente, llamado economía venezolana, sería que el médico que lo va a operar se practicara un trasplante de cerebro, para poder cambiarle sus ideas equivocadas. Sabemos que suena absurdo, es solo una metáfora, pero el indefendible Sr Chávez y su política económica indefendible, requerirían recibir urgentemente un trasplante de cerebro, es decir, un cambio profundo de ideas para dirigir al país hacia un rumbo adecuado.
Aunque no somos especialistas en economía, nos hemos siempre preocupado por escuchar y estudiar atentamente las valiosas opiniones y recomendaciones de algunos economistas venezolanos, que se caracterizan por ser profesionales muy competentes y responsables. Recientemente hemos escuchado y leído a algunos especialistas en la materia, como por ejemplo Domingo Maza Zavala, Pedro Palma, José Guerra, Francisco Faraco y Emeterio Gómez –por sólo citar a varios de los más conocidos- Todos han realizado oportunas recomendaciones al gobierno, y al país sobre la seriedad de las dificultades, acechanzas y riesgos que se cernían sobre la economía nacional, si el Sr Chávez insistía en aplicar sus recetas colectivistas en una economía libre como la venezolana. Todos ellos advirtieron a tiempo la catástrofe que se produciría si el gobierno desalentaba la producción nacional y constreñía la iniciativa privada; todos indicaron responsablemente lo que había que hacer para enmendar esos errores; pero el gobierno fue sordo y ciego, ni escuchó ni atendió jamás sus oportunas y adecuadas sugerencias, ahora pagaremos todos las gravísimas consecuencias.
Hoy cuando Chávez tiene el agua al cuello, y la economía venezolana se encuentra prácticamente colapsada, amenazada, desestabilizada, porque a pesar de los multimillonarios recursos petroleros que le han ingresado al fisco, se ha transformado de ser una economía productiva que se autoabastecía, en una economía de puertos que importa casi todo lo que aquí consumimos, los recursos económicos no sólo no alcanzan, sino que tampoco serán eternos.
El Sr Chávez finge un viraje económico de 180 grados, y pega un brinco, como si estuviera bateando un largo cuadrangular con tres hombres en bases, para ofrecernos un penoso y lastimoso flaicito de foul a las gradas, eso si, fingiendo que está dispuesto a rectificar, pero sus medidas se quedaron muy cortas, son obviamente insuficientes para lograr revertir la gravísima situación económica, y para insentivar la golpeada producción nacional, porque el buque de la economía nacional se encuentra empantanado hundiéndose en el fango en donde lo sumergió irresponsablemente e irremediablemente.
Considerando que el gobierno de Chávez ha invertido miles de millones de dólares en comprar bonos de la deuda pública argentina, gastado igualmente sin control, miles de millones de dólares en comprar sofisticadas y costosísimas armas, asegurando el monopolio de la fuerza interna, anunciándonos eventuales invasiones gringas, y también pretendiendo expandir su seudo revolución castro comunista por todo el continente y el mundo; financiando sus actividades proselitistas y la de sus partidarios para promover su proyecto político autocrático personalista, y la de sus socios ideológicos y sus conocido compinches políticos. Es obvio, que ofrecerle a los empresarios venezolanos apenas mil millones de dólares para financiar posibles proyectos de inversión, es casi una ofensa; porque esa cifra, comparada con todo lo que el Sr Chávez se ha gastado en lo anteriormente descrito es una minucia.
La soluciones no pueden provenir de quien no las tiene, ni pueden producirse impulsadas desde un gobierno por un Jefe de facción equivocado, que persiste en defender e implementar una política económica basada en una visión obsoleta y primitiva de la realidad, como lo es su tesis política del socialismo, fracasado en todo el mundo, aunque trate en vano de edulcorarlo maquillándolo.
Las soluciones económicas reales supondrían el reestablecimiento de la confianza en la economía nacional y en las instituciones del estado, pero no pueden implementarse eficazmente con unos poderes públicos intervenidos, influenciados y teledirigidos inmoralmente e inescrupulosamente, desde el gobierno. No puede haber recta y equitativa aplicación de justicia, con un poder judicial en el que los jueces honestos son constantemente amenazados con ser sustituidos, si no ajustan sus decisiones a los designios de un caudillo político, que aplica unas recetas sectarias para todo en el país. Mientras no exista plena autonomía del poder judicial, no habrá jamás una auténtica y sana aplicación de justicia, ni se producirá la indispensable seguridad jurídica para todos, y por ende se ahuyentarán a perpetuidad las inversiones en general. Lo mismo ocurre con el resto de los poderes servilmente puestos al servicio de una parcialidad política y a los requerimientos de un individuo narcisista, engolosinado, quien muestra sin disimularlo ansias eternas por atornillarse en el poder, que desde el gobierno imparte cínicamente líneas políticas a la vergonzosa Asamblea Nacional, la defensora del pueblo, el Contralor y la Fiscal General de la república, quienes parecieran estar inescrupulosamente sometidos a los dictámenes del Sr Chávez.
Tampoco existen las suficientes garantías de que el díscolo Sr Chávez, no cambie de opinión en cualquier momento luego de decretar las medidas anunciadas, lo cual indica que dependeremos de su voluble y cambiable estado de animo, quedando al descubierto al advertirnos de una manera inaceptable, casi que chantajeando a los impávidos empresarios venezolanos en cadena nacional, sometiéndolos públicamente a la humillación de tener que tolerar por cortesía, sus desmedidas amenazas de eliminar cuando considere necesario las aparentes ventajas que les ofrece para invertir. Les ha dicho prácticamente, que les va a facilitar la entrega de dólares en Cadivi únicamente a los rubros de primera necesidad (alimentos, insumos etc), flexibilizando los infamantes requisitos impuestos hasta ahora, dejando claro eso si, que sólo él puede gastarlos a manos llenas, como si fueran de su propiedad, y no de todos los venezolanos que tenemos derecho a comprarlos. Anuncia por una parte, que otorgará dólares preferenciales sin tantos trámites engorrosos, pero hasta por un monto limitado de 50 mil dólares; pero al mismo tiempo establece la transitoriedad y temporalidad de la medida, estableciendo un término hasta el 31 de diciembre de este año; como quien dice, hasta que después que se defina el trago amargo de las elecciones regionales del 23 de noviembre.
El incorregible Sr Chávez recientemente debió justificarse ante todo el país, al intentar explicar sus motivos para derogar la denominada ley de inteligencia y contra inteligencia (Sapo) y sus gazapos jurídicos por ser inconstitucional y violatoria de los derechos humanos; pero inadvertidamente al hacerlo afirmó que él “no podía defender lo indefendible”, es decir, ni a él mismo, ni a su pensamiento político totalitario, podría defender, porque él fue quien la promulgó, condenando a todos sus serviles defensores como unos incondicionales aduladores quienes sin excepción se mantuvieron en silencio cómplice sin advertir los errores confesados por el caudillo; pero tal vez olvidó agregar, que esa ley salió de su despacho firmada por su puño y letra derechito a ser promulgada en la gaceta Oficial de la República, habiéndola leído en detalle artículo por artículo; lo cual revelan sus inconfesables verdaderas intenciones. Habría que aplicarle entonces a Chávez, lo que infortunadamente sugirió aplicar alguna vez su Ministro del Interior y Justicia, investigarlo por causa de sus delictivos pensamientos, a él y a toda la cuerda de aduladores que acudieron en cambote presurosos cínicamente a los medios de comunicación a “defender lo indefendible”.
Quizás sea por eso, que jamás como juristas olvidaremos las infelices expresiones de su Ministro del interior y Justicia, el tristemente célebre Ramón Rodríguez Chacin, quien nos dejó esta perlita para la posteridad a los venezolanos: “Se podría abrir una investigación porque alguien estuviera pensando cometer un delito; podría estar tramando cometer un delito, se le podría imputar por estar tramando o conspirando cometer un crimen” ¡Aunque ustedes no lo crean! así lo afirmó este funcionario público encargado de velar por la seguridad de todos los venezolanos y de coordinar todo lo concerniente al funcionamiento del poder judicial venezolano; como quien dice, por andar pensando mal del régimen, cualquiera podría ser detenido, imputado, enjuiciado y condenado a prisión ¡insólito!
Esa era la ley indefendible del Sr Chávez, menos mal que nos supo mostrar sus pensamientos en cada artículo, y mediante las acciones y omisiones de sus siempre atentos aduladores serviles. Pero afortunadamente, a pesar de que fingió rectificar derogando la ley Sapo, nada le impide que sin necesidad de promulgación de una ley nos aplique secretamente sus veladas intenciones; porque Chávez ya nos mostró sus dientes y garras, es decir, nos reveló sus verdaderas intenciones, que no son otras, que criminalizar, perseguir y a callar a la disidencia democrática, porque no soporta el pensamiento plural, sino que pretende imponernos el suyo (leer artículo 16).
Así que, como contra partida y contraste, debemos advertir igualmente, que la política económica colectivista, castro comunista del Sr Chávez es indefendible al igual que su derogada ley sapo, porque lo importante son sus verdaderas intenciones, que por demás, nos las ha dicho nítidamente: Llevar a Venezuela hacia un modelo socialista de corte castro comunista, que elimine paulatinamente, gradualmente la libre iniciativa privada, para someterla a la autoridad totalitaria de un estado todo poderoso y conculcador de las libertades económicas e individuales, comandado por él hasta que le de la gana, sin importar lo que decida el soberano pueblo venezolano en elecciones, así se canse de decirle que NO (2D), que persigue el supuesto beneficio colectivo persiguiendo la igualdad social, suprimiendo todo vestigio de egoísmo, mezquindad, perversión, corrupción, instaurando el nuevo reino del amor porque él más que amor nos tiene es frenesí; pero eso si, siempre que él mantenga el garrote en la mano, el control de la cuantiosa millonaria cuenta petrolera, para siempre, ¡qué maravilla! ¡Viva Chávez!, que lindo, y vamos todos adormir felices, si como no, por aquí se va pa` Cuba, rumbo hacia el mar de la felicidad. Yo te aviso chirulí. Pues le respondemos, como nos decía nuestra abuelita cuando no deseaba autorizarnos salir a jugar de noche a la calle, “pues fíjate que no vas mijito, mejor es que te vayas acostumbrando, dame acá las llaves, porque hoy no vas” y luego, nos solía hacer la señal de costumbre, ¡mi! colocando su índice sobre un ojo cerrado. Aunque a veces también nos hacía la otra señal de costumbre, ¡bueno!, van las dos juntas entonces.
Es evidente que con su patético discurso de ayer, Chávez intentó en vano defender lo indefendible, es decir, a pesar de que tácitamente acepta el fracaso de su pésima gestión de gobierno, de sus recetas obsoletas y periclitadas, intenta ahora suplicante atraer a los empresarios venezolanos otorgándoles migajas mediante chantajes indebidos, pero indirectamente los quiere responsabilizar, los atrae para mostrarlos indolentes después ante el país, necesita que sean los chivos expiatorios de su desastre.
Chávez tratando en vano de lavarse la cara ante el país, quitándose el traje de gladiador confeccionado artificialmente, al estilo lobo feroz, guerrillero, subversivo, incitador de guerras asimétricas, calcador de 1,2 y 3 Vietnam en Latinoamérica que suele usar para disfrazarse de Rambo, sustituyéndolo para la ocasión, y así colocarse muy apuradito, convenientemente el disfraz de corderito degollado tira besitos, repartidor de amor eterno y frenesí para su amado pueblo. Pero nadie en Venezuela y el mundo olvidan aquel fatídico día de los inocentes (28-12-2007) cuando trajeado con el otro camuflaje y boina roja, anunció el cese de la concesión del canal de televisión privado RCTV. ¿Quién puede olvidarlo? Esa es su verdadera personalidad, el del arbitrario abusador que viola La Constitución Nacional en cadena de radio y televisión sin sentir ni mostrar respeto por nada ni por nadie, con la anuencia de todos su cómplices, los inmóviles integrantes del resto de los poderes públicos intervenidos, desvergonzadamente serviles a sus actitudes despóticas y totalitarias conculcadoras de los derechos de los venezolanos indefensos, pero con dignidad jamás nos arrodillaremos ante un ufanado Jefe de facción antidemocrático, por más poder que crea que posea, porque nadie es eterno, y el pueblo es sabio e invencible.
El asunto entonces va más allá de determinar, si estas medidas económicas anunciadas por Chávez con bombos y platillos, son las más adecuadas o inadecuadas, correctas o incorrectas, buenas, malas o regulares, suficientes o insuficientes, eficaces o ineficaces; el fondo de la cuestión definitivamente pareciera ser de mayor importancia; el asunto principal que los venezolanos debemos dilucidar hoy, es si estas medidas anunciadas son creíbles y si son viables. ¿Quien le cree a Chávez hoy en día, luego de los bruscos giros que se ha visto obligado a dar? ¿Quién garantiza que el Sr Chávez no amanecerá cualquier día iracundo enviando tropas, tanques, aviones y disparando misiles para alguna parte que se le ocurra? ¿Quién puede asegurar que sus intenciones verdaderas sean rectificar, corregir el rumbo equivocado, y no manipular a los empresarios para usarlos en su provecho político? ¿Quien invertirá confiadamente asumiendo los potenciales riesgos, en un país en donde los poderes públicos parecieran estar intervenidos y al servicio de una parcialidad política, en donde no hay seguridad jurídica, ni reglas claras y estables para los inversionistas? ¿Quienes pueden ser tan osados para arriesgar sus capitales de inversión en un país en el que su presidente amenaza con expropiar empresas nacionales y extranjeras cada vez que se siente enfurecido en cadena nacional, o con hacer estallar guerras asimétricas continentales, y con derramar la sangre de los venezolanos en otras latitudes, o con desatar guerras internas fraticidas si su partido perdiera las elecciones, porque supuestamente vendrían por él?
Chávez, su gobierno y sus políticas económicas colectivistas fracasadas son indefendibles, por sus catastróficos resultados que están a la vista de todos y está destinado al fracaso si no rectifica a fondo; pero fundamentalmente por ser inviables en un país que no quiere el socialismo castro comunista camuflado edulcorado impuesto obligado a troche y moche a un país democrático que ama y prefiere las libertades, en un país con un clima creciente de desconfianza generalizada, de inseguridad jurídica, de caos colectivo, de explosiva conflitividad social, de peligroso riesgo político. Pero además, porque Chávez persiste en aplicar sus recetas fracasadas, imponiéndonos porfiadamente su actitud de equivocado, persistiendo en los errores, empecinándose en la defensa a ultranza del viejo, vetusto, esclavizante, estatista, intervencionista, centralista, antidemocrático, autocrático, totalitario y militarista modelo castro comunista, que él proclama como socialismo bolivariano, y que tiene diez años propiciando, produciendo la terrible crisis económica que acecha al país, y que tácitamente ha debido reconocer, llamando obligado por las apremiantes y desventajosas circunstancias a la mesa de negociaciones, a sus jurados “enemigos oligarcas” (chivos expiatorios de siempre), convidándolos casi a regañadientes a ser sus precarios socios, en su festín de migajas, pero con el dedo puesto en el gatillo (“Esta revolución es pacífica pero armada”) apuntándoles siempre a la cabeza por si se les resbalan o les resultan fallidos en su experimento.
Lo deseable sería, que los discursos de buenos propósitos hubieran venido acompañados de medidas económicas mucho más sustanciosas, y de una vigorosa determinación y admisión del Sr Chávez de reconocer sus gravísimos errores en la aplicación de sus trágicas medidas económicas colectivistas, que casi destruyeron el aparato productivo nacional, privilegiando las inversiones de los cuantiosos recursos económicos petroleros de los que ha dispuesto a discreción (más de 700 mil millones de dólares) para potenciar industrias y empresas extranjeras, importando a diestra y siniestra, en detrimento de la golpeada empresa privada nacional. El país hubiera recibido con júbilo, por ejemplo, un anuncio del regreso de la señal abierta de RCTV; o tal vez, la liberación de todos los presos políticos; así como el cese de la persecución política selectiva teledirigida hacia los medios de comunicación libres, a los que intenta autocensurar; hubieramos visto como muy positivo si terminara el acoso de miles de venezolanos disidentes que han sido despedidos por estar en la infamente lista Tascón, y que reenganchara a los 20 mil trabajadores petroleros despedidos; que le devolviera sus bienes a quienes han sido despojados de sus haciendas, casas, edificios, a muchos venezolanos invadidos, confiscados, expropiados, con el visto bueno del gobierno. Pero no, lo de ayer fueron puras lágrimas de cocodrilo, vertidas ante las cámaras, pero sin dejar de morder la presa.
Ya los diagnósticos han sido suficientemente realizados y explicados, pero es bueno recordarle al Sr Chávez, que los venezolanos sabemos, que sólo él, es el culpable, de que aquí en Venezuela se asfixiara a los productores del campo y a los empresarios. Se han importado como nunca antes, ganado vacuno, porcino, pollos, leche, granos, azúcar, etc, para tratar de abastecer el consumo interno, aprovechando que el gobierno los comercia con nuestro dinero libremente y sin pagar aranceles, mientras paralelamente se le imponía a los productores nacionales mayores cargas tributarias, como el impuesto a las transacciones, procurando mantener los precios controlados rígidamente, mientras aumentaban todos los costos de producción, los salarios de los trabajadores, los insumos, las medicinas etc. Paralelamente Chávez hostigaba y perseguía a los empresarios nacionales a través de los medios, y mediante el uso indebido del SENIAT, multándolos, cerrándolos, expropiándolos, confiscándolos, haciendo demagogia culpándolos ante el país de la inflación. Todo eso trajo como consecuencia la quiebra y el cierre de miles de pequeños comercios y de empresas, de carnicerías, frigoríficos, panaderías y abastos, así como el cambio de rubro productivo de muchos pequeños empresarios, que se negaron a trabajar con perdidas.
Las consecuencias negativas se produjeron de inmediato en todos los sectores comerciales, especialmente en el sector ganadero, cayendo bruscamente la comercialización del ganado, bienes, servicios y distintas mercancías. Así se produjo una terrible situación de escasez de innumerables rubros como la carne de res y de pollo, amen de las consabidas perdidas económicas y de empleos.
A pesar de los desesperados virajes del gobierno por intentar revertir la gravísima situación económica, aquí muy probablemente entraremos en una espiral inflacionaria sin remedio; porque el régimen no quiere rectificar realmente. Lo que se ha hecho es insistir porfiadamente en el rumbo acelerado hacia el despeñadero colectivista, defendiendo la política económica dizque socialista indefendible, de un individuo, que no está convencido sino de su propia visión económica muy obsoleta y absolutamente errada, porque así no aumentará la producción nacional, ni se podrá crear más riqueza, ni empleo, ni se resolverá eficazmente el serio problema de inflación, ni se frenará la fuga de capitales y la perdida de la confianza en la economía, por parte de los inversionistas nacionales y extranjeros -como deseamos sinceramente- agudizándose la pobreza y disparándose socialmente las crecientes protestas populares por las falsas expectativas jamás satisfechas.
Chávez pareciera seguir creyendo que repartiendo el petróleo a discreción, sin diversificar la economía, sin incentivar suficientemente, adecuadamente la producción privada nacional a fondo (no con migajas) podrá controlar la crisis, está equivocado, sus diez años de desgobierno lo demuestran fehacientemente sin atenuantes, está desnudo, su modelo seudo revolucionario es un desastre económico indefendible, no se puede seguir malgastando la multimillonaria renta petrolera como lo ha hecho, sin límites, no hubo necesidad de frenarlo, las propias invariables leyes de la economía lo han hecho, simplemente cumpliéndose invariablemente, nadie ha descubierto el agua tibia.
Es por lo que la sociedad democrática venezolana no debe auto engañarse, ni crearse falsas expectativas con este aparente viraje. Debe eso si, procurar auspiciar democráticamente nuevos caminos en la búsqueda de producir soluciones estructurales a fondo, a esta aguda crisis política y económica que amenaza a la nación. La solución entonces, deberemos considerarla a largo plazo, y ya se avizoran los necesarios, impostergables e improrrogables cambios en el escenario político nacional, que abrirán las compuertas para crear las imprescindibles condiciones distintas a las actuales que padecemos, para modificar el rumbo equivocado que lleva el buque económico de la nación hacia un peligroso despeñadero y así evitar el hundimiento, logrando reflotarlo y encausarlo hacia el progreso verdadero, que supone escuchar las sabias recomendaciones de los bien intencionados expertos economistas venezolanos que han expresado a tiempo sus desatendidas recomendaciones.
Al indefendible Sr Chávez, junto a su política económica comunista, decadente, trasnochada y fracasada, se le termina el tiempo que le dio el pueblo, así es que se aproxima rápidamente el instante en que serán lanzados por la mayoría del glorioso pueblo venezolano al estercolero de la historia, con su próxima salida del poder, será entonces cuando deberá rendir cuentas al país.
Pareciera que es muy tarde para rectificar, porque luego de haber casi destruido el aparato productivo nacional, mediante la aplicación suicida de una política económica de corte colectivista, desplegando una asfixiante persecución contra los empresarios privados, que ha provocado escasez, desabastecimiento, quiebra de empresas, fuga de capitales al exterior, desempleo, caída de la producción nacional principalmente en importantes rubros alimenticios como la leche, la carne, el pollo, etc; una preocupante inflación que amenaza con dispararse a niveles exasperantes para la población, en fin, toda una situación explosiva de crisis económica, política y social, que ha disparado todas las alarmas, obligando al acosado y desesperado gobierno a considerar aplicar recetas distintas a las ejecutadas y defendidas hasta ahora, para intentar revertir la riesgosa situación de inestabilidad y precariedad.
El Sr Chávez, quien se ha dedicado en sus ya casi diez largos años de gobierno a hostigar, perseguir y emblematizar a los empresarios privados nacionales como los rancios oligarcas cómplices del imperialismo norteamericano, culpándolos injustamente de todos los males y padecimientos del pueblo venezolano, lo vimos intentando congraciarse con algunos representantes más genuinos de esa presunta “oligarquía traidora a la patria, golpista y lacaya del imperio norteamericano”. Fue lastimoso observarlo, intentando en vano hacerse el simpático, el gracioso, mediante sus chistes fuera de lugar, con algunos invitados, por quienes no disimula su encono y resentimiento Así como también nos lucieron poco sinceras sus demostraciones de afecto hacia sus petrificados invitados, quienes parecieron aplaudirlo a ratos, casi obligados por las apremiantes circunstancias (cámaras); parecían tétricos concurrentes a un velorio, se asemejaban a deudos de un difunto; el curioso cuadro los hacía lucir como si conformaran una velada de parientes quejumbrosos, dispuestos ante un féretro en una funeraria, se veían muy circunspectos, entristecidos, apesadumbrados, ofrecían sus nerviosas risas, como si fueran unos resignados sucesores de un difunto, acudiendo a la apertura de una sucesión hereditaria a escuchar a un oscuro y patético albacea dándole lectura de su testamento cerrado. Era como un evento anunciado con cierta solemnidad sepulcral; no hace falta ser muy intuitivo para sospechar, que la difunta era la economía nacional.
El ambiente que flotaba sobre el escenario convenientemente ataviado para la ocasión, nos pareció muy pesado, se sentía en el sitio un irrespirable aire que nos transmitió la fortísima sensación, de que allí habían concentrados muchísimos resentimientos, producto quizás, de tantos odios mutuos acumulados, probablemente como consecuencias de los innumerables agravios y atropellos proferidos abusiva y excesivamente, mediante toda clase de arbitrariedades practicadas selectivamente contra muchos empresarios privados en general, cometidas despiadadamente y con saña desde el gobierno dirigido por Chávez, quien no ha actuado hasta ahora, como un estadista equilibrado, sino como un resentido, vengativo y descomedido Jefe de facción política, al cometer toda clase de garrafales errores, que hoy pesan seriamente y surten sus nocivos efectos y consecuencias sobre la destrozada economía nacional, y quien hoy pareciera fingir y aparentar gestos de rectificación sincera, que parecen manotazos de ahogados y pañitos calientes, para levantar a un muerto imposible de resucitar.
Las medidas anunciadas en general nos parecieron unas inyecciones de agua destilada aplicadas a un paciente con cáncer Terminal. Pretenden ser aplicadas a destiempo, de forma condicionada, a una economía que se encuentra como paciente en terapia intensiva. Es como si a un enfermo agudo se le inyectara agua destilada para hacerle creer que recibe la panacea de los medicamentos que lo va a salvar de sus padecimientos. Pura psicología. Pero la enfermedad del paciente no es psicosomática sino física. Este paciente necesita con urgencia un trasplante o quimio terapia, alta cirugía, o tal vez un milagro de José Gregorio hernández para recuperarse, no de un yerbatero experiementando con guarapos. De hecho, la única manera de salvar al paciente, llamado economía venezolana, sería que el médico que lo va a operar se practicara un trasplante de cerebro, para poder cambiarle sus ideas equivocadas. Sabemos que suena absurdo, es solo una metáfora, pero el indefendible Sr Chávez y su política económica indefendible, requerirían recibir urgentemente un trasplante de cerebro, es decir, un cambio profundo de ideas para dirigir al país hacia un rumbo adecuado.
Aunque no somos especialistas en economía, nos hemos siempre preocupado por escuchar y estudiar atentamente las valiosas opiniones y recomendaciones de algunos economistas venezolanos, que se caracterizan por ser profesionales muy competentes y responsables. Recientemente hemos escuchado y leído a algunos especialistas en la materia, como por ejemplo Domingo Maza Zavala, Pedro Palma, José Guerra, Francisco Faraco y Emeterio Gómez –por sólo citar a varios de los más conocidos- Todos han realizado oportunas recomendaciones al gobierno, y al país sobre la seriedad de las dificultades, acechanzas y riesgos que se cernían sobre la economía nacional, si el Sr Chávez insistía en aplicar sus recetas colectivistas en una economía libre como la venezolana. Todos ellos advirtieron a tiempo la catástrofe que se produciría si el gobierno desalentaba la producción nacional y constreñía la iniciativa privada; todos indicaron responsablemente lo que había que hacer para enmendar esos errores; pero el gobierno fue sordo y ciego, ni escuchó ni atendió jamás sus oportunas y adecuadas sugerencias, ahora pagaremos todos las gravísimas consecuencias.
Hoy cuando Chávez tiene el agua al cuello, y la economía venezolana se encuentra prácticamente colapsada, amenazada, desestabilizada, porque a pesar de los multimillonarios recursos petroleros que le han ingresado al fisco, se ha transformado de ser una economía productiva que se autoabastecía, en una economía de puertos que importa casi todo lo que aquí consumimos, los recursos económicos no sólo no alcanzan, sino que tampoco serán eternos.
El Sr Chávez finge un viraje económico de 180 grados, y pega un brinco, como si estuviera bateando un largo cuadrangular con tres hombres en bases, para ofrecernos un penoso y lastimoso flaicito de foul a las gradas, eso si, fingiendo que está dispuesto a rectificar, pero sus medidas se quedaron muy cortas, son obviamente insuficientes para lograr revertir la gravísima situación económica, y para insentivar la golpeada producción nacional, porque el buque de la economía nacional se encuentra empantanado hundiéndose en el fango en donde lo sumergió irresponsablemente e irremediablemente.
Considerando que el gobierno de Chávez ha invertido miles de millones de dólares en comprar bonos de la deuda pública argentina, gastado igualmente sin control, miles de millones de dólares en comprar sofisticadas y costosísimas armas, asegurando el monopolio de la fuerza interna, anunciándonos eventuales invasiones gringas, y también pretendiendo expandir su seudo revolución castro comunista por todo el continente y el mundo; financiando sus actividades proselitistas y la de sus partidarios para promover su proyecto político autocrático personalista, y la de sus socios ideológicos y sus conocido compinches políticos. Es obvio, que ofrecerle a los empresarios venezolanos apenas mil millones de dólares para financiar posibles proyectos de inversión, es casi una ofensa; porque esa cifra, comparada con todo lo que el Sr Chávez se ha gastado en lo anteriormente descrito es una minucia.
La soluciones no pueden provenir de quien no las tiene, ni pueden producirse impulsadas desde un gobierno por un Jefe de facción equivocado, que persiste en defender e implementar una política económica basada en una visión obsoleta y primitiva de la realidad, como lo es su tesis política del socialismo, fracasado en todo el mundo, aunque trate en vano de edulcorarlo maquillándolo.
Las soluciones económicas reales supondrían el reestablecimiento de la confianza en la economía nacional y en las instituciones del estado, pero no pueden implementarse eficazmente con unos poderes públicos intervenidos, influenciados y teledirigidos inmoralmente e inescrupulosamente, desde el gobierno. No puede haber recta y equitativa aplicación de justicia, con un poder judicial en el que los jueces honestos son constantemente amenazados con ser sustituidos, si no ajustan sus decisiones a los designios de un caudillo político, que aplica unas recetas sectarias para todo en el país. Mientras no exista plena autonomía del poder judicial, no habrá jamás una auténtica y sana aplicación de justicia, ni se producirá la indispensable seguridad jurídica para todos, y por ende se ahuyentarán a perpetuidad las inversiones en general. Lo mismo ocurre con el resto de los poderes servilmente puestos al servicio de una parcialidad política y a los requerimientos de un individuo narcisista, engolosinado, quien muestra sin disimularlo ansias eternas por atornillarse en el poder, que desde el gobierno imparte cínicamente líneas políticas a la vergonzosa Asamblea Nacional, la defensora del pueblo, el Contralor y la Fiscal General de la república, quienes parecieran estar inescrupulosamente sometidos a los dictámenes del Sr Chávez.
Tampoco existen las suficientes garantías de que el díscolo Sr Chávez, no cambie de opinión en cualquier momento luego de decretar las medidas anunciadas, lo cual indica que dependeremos de su voluble y cambiable estado de animo, quedando al descubierto al advertirnos de una manera inaceptable, casi que chantajeando a los impávidos empresarios venezolanos en cadena nacional, sometiéndolos públicamente a la humillación de tener que tolerar por cortesía, sus desmedidas amenazas de eliminar cuando considere necesario las aparentes ventajas que les ofrece para invertir. Les ha dicho prácticamente, que les va a facilitar la entrega de dólares en Cadivi únicamente a los rubros de primera necesidad (alimentos, insumos etc), flexibilizando los infamantes requisitos impuestos hasta ahora, dejando claro eso si, que sólo él puede gastarlos a manos llenas, como si fueran de su propiedad, y no de todos los venezolanos que tenemos derecho a comprarlos. Anuncia por una parte, que otorgará dólares preferenciales sin tantos trámites engorrosos, pero hasta por un monto limitado de 50 mil dólares; pero al mismo tiempo establece la transitoriedad y temporalidad de la medida, estableciendo un término hasta el 31 de diciembre de este año; como quien dice, hasta que después que se defina el trago amargo de las elecciones regionales del 23 de noviembre.
El incorregible Sr Chávez recientemente debió justificarse ante todo el país, al intentar explicar sus motivos para derogar la denominada ley de inteligencia y contra inteligencia (Sapo) y sus gazapos jurídicos por ser inconstitucional y violatoria de los derechos humanos; pero inadvertidamente al hacerlo afirmó que él “no podía defender lo indefendible”, es decir, ni a él mismo, ni a su pensamiento político totalitario, podría defender, porque él fue quien la promulgó, condenando a todos sus serviles defensores como unos incondicionales aduladores quienes sin excepción se mantuvieron en silencio cómplice sin advertir los errores confesados por el caudillo; pero tal vez olvidó agregar, que esa ley salió de su despacho firmada por su puño y letra derechito a ser promulgada en la gaceta Oficial de la República, habiéndola leído en detalle artículo por artículo; lo cual revelan sus inconfesables verdaderas intenciones. Habría que aplicarle entonces a Chávez, lo que infortunadamente sugirió aplicar alguna vez su Ministro del Interior y Justicia, investigarlo por causa de sus delictivos pensamientos, a él y a toda la cuerda de aduladores que acudieron en cambote presurosos cínicamente a los medios de comunicación a “defender lo indefendible”.
Quizás sea por eso, que jamás como juristas olvidaremos las infelices expresiones de su Ministro del interior y Justicia, el tristemente célebre Ramón Rodríguez Chacin, quien nos dejó esta perlita para la posteridad a los venezolanos: “Se podría abrir una investigación porque alguien estuviera pensando cometer un delito; podría estar tramando cometer un delito, se le podría imputar por estar tramando o conspirando cometer un crimen” ¡Aunque ustedes no lo crean! así lo afirmó este funcionario público encargado de velar por la seguridad de todos los venezolanos y de coordinar todo lo concerniente al funcionamiento del poder judicial venezolano; como quien dice, por andar pensando mal del régimen, cualquiera podría ser detenido, imputado, enjuiciado y condenado a prisión ¡insólito!
Esa era la ley indefendible del Sr Chávez, menos mal que nos supo mostrar sus pensamientos en cada artículo, y mediante las acciones y omisiones de sus siempre atentos aduladores serviles. Pero afortunadamente, a pesar de que fingió rectificar derogando la ley Sapo, nada le impide que sin necesidad de promulgación de una ley nos aplique secretamente sus veladas intenciones; porque Chávez ya nos mostró sus dientes y garras, es decir, nos reveló sus verdaderas intenciones, que no son otras, que criminalizar, perseguir y a callar a la disidencia democrática, porque no soporta el pensamiento plural, sino que pretende imponernos el suyo (leer artículo 16).
Así que, como contra partida y contraste, debemos advertir igualmente, que la política económica colectivista, castro comunista del Sr Chávez es indefendible al igual que su derogada ley sapo, porque lo importante son sus verdaderas intenciones, que por demás, nos las ha dicho nítidamente: Llevar a Venezuela hacia un modelo socialista de corte castro comunista, que elimine paulatinamente, gradualmente la libre iniciativa privada, para someterla a la autoridad totalitaria de un estado todo poderoso y conculcador de las libertades económicas e individuales, comandado por él hasta que le de la gana, sin importar lo que decida el soberano pueblo venezolano en elecciones, así se canse de decirle que NO (2D), que persigue el supuesto beneficio colectivo persiguiendo la igualdad social, suprimiendo todo vestigio de egoísmo, mezquindad, perversión, corrupción, instaurando el nuevo reino del amor porque él más que amor nos tiene es frenesí; pero eso si, siempre que él mantenga el garrote en la mano, el control de la cuantiosa millonaria cuenta petrolera, para siempre, ¡qué maravilla! ¡Viva Chávez!, que lindo, y vamos todos adormir felices, si como no, por aquí se va pa` Cuba, rumbo hacia el mar de la felicidad. Yo te aviso chirulí. Pues le respondemos, como nos decía nuestra abuelita cuando no deseaba autorizarnos salir a jugar de noche a la calle, “pues fíjate que no vas mijito, mejor es que te vayas acostumbrando, dame acá las llaves, porque hoy no vas” y luego, nos solía hacer la señal de costumbre, ¡mi! colocando su índice sobre un ojo cerrado. Aunque a veces también nos hacía la otra señal de costumbre, ¡bueno!, van las dos juntas entonces.
Es evidente que con su patético discurso de ayer, Chávez intentó en vano defender lo indefendible, es decir, a pesar de que tácitamente acepta el fracaso de su pésima gestión de gobierno, de sus recetas obsoletas y periclitadas, intenta ahora suplicante atraer a los empresarios venezolanos otorgándoles migajas mediante chantajes indebidos, pero indirectamente los quiere responsabilizar, los atrae para mostrarlos indolentes después ante el país, necesita que sean los chivos expiatorios de su desastre.
Chávez tratando en vano de lavarse la cara ante el país, quitándose el traje de gladiador confeccionado artificialmente, al estilo lobo feroz, guerrillero, subversivo, incitador de guerras asimétricas, calcador de 1,2 y 3 Vietnam en Latinoamérica que suele usar para disfrazarse de Rambo, sustituyéndolo para la ocasión, y así colocarse muy apuradito, convenientemente el disfraz de corderito degollado tira besitos, repartidor de amor eterno y frenesí para su amado pueblo. Pero nadie en Venezuela y el mundo olvidan aquel fatídico día de los inocentes (28-12-2007) cuando trajeado con el otro camuflaje y boina roja, anunció el cese de la concesión del canal de televisión privado RCTV. ¿Quién puede olvidarlo? Esa es su verdadera personalidad, el del arbitrario abusador que viola La Constitución Nacional en cadena de radio y televisión sin sentir ni mostrar respeto por nada ni por nadie, con la anuencia de todos su cómplices, los inmóviles integrantes del resto de los poderes públicos intervenidos, desvergonzadamente serviles a sus actitudes despóticas y totalitarias conculcadoras de los derechos de los venezolanos indefensos, pero con dignidad jamás nos arrodillaremos ante un ufanado Jefe de facción antidemocrático, por más poder que crea que posea, porque nadie es eterno, y el pueblo es sabio e invencible.
El asunto entonces va más allá de determinar, si estas medidas económicas anunciadas por Chávez con bombos y platillos, son las más adecuadas o inadecuadas, correctas o incorrectas, buenas, malas o regulares, suficientes o insuficientes, eficaces o ineficaces; el fondo de la cuestión definitivamente pareciera ser de mayor importancia; el asunto principal que los venezolanos debemos dilucidar hoy, es si estas medidas anunciadas son creíbles y si son viables. ¿Quien le cree a Chávez hoy en día, luego de los bruscos giros que se ha visto obligado a dar? ¿Quién garantiza que el Sr Chávez no amanecerá cualquier día iracundo enviando tropas, tanques, aviones y disparando misiles para alguna parte que se le ocurra? ¿Quién puede asegurar que sus intenciones verdaderas sean rectificar, corregir el rumbo equivocado, y no manipular a los empresarios para usarlos en su provecho político? ¿Quien invertirá confiadamente asumiendo los potenciales riesgos, en un país en donde los poderes públicos parecieran estar intervenidos y al servicio de una parcialidad política, en donde no hay seguridad jurídica, ni reglas claras y estables para los inversionistas? ¿Quienes pueden ser tan osados para arriesgar sus capitales de inversión en un país en el que su presidente amenaza con expropiar empresas nacionales y extranjeras cada vez que se siente enfurecido en cadena nacional, o con hacer estallar guerras asimétricas continentales, y con derramar la sangre de los venezolanos en otras latitudes, o con desatar guerras internas fraticidas si su partido perdiera las elecciones, porque supuestamente vendrían por él?
Chávez, su gobierno y sus políticas económicas colectivistas fracasadas son indefendibles, por sus catastróficos resultados que están a la vista de todos y está destinado al fracaso si no rectifica a fondo; pero fundamentalmente por ser inviables en un país que no quiere el socialismo castro comunista camuflado edulcorado impuesto obligado a troche y moche a un país democrático que ama y prefiere las libertades, en un país con un clima creciente de desconfianza generalizada, de inseguridad jurídica, de caos colectivo, de explosiva conflitividad social, de peligroso riesgo político. Pero además, porque Chávez persiste en aplicar sus recetas fracasadas, imponiéndonos porfiadamente su actitud de equivocado, persistiendo en los errores, empecinándose en la defensa a ultranza del viejo, vetusto, esclavizante, estatista, intervencionista, centralista, antidemocrático, autocrático, totalitario y militarista modelo castro comunista, que él proclama como socialismo bolivariano, y que tiene diez años propiciando, produciendo la terrible crisis económica que acecha al país, y que tácitamente ha debido reconocer, llamando obligado por las apremiantes y desventajosas circunstancias a la mesa de negociaciones, a sus jurados “enemigos oligarcas” (chivos expiatorios de siempre), convidándolos casi a regañadientes a ser sus precarios socios, en su festín de migajas, pero con el dedo puesto en el gatillo (“Esta revolución es pacífica pero armada”) apuntándoles siempre a la cabeza por si se les resbalan o les resultan fallidos en su experimento.
Lo deseable sería, que los discursos de buenos propósitos hubieran venido acompañados de medidas económicas mucho más sustanciosas, y de una vigorosa determinación y admisión del Sr Chávez de reconocer sus gravísimos errores en la aplicación de sus trágicas medidas económicas colectivistas, que casi destruyeron el aparato productivo nacional, privilegiando las inversiones de los cuantiosos recursos económicos petroleros de los que ha dispuesto a discreción (más de 700 mil millones de dólares) para potenciar industrias y empresas extranjeras, importando a diestra y siniestra, en detrimento de la golpeada empresa privada nacional. El país hubiera recibido con júbilo, por ejemplo, un anuncio del regreso de la señal abierta de RCTV; o tal vez, la liberación de todos los presos políticos; así como el cese de la persecución política selectiva teledirigida hacia los medios de comunicación libres, a los que intenta autocensurar; hubieramos visto como muy positivo si terminara el acoso de miles de venezolanos disidentes que han sido despedidos por estar en la infamente lista Tascón, y que reenganchara a los 20 mil trabajadores petroleros despedidos; que le devolviera sus bienes a quienes han sido despojados de sus haciendas, casas, edificios, a muchos venezolanos invadidos, confiscados, expropiados, con el visto bueno del gobierno. Pero no, lo de ayer fueron puras lágrimas de cocodrilo, vertidas ante las cámaras, pero sin dejar de morder la presa.
Ya los diagnósticos han sido suficientemente realizados y explicados, pero es bueno recordarle al Sr Chávez, que los venezolanos sabemos, que sólo él, es el culpable, de que aquí en Venezuela se asfixiara a los productores del campo y a los empresarios. Se han importado como nunca antes, ganado vacuno, porcino, pollos, leche, granos, azúcar, etc, para tratar de abastecer el consumo interno, aprovechando que el gobierno los comercia con nuestro dinero libremente y sin pagar aranceles, mientras paralelamente se le imponía a los productores nacionales mayores cargas tributarias, como el impuesto a las transacciones, procurando mantener los precios controlados rígidamente, mientras aumentaban todos los costos de producción, los salarios de los trabajadores, los insumos, las medicinas etc. Paralelamente Chávez hostigaba y perseguía a los empresarios nacionales a través de los medios, y mediante el uso indebido del SENIAT, multándolos, cerrándolos, expropiándolos, confiscándolos, haciendo demagogia culpándolos ante el país de la inflación. Todo eso trajo como consecuencia la quiebra y el cierre de miles de pequeños comercios y de empresas, de carnicerías, frigoríficos, panaderías y abastos, así como el cambio de rubro productivo de muchos pequeños empresarios, que se negaron a trabajar con perdidas.
Las consecuencias negativas se produjeron de inmediato en todos los sectores comerciales, especialmente en el sector ganadero, cayendo bruscamente la comercialización del ganado, bienes, servicios y distintas mercancías. Así se produjo una terrible situación de escasez de innumerables rubros como la carne de res y de pollo, amen de las consabidas perdidas económicas y de empleos.
A pesar de los desesperados virajes del gobierno por intentar revertir la gravísima situación económica, aquí muy probablemente entraremos en una espiral inflacionaria sin remedio; porque el régimen no quiere rectificar realmente. Lo que se ha hecho es insistir porfiadamente en el rumbo acelerado hacia el despeñadero colectivista, defendiendo la política económica dizque socialista indefendible, de un individuo, que no está convencido sino de su propia visión económica muy obsoleta y absolutamente errada, porque así no aumentará la producción nacional, ni se podrá crear más riqueza, ni empleo, ni se resolverá eficazmente el serio problema de inflación, ni se frenará la fuga de capitales y la perdida de la confianza en la economía, por parte de los inversionistas nacionales y extranjeros -como deseamos sinceramente- agudizándose la pobreza y disparándose socialmente las crecientes protestas populares por las falsas expectativas jamás satisfechas.
Chávez pareciera seguir creyendo que repartiendo el petróleo a discreción, sin diversificar la economía, sin incentivar suficientemente, adecuadamente la producción privada nacional a fondo (no con migajas) podrá controlar la crisis, está equivocado, sus diez años de desgobierno lo demuestran fehacientemente sin atenuantes, está desnudo, su modelo seudo revolucionario es un desastre económico indefendible, no se puede seguir malgastando la multimillonaria renta petrolera como lo ha hecho, sin límites, no hubo necesidad de frenarlo, las propias invariables leyes de la economía lo han hecho, simplemente cumpliéndose invariablemente, nadie ha descubierto el agua tibia.
Es por lo que la sociedad democrática venezolana no debe auto engañarse, ni crearse falsas expectativas con este aparente viraje. Debe eso si, procurar auspiciar democráticamente nuevos caminos en la búsqueda de producir soluciones estructurales a fondo, a esta aguda crisis política y económica que amenaza a la nación. La solución entonces, deberemos considerarla a largo plazo, y ya se avizoran los necesarios, impostergables e improrrogables cambios en el escenario político nacional, que abrirán las compuertas para crear las imprescindibles condiciones distintas a las actuales que padecemos, para modificar el rumbo equivocado que lleva el buque económico de la nación hacia un peligroso despeñadero y así evitar el hundimiento, logrando reflotarlo y encausarlo hacia el progreso verdadero, que supone escuchar las sabias recomendaciones de los bien intencionados expertos economistas venezolanos que han expresado a tiempo sus desatendidas recomendaciones.
Al indefendible Sr Chávez, junto a su política económica comunista, decadente, trasnochada y fracasada, se le termina el tiempo que le dio el pueblo, así es que se aproxima rápidamente el instante en que serán lanzados por la mayoría del glorioso pueblo venezolano al estercolero de la historia, con su próxima salida del poder, será entonces cuando deberá rendir cuentas al país.
6 comentarios:
Bueno amigo
Es propicio recordar lo que ya previamente habiamos advertido en este tema:
http://manuel-miranda.blogspot.com/2007/02/el-estado-como-empresario.html
Le cuesta al Presidente Chavez tener que recurrir al empresariado y dejar la utopica idea de que el Estado debe asumir todas las funciones, entre ellas las productivas y privadas.
Editorial EL NACIONAL: A los realazos
"La rebaja de cargas impositivas, el ofrecimiento de dinero y el tono "simpaticón" del discurso, hacen pensar que estamos ante un nuevo disfraz de piel de cordero por parte del jefe del Estado, ardid al que recurre cuando piensa que la situación le es adversa y está a la baja su popularidad." Así lo dice el editorial de El Nacional de este viernes, que además da cuenta que el presidente no invitó a los gremios de empresarios y trabajadores al anuncio de medidas económicas este miércoles sino a algunos capitanes de empresas a título personal, invitación que por simple cortesía aceptaron.
"No nos engañemos: el presidente Chávez mantiene su actitud de no reconocer a las instituciones representativas y, en lugar de convocar a todos los gremios empresariales, invitó al diálogo sólo a los grandes capitanes de empresa pero a título individual. Desde luego que acudieron por mera cortesía."
Aquí está el Editorial:
Editorial
El Nacional
Diálogo inútil
A los realazos
La maniobra del presidente Chávez de querer seducir a los empresarios mediante una alianza estratégica para la producción, no pasó de ser un ofrecimiento de dinero para intentar aquietarlos. Los buenos propósitos de crear un ambiente propicio para la inversión productiva vinieron acompañados, apenas, de medidas como la agilización en la entrega de divisas a precio controlado, la creación de un fondo para los sectores estratégicos y el aumento de los subsidios en ciertos rubros agrícolas.
Lo más importante fue la eliminación del impuesto a las transacciones financieras, decretado hace seis meses, el cual, como lo dijo Chávez, no era necesario y contribuyó a acelerar el desbocado aumento de los precios. Esta última decisión se añade a las marchas y contramarchas que, por ahora, han caracterizado al Gobierno.
Como en el caso de la ley de inteligencia y contrainteligencia, la culpa de este impuesto a las transacciones financieras es del Presidente, quien lo introdujo mediante los poderes extraordinarios que le otorgó la dócil y servil Asamblea Nacional. Pero está bien que el mandatario nacional haga su mea culpa, aunque no sabemos cuándo volverá a las andadas.
La rebaja de cargas impositivas, el ofrecimiento de dinero y el tono "simpaticón" del discurso, hacen pensar que estamos ante un nuevo disfraz de piel de cordero por parte del jefe del Estado, ardid al que recurre cuando piensa que la situación le es adversa y está a la baja su popularidad.
Sin embargo, no nos engañemos: el presidente Chávez mantiene su actitud de no reconocer a las instituciones representativas y, en lugar de convocar a todos los gremios empresariales, invitó al diálogo sólo a los grandes capitanes de empresa pero a título individual. Desde luego que acudieron por mera cortesía.
Lo mismo ocurre en caso de los trabajadores, cuyas directivas sindicales son permanentemente borradas del mapa cuando se abre un supuesto espacio de diálogo. Lo que parece molestar al jefe de la revolución es que luego de 10 de años del proceso, los diversos sectores de la sociedad se sigan organizando para defenderse y reclamar sus derechos.
En fin, no fue mucha la imaginación desplegada en el diseño de las medidas anunciadas. Se limitaron a ofrecer dinero para unos proyectos que aún no existen y, quizás, para reducir las pérdidas de los productores de algunos rubros agrícolas. De hecho, las políticas económicas siguen siendo las mismas que han ocasionado una inflación anual que ya llega a 30%, y han generado un persistente desabastecimiento.
El cambio de tono, sin embargo, resulta positivo en la medida en que pueda reducir el clima de tensión y enfrentamiento que el Gobierno acostumbra promover. Constituye un avance, al menos por ahora, el hecho de que ya no todos los empresarios privados sean considerados malos. Sólo lo serían aquellos que el Presidente llama oligarcas. Los otros, los presuntos aliados, califican sólo si participan en la alianza estratégica "Rumbo Productivo". Simple chantaje.
Chaves está chorreado frente al panorama electoral que tiene por delante y por el evidente fracaso (ya no atribuíble a nadie más) de su corrupto e ineficiente gobierno, lleno de ladrones y malandros..
Venezuela se mueve a pasos agigantados (¿de vencedores?) hacia un abismo de atraso y mediocridad.. Nada funciona en nuestro país y las cosas que medio funcionaban, el gobierno las compra (o se las apropia) y las destruye o vuelve mediocres...
Ahora se disfraza de cordero y le habla como un pana más a aquellos que ha consistentemente atacado e insultado.. ¿Será que alguien todavía le cree? Mañana de seguro que vuelve a sus andadas y le va a mentar la madre a todos y les lanza al SENIAT y al INDECU para fregarlos..
No le crean nada a ese bicho...!!!
Pobre hombre arraso con la economia de Venezuela, y ya no lo puede esconder.
Víctor MALDONADO: Chávez, sudor y lágrimas
Te conozco bacalao, aunque vengas disfrazao
Héctor Lavoe
¡Eso sí, socialismo!. Esa frase y otra con la que la acompañó más adelante son el resumen más perfecto del discurso del presidente frente a los empresarios. La otra oración fue igualmente tajante: ¡Aquí nunca más volverá la economía de libre mercado!. El resto de las casi cuatro horas de discurso fueron excesivas en divagancias y escasas en medidas correctoras del desastre económico que vive el país. Todo se redujo a la creación de otro fondo más para estimular el aparato productivo, una política que ampara precios mínimos de cosecha en dos o tres rubros agrícolas, la eliminación de requisitos para la importación de materias primas e insumos (lo que él llamó la liberalización de CADIVI) y tal vez la única buena noticia de la noche, la eliminación del detestable ITF. ¡Eso sí, socialismo!.
No fue la primera vez que el presidente se reunió con los empresarios venezolanos. Tampoco fue la primera ocasión en que los sometió a una larga cháchara para eliminar todo o parte de un impuesto. Lo que sí resultó toda una novedad fue la pobreza del auditorio en cuanto a diversidad, y la ausencia de entusiasmo de los que estaban condenados a escucharlo. Dos o tres empresarios importantes, rodeados de los mismos de siempre, Miguelito Pérez Abad, Alejito Uzcátegui y Albertico Cudemus, sitiados esta vez por la fauna más insólita de funcionarios y dirigentes del partido de gobierno que aseguraron una galería respondona en aplausos.
Pero hubo un detalle que no pudimos dejar de apreciar con muchísima curiosidad, y fue que el presidente, una vez que tuvo que anunciar las medidas, comenzó a sudar copiosamente. Su cara por momentos mostraba un rictus de sufrimiento y agonía que expresaba el inmenso esfuerzo que estaba haciendo para disimular hasta el final todo el desprecio y la rabia que sentía por dentro al tener que desdecirse, al tener que recular una vez más, al estar obligado a desviarse del camino real del socialismo ortodoxo, para detenerse en los atajos de las conveniencias electorales, en los que parece que se le va la vida.
La noche del miércoles 11 de junio el presidente mostró en vivo y en directo todos los trastornos de somatización que le produjeron el tener que pactar con la empresa privada un detente, mientras él intenta recuperar el poder y la legitimidad social que ya no tiene. El momento culminante de su histeria llegó al final, cuando perdió la voz por momentos y tuvo que dar por concluido el acto.
Como vimos Chávez se empeña en jugarse a Rosalinda con su apuesta absoluta al fracaso de su gestión, porque mientras no haya una verdadera rectificación de sus concepciones y una revisión profunda de lo que él llamo repetidas veces su economía política, los venezolanos seguiremos sometidos al empobrecimiento de todas nuestras posibilidades. Y aunque él no haya caído en cuenta, esa noche reconoció el inmenso fracaso de sus ideas. Un fiasco la abrumadora selva de permisos y trámites para importar, un chasco la política agrícola que no reconoce los costos asociados a la producción, una pifia la política impositiva, un inmenso derroche los recursos dirigidos a FONDEM. Claro que tenía que deshacerse en sudor e histeria cuando al revisar en qué se habían gastado treinta mil millones de dólares no pudo exhibir una sola obra concluida, una mínima demostración del decoro y la eficiencia de su gobierno.
¡Eso sí, socialismo compadre! rogaba una y otra vez, proclamando a la luz de los resultados, concentración y hegemonía, autoritarismo y pobreza, desesperación y opresión, ahora acompañados de vergüenza y pena, de no poder darle al país una cara fresca, sin que el sudor traicione a cada minuto las promesas que no van a ser cumplidas y los compromisos que no van a ser honrados.
Si vieras mi obra de teatro que actualmente está en gira por Las Baleares te encantaría.
El título es ESTA NOCHE HAY QUE MATAR A FRANCO.
Tendríamos que hacerla en Caracas, seguro que le gustaría a Chávez.
Te recomiendo dos bolgs:
martin-garrido.bolgspot.com (mi hijo director de cine)y
Las cosas de Martín G. Ramis.
Suerte.
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