viernes, enero 25, 2008

Chávez :¿ ¡Vendrían por mi! ¡sería la guerra! ?


POR:ARCANGEL VULCANO.

El 11/01/08 en su mensaje a la Asamblea Nacional el Sr Chávez hizo varias interrogantes que son un monumento de su ineptitud, de su estrepitoso y rotundo fracaso como gobernante: ¿Por qué seguimos consumiendo tantos alimentos procedentes de otros países? ¿Por qué nos cuesta tanto producir bienes de uso diario? ¿Por qué la corrupción no la hemos podido frenar y mucho menos derrotar? ¿Por qué la inseguridad sigue siendo un problema tan grave en las calles, en los pueblos y en los barrios? ¿Cuál es la razón de la impunidad?¿Por qué sigue tan fuerte y descarado el contrabando, que nos hace mucho daño? ¿Por qué las mafias siguen incrustadas en las estructuras de los servicios? ¿Por qué un gobierno revolucionario no ha podido en nueve años cambiar la terrible situación de las cárceles?

Estas interrogantes expresadas amargamente a escasos días del 02D-07, constituyen la más resonante y contundente prueba, la mejor demostración y confesión tácita de su incapacidad manifiesta para resolver los urgentes problemas que nos afectan a todos los venezolanos en general, sin excepción, porque todos padecemos sus errores garrafales como errático e improvisado aprendiz de gobernante, que ha demostrado ser hasta la saciedad.

Y el 20/01/08, en su Aló Presidente, Chávez admitió de nuevo su tragedia como sepulturero de la nación. En virtud del patético escenario por las carencias generadas por su seudo revolución, como la escasez de leche, carne, huevos, granos, azúcar; se atrevió el jefe supremo a asegurar que “eso se debía a que aquí no se había impulsado la producción agroindustrial”.Semejante confesión luego de nueve largos años de desgobierno, lo inhabilitan como administrador, y lo marcan para siempre como un pésimo aprendiz de gobernante.

De allí que Chávez ahora pretende merecer y causar la compasión cristiana de sus partidarios, así como la lástima y reconsideración de sus antiguos “fieles y fanatizados” seguidores que abandonaron su destartalado barco seudo revolucionario, que nos conducía a su reelección indefinida y al control omnipotente de las reservas internacionales, y de todo el control del poder absoluto de un estado capitalista dueño de todo y de todos.

Por eso ahora clama por recuperar antiguas actitudes de lealtad revolucionaria de sus otroras incondicionales que ya no lo son ni lo serán jamás, por eso su descalabro es total y su caída en picada hacia el hondo, oscuro y solitario abismo del rechazo y el olvido colectivos. De allí que advierte aparentemente conmovido pero disimulando su verdaderos temores y motivos ciertos de sus peores pesadillas: “Si la oposición gana las elecciones de gobernadores y alcaldes vendrían por mi”.Pero además, osa amenazarnos ahora con la guerra si eso llegara a ocurrir.

Ni habrá guerra fraticida ni nada que se le parezca, sólo elecciones libres, que con toda seguridad servirán –entre otras cosas- para que los venezolanos exijamos a nuestros gobernadores y alcaldes rendición de cuentas, y también pasemos nuestras facturas por cobrar a los gobernantes incompetentes confesos por su fracasos en el ejercicio de cargos públicos, tal y como lo ha confesado agriamente el auto proclamado comandante seudo revolucionario, y que anda ofreciendo salvar al mundo, cuando no ha logrado ni siquiera saber salvar su propio pellejo y el de sus “colaboradores”; además de que tampoco ha podido ni sabido resolver todos los problemas que citó en sus interrogantes.

Chávez sabe mejor que nadie las respuestas a sus preguntas, pero el pueblo venezolano lo sabe mejor que él, porque somos quienes padecemos los perniciosos efectos de sus políticas económicas colectivistas mientras él juega a ser el salvador del mundo regalando nuestras divisas sin control, ni restricciones ni castigo; políticas de corte comunistas que asfixian a la iniciativa privada concentrando todo el poder en un estado capitalista, interventor y represivo, y que nos han conducido a tan terrible situación de escasez, inflación, desempleo, inseguridad y crisis general, que hoy sufrimos gracias a sus insanos delirios de grandeza, su megalomanía enfermiza y sus inocultables fracasadas ocurrencias madrugadoras.

De tal manera, que no le quedan nada bien sus ínfulas de salvador universal y redentor de pueblos, porque sólo ha quedado evidenciado su ya insultante demagogia y su elemental, primitivo populismo decadente, que ya nadie le cree, ni le compran sus poses histriónicas representando el papel de Mesías de los pobres y desposeídos, cuando en realidad es un rico más, que anda en su avionzote rodeado de su séquito de cortesanos aduladores, disfrutando de las mieles del poder en hoteles 5 estrellas, dándose la gran vida, gastando a manos llenas lo que no le pertenece.

Ahora está desnudo ante el país y el mundo, y nos luce muy temeroso de rendir cuentas próximamente, por eso es su queja, y por ello denuncia patéticamente: “Vendrían por mi y sería la guerra”. ¡No señor Chávez!, no subestime más la inteligencia de todos los venezolanos, ya sus partidarios le demostraron que no quieren y no querrán jamás ser usados como carne de cañón, ni por usted ni por ningún otro ególatra, así que no habrá ninguna guerra, y menos fomentada y alentada por usted, que lo único que necesita es volver a ser un ciudadano común despojado de sus groseros privilegios para recordar quien es en realidad. Así podremos algún día todos los venezolanos que sufrimos sus excesos de hoy, exigirle a su excelencia y sus “colaboradores” -lógicamente y como corresponde- dentro del marco constitucional, jurídico legal y de derecho, que nos rinda cuentas de su administración en el gobierno, que rinda cuentas del destino cierto de los recursos del fisco que ahora maneja impudorosamente sin controles.

Estén seguros, de que ese día llegará, es cuestión sólo de tiempo; usted tranquilo, que los venezolanos hemos demostrado que no somos rencorosos, ni vengativos, que no queremos guerras con nadie, sino la paz; pero eso si, somos muy exigentes a la hora de la verdad y de la justicia ¿verdad?

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