sábado, enero 05, 2008

"El canje terminó en bochorno" (¡ Rambo... Cuidado! ... nos involucre en una aventura irracional en territorio extranjero!)


POR: ADOLFO P SALGUEIRO.

El caso se convirtió un show mediático para promover a Chávez como una figura estelar

Desde esta columna lamentamos profundamente el fracaso de la "Operación Emmanuel" por cuanto prolonga la angustia tanto de familiares como de aquellos rehenes que pudieron tener la ilusión de recibir el año 2008 con los suyos.

La anterior aclaratoria no obsta para hacer consideraciones que pongan de relieve los errores que se cometieron en la abortada gestión y que -en su mayoría- estaban a la vista.

1) Los paradigmas tradicionales del bien y del mal fueron puestos al revés cuando las FARC pasaron a ser el "bueno" de la película porque liberarían a tres de los setecientos rehenes que mantienen en su poder privados ilegítimamente de su libertad. Uribe pasó a ser el "malo" porque cumplió con el rol institucional de no permitir que el caso se desmadrara convirtiéndose en un obstáculo para el proceso general de pacificación que se lleva a cabo en Colombia.

2) Chávez cayó en la trampa de un sujeto de la calaña de Tirofijo que -una vez más- burló las expectativas que pudo haber creado. El mismo truco de 1999 cuando dejó al presidente Pastrana con los crespos hechos no presentándose a la cita pautada en San Vicente del Caguán. Uribe se lo advirtió pero el Gran Componedor prefirió creerle al viejo sanguinario que le ofrecía un "desagravio".

3) El caso se convirtió en un show mediático cuyo objetivo principal fue promover la exaltación de Chávez al rol de figura estelar del continente, el planeta y el universo relegando el canje humanitario a ser tan solo el medio. De paso se promovía la figura de Piedad Córdova como candidata de la izquierda trasnochada para la elección presidencial colombiana (2010) en el entendido de que así se exportaría la revolución bolivariana para imponer allá lo que acá ya fue rechazado.

4) La vocación mediática queda en evidencia con los anuncios de hacer conciertos y bonches en diversas ciudades del mundo en los que la figura del héroe de Sabaneta opacaría al propio sol y se situaría a tan solo un peldaño del Premio Nobel de la Paz.

5) Los que todo lo saben, desechando la experiencia de los que apenas hemos pasado varias décadas en el trajín internacional, no quisieron entender que la facilitación efectiva debe ser discreta para ser exitosa. Los micrófonos son para la política mientras que la diplomacia apunta a resultados concretos. Claro eso se aprende en la Academia y en la práctica profesional. Es evidente que el volante de un metrobús no es escuela adecuada para este tipo de gestiones.

Ya Rambo anunció que lo que no se pudo hacer ante las cámaras de Oliver Stone se intentará "por otras vías". Cuidado: no sea que el afán de protagonismo nos involucre en una aventura irracional en territorio extranjero cuyas consecuencias son difíciles de prever. No sería extraño que en las febriles mentes de los bolcheviques que -por ahora- conducen el país aniden fantasías épicas propias del personaje de Silvester Stallone que tengan por objeto arropar y disimular las dificultades que ya se atisban para el 2008.

Quienes al final vamos a pagar los platos rotos de los errores que se puedan cometer al menos tenemos el derecho de exigir prudencia .



4 comentarios:

Anónimo dijo...

La lección de Villavicencio: el gran éxito de Uribe vs. la izquierda mundial

Álvaro Uribe se ha anotado uno de los más grandes y trascendentales éxitos de su brillante carrera política: ha acorralado a las FARC y ha empujado a Hugo Chávez y a todos sus aliados bolivarianos al más completo y vergonzante ridículo. Antonio Sánchez García analiza hoy el papel de la izquierda mundial en este caso.

Esta es su columna:

Álvaro Uribe se ha anotado uno de los más grandes y trascendentales éxitos de su brillante carrera política: ha acorralado política y militarmente a las FARC, ha desenmascarado ante el mundo su naturaleza criminal, asesina y mentirosa y ha empujado a Hugo Chávez y a todos sus aliados bolivarianos –Fidel Castro, Evo Morales, Rafael Correa, Lula da Silva y el matrimonio Kirchner Fernández, entre otros – al más completo y vergonzante ridículo. Suficientemente adobado por las escatológicas y hamponiles declaraciones de la Sra. Bonafini. Ridículo del que ni siquiera se salva el presidente Sarkozy, que ha demostrado escasa perspicacia en el trato con la criminalidad política latinoamericana. Y un parisino Comité Ingrid Betancourt, que sin entender un rábano de qué va la política en esta región se permitió sentirse asqueado por las FARC y Uribe, metiendo en un mismo saco a víctimas y victimarios.

Dios, bien dice el refrán, ciega a quienes quiere perder. La izquierda latinoamericana y mundial, aprisionada en sus mitos y lugares comunes, en sus prejuicios ancestrales y sus maniqueísmos seculares, se ha permitido coquetear con un teniente coronel de igual o peor calaña que el teniente coronel Tejero, ese impresentable militarote español que pretendiera un golpe de estado en febrero de 1981. Se ha negado durante nueve años a darle la más mínima credibilidad al angustioso reclamo de la oposición democrática venezolana, incumpliendo incluso su responsabilidad ante viejas deudas: ¿no fue esa oposición, cuando fuera gobierno, la que auxilió a Felipe González y los socialistas españoles para que luchara contra Franco, contribuyendo de manera esencial al restablecimiento de la democracia española? ¿No fue esta misma oposición, atropellada de manera vil y totalitaria en sus más elementales derechos por este “nuevo líder de la izquierda mundial” la que recogiera a las decenas de miles de náufragos de las dictaduras del Cono Sur?

¿Cómo han respondido los izquierdistas chilenos, argentinos, uruguayos a los llamados de auxilio de sus congéneres venezolanos? Con un portazo en las narices. Instalados en los gobiernos de sus respectivos países, en gran medida gracias al auxilio de la socialdemocracia y el socialcristianismo venezolanos – desde hace nueve años en la oposición – han corrido a respaldar a un teniente coronel de claras ínfulas totalitarias, enceguecidos por sus maletines de dólares y sus compras milmillonarias. ¿Qué ha hecho la izquierda española? Respaldar a quien violaba nuestra democracia, mientras cerraba los ojos ante la tragedia cubana. ¿Qué hace Kirchner? Escupir sobre la democracia venezolana. ¿Qué ha hecho Insulza? Barnizar de democratismo un régimen dictatorial.

Todos ellos, desde Kirchner y la Sra. Fernández hasta Lula da Silva, arrastrando en la comparsa incluso a Rodríguez Zapatero y Sarkozy, han sido enfrentados a la cruda, a la aterrante realidad: las FARC, brazo armado de la revolución bolivariana, asesinan, secuestran, torturan, aterran y mienten. Incluso a sus más dilectos aliados. Y Chávez, que montó este circo para cosechar un éxito diplomático para él y sus aliados de las narco guerrilas, no es más que un payaso irresponsable provisto de una suculenta chequera. Que malversa en provecho de sus delirantes sueños de grandeza.

Merecido lo tienen. Esta es la izquierda. Que asuma sus responsabilidades.

LA IZQUIERDA MUNDIAL Y LA LECCIÓN DE VILLAVICENCIO
Antonio Sánchez García

Anónimo dijo...

El insulso del Insulza también desconfió de las pruebas de ADN presentadas por el gobierno colombiano y pidió que el insulso organismo bajo su insulso mando realizara unas pruebas de ADN. Renuncia incompetente.

Anónimo dijo...

Elías Pino Iturrieta // El año terrible de Chávez

El 2D el pueblo no sólo rechazó el socialismo, sino que dispuso que el Presidente se fuera en el 2012

Para Chávez, 2007 debe ser un año digno del olvido. ¿No perdió entonces lo que había cosechado desde el inicio de su carrera política? ¿No sintió entonces cómo se convertían en arena soplada por el viento los desafíos que lo habían convertido en campeón del pasado reciente, en gladiador considerado imbatible por sus rivales y por los opinadores más escuchados? Bastó un lapso de 365 días para que el campeador acostumbrado a los triunfos arrolladores tuviera que lamentar su fracaso en los rincones, buscando entre la rabia y el despecho a los culpables de su desventura.

Parece improbable que la historia registre el caso de un declive tan pronunciado en un período así de breve, no en balde apenas en diciembre de 2006, después de su reelección en la primera magistratura, parecía un gigante aclamado por la sociedad. Bastó que el almanaque ajustara una sola de sus tuercas para que el liderazgo descendiera a las penumbras en las cuales se encuentra ahora, en la búsqueda de atajos hacia el extraviado pedestal mientras lidia con los cromosomas de un niño que llegó de pronto al hospital de San José de Guaviare.

La errancia que lo ha llevado a buscar salvación en las selvas colombianas comenzó en el anterior mes de mayo, cuando su medida contra RCTV despertó el sueño de un ejército de demonios que parecían expulsados del paraíso revolucionario. La arbitrariedad de la decisión no sólo provocó la repulsa de grandes sectores de la sociedad, sino especialmente el advenimiento de una vanguardia juvenil dotada suficientemente para convertirse en la referencia más exitosa de oposición que se establecía en el país después de una década de letargo y frustración. El discurso de los estudiantes, orientado conscientemente a ignorar la presencia del mandón hasta convertirlo en una pieza más del problema nacional, a golpear con lúcida mandarria los cimientos de un mito personal hasta convertirlo en remedo, sugirió caminos democráticos tan amplios como deseara la variedad de los descontentos en toda la geografía venezolana.

Sin armas sugestivas para detener al contendiente, el mandón se aferró a un prestigio sobre cuyos atractivos no dudaba para proponer el antídoto de un pensamiento y de un partido únicos gracias a los cuales pudiera establecer una hegemonía vitalicia. Dependientes de un personalismo cada vez más choteado por los universitarios y de unos operadores a quienes nadie felicitará por su talento, el pensamiento único se redujo a un auditorio menguado y el partido único se volvió fantasía, para que los elementos renovadores ocuparan espacios y sensibilidades impensables en la víspera. El resultado lo sabemos todos: el 2 de diciembre la voluntad popular no sólo rechazó la proposición socialista, sino que también dispuso que el Presidente terminara su mandato en 2012 y se fuera luego con su música a otra parte. ¿No fue lo peor que le pudo pasar a un individuo limitado de ideas cuya anhelada meta era una monarquía sin corona?

La catástrofe que padeció en Venezuela estuvo acompañada por desaires descomunales y problemas verdaderamente serios en la escena internacional. Todavía deben pesar en la vanidad del mandón las reconvenciones del rey de España ante su impertinencia en la cumbre de Santiago de Chile, y el despido ordenado por Uribe desde el Palacio de Nariño ante sus desplantes de locuaz mediador con las guerrillas. Menos evidentes, quizá no hayan dejado de molestar su sensible piel los ambiguos acercamientos del hermano Lula y las decorosas distancias de la camarada Bachelet, cuyo apoyo a las causas "bolivarianas" fue esquivo durante todo el año. Pero, más allá de las ronchas que siente un ego desdeñado, la cosecha de 2007 le deja pendiente un trío de arduos enigmas: el caso del maletín trasladado a Buenos Aires en un viaje del oficialismo con una carga curiosa de 800.000 dólares, que ahora tratan los tribunales de Estados Unidos; la intromisión militar en la erizada política de Bolivia, maletín incluido; y, después de una desconsiderada alharaca, la culminación del asunto de los rehenes en poder de las FARC.

Los aspectos señalados, que son apenas unos pocos, dan cuenta de cómo menguó la influencia de Chávez en el reducido lapso de un año. Tal vez sean más cuantiosos los testimonios de la decadencia de su personalismo, pero el boceto parece suficiente para asegurar que estamos frente a un desmoronamiento tan vertiginoso que difícilmente encuentre comparación en otros sucesos de la historia, en sentido general. Conviene insistir en este punto primordial, porque tal vez la sociedad no haya captado aún la magnitud del acontecimiento y lo que falta para concederle mayor consistencia. O por algo más alarmante: el mandón sigue como si cual cosa, ignorando los golpes de la realidad y la trascendencia de sus lecciones. ¿No es el motivo que lo lleva hoy por trochas selváticas a buscar la compañía de Manuel Marulanda?

eliaspinoitu@hotmail.com

Anónimo dijo...

No más intervención internacional de este tipo en el tema humanitario

El Alto Comisionado Luis Carlos Restrepo declaró hoy que es inadmisible que se pretenda una intervención internacional en el tema humanitario en la forma que lo ha hecho el Presidente Chávez. Ha criticado el espectáculo mediático y el protagonismo de Chávez así como sus declaraciones de que “creía más en las FARC que en el Gobierno de Colombia”.

Restrepo ha dicho que el Gobierno de Colombia está dispuesto a mantener algún tipo de intercambio humanitario con las FARC pero a través de una misión “coordinada por la Cruz Roja”.

En cuanto a la participación de otros países ha dicho que “será evaluado en su momento” pero siempre teniendo como máxima el respeto al Gobierno de Colombia y a sus instituciones en una afirmación que cierra las puertas a cualquier nueva injerencia de Hugo Chávez en el problema colombiano.

Restrepo ha añadido que “el Gobierno de Colombia es quien conoce a las FARC y su modo de actuar” y son ellos los mejor posicionados para valorar la viabilidad de alguna operación de intercambio.

Estas críticas de Restrepo se suman a las expresadas esta mañana por el Ministros del Interior y por el Canciller del Gobierno de Alvaro Uribe.