miércoles, agosto 13, 2008

¡Bendita Unidad!


POR:ARCANGEL VULCANO.

“El poder es muy sabroso” le escuchamos afirmar con muchísima ironía al fallecido ex gobernador merideño Edecio La Riva Araujo, en uno de sus frecuentes programas radiales a los que solía acudir como invitado de tertulias políticas, en las que con proverbial destreza se desenvolvía. Al pasar los años esa expresión del veterano dirigente socialcristiano, nos retumba como un eco en lo más recóndito de nuestras células cerebrales, cada vez que observamos en el escenario político nacional e internacional los típicos forcejeos de los aspirantes al poder político en la cruenta lucha por alcanzarlo.

Hoy en día en Venezuela la mayoría de los dirigentes políticos venezolanos tienen atragantada la palabra “unidad” en sus gargantas, y por sus corroídas laringes no dejan de aflorar los efectos sonoros que sus desgañitadas cuerdas vocales producen agriamente, expeliendo un preferente sonido que repiten como furibundos y chillones loros: “unidad, unidad, unidad” pronuncian al unísono hasta el hastío. El envolvente grito de “unidad” es lanzado por todo el territorio nacional y el continente, por el caudillo venezolano, nuevo adalid de los pobres del mundo mismo, y por cualquier remedador del oráculo mayor, quien aspire un apetecible cargo político en la tierra del oro negro.

Definitivamente el avezado andino Edecio La Riva Araujo, seguramente sabía claramente el por qué afirmaba concientemente que “el poder es muy sabroso", debe serlo sin dudas, porque la dantesca pelea por lograr sentarse atornillado como jefecito en alguna sillita, que otorgue facultades que permitan disponer de algunos petrodólares, es siempre de tal magnitud aquí en Venezuela, sin importar si es por una pequeña porción del pastel, que siempre es como para coger palco.

Mientras el país parece estar sumergido en la más espantosa crisis socioeconómica, como consecuencia de la pésima gestión gubernamental de un Jefe supremo hegemónico que luce cada vez más errático y perdido, mientras que los venezolanos afrontamos gravísimas acechanzas y amenazantes riesgos, que nos hacen presagiar que nuestra democracia camina rumbo al despeñadero de la dictadura, instaurada sin anestesia entre gallos y media noche; los principales líderes de ambos bandos en conflicto en su lucha fraticida por alcanzar espacios de poder (oficialismo y oposición) obligados a salvaguardar nuestros derechos, parecieran sumergidos en un pleito interminable y sin sentido asemejándose a borrachos disputándose no una botella de aguardiente vacía, sino la más repleta y caudalosa botija petrolera, pero a costa de la tranquilidad y la paz de sus conciudadanos, en nombre de una tal ¡bendita unidad!, ofrecida como la panacea de todos nuestros males habidos y por haber; ¡qué llegue la unidad bendita!, ¿será que la unidad también nos salvará de la inflación que como una bola gigantesca nos arrollará a todos sin excepción mientras que los seudo políticos se ponen de acuerdo para decidir quien la frena, ¡será!?

El país desarticulado, desbaratado, desunido, observa impávido y asombrado como unos cuantos saltimbanquis y politiqueros de oficio, la gran mayoría sin mayores méritos, quienes se mueven al son que les toca el oficiante de medio pelo que los provoca, desde sus convenientes e interesados escenarios acomodados, para desempeñar sus roles de actores de reparto, de la complejísima trama política teatral montada por el yo supremo que controla todos los hilos de los poderes a su antojo, según su conveniente libreto fungiendo como director en el escenario nacional, pero sin saber disimular sus precarias ambiciones personales, anteponiéndolas a todo evento por encima de las auténticos anhelos de cambio de las mayorías.

En esa disputa acalorada por posicionarse, partidos y candidatos no escatiman en gastos ni en esfuerzos; algunos cínicamente creen que olvidamos sus devaneos pasados; pero son los mismos que desde el gobierno se han lucrado a la sombra del poder, y otros que desde la opositora acera del frente, apenas ayer solícitamente exigían al colectivo abstenerse de votar, y hoy a brazo partido claman por ser encumbrados por las masas como sus candidatos benditos por la unidad.

Los más cínicos, desde el gobierno, exigen lealtades revolucionarias; otros, nos enrostran las encuestas que cargan bajo el brazo y suplican el voto masivo; ambos sin ninguna moral, unos por aduladores del régimen, y otros porque sumergieron al país en el dilema de votar o abstenerse creando la nociva matriz de opinión que sostenía la ambigua tesis del fraude continuado y la carencia de imparcialidad del “dudoso y vendido arbitro electoral”, hoy todos se rasgan las vestiduras exigiendo ser los abanderados del pueblo; son en el fondo muy parecidos, les encanta el poder porque “es muy sabroso”, son los mismos que no dudaron en cederle al gobierno el importante bastión de la Asamblea Nacional, unos tomándola por asalto y otros abandonándola a su suerte.

Algunos actores de reparto alegando deslegitimar al gobierno, después se cruzaron de brazos contemplando como el régimen oprobioso hacía caída y mesa limpia, eligiendo a discreción los integrantes del resto de los poderes públicos y de todas las instituciones del estado totalitario, que ahora nos oprime inmisericorde sin contrapesos. Ahora ellos nos vienen a salvar, gracias a la bendita unidad que promueven pero que no terminan de lograr; pero el pueblo premiará sin dudarlo a sus auténticos y preferidos protagonistas, quienes hayan demostrado no ser de relleno, ni de reparto, sino estelares por méritos propios, en esas artes escénicas quien entrega el premio mayor siempre es el público que concurre a comprar el boleto a la taquilla, al final de la obra aplaude o abuchea, y no perdona actuaciones mediocres a nadie jamás ¿qué cosas no?

Por su parte los lisonjeros personeros del régimen no son menos culpables que aquellos, porque actuando como adulantes cedieron sus convicciones democráticas colocándose serviles e incondicionales al servicio de un caudillo arrogante, autocrático, militaristas y abusador, traicionando al pueblo abandonándole a su suerte, dejándole a merced de los caprichos de un ambicioso y narciso aspirante a dictador que no persigue otro propósito que eternizarse en el poder insultando la inteligencia del pueblo que ingenuamente un triste día confió en mala hora en sus aparentemente buenas intenciones, y sufrimos toda esta lamentable tragedia, al parecer gracias a la “bendita unidad”

1 comentario:

Anónimo dijo...

En verdad casi todos los políticos -salvo contadas excepciones- parecen perros rabiosos disputándose por un cargo público.

En el oficialismo el pleito es de espanto y brinco; allí la cosa es peor que en la oposición, todos quieren chupar de la teta del gobierno.En carabobo dan pena con ese candidato tan vulgar que impsuo el comandante, me quedo con el general eruocto, que aunque demostró no haverse leido nunca el manual de carreño, por lo menos pasó por una academia donde aprendió a leer; pero el hojillero es de lo peorsito que hemops visto.

Del lado de la oposición, tennemos derecho a preguntarnos en primer lugar, ¿de caul unidad hablan en Chacao, en el hatillo, en Caracas? Todos dan pena ajena. Por otra parte, ¿cuales son las caras nuevas que iban a ofrecerle al pueblo? Porque aparte del joven estalin González, quien puede decir que Ledezma y caludio fermín son caras nuevas, la misma miesma: igualemnte en MÉRIDA, pusieron al mismo carcamal, al viejo de Willian Dávila, ¡Que riñones! ¿esasas eran las caras nuevas de la oposición?. así mismo, lo de chacao da pena; pou un lado de la mala sangrosa de liliana que es una guacamaya repitiendo siempre las mismas bolserias, no dice nada nuevo nunca,y es una brinca talanqueras una camaleona, primero era de AD,después era de Alianza Bravo ppueblo, luego de Primero justicia, finalmente de UNT; esa tipa ya no sabe en que palo ahorcarse, es más traicionera...mejor es que Leopoldo apoye a su bichito.

Saludos.