POR:ARCANGEL VULCANO.
"Aprender a ser libre, vivir sin ataduras..."
La parábola de la rana hervida ha sido insinuada por “algunos” analistas políticos para explicar las estrategias, tácticas, ejecutorias y los perversos planes del gobierno del Sr Chávez para someter al pueblo venezolano, esclavizarlo, conculcarle sus derechos y libertades, sistemáticamente, desmantelando y desmontando fría y calculadoramente el estado de derecho, destruyendo el orden democrático para sustituirlo por un sistema confusamente comunista totalitario sustentado en un brutal militarismo; pero haciéndolo deliberadamente capciosamente, premeditadamente, alevosamente, con sobre ventaja, disponiendo cobardemente del obsceno ventajismo, disponiendo inmoralmente, desvergonzadamente, sin ningún recato, ni escrúpulo e impunemente, sin frenos, sin restricciones institucionales que se lo impidan, ni castiguen, de todos los recursos financieros y logísticos del estado, usándolos cínicamente, descaradamente, e ilegalmente en detrimento de los legítimos derechos de toda la sociedad democrática, amparado en el poder de las armas de la república que emplea como suyas intentando amedrentar y mantener a la sociedad atada a sus oprobiosas cadenas.
"Aprender a ser libre, vivir sin ataduras..."
La parábola de la rana hervida ha sido insinuada por “algunos” analistas políticos para explicar las estrategias, tácticas, ejecutorias y los perversos planes del gobierno del Sr Chávez para someter al pueblo venezolano, esclavizarlo, conculcarle sus derechos y libertades, sistemáticamente, desmantelando y desmontando fría y calculadoramente el estado de derecho, destruyendo el orden democrático para sustituirlo por un sistema confusamente comunista totalitario sustentado en un brutal militarismo; pero haciéndolo deliberadamente capciosamente, premeditadamente, alevosamente, con sobre ventaja, disponiendo cobardemente del obsceno ventajismo, disponiendo inmoralmente, desvergonzadamente, sin ningún recato, ni escrúpulo e impunemente, sin frenos, sin restricciones institucionales que se lo impidan, ni castiguen, de todos los recursos financieros y logísticos del estado, usándolos cínicamente, descaradamente, e ilegalmente en detrimento de los legítimos derechos de toda la sociedad democrática, amparado en el poder de las armas de la república que emplea como suyas intentando amedrentar y mantener a la sociedad atada a sus oprobiosas cadenas.
Los sepultureros de la democracia, sus enterradores, creen que podrán someternos a sus designios impunemente inmovilizándonos; pero para su desgracia ellos son suficientemente conocidos por el indoblegable pueblo venezolano, que sabe ya, que está siendo sometido gradualmente a un plan muy maquiavélico, aplicado calculadamente por etapas, por fases sucesivas. Para comprender sus nocivos efectos y consecuencias nada más ilustrativo y descriptivo que estudiar la parábola de la rana hervida a fuego lento (citada en el artículo anterior). Pero no podemos quedarnos allí, sólo comprendiendo la triste suerte de la rana, que es cocinada hasta morir, sin poder hacer nada en su favor y sin ni siquiera notarlo, en virtud de lo gradual del tratamiento que se le aplica hasta su mortal desenlace, sin apercibirse de su tragedia a tiempo, para al menos haber intentado evitarla simplemente saltando de la olla, ¡no!.
El pueblo venezolano a quien le están groseramente arrebatando sigilosamente, taimadamente sus legítimos e irrenunciables derechos humanos, comprometiéndole y poniéndole en riesgo su futuro, y desmantelándole arbitrariamente, abusivamente la democracia, por parte de unos inmorales, agazapados y conjurados, debe saber y poder reaccionar efectivamente a tiempo y adecuadamente.
Los venezolanos es verdad que hemos aprendido a ser libres y a vivir sin ataduras, pero pareciera que una vez atados y esclavizados no supiéramos qué hacer para liberarnos, ¿estamos acaso hipnotizados?. Por tales motivos hemos querido hoy recordar la parábola del elefante cautivo, para contraponérsela a la parábola de la rana hervida a fuego lento, pero como ejemplo también ilustrativo, de lo que debería hacerse para liberarse de cualquier yugo opresor de nuestra condición natural de pueblo gloriosamente libertario; porque es muy útil e importante saber las causas de nuestra triste y lamentable esclavitud cuando nos han sometido gradualmente y anestesiados a ella, como en el caso de la rana, que no sólo no supo reaccionar, sino que no pudo, porque se habituó y acostumbró a los aumentos progresivos de la temperatura, que le aplicaron a la olla en la que era cocinada viva hasta morir distraída, acostumbrándose mortalmente a su tétrico destino, sin notarlo, ni poder evitarlo. A continuación, ofrecemos la vieja parábola del elefante esclavo que leímos en http://es.catholic.net/aprendeaorar/32/250/articulo.php?id=10546:
La Parábola del Elefante esclavo
“La única manera de saber, es intentar de nuevo, poniendo en el intento todo tu corazón”.
“Aprender a ser libre, vivir sin ataduras”...
El pueblo venezolano a quien le están groseramente arrebatando sigilosamente, taimadamente sus legítimos e irrenunciables derechos humanos, comprometiéndole y poniéndole en riesgo su futuro, y desmantelándole arbitrariamente, abusivamente la democracia, por parte de unos inmorales, agazapados y conjurados, debe saber y poder reaccionar efectivamente a tiempo y adecuadamente.
Los venezolanos es verdad que hemos aprendido a ser libres y a vivir sin ataduras, pero pareciera que una vez atados y esclavizados no supiéramos qué hacer para liberarnos, ¿estamos acaso hipnotizados?. Por tales motivos hemos querido hoy recordar la parábola del elefante cautivo, para contraponérsela a la parábola de la rana hervida a fuego lento, pero como ejemplo también ilustrativo, de lo que debería hacerse para liberarse de cualquier yugo opresor de nuestra condición natural de pueblo gloriosamente libertario; porque es muy útil e importante saber las causas de nuestra triste y lamentable esclavitud cuando nos han sometido gradualmente y anestesiados a ella, como en el caso de la rana, que no sólo no supo reaccionar, sino que no pudo, porque se habituó y acostumbró a los aumentos progresivos de la temperatura, que le aplicaron a la olla en la que era cocinada viva hasta morir distraída, acostumbrándose mortalmente a su tétrico destino, sin notarlo, ni poder evitarlo. A continuación, ofrecemos la vieja parábola del elefante esclavo que leímos en http://es.catholic.net/aprendeaorar/32/250/articulo.php?id=10546:
La Parábola del Elefante esclavo
“La única manera de saber, es intentar de nuevo, poniendo en el intento todo tu corazón”.
“Aprender a ser libre, vivir sin ataduras”...
“Cuando yo era chico, me encantaban los circos, y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. También a mí como a otros, después me enteré, me llamaba la atención el elefante”.
“Durante la función, la enorme bestia hacia despliegue de peso, tamaño y fuerza descomunal… pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una pequeña estaca clavada en el suelo”.
“Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era gruesa y poderosa me parecía obvio que este animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su propia fuerza, podría con facilidad, arrancar la estaca y huir.El misterio es evidente: ¿qué lo mantiene entonces?, ¿por qué no huye?”
“Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los grandes.Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre o a algún tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: si está amaestrado..., ¿por qué lo encadenan?. No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente”.
“Con el tiempo me olvidé del misterio del elefante y la estaca... y sólo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho la misma pregunta. Hace algunos años descubrí que por suerte para mí alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:”
"El elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy pequeño". Cerré los ojos y me imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca”.
“Estoy seguro de que aquel momento el elefante empujó, tiró y sudó tratando de soltarse, y a pesar de todo su esfuerzo no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro día y el que siguió”.
“Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Este elefante enorme y poderoso no escapa porque CREE QUE NO PUEDE. El tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que se siente poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese registro. Jamás, jamás... intentó poner a prueba su fuerza otra vez”.
“Cada uno de nosotros somos un poco como ese elefante: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad. Vivimos creyendo que un montón de cosas "no podemos" simplemente porque alguna vez probamos y no pudimos. Grabamos en nuestro recuerdo: No puedo ... y nunca podré. Crecimos portando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y nunca más lo volvimos a intentar. La única manera de saber, es intentar de nuevo, poniendo en el intento todo tu corazón”.
El glorioso y libertario pueblo de Simón Bolívar jamás aceptará ser esclavo de nadie, ni atemperarse o adaptarse a patéticas suertes como otros pueblos oprimidos e ignominiosamente sometidos a la esclavitud por voluntad de un frágil tirano inescrupuloso e inmoral, y de ser así, de aceptar soportar las intolerables cadenas de una dictadura inmóviles, impotentes y resignados no seríamos dignos ni merecedores de la gloriosa herencia, ni de la estirpe de nuestro Gran Libertador Simón Bolívar ni de nuestros invencibles e indomables libertadores. El pueblo venezolano es como un poderoso elefante atado a una fragilísima, movediza, inestable y endeble estaca que nos han colocado con los ojos vendados, engañados, escuchando un disco rayado que contiene hipnotizantes y adormecedores cantos de sirena; pero que posee la fuerza, la determinación, las convicciones, los talento,las capacidades y las voluntades, que lo harán reaccionar dignamente en el momento menos esperado pero preciso, estremeciéndose removiéndolo todo a su alrededor, sin que los ilusos que creyeron poder atarlo a la estaca puedan evitarlo que se suelte indómitamente como lo que es en realidad, como un gigantesco y poderoso elefante libre, como le gusta ser y estar siempre, sin ataduras, ni cadenas, ni amarras, ni contenciones ilegítimas, ¡ay de aquellos cirqueros mediocres! que creen en vano poder atarlo para siempre esclavizándolo para usarlo en su grotesco espectáculo; porque siempre vivirán temerosos, porque el fortísimo elefante mantiene siempre su fuerza latente, potencial, y podría si lo decide con determinación, desatarse encabritado y enfurecido algún día, cuando menos lo esperen, y los arroyaría si así lo deseara hacer, la fuerza descomunal del paquidermo venezolano que es el soberano pueblo, no la podría parar ninguna estaca removible a penas con un movimiento coordinado.
Las similitudes ente el elefante esclavo y el libertario pueblo venezolano son muy obvias y podríamos sintetizarlas en una sola palabra, que es “fuerza”. Pero la diferencia entre el pueblo venezolano y el elefante, es que el elefante no sabe hablar, ni razonar, ni articular, ni defenderse eficazmente, como si lo sabe hacer el glorioso e indoblegable pueblo venezolano, quien por ahora es como un gigante atado, pero no dormido, ni manso, ni amaestrado, sino potencialmente rebelde y sobre todo muy eficaz a la hora de las chiquitas. Por eso, tenemos la profunda convicción y la infinita fe, de que con este pueblo no puede ni podrá nadie jamás; ni aspirantes a caudillos, ni tiranos, ni pichones de dictadores podrán someterlo impunemente a sus designios y caprichos sin que paguen por su osadía.
Los venezolanos no deseamos ser como ranas hervidas en una olla cocinadas a fuego lento; ni tampoco mansos elefantes esclavos atados con cadenas a una fragil estaca en un circo, no debemos serlo jamás, ni permitir que nos obliguen a serlo. Debemos saber y poder hacer lo que hay que hacer, para mantener nuestros derechos, nuestras libertades y garantías constitucionales, para mantener y sostener como corresponde el estado de derecho y la democracia viva. Debemos porfiadamente rehusarnos a todo evento a terminar como la rana cocida en la olla a fuego lento, ni encadenados a una débil estaca de madera podrida como el elefante esclavo en un circo, ¡no!
El glorioso y libertario pueblo de Simón Bolívar jamás aceptará ser esclavo de nadie, ni atemperarse o adaptarse a patéticas suertes como otros pueblos oprimidos e ignominiosamente sometidos a la esclavitud por voluntad de un frágil tirano inescrupuloso e inmoral, y de ser así, de aceptar soportar las intolerables cadenas de una dictadura inmóviles, impotentes y resignados no seríamos dignos ni merecedores de la gloriosa herencia, ni de la estirpe de nuestro Gran Libertador Simón Bolívar ni de nuestros invencibles e indomables libertadores. El pueblo venezolano es como un poderoso elefante atado a una fragilísima, movediza, inestable y endeble estaca que nos han colocado con los ojos vendados, engañados, escuchando un disco rayado que contiene hipnotizantes y adormecedores cantos de sirena; pero que posee la fuerza, la determinación, las convicciones, los talento,las capacidades y las voluntades, que lo harán reaccionar dignamente en el momento menos esperado pero preciso, estremeciéndose removiéndolo todo a su alrededor, sin que los ilusos que creyeron poder atarlo a la estaca puedan evitarlo que se suelte indómitamente como lo que es en realidad, como un gigantesco y poderoso elefante libre, como le gusta ser y estar siempre, sin ataduras, ni cadenas, ni amarras, ni contenciones ilegítimas, ¡ay de aquellos cirqueros mediocres! que creen en vano poder atarlo para siempre esclavizándolo para usarlo en su grotesco espectáculo; porque siempre vivirán temerosos, porque el fortísimo elefante mantiene siempre su fuerza latente, potencial, y podría si lo decide con determinación, desatarse encabritado y enfurecido algún día, cuando menos lo esperen, y los arroyaría si así lo deseara hacer, la fuerza descomunal del paquidermo venezolano que es el soberano pueblo, no la podría parar ninguna estaca removible a penas con un movimiento coordinado.
Las similitudes ente el elefante esclavo y el libertario pueblo venezolano son muy obvias y podríamos sintetizarlas en una sola palabra, que es “fuerza”. Pero la diferencia entre el pueblo venezolano y el elefante, es que el elefante no sabe hablar, ni razonar, ni articular, ni defenderse eficazmente, como si lo sabe hacer el glorioso e indoblegable pueblo venezolano, quien por ahora es como un gigante atado, pero no dormido, ni manso, ni amaestrado, sino potencialmente rebelde y sobre todo muy eficaz a la hora de las chiquitas. Por eso, tenemos la profunda convicción y la infinita fe, de que con este pueblo no puede ni podrá nadie jamás; ni aspirantes a caudillos, ni tiranos, ni pichones de dictadores podrán someterlo impunemente a sus designios y caprichos sin que paguen por su osadía.
Los venezolanos no deseamos ser como ranas hervidas en una olla cocinadas a fuego lento; ni tampoco mansos elefantes esclavos atados con cadenas a una fragil estaca en un circo, no debemos serlo jamás, ni permitir que nos obliguen a serlo. Debemos saber y poder hacer lo que hay que hacer, para mantener nuestros derechos, nuestras libertades y garantías constitucionales, para mantener y sostener como corresponde el estado de derecho y la democracia viva. Debemos porfiadamente rehusarnos a todo evento a terminar como la rana cocida en la olla a fuego lento, ni encadenados a una débil estaca de madera podrida como el elefante esclavo en un circo, ¡no!
Debemos si, ser como briosos caballos indomables que cabalgan sin riendas, ni ataduras, sin frenillos, sin silla y sin jinete con espuelas, por la sabana interminable; y a quienes osen querer enlazarnos para montarnos sus botas debemos simplemente dejarlos atrás porque jamás podrán alcanzarnos, porque los caballos siempre corren más veloces que cualquier simple mortal que anda a pie; así que jamás hay que permitir que nos atrapen, ni nos enlacen, ni nos monten, ni nos pongan bozal, ni riendas, ni frenillos, ni tapa ojos, ni que nos claven las espuelas, ni nos den fuete, sino que hay que corcovear y cabalgar sin parar por la amplia y ancha sabana.Soltarse, Zafarse, removiendo la estaca, que en el fondo es muy pero muy débil, más de lo que muchos creen; pero no hacerlo con la fuerza bruta, sino con la fortaleza de nuestras convicciones democráticas; con la infinita entereza que otorga la movilización masiva e incontenible de la voluntad popular soberana de un pueblo determinado a ser siempre democrático y libre.Remover la estaca que nos mantiene impedidos de movernos con libertad amenazando e impidiéndonos el ejercicio pleno de nuestros derechos ciudadanos es la tarea, para ganar la libertad de todos; ser como indomables caballos cabalgando libres, jamás ranas hervidas a fuego lento, ni elefantes esclavos atados a estacas de madera podrida, usados como atracción de circos trasnochados.
4 comentarios:
Gonzalo García Ordóñez
La puñalada trapera es bolivariana
En reuniones de amigos la apuesta que el gobierno traería un paquete de leyes antes de finalizar el cupo de la habilitante ganó la mano. Hugo Chávez tiene un objetivo estratégico claro y realiza las acciones para conseguirlo, en oportunidades se detiene para buscar aire y luego recupera la iniciativa y prosigue. Con HCH no hay que adivinar, es altamente predecible, el problema presente es que cada quien piensa que no hará las cosas. Si la gente aprendiera que nadie está a salvo y los líderes políticos se ocuparan de la política seguramente se salvaría la república de la amenaza comunista, pero pocos creen que esto es comunismo.
Las leyes aprobadas forman parte de la materialización del proyecto de reforma constitucional rechazado electoral y mayoritariamente el 2D. Las 26 de Chacumbele, como diría Teodoro, desconocen la voluntad popular del poder originario, ha ocurrido un “Golpe de Estado Frío”, ejecutado usando la fuerza de los Poderes Públicos. En el grupo de leyes está la LOFAN-B que a todas, todas es inconstitucional e inmoral. Veamos.
El artículo 328 constitucional le da el nombre de FAN a la organización militar; la define como una institución esencialmente profesional y sin militancia política. Este mandato del Poder Originario, de obligatorio cumplimiento, fue ignorado en la ley “aprobada”. Le cambiaron el nombre a FAN-B y con la creación de las Milicias eliminaron definitivamente el carácter profesional. La no prohibición de militancia política convertirá, vía milicias, a la FAN-B en un partido político. Cuando se afirma que esa ley es inconstitucional es por que lo es.
El artículo 2 de la ley, referido al Ámbito de Aplicación, traslada el país a la dictadura de Juan Vicente Gómez: “las disposiciones contenidas…se aplican a las personas al servicio de la FAN-B”; es decir, civiles y militares, lo cual viola las garantías y derechos constitucionales que tienen los ciudadanos a ser juzgadas por sus jueces naturales. ¡Esta ley es inconstitucional!, los civiles, empleados, obreros, contratistas y todos aquellos a quienes se les ocurra prestar cualquier servicio a la FAN-B pueden terminar durmiendo en un calabozo del cuartel. Quieren convertir a Venezuela en un cuartel y a los venezolanos en súbditos del Comandante en Jefe. Esta ley es violatoria de los derechos humanos.
En el artículo 5 se crea la “Comandancia en Jefe” y en el 6 le asigna un Estado Mayor y las Unidades que designe. Es decir, un poder infinito para decidir sin más regulación que el propio criterio del Comandante en Jefe. Sin embargo, el 77 le da una puñalada trapera, traicionera a los mandos: “Las unidades o dependencias de la FAN-B no podrán permanecer en ninguna circunstancia sin un jefe a quien obedecer y sobre quien recaiga la responsabilidad del mando”. Extrañamente no se incluye la obligatoriedad del Comandante en Jefe de impartir las órdenes por escrito, ni se menciona a los cuerpos colegiados. Es una ley antiética militar.
Oscar ARNAL
Noticiero Digital
Sastrería Jurídica
Por:Oscar Arnal.
La Constitución Nacional es la carta de navegación de un país. Su norma suprema y fundamental. Debe ser producto del mayor consenso posible. La Constitución de 1.961 ha sido la de más larga duración en Venezuela. Se apoyo en un gran acuerdo nacional que tuvo como bases: el pacto de punto fijo, el más importante acuerdo obrero – patronal de la época y el programa mínimo común suscrito por todos los partidos.
La Constitución de 1961 creó un ordenamiento jurídico estable, que junto a unos líderes civiles comprometidos con la democracia, rompieron con la hegemonía que desde siempre impusieron los caudillos militares.
Desde la independencia y hasta la caída de Pérez – Jiménez, el número de gobiernos civiles fue irrisorio. No hubo ninguno que sucediera a otro y llegara a feliz término. Tampoco alguno que pasara de los tres años. El de Rojas Paúl en el siglo XIX duró dos y el de Andueza Palacios al intentar llegar más allá derribado. El del trienio de 1945 presidido por Rómulo Betancourt, tuvo su origen en la Revolución de Octubre. El de José María Vargas y el de Rómulo Gallegos al poco tiempo derrocados. El de Martín Tovar y Pedro Gual casi inexistentes. La constante fue montonera, alzamiento y revolución. Caudillo, General y Autócrata.
De manera distinta a su predecesora, la Constitución de 1999 tuvo su génesis en el asalto al poder. Abusando del mandato que le dio el pueblo al elegirlo, el señor Chávez aprovechando la luna de miel, convocó al margen de la Carta Magna de 1961 una Constituyente que intervino los poderes públicos y elaboró una nueva Constitución. Se impuso lo que Alexis de Tocqueville denominó “la tiranía de la mayoría”.
En materia militar se eliminó el carácter apolítico y no deliberante de la Fuerza Armada Nacional; la prohibición de que la autoridad civil y militar no podían ejercerse en forma conjunta; la obligación esencial de asegurar “la estabilidad de las instituciones democráticas y el respeto a la Constitución y las leyes, cuyo acatamiento estará siempre por encima de cualquier otra obligación” tal y como se había establecido en la Constitución de 1961. Se arremetió contra el control civil al no necesitar los ascensos de altos oficiales la autorización parlamentaria. Con la Constitución de 1999, inclusive las armas que no son de guerra, están bajo el control castrense; tiene la FAN competencias antes inexistentes de policía administrativa; se instauró el fuero militar que se había descartado desde el primer gobierno de Páez, al dar privilegios a los militares de alto rango con el antejuicio de meritos. Llegándose a extremos se estableció la doctrina de la seguridad nacional donde todo lo referido al estado, a la nación y a su desarrollo es competencia militar. Además de imponerse un pretorianismo jurídico, el periodo constitucional se extendió a seis años, y un presidente electo por cinco años sin reelección, terminó gobernando ocho y reelecto. Al permitirse la reelección, que había sido considerada inconveniente para evitar ventajismos, le fue fácil ponerla en ejecución.
Con el transcurrir de más de nueve años de irrefrenables apetencias, el Señor Chávez engordó y el traje a la medida que significó la Carta Magna de 1999, le quedo pequeño. El intento fallido de renovar la Constitución vigente sigue en pie. La consolidación del poder absoluto es el único objetivo. El punto central: establecer la reelección indefinida. Las 26 leyes habilitantes son el comienzo de una nueva arremetida. Se minimizará el poder municipal y regional, con los funcionarios nombrados desde Miraflores. La propiedad privada queda en jaque permanente. Los medios de comunicación en la picota…
Nadie nunca tuvo más dominio de Venezuela. No le basta al señor Chávez una asamblea nacional que con unanimidad delegó las facultades parlamentarias en él mismo, el cierre de RCTV desacatando tratados internacionales, un tribunal supremo de rodillas, una desproporción sin igual en los medios de comunicación obligados a transmitir todo tipo de mensajes oficialistas, el encadenarse por radio y televisión cada vez que le da la gana, el terminar de mediatizar a una disidencia, casi sin oxigeno al inhabilitar a importantes líderes de la oposición.
Con las 26 leyes habilitantes se acaba todo vestigio de democracia, con esperanza de separación de poderes públicos, alternabilidad en el ejercicio del poder, balanzas, contrapesos y subordinación del poder militar frente al poder civil. Ni Juan Vicente Gómez, quien al pasar del octavo año como dueño y señor del país, arremetió contra toda forma de disidencia. Si en la época de Gómez hubieran existido micrófonos y cámaras que pudieran captar cualquier evento e internet que pudiera transmitir al mundo en el mismo instante, el dictador hubiera cuidado las formas. Estaba rodeado de intelectuales y reformó la Constitución en siete oportunidades, ajustándola a cada una de sus intenciones.
El actual mandamás apuñaleo la Constitución de 1961 el 4 de febrero de 1992, después se juramento frente a lo que denominó una Constitución moribunda y la de 1999 se impuso saltando los mecanismos legales regulares. Hoy la revolución está por encima de la Constitución y las leyes. La verdadera amenaza más allá de querernos llevar a una especie de comunismo, es ponernos al servicio del absolutismo. Con la excepción de Gómez, la inmensa mayoría de los presidentes venezolanos fueron derrocados cuando intentaron perpetuarse en el poder. En los cuarenta años que antecedieron al actual régimen se traspasó el mando muchas veces del gobierno a la oposición. La pregunta es: ¿si se podrá borrar la cultura de la alternabilidad? La estrategia del señor Chávez es continuar consolidando una coalición socialista y militarista, apoyada ahora en una milicia todopoderosa. Con la sastrería jurídica pretende la dictadura perfecta, y el apoyo de la opinión pública. Lo más grave además de imponer modelos fracasados, es la mezcla de un pretorianismo jurídico, con el que ambiciona enquistarse mientras viva y para siempre en el poder. Desmontar la tramoya depende de todos y de cada uno de nosotros.
Buenos días Arcángel.
Algunos comentarios antes de iniciar el trabajo.....
Muchos letrados en leyes y Constitución han dejado en su blog excelentes comentarios interesantes y esclarecedores. Creo que esto es consecuencia de su aguda y directa forma de expresarse.
Excelentes parábolas.
En cuanto a lo del elefante, veo que cuando chiquito era muy preguntón, ahora, es muy contestón. Por ese mismo camino vamos muchos.
Veo que ya pasó por mi blog y vio la distinción proveniente de México "Esfera al Intelecto y a la Filosofía", ahora bien, usted no dejó muestra de su conocimiento de haber sido también distinguido con este premio. No podía faltar en mi lista de premiados. Si realmente no estaba en conocimiento, entonces le invito a pasarse por allá para “recoger” su muy merecido premio y dispóngase con orgullo a mostrarlo sus lectores.
Saludos.
MANUEL ANGEL ARRIAS,gracias por tan especial distinción y felicitaciones por haber recibido el premio.Ya habíamos en tu blog expresado nuestra satisfacción por ta generosa mención.
Sobre la parábola del elefantes te abservo que la cito entre comillas y cito también la fuente. Es alguién quien la cuenta; luego la comentamos. Aunque no somos el joven de la historia, tambien eramos muy preguntones cuando pequeños según nos cuentan. ¿Contestones? ja,ja,ja...tal vez es mejor decir que deseamos ser como caballos briosos indomables cabalgando muy libres por la inmensa sabana.
Un fraternal saludo.
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