miércoles, julio 23, 2008

Chávez comprando armas en Moscú y los venezolanos pelando bolas y arrechos


POR: ARCANGEL VULCANO.

No exageramos, decimos la pura verdad. Hoy ya tenemos tres días sin agua en la urbanización en donde vivimos en Venezuela; pero es que tampoco tenemos servicio eléctrico regular, porque cada rato se producen cortes del suministro o frecuentes bajas de tensión que nos dañan nuestros artefactos eléctricos en el hogar.

Los hijos de Simón Bolívar, los herederos de su gesta gloriosa ya estamos acostumbrados a convivir con tobos, poncheras, linternas, velas, velones y lámparas de emergencia, todos ubicados estratégicamente en varios sitios de nuestros hogares; no hay una sola familia en esta patria que nada en petróleo, que no esté afectada directa o indirectamente como consecuencia del pésimo estado de la mayoría de los servicios públicos que consumimos, necesitamos y pagamos puntualmente, pero que en el fondo no disfrutamos efectivamente como tenemos derecho.

Ya hemos perdido la cuenta de las veces que nos han atracado y robado a nosotros y a nuestros vecinos; en esa larga lista no se salva nadie –al menos estamos vivos nos consolamos entre todos- A todos nuestros vecinos –sin excepción- les han atracado en casa, directamente, a plena luz del día; a la vecina de la izquierda le llegaron a las siete de la mañana a su habitación, colocándole una pistola nueve milímetros en la cabeza, debió sufrir un terrible trauma, porque vio como atropellaron, humillaron, agredieron, maltrataron y golpearon salvajemente a su esposo; también amenazando con agredirla a ella y aterrorizando a sus dos pequeños hijos, sin compasión, dejándolos como Dios los trajo al mundo, les llevaron todos los bienes y dinero que encontraron; pero confiesan aliviados, que al menos no los mataron. Al vecino de la derecha, estando de viaje la mayoría de sus familiares, lo encontraron vulnerable, simplemente entraron por la puerta principal forzándola con una palanca de acero, lo encañonaron con sus armas automáticas, lo amarraron y amordazaron sometiéndole, mientras desvalijaban íntegramente su casa. El vecino del frente, sufrió una compleja situación de rehenes en pleno medio día; a otro amigo más arriba, le llevaron su camioneta en pleno estacionamiento del centro comercial, luego, lo llamaron a su teléfono, para que pagara cierta cuantiosa cantidad y le devolvieron su vehículo, tras haber reunido hasta el último centavo; a mi hijo mayor camino a casa,motorisados ya le han atracado tres veces y le han quitado tres teléfonos celulares.

No es cuento, no exageramos, estamos conviviendo rodeados de delincuentes que realizan sus fechorías impunemente. Se hacen en cada caso las correspondientes denuncias a los respectivos cuerpos de “seguridad” del estado, pero increíblemente, nunca resuelven nada como deberían. Cuando nos reunimos en las periódicas juntas de la Asociación de vecinos, ya es un lugar común escuchar las respuestas a la típica pregunta: ¿qué ha pasado con aquello? “nada” respondemos con impotencia y resignación; pero siempre se agrega, al menos estamos con vida, que ya es mucho cuento; porque más de uno amaneció hoy con los pies hacia adelante.¡Que consuelo! Pero igual vivimos sitiados por el hampa incontrolable, enrejados en nuestras casas, acostumbrados a guardarnos muy temprano, para evitar ser víctimas de los desalmados que pululan sin control y restricciones por las libres calles de Venezuela. -Hagan silencio, que va a hablar el Ministro del Interior, -nos refiere la Doña de la casa- ¡aja!, a ver: “En Venezuela estamos trabajando cada día más para garantizarle a todos los venezolanos, su seguridad, la de sus bienes y su integridad; este año, hemos logrado disminuir el índice delictivo, se han minimizado los crímenes y los asesinatos en todo el país, aquí están nuestras cifras que así lo comprueban….” –enfatiza el funcionario- quedamos petrificados.

Ya bastante trabajo pasamos los venezolanos, porque muchas penalidades debemos soportar y padecer para sobrevivir dignamente, al deber afrontar la aguda crisis económica que nos afecta a todos, porque no hay padre de familia o ama de casa que no sienta en sus bolsillos el impactante efecto de la galopante inflación; no conozco a nadie que no pase las de Caín para obtener el ingreso familiar, porque hasta los más acaudalados se quejan de los altos precios de todos los bienes y servicios que requerimos, necesitamos y consumimos; pero encima no existe garantía de seguridad para la mayoría, sólo para los encumbrados integrantes del gobierno, que andan custodiados con las abundantes armas que compran en Moscú, para protegerse ellos, dizque del enemigo imperialista gringo; ¿y el hampa? matando, robando impunemente a los venezolanos desprotegidos por un régimen que pareciera alentar a los criminales con su prédica violenta y de confrontación fraticiada, social y racial,que evidencia una táctica de incontenible odio entre las distintas clases sociales que integran la diversa sociedad venezolana, procurando polarizar a Venezuela y así controlar el poder.

Podríamos hablar de las miles de calamidades que estamos sufriendo los venezolanos a pesar de la aparente bonanza petrolera, para así quejarnos justamente como ciudadanos honestos y trabajadores criticando al gobierno inepto e incapaz que dice conducir los destinos de todos, sólo bastaría mencionar algunos problemas que nos acogotan a diario, como por ejemplo la escasez de productos esenciales como la carne de res; las colas infamantes que hay que hacer en Mercal para adquirir alimentos; el desempleo; el rebrote de las enfermedades endémicas; la acumulación de basura amontonada en la mayoría de las ciudades; pero hoy preferimos quejarnos de algo terrible que tenemos con toda seguridad todos los venezolanos –sin importar su tendencia política- entre pecho y espalda, aquí atragantado en la laringe, y que necesitamos expeler a grito tendido: ¡Ya basta de tanto gasto dispendioso e innecesario del dinero de todos los venezolanos en compra de armas rusas! ¡Por favor! ¡No es posible esta vaina! ¿¡Hasta cuando!?

Sería como muy reiterativo, hablar de lo mismo, pero nos vemos obligados a hacerlo. Esta mañana uno de nuestros hijos, antes de partir a la Universidad, nos preguntaba: ¿Vieron la noticia de la muerte de cuatro militares venezolanos en Bolivia; vieron la noticia de que ya se han estrellado tres helicópteros venezolanos, dos allá y uno acá; leyeron la reseña que denuncia que la embajada venezolana en la paz compró 140 carros, dizque para facilitarlos en la campaña electoral del presidente Evo Morales; vieron la noticia en la que Chávez anuncia la compra de armamento ruso por un monto de 30 mil millones de dólares, para importar tanques, helicopteros, submarinos, sistemas anti aéreos de misiles de corto, mediano y largo alcance? –Si las vimos, ¿por qué hijo? ¡Coño papá, esta vaina no se puede tolerar! Y yo aquí pariendo; me la paso pelando bolas papá, trabajo, estudio, me pagan cuatro lochas; reuno para medio comprarme algunos libros y uno que otro trapito; lo que tu me das me alcanza para ir al cine y comprarme una que otra chuchería, ¡no vale! y éste carajo se la pasa hablando wuevonadas, pura paja es lo que promete y ofrece, y vive es regalando los dólares a Evo Morales,a Ortega, a Cristina, a las FARC, a cuanto jala bolas llega a pedirle ¡no joda papá! Que me regale una beca siquiera ese ¡co…! (esto no es ficción).

Al rato, sentados frente a la mesa, al final del desayuno, teniendo como testigos, mi perro, el gato, el loro, y mi dulcinea (la viejita) , miré fijamente a nuestro querido manganzón, con cierto tono de amargura, moviendo la cabeza como perrito de tablero de taxi, resignado, abatido, conmovido y visiblemente triste por lo lapidaria de su punzante pregunta, que nos llegaba hasta los huesos, le dije: ¡Verga chamo! ¿Qué quieres que te diga?, mejor ayúdame a cargar un tobo de agua para el baño, porque no llegó anoche, el tanque sigue vacío, y voy a defecar. Más tarde, después de desahogarme usando el sanitario, alcancé al muchacho antes de irse a sus clases, lo miré fijamente a sus aún ingenuos ojos, y poniéndole una mano sobre su hombro le expresé serenamente: -ya evalué, analicé y pensé bien qué responder a tu pregunta. –Si papá, ¿y?-Volví a profundizar en su ceño fruncido, y le dije, esta vez alterándome progresivamente, imagino que hasta la exaltación total:-¡Estamos jodidos todos! ¡Este es un gobierno de Mier…! ; ¡pero un pueblo con sangre de orchata carajo!(miércoles por la noche). -¿Y por qué papá?- ¡Coño vale! Porque los venezolanos parecemos unos pendejos,sabemos el gobierno de Mier.. que tenemos; pero no somos capaces de defender adecudamente como deberíamos nuestros legítimos derechos, sino estamos esperando que otros lo hagan por nosotros, lo cual queda en evidencia, cuando vemos inmóviles que este señor regala y compra armas a manos llenas con nuestro dinero, que nunca podemos gastar nosotros por nuestra propia cuenta en lo que necesitamos realmente, no en compra de sofisticadas armas para presuntas guerras asimétricas que en realidad son virtuales, sino que debemos esperar confiados en sus buenas y rectas intenciones, que otro sabio ungido redentor aventajado, lo gaste en nuestro nombre por nosotros en lo que le de la gana, en salvarnos del imperio, en hacernos libres, pero cada día somos más pela bolas, y no hacemos un carajo para impedírselo,estamos silenciados,desmovilizados, impotentes, resignados, debemos reaccionar ¡no joda!, porque aquí no tenemos ni agua, ni luz,ni un solitario policía de punto que nos cuide; estamos pasando trabajo, le estamos echando bolas parejo para salir juntos de abajo; pero nos atracan, nos acosan, nos matan a nuestros conciudadanos como si fueran perros e impunemente en las calles; vamos a un hospital cuando necesitamos atención médica, y ya no hay ni médicos porque están en huelga reclamando que les paguen o aumenten el sueldo, y cuando hay médico, no tienen como atendernos eficientemente porque no hay suficientes insumos médicos; si nos asaltan, no denunciamos, porque ya sabemos, que no se resolverá nada; pero el colmo, tenemos que sufrir una terrible y permanente arrechera porque el Señor ese que dice que nos gobierna anda viajando por el mundo comprando armas, invirtiendo 30 mil millones de dólares, que aquí requerimos y necesitamos para dotar a nuestros hospitales, escuelas, y para mejorar los precarios servicios públicos que no funcionan; mientras ese tipo hace esa barrabasada aquí debemos conformarnos, porque en la morgue no hay suficientes furgonetas para trasladar como corresponde dignamente a los cadáveres de nuestros difuntos; ni sirven los aires acondicionados, ni las neveras para refrigerar a los muertos; en fin, en esta vaina de país, no hay dinero para dotar de patrullas, de adecuados equipos para dotar a los cuerpos policiales y garantizar la seguridad ciudadana, no hay suficiente real para pagarles un sueldo digno a los sufridos trabajadores policiales, ellos tienen que salir a protestar para que les paguen, porque ni eso reciben a tiempo; pero allá en Bolivia la embajada venezolana compra 140 carros para dárselos a Evo Morales para que haga campaña; de paso, el tipo encima le asfalta las calles, le envía cheques que representan cientos de miles de dólares, que aquí la mayoría no vemos; y se gastan miles de millones en campaña electoral, en cuñas publicitarias y en vallas, y allá se mueren cuatro militares compatriotas en territorio extranjero -que aquí necesitabamos- cumpliendo dudosas "misiones" que no sabemos que son en realidad, custodiando extranjeros mientras aquí el hampa nos acorrala, nos acosa, nos roba, nos asesina a nuestros hermanos mientras no hay ni siquiera un policía de punto para cuidar el vecindario, ni radios de comunicación tienen los pobres, andan con un rolo, un revolver 38, sin pistolas 9 milímetros, cuando pueden cubrir algunas zonas; y el hampa anda muy bien armada hasta los dientes con fusiles, ametralladoras automáticas y hasta granadas en tremendas camionetas blindadas con vidrios ahumados muy bien resguardados, y los policías nuestros ni patrullas buenas tienen, andan a pie, o en indefensas y vulnerables motos, por las calles, o caminado cerro arriba. Pero cuando hay que ir a votar para intentar cambiar esta verga, no lo hacemos en masa como deberíamos,sino que preferimos comodamente quedarnos atornillados en casa comiendo parrilla y tomando cerveza viendo los resultados por la televisión, ¿y la mayoría de los jóvenes venezolanos que hoy se quejan dónde están, y que hacen? -exceptuando los estudiantes héroes- pues seguramente bailando reguetón y bebiendo caña bonchando en alguna playa o discoteca, o haciendo el amor tirándole peos a la luna; porque no se inscriben en el registro electoral, porque les da flojera,y mucho menos piensan en votar ¡no me jodan! ¿ y entonces, qué carajo hacemos? Mi hijo me vio seguramente desfigurado, transformado en un energúmeno, porque, me dijo: -Papá, bendición, estoy retrazado, tengo examen, me voy, me voy, chao, chao, y se fue; tal vez temió alguna represalia paterna -él se inscribió y votó- o que me diera un infarto; luego respiré profundamente, traté de serenarme, me senté, y me dije a viva voz para que la cuaima mayor me escuchara: ¡Qué buena pregunta nos hizo el carajito! -largo silencio- de repente, la déspota mayor de la casa, ubicada en su trono de la cocina, sumergiendo sus manos en una ponchera intentando lavar el reguero del desayuno, revuelta entre tazas y platos, exclamó: ¡Y que buena terapia! hicimos catarsis familiar, me gustó tu discurso, ¡coño viejo! Pareces un líder político hablando; ¿por qué no te lanzas?- Me levanté sin mirarla, bajando la mirada hacia el piso, y me escurrí hacia mi estudio discretamente pero con la jadeante respiración como un toro miura, a encontrar la computadora, para escribir esta historia; les juro que es verdad, y la arechera no se me quita con nada, porque no ha llegado el agua, me bañé con un tobito y una totuma, y sigo pelando bolas, mientras el Señor anda de compras en Moscú ¿y a ustedes les pasó la arrechera ?

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