El domador Uribe en la jaula de los leones.

POR:ARCANGEL VULCANO.

Luego de los difíciles acontecimientos políticos que le ha correspondido enfrentar, el presidente colombiano Álvaro Uribe se nos asemejó por un breve instante con un aventajado y notable domador de feroces leones. No es poca cosa lo que el líder antioqueño ha debido padecer, durante los complejos años que ha estado al mando del timón de su país; pero hoy demostró extraordinarias destrezas, al probar saber moverse como un habilidoso domador de leones inmerso en su peligrosa jaula.

El escenario dispuesto para la ocasión en suelo venezolano, se parecía a una especie de jaula blindada repleta de feroces leones aguardando a la gran estrella, que sin duda es quien hemos bautizado como el domador Uribe.

Ya metido dentro de la jaula de los leones, el domador Uribe se nos asemejó a un indoblegable, inmisericorde e invencible pacificador, a pesar de su apariencia de hermano misionero, pero armado con la flamante espada prestada por algún Arcángel, con la que vino a exigirle a su principal oponente que cumpla con las reglas de la convivencia democrática, o se atenga a las consecuencias.

El domador Uribe, quien continuará enfrentando sin pausas en Colombia los factores de perturbación que persistirán pese a las diezmadas FARC, hace un importante paréntesis en su actividad pacificadora, para reunirse con su avezado rival; pero lo olfatea debilitado, por eso morderá su yugular, aunque aparente serena pasividad; hundirá en el futuro su espada sin miramientos, pero empleará a sus serafines y querubines, ya no requerirá sino de usar hábilmente su látigo para mantener a raya, a un siempre peligroso león enjaulado que no dejará de rugir, pero con la melena afeitada; sin olvidar jamás que las garras siempre crecen, aunque se recorten.

El domador Uribe se muestra triunfante, mientras las fieras gruñen bajando en actitud dócil sus cabezas al unísono, cuando le ven sostener amenazante al exitoso domador, el poderoso látigo en sus decididas manos.

El domador Uribe, mira en su entorno a las fieras, con cautela y sutilezas saluda, pero mantiene el ojo en la mira y el dedo en el gatillo de su inseparable rifle, por si se le abalanza un león. Su certera puntería le garantizan su dominio, pero se mantiene siempre alerta y altivo. El domador ha sido hasta ahora impecablemente mortífero, sabe usar habilidosamente su látigo, por eso hoy nos pareció más letal que nunca, a pesar de su aparente docilidad. Es el más efectivo domador de leones que hayamos visto por estas comarcas, especialmente cuando extiende sus latigazos hasta la profundidad de la selva; pero en la jaula se mueve sin aspavientos.

El domador Uribe, ha demostrado lo inmisericordes y letales que pueden ser sus eficaces brazos, cuando decide proferir latigazos hasta la profundidad de la selva, pero es muy arrojado, porque hoy se ha metido sin pestañar dentro de la jaula con los leones; manejando el látigo con proverbial destreza; ha sido el episodio vivido por el domador Uribe en la jaula de los leones que lo acechan, a quienes sigue dejando fríos.