POR:CARLOS RAÚL HERNÁNDEZ.
No les queda más que entregarse y buscar una salida menos trágica que lo que les espera
Uribe ha despescuezado y despresado a las FARC, ofreciéndoles simultáneamente la posibilidad de rendirse. Sin dejar de ser un inobjetable líder democrático, -pese al enjambre de ONG's creadas por la guerrilla para empañarlo- ha demostrado que el único idioma que entienden los terroristas es el de las ametralladoras.
Estrategias desesperadas como la creación del Movimiento Continental Bolivariano, y darles beligerancia -"la guerra en Colombia no tiene salida militar"-, pretendían tirarles un salvavidas para evitar su holocausto. El argumento de Chávez, que era "un Estado dentro del Estado... que tenía y hacía cumplir sus leyes", aparte de podrida mentira, lejos de ser un aval para reconocerlas, lo era para darles más duro y partirles el espinazo. Trasladar a una democracia legítima los usos y experiencias diplomáticos surgidos ante los movimientos de liberación anticolonial, reconocidos beligerantes cuando demostraban soberanía territorial, es una barbaridad más.
La democracia no puede rendirse ante una banda de malhechores porque sea poderosa, y está obligada a defenderse y derrotarlos. No son combatientes, sino terroristas que ganaron esta calificación porque su objetivo militar es la población civil y no los cuerpos armados, y porque secuestran y torturan inocentes no beligerantes.
Si Chávez no cometiera esas equivocaciones, además de decirle "cobarde, mafioso, indigno, cipayo, rufián, paramilitar" et al Uribe, hubiera podido intervenir positivamente en el proceso que está por culminar y cubrirse de gloria como cuando logró que soltaran a Clara Rojas. Su candidata, hoy guisada por haberse comprobado que trabajaba sin piedad para mantener el cautiverio de Ingrid, la senadora Córdova, podría ser una precandidata prometedora del chavismo colombiano. Hoy, castigo de Dios a la traición, la precandidata es Ingrid Betancourt y ojalá la señora Pulecio entienda lo dañina que fue para su hija en el papel de tonto útil.
El cachorrito boliviano de Chávez declaró que el rescate era producto de "un acuerdo entre el Gobierno y las FARC". Aunque es una fuente de cuidado, -la mentira y el error son las esencias de un revolucionario y los camaradas de aquí manifestarán contra Uribe y los liberados- si eso fuera así sería síntoma de que llegó el final de la banda, ya que para entregar así la salchicha del perro caliente, deben estar desesperados (¡favor no decirle más joya de la corona¡).
Pero lo que cuentan los protagonistas es una desbandada en la que los comandantes no pueden ni comunicarse por teléfono o e-mail. No les queda más que entregarse y buscar una salida menos trágica que lo que les espera. A Cano parece que le toca ser el enterrador.
2 comentarios:
Julio Dávila Cárdenas // Operación Jaque
Las FARC están a punto de que las próximas jugadas se conviertan en su "jaque mate"
El ajedrez es un juego-ciencia que exige altas dosis de visión de conjunto y anticipación. Quienes lo practican saben que por cuestiones estratégicas, se pueden sacrificar piezas y ejecutar movidas por razones que sólo el jugador conoce, las cuales resultan sumamente extrañas para el adversario y también para los observadores, pero que producen, casi siempre, resultados favorables al final de la partida.
En esta ocasión el ejército colombiano, con el apoyo del presidente Uribe, llevó a cabo una operación de inteligencia que quizás por la circunstancia de utilizar del ingenio, denominaron Operación Jaque, lo cual en términos ajedrecísticos equivale a anunciarle al contrario que una de sus piezas fundamentales se encuentra amenazada y ante el peligro inminente de perderla.
En este caso, Ingrid Betancourt era la pieza fundamental de las FARC, no porque su vida fuera más preciada que la de sus otros compañeros de cautiverio, sino porque era la más conocida, tanto en Colombia como en el exterior, y por ese mismo hecho se había convertido en el mejor escudo protector de la organización narcoterrorista.
Evidentemente, los dirigentes de las FARC y sus aliados, no supieron captar e interpretar el alcance de la movida que efectuaba el gobierno colombiano, y por ello perdieron a su reina y están a punto de que las próximas jugadas se conviertan en su jaque mate. Es decir, la pérdida absoluta de la siniestra partida que comenzaron a jugar hace más de cuarenta años y que tanta tragedia ha causado al pueblo colombiano y a sus vecinos, cercanos y no tan cercanos.
El presidente Uribe ha demostrado ser un excelente ajedrecista. El pasado diciembre, ante el anuncio del presidente Chávez de que las FARC habían decidido liberar a tres de las personas secuestradas por ella, entre quienes se encontraba un niño, Uribe aceptó de inmediato el plan de Chávez, no sin antes comunicarle a la madre y abuela de dos de los agraviados, que "no se hiciera muchas esperanzas con el anuncio de las FARC", ya que éstas no solían cumplir sus ofertas. Y el tiempo, en muy breve plazo le dio la razón a Uribe. Todo se trataba de un engaño de las FARC, ya que el niño no estaba, efectivamente, en poder de éstas. Uribe esperó a que Chávez se encolerizara y dijera que él estaba impidiendo la entrega de los secuestrados con mentiras y engaños y que no tenía razones para desconfiar de la palabra de la organización narcoterrorista. Fue en ese momento cuando Uribe movió su pieza, demostró que Enmanuel estaba bajo la protección de las autoridades colombianas, lo cual fue reconocido por las FARC. La reacción de Chávez fue desconcertante: designó como ministro del Interior y Justicia a Rodríguez Chacín, su fracasado coordinador ante las FARC, aquel que, pensando uno bien, también había sido engañado.
jdavilac@cantv.net
El golpe más duro a las FARC
La Operación Jaque acelera la desmovilización de los guerrilleros
115 insurgentes se han entregado al Ejército tras el rescate de Betancourt
CRISTINA GALINDO (ENVIADA ESPECIAL) - Bogotá - 11/07/2008
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Con la moral más baja que nunca, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) están sufriendo una auténtica sangría entre sus filas. Un total de 115 guerrilleros se han entregado al Ejército desde la operación que permitió el rescate de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt y otros 14 secuestrados el pasado 2 de julio en la selva colombiana, según el Ministerio de Defensa. Esta cifra casi duplica la registrada en idéntico periodo del mes pasado (63) y, aunque todavía es pronto para medir los efectos reales que la liberación de los rehenes ha tenido entre los guerrilleros, es una señal más de que el grupo armado se enfrenta a la situación más crítica en sus 44 años de historia.
FARC
(Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia)
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Colombia
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Capital: Santa Fe de Bogotá. Gobierno: República. Población: 42.310.775 (2004)
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47.745 personas, entre ellas 32.000 paramilitares, se han rendido desde 2002
"En las FARC hay ahora una gran confusión", revela un ex guerrillero
Las llamadas desmovilizaciones han tenido un crecimiento sin precedentes, especialmente en el último año y medio. Ahora hay cerca de 8.000 guerrilleros de las FARC, frente a los 17.000 de 2002. Estas deserciones se deben, entre otras cosas, a que los ánimos de muchos están por los suelos. El rescate de Betancourt ha agravado la crisis que atraviesa el grupo -considerado terrorista por la UE- desde la muerte de Raúl Reyes, su número dos, en marzo, y la del jefe máximo, Manuel Marulanda, alias Tirofijo, confirmada en mayo.
"En el seno de la guerrilla hay ahora una gran confusión", explica un ex miembro de las FARC, de 28 años y desmovilizado en 2006 tras seis años en el grupo. Prefiere mantener el anonimato porque está amenazado e intentaron asesinarle hace un año y medio, pero sigue en contacto con algunos compañeros. "Amigos míos allá quieren entregarse, aunque tienen miedo de que les pillen y les fusilen o que el Gobierno no les proteja", añade en una cafetería de Bogotá.
La guerrilla está a punto de romperse definitivamente en dos bloques y nadie sabe cuál será su próximo paso: si buscar una salida al conflicto o lanzar una campaña de atentados. Mientras, intentan cubrir las bajas reclutando gente en los municipios de la zona bajo su control, muchas veces de forma forzosa. "Los que me preocupan son los rehenes, porque las comunicaciones entre ellos no funcionan y algunos mandos medios pueden descontrolarse", añade el ex guerrillero, que cuenta que abandonó el grupo tras ver cómo se degradaba ideológicamente.
Cuando se desmovilizan, los guerrilleros ingresan en un programa de Defensa que certifica que han pertenecido al grupo armado. Después entran en un programa de reinserción en el que conviven ex guerrilleros y ex paramilitares. "En Colombia se han desmovilizado 47.745 personas desde 2002; de ellas, unos 32.000 fueron paramilitares de las Autodefensas que negociaron colectivamente su entrega", indicó ayer el alto consejero presidencial para la Reintegración, Frank Pearl. Para acceder a las ayudas de reinserción tienen que saldar primero sus cuentas con la justicia. Si han cometido delitos de sangre, se acogen a una ley especial y van a la cárcel, aunque pueden ver reducida su pena sustancialmente.
La adaptación es complicada. "Se trata por lo general de jóvenes que no saben leer, algunos violentos que han vivido siempre en la selva o en el monte y que están acostumbrados a obedecer órdenes", explica Pearl. Estos programas están recibiendo críticas, porque se dice que son poco eficaces y dan pocas ayudas económicas.
De los 33.000 ex combatientes que están en estos programas, unos 3.000 han vuelto a delinquir (400 trabajan para el narcotráfico y el resto ha entrado en pandillas juveniles); casi todos son ex paramilitares. "Si estás comprometido con esto, sales adelante", explica José Alfredo Mejía, de 32 años y ex paramilitar. No piensa lo mismo Álvaro Agudelo, de 34 años, que no está en el programa. Este desmovilizado de las FARC dice: "Tenemos que asistir a clase para recibir las ayudas, pero si trabajamos la empresa no nos deja tiempo para ir a los cursos; ¿cómo vamos a cumplir?".
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