viernes, julio 25, 2008

"¡Esto está que arde!" ("...no hay poder que supere al de la primera fuerza de una sociedad").


POR.AGUSTÍN BLANCO MUÑÓZ.

Cuando vemos a Bush, vallenato incorporado, celebrando los 198 años de la independencia colombiana, con vivas incluidas al Plan Colombia y al ejército de ese país por su brillante desempeño en el rescate de los 15 secuestrados, volvemos sobre la misma pregunta: ¿cuál es la nación que hace lo que quiere sin solicitar permisos?

Aquí el Minci desmiente que Chávez le haya pedido a los rusos la instalación de una base militar, pero el propio golpista-presidente (GP) defiende el rearme de las FAN "para garantizar la soberanía amenazada por Estados Unidos". Porque mientras el mandatario colombiano recibe un abierto apoyo USA, el venezolano busca el suyo por otras latitudes para derrotar "al maldito imperio que caerá este siglo".

Y en ese marco señala: "Rusia tiene suficiente potencial como para garantizar su presencia en diferentes partes del mundo. Si las Fuerzas Armadas rusas van para Venezuela, serán recibidas entusiastamente" (Últ. Not., 23/07/08, p.13). Pero esto no significa, aclara el Minci, que haya disposición a permitir la instalación de una base rusa.

Menos mal que lo aclara, porque si se festeja la capacidad bélica rusa para estar presente donde le dé la gana, debe ser para aprovechar su potencial y para esto se requeriría la instalación de esas fuerzas en este suelo. Ahora que se le quiera dar o no el nombre de base militar, ese es otro asunto.

Lo que parece estar fuera de duda es que el GP, en medio de su desespero por convertirse en el principal agente mundial del antiimperialismo, y su necesidad de juntar fuerzas para declararle la guerra al "imperio que ya tiene sus días contados", acude a posiciones que mezclan la obsecuencia, con el descaro y el atropello.

En su condición de autócrata petrolero y nuevo dueño del destino de la patria que hasta hace poco perteneció a Bolívar, ha decidido que llevará este ex país a una guerra en la que nadie cree. Comenzando por la paradoja que el zar del petróleo tiene en ese imperio el comprador que paga de manera oportuna y sin pedir regateo.

¿Pero qué es y para qué han servido 198 años de independencia? ¿Para jugar a un Plan Colombia disfrazado de vallenato? ¿Para propiciar la derrota de un imperio con el cual el resto del mundo, incluyendo a Venezuela, tiene las mejores relaciones, aunque la política del micrófono por momentos diga otra cosa?

¿A qué punto desea el GP conducir su política exterior antiimperialista? ¿Tiene idea este señor de lo que es la global-explotación y la lucha de poderes que rigen hoy este planeta? ¿Olvida que el llamado mundo bipolar dio paso al imperio unipolar norteamericano y que no será con su reparto petrolero como se construirá un mundo multipolar para enfrentar al "maldito imperio"?

¿Tendrá el GP algún momento de lucidez, en medio de su enfermiza condición de gran autócrata petrolero, jefe único y dueño del destino de este ex país, para entender que está en vías de convertirse en uno de los grandes hazmerreír del mundo actual?

Si se parte del efecto Computadoras Reyes tal vez se pueda entender su desesperada movilización. Para él es indispensable contar con apoyo exterior y con una imagen respetable por todas partes. Por ello las inversiones en el ALBA, Petrocaribe o Mercosur.

Eso de repartir petróleo pidiendo un pago del 40% y el resto en 25 años al 1% no tiene precedentes en las relaciones comerciales del mundo. La declaración de Evo Morales señalando que recibe la ayuda que le envía su par venezolano directamente sin pasar por ningún trámite burocrático, es materia completamente inédita (EU, 13-07-08).

Por todos lados se observa cómo diferentes gobiernos, llámese cubano, brasilero o colombiano se aprovechan de la chequera de los petrodólares que el GP maneja de la manera más autocrática y perversa. De allí el insaciable, interminable, alocado y desesperado reparto.

Tal vez en lo que no ha reparado el GP es que, si bien es cierto que por esta vía está cavando, "a paso de vencedores" la destrucción de Venezuela, ésta conduce irremisiblemente a su propia destrucción.

El nivel de la Protesta Venezuela ha alcanzado una preocupante dimensión. La decepción colectiva crece y se transforma en rabia-desesperación-angustia. De allí puede provenir una respuesta de ese colectivo a la situación que padece. Y nadie sabe hasta dónde puede llegar.

Los colectivos no mueren de hambre con los brazos cruzados. Los órganos de seguridad, junto con la política del miedo-terror puede detenerlo un tiempo pero a la final no hay poder que supere al de la primera fuerza de una sociedad.

El GP la desafía por todas partes, haciendo valer una enfermiza prepotencia. Y por esa vía, aun contando con el apoyo de los conocidos cómplices y colaboracionistas, no podrá mantenerse por todo el tiempo que le tienen programadas sus ambiciones. Hoy, nadie puede dudar que esto está que arde y que la llamada estabilidad política se la traga el malestar que cunde por todos los espacios de este ex país.


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