La norma que subía los impuestos a las exportaciones agrarias desató un grave conflicto en el país
El gobierno argentino ha anunciado este viernes la retirada de la polémica ley agraria que ha causado un grave enfrentamiento entre el sector agrario y el Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Es la puntilla a una ley que ya el jueves quedó en el aire al ser rechazada por el Senado, con el voto de calidad en contra del vicepresidente del país, Julio Cobos.
La norma, que el Gobierno comenzó a aplicar el pasado mes de marzo a través de un decreto, establecía una subida del 35 al 45% en los impuestos a la exportación de la soja, el principal cultivo del país. El campo reaccionó de inmediato a la ley, iniciando una campaña de huelgas, protestas, bloqueos de carreteras y caceroladas que más de una vez amenazó con paralizar el país y que acarreó episodios de desabastecimiento en los mercados. El Gobierno reaccionó organizando manifestaciones de apoyo.
Una guerra que duró cuatro meses, hasta que el jueves, el vicepresidente del país y presidente del Senado, Julio Cobos, se negó a dar su voto a favor de la ley y de la presidenta y tumbó la norma en la votación en la que debía convertirse en ley.
El campo había ganado, aunque se mantenía la incertidumbre de si la presidenta persistiría en sus intenciones. Finalmente, no. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, ha sido el encargado de anunciar la retirada de la norma. A partir de ahora, las tasas a la exportación de soja quedarán como estaban antes de la decisión de la presidenta.
Tras el conflicto con el campo, Cristina Fernández afronta ahora una grave crisis política, apenas siete meses después de acceder al cargo. Por un lado, tiene que retirar una ley que ha sido piedra angular de sus primeros meses de mandato. Por otro, afrontar que el hecho de que uno de los suyos, el vicepresidente, fuera el artífice de la caída de la ley.
Los líderes sindicales del campo han celebrado la decisión del Gobierno, aunque el presidente de la Federación Agraria Argentina, Eduardo Buzzi, ha anunciado que su grupo seguirá presionando para que se compense a los pequeños productores por los daños ya sufridos.
El fantasma de la eventual dimisión de Cristina Fernández de Kirchner a la Presidencia, que lleva sólo siete meses en el poder, asomó en Argentina durante algunas horas del jueves a raíz de la catástrofe política que atraviesa su Gobierno, enfrentado con el campo y la oposición.
El ‘matrimonio presidencial’ Kirchner había tomado como una auténtica ‘guerra’ a los ricos su plan de imponer un ‘impuestazo’ a las exportaciones de cereales. Y demonizó como “golpistas” a quienes se oponían por considerarlo inconstitucional y confiscatorio.
El ‘matrimonio presidencial’ Kirchner había tomado como una auténtica ‘guerra’ a los ricos su plan de imponer un ‘impuestazo’ a las exportaciones de cereales. Y demonizó como “golpistas” a quienes se oponían por considerarlo inconstitucional y confiscatorio.
Pero después de cuatro meses de protestas populares y ‘cacerolazos’, debieron someter el ‘impuestazo’ a votación en el parlamento y el Senado lo rechazó, con el insólito voto en contra del vicepresidente de la República, Julio Cobos.
Desconcertados y más solos que nunca, los Kirchner se atrincheraron en la residencia presidencial de Olivos, aunque hablaron por teléfono móvil y de esas conversaciones surgieron las informaciones sobre una posible dimisión.
En su artículo “El día más triste y atribulado del kirchnerismo”, publicado en el matutino ‘La Nación’, el analista político Carlos Pagni reveló que “de la única renuncia de la que se habló” fue de la de Cristina Fernández de Kirchner.
“La version fue alimentada por el propio Kirchner, que, todavía durante la tarde —según su entorno mas cercano—, machacaba: ‘Largá todo y andate, Cristina’. Ella, que se mostró todo el día tranquila, resistió y hasta habló de explorar un acuerdo con el campo”, continúa la crónica.
Entonces el gobernador bonaerense Daniel Scioli —ex vicepresidente de Kirchner durante su presidencia de 2003 a 2007— se comunicó con Cristina Fernández para confirmar si pensaba volverse a casa, según Pagni.
“Desmentí todo”, le dijo ella al gobernador.
El diario ‘Clarín’ (el más vendido) se refirió al “clima de incertidumbre” en la residencia presidencial y mencionó que hubo “un cúmulo de versiones sobre la supuesta renuncia de la Presidenta junto con la de Néstor Kirchner a la presidencia del gubernamental partido peronista”.
Conmoción tras la derrota en el Senado
Conmoción tras la derrota en el Senado
“La versión se originó en un diálogo de Kirchner, conmocionado por la derrota en el Senado, con un dirigente social y con otros funcioanrios” acotó, y describió que “el asunto empézó a helar la sangre de funcionarios y militantes kirchneristas”.
El diario ‘Página 12′ (oficialista), en un artículo titulado “Rumores de renuncia”, destapó que “la presidenta Cristina Kirchner había evaluado presentar su renuncia al cargo como respuesta ante el impacto institucional producido por el voto disidente del vicepresidente”.
“Ante esa incertidumbre, el peronismo pasó la jornada en estado de asamblea, hubo reuniones de diputados y senadores” hasta que el jefe del bloque peronista, Agustín Rossi, recibiera un llamado: ‘No voy a irme’, garantizó la mandataria”.
El matutino ‘Critica de Argentina’ aseguró que la informción sobre la eventual dimisión de la Presidenta se mantuvo “durante siete horas” en los círculos políticos y empresarios y en las redacciones “como una sentencia irrevocable”.
Renunciar o dar su brazo a torcer
“La versión comenzó a circular con fuerza después del mediodía y se disipó recién cuando la Presidenta arribó a la Casa Rosada, pasadas las 17.00 horas”.
“Por la mañana, Néstor Kirchner y su esposa se encerraron durante dos horas en la residencia de Olivos. En ese lapso, discutieron cuál era la estrategia que debían adoptar para salir del abismo al que cayeron cuando Julio Cobos se pronunció a favor del reclamo agropecuario”.
“Kirchner fue terminante: sostuvo que era mejor renunciar antes que dar el brazo a torcer”, agregó el tabloide, y añadió que “durante esas dos horas, los Kirchner desconectaron los teléfonos móviles y no atendieron a nadie”.
Este viernes a la mañana, el ministro de Justicia, Anibal Fernández, fue indagado sobre el asunto por los reporteros durante un acto público y reaccionó mal: “Por favor, no me haga esa pregunta…”, rogó a los cronistas.
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