domingo, julio 06, 2008

"A las FARC sólo les queda negociar" (Entrevista al ministro de la defensa colombiano Juan Manuel Santos).


POR:MAITE RICO.

ENTREVISTA: El golpe más duro a las FARC JUAN MANUEL SANTOS Ministro de Defensa de Colombia

"A las FARC sólo les queda negociar"

"En la Operación Jaque no ha habido ni habrá pago de recompensa"

"Si Uribe se presenta a la reelección, tendrá mi apoyo incondicional"

La razón no tardaría en conocerse: el Ejército colombiano lanzaba el 2 de julio uno de los rescates de rehenes más espectaculares de la historia, que privó a las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC) de su botín más preciado: Ingrid Betancourt y otros 14 secuestrados. Nuevos detalles se van conociendo, como que algunos de los agentes iban disfrazados de periodistas de Telesur, la televisión creada por el presidente venezolano, Hugo Chávez.

Saboreando el éxito del operativo, Santos aterrizó ayer en Madrid para cumplir con su compromiso pospuesto. En los 24 meses que este abogado de 56 años lleva al frente de Defensa, la guerrilla ha sufrido los golpes más contundentes de su historia.

Pregunta. ¿Cuándo supo usted de la operación?
Respuesta. Los jefes de Inteligencia me presentaron el proyecto hace unas semanas, cuando estaba lo suficientemente cocinado como para tener cierto grado de credibilidad. Es un trabajo de años, las infiltraciones vienen de atrás, pero este plan concreto se cuajó hace unos meses.

P. ¿Hubo colaboración de César, jefe de la guerrilla a cargo de los rehenes?
R. No. Eso es completamente falso. Nunca se tuvo ningún contacto con César. Se ha dicho que a través de su amante, que está detenida, pero no, nunca tuvimos su colaboración, y creo que él mismo ya lo ha ratificado.

P. Han empezado a surgir distintos rumores sobre la operación, como el pago de un rescate.
R. No hubo un solo peso, dólar, euro, franco suizo o libra esterlina. En esta operación no ha habido ni habrá pagó de recompensas. La versión de los 20 millones de dólares ya ha sido rechazada enfáticamente por los Gobiernos que supuestamente habían colaborado, entre ellos EE UU, Francia y España.

P. ¿De dónde cree que procede esa versión?
R. Las FARC tienen contactos en ciertas organizaciones internacionales, y por ahí ha salido ese intento de desprestigiar la operación. La maniobra, por lo demás, me parece muy torpe, porque deja muy mal a las FARC: que sus comandantes sean capaces de venderse es muy desmoralizador para el grupo.

P. Una empresa israelí también se atribuye méritos.
R. Rotundamente falso. Israel no tuvo nada que ver.

P. ¿Y la presión política francesa, como deja creer París?
R. La operación no es fruto de la presión política de Francia, ni de EE UU, ni de nadie. Es producto de nuestro convencimiento íntimo y de nuestra obligación constitucional de procurar por todos los medios la liberación de cualquier secuestrado. Esta operación fue 100% colombiana, planeada por colombianos, ejecutada por colombianos, y aquí no hubo ninguna intervención internacional. Queríamos una operación totalmente limpia, transparente, por eso no se disparó un solo tiro e incluso dejamos libres a todos los guerrilleros que quedaron en el sitio una vez que el helicóptero despegó con los secuestrados. Los teníamos localizados, sabíamos cuántos eran. Hubiera sido muy fácil atacarlos.

P. ¿La Operación Jaque pone coto a las pretensiones de Chávez o de Rafael Correa de negociar por su cuenta con las FARC?
R. Creo que los hechos están hablando por sí solos.

P. ¿Qué consecuencias tiene esta operación en las guerrilla?
R. Me imagino que deben estar muy desconcertados. Lo que esperamos es que las FARC entiendan que si no negocian ahora, lo tendrán que hacer más tarde desde una posición todavía más débil, porque vamos a continuar la presión militar. Ojalá que no sigan sacrificando la vida de sus hombres y podamos encontrar un camino de paz.

P. ¿La negociación es el objetivo último para el Gobierno o se apuesta por la derrota militar?
R. La estrategia es forzar la negociación a través de la ofensiva militar. La zanahoria y el garrote. Y el garrote ha funcionado y seguirá funcionando porque cada vez estamos más capacitados, cada vez tenemos más información. El ritmo de la desmovilización está creciendo como una bola de nieve. Si tienen dos dedos de frente, deberían sentarse a negociar en serio. Lo que no vamos a permitir es una negociación como las anteriores, que les servían para tomar oxígeno.

P. ¿Cuánto más pueden durar las FARC?
R. Por principio no hago pronósticos, porque se suelen volver en contra. Lo que sí le puedo decir es que vamos a seguir con una estrategia que ha sido muy eficaz, y que consiste en promover la desmovilización de la base y pegarle a los objetivos de alto valor, es decir, a los miembros del Secretariado y a los puntos clave de las estructuras que todavía quedan.

P. Su figura sale reforzada, la prensa alaba sus cualidades de estratega y le da por candidato presidencial seguro para 2010.
R. Es totalmente prematuro. Si comienzo a pensar en candidaturas, desvío el foco de mi atención y comienzo a cometer errores como ministro. Yo sigo concentrado en hacer un buen trabajo. Además, lo he dicho ya: si el presidente Uribe decide reelegirse, tiene mi apoyo incondicional.

P. Esa segunda reelección despierta recelos y no falta quien compara a Uribe con Fujimori y le acusa de querer perpetuarse en el poder.
R. Esas comparaciones no son válidas, porque Álvaro Uribe es ante todo un demócrata, nunca ha querido usurpar ni el poder legislativo ni el poder judicial; todo lo contrario. Y si decide reelegirse, utilizará los mecanismos democráticos y constitucionales para ello. Pero él ha dicho que no quiere reelegirse, que no quiere truncar la aparición de nuevos líderes, y que lo importante es que la seguridad democrática y todo lo que implica continúe, porque el país no puede dar marcha atrás bajo ninguna circunstancia. Y el 92% de los colombianos apoya esa tesis: ésa es la popularidad que obtiene el presidente en la última encuesta.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

"Entre abogados te veas" Les cayó la pava macha a Chávez y las FARC.

Anónimo dijo...

Liberación de Ingrid Betancourt.
Uribe y la soledad continental
Osiris Alonso D'Amomio

La soledad geopolítica magnifica el éxito personal del Presidente Uribe. Emerge como el gran triunfador, ante la significativa incomprensión de la mayor parte de sus pares. Los mayoritarios distraídos de esa inflamación ostentatoria, aún conocida como América Latina.
A la hora precipitada del balance, se le debe reconocer, a Uribe, el mérito de la obstinación. Por haberse ajustado a los rigores de su propio plan de rescate. Sin dejarse presionar por la súbita conjunción de los humanitaristas desconcertados que participaron, como instrumentos indirectos, de la estrategia del Presidente Chávez, compartidas con las FARC. La organización narcoguerrillera que avanza, implacablemente, hacia su definitoria aniquilación.

En algunos casos, hay que conceder que la diplomacia del subcontinente lo dejó solo a Uribe, tan sólo, por inclaudicable desconocimiento. Más que por la predisposición ideológica. Puede percibirse, sin ir más lejos, en el amateurismo de la Argentina más distraída. Con su política vinculada, hasta la dependencia, hacia los vaivenes transitorios del marketing. A la estrategia - llamada en el Portal- de la improvisación. Lo que debe irreparablemente condenarse, en cambio, es la especulación hegemónica de un Chávez que intentó presentarse como la alternativa para solución. Cuando representaba, en realidad, el problema.

La cuestión que Chávez arrastró consigo a las torpezas infantiles de Correa, que transformó parte del Ecuador en un santuario. Al voluntarismo deprimentemente desgarrador de Evo Morales. Y al cinismo franco de Daniel Ortega. A los Kirchner, apenas, puede reservárseles la alternativa piadosa del desconocimiento. Que funciona como el pretexto de la ignorancia, más grave que la mala fe. Y a Lula le cabe la tarjeta amarilla de las amonestaciones. Por no haber ocupado, en materia de merecimientos, en la grilla, el sitial que ocupó Bush.

Autoglorificación

A la hora egregia del balance, se le puede criticar a los dirigentes colombianos de tendencias melodramáticas, una excesiva autoglorificación, con sobreactuaciones que se exportaban hacia los televisores del mundo. Con explicaciones lícitas, pero demasiado largas. Las imágenes, por si solas, bastaban para cautivar, y para fomentar la admiración hacia los heroicos protagonistas del Operativo Jaque. Los jefes militares, instigados por el presidente Uribe, ofrecieron bastantes más detalles de los necesarios. Hasta casi merodear el borde de la imprudencia, sobre todo cuando quedan varias centenas de secuestrados a merced del conjunto de declinantes que sienten el peso del cierre. El acoso de la historia. Entre ellos, persiste un argentino, quien hasta hoy no conmovió lo suficiente como para motivar los reclamos que superen la línea movilizadora del marketing. No alcanza, el pobre, la trascendencia de la señora Betancourt.

En definitiva, debe reverenciarse al pueblo colombiano. Y reconocerse la jerarquía de estadista del Presidente Uribe, el máximo triunfador. Con su ministro de Defensa, Santos, quien estimula explicables ambiciones sucesorias. Y con los otros patriotas colombianos, civiles y militares, que nunca debieran dejarse amilanar por los arrebatos envolventes de la euforia. Como para concederle, a Uribe, a pesar de sus atributos incuestionables, la excepcionalidad de una re/reelección. La continuidad banalizaría el fantástico logro alcanzado. Uribe podría lanzarse, hacia la aventura de la posteridad, con la certeza de haber gerenciado la liquidación de las FARC. La narcoguerrilla que había extendido, la trágica seducción, hacia los vecinos que se comportaron, por lo menos, muy por debajo de la estatura de las circunstancias.

Beligerancia

A través del Operativo Jaque puede precipitarse una interpretación que ilustra la realidad dirigencial del subcontinente, condenado a los fervores tardíamente revolucionarios de los propagadores de fracasos. Que casi abandonaron a Colombia, hasta convertirla en una isla políticamente solitaria, estragada por el pecado imperdonable de asumir cierta proximidad ideológica con los Estados Unidos. Desde donde colaboraron, sustancialmente, para dotar, a los servicios de inteligencia, de los instrumentos más sofisticados. Tuvo Colombia, aparte, la fortuna de contar con el Presidente empecinado, que basó su legitimidad en el propósito de aniquilación frontal de la guerrilla. A la que de ningún modo estaba dispuesto a cortejar. Como lo intentara, con excelentes intenciones, y con deplorables resultados, su antecesor, el Presidente Pastrana. Quien alcanzó a reunirse, y como si fuera un par, con Manuel Marulanda, alias Tirofijo. Una acción falsamente consensual que sirvió para dotarle territorialidad al enemigo. A la fuerza que aspiraba a conquistar, ante todo, el trascendente rol de organización beligerante.

Precisamente la beligerancia fue el status que Chávez se comprometió a conseguirle a Marulanda. A cambio del apoyo más siniestro que carísimo. Sobre todo a partir de los éxitos militares que permitieron el avance de las tropas nacionales. Del Estado de Colombia, en una ofensiva que obligó, a la guerrilla legendaria, a ofrendar lo único que ya disponía para negociar. A los rehenes, con la atractiva cuestión humanitaria.

Turno del Plan Canje. Con la explotación de la "joya franco colombiana", que instaba a las presiones fáciles de los marketineros que pretendían, con un mero gesto, o con una boina, sacar chapa previsible de humanitarios. Sin siquiera sospechar, en el mejor de los casos, que se convertían en instrumentos de una estrategia ajena cuyos riesgos no calculaban. La que compartía Chávez con las FARC, en una alianza imperfecta, y con la complacencia ingenua de Correa y perversa de Ortega. Y con la conmovedora torpeza espiritual de los dos Kirchner, quienes se entregaron, conjuntamente, y con escuetas diferencias de estilo, a las ceremonias coherentes de los papelones. Como el registrado por La Elegida Cristina, en su improvisado monólogo inicial, cuando le solicitó, a un amable Uribe, quien no podía responderle, que se lanzara a las negociaciones de paz. Que era, exactamente, lo que tanto las FARC, como Chávez, necesitaban.

Uribe no podía aclararle a la novel humanitarista que, con todo su derecho, había optado, soberanamente, por un camino. El que, ayer se demostró, era acertado.

Kirchner, en cambio, aportó la indolencia de su magia para el célebre papelón de Villavicencio. Cuando por desocupado decidió hacer el bolo, como inerme extra, amateur de la diplomacia, para la peor filmografía de Chávez. Y se fue a la selva, a buscar un Emanuel que nunca podía aparecer. Porque las FARC no lo tenían. Sólo tenían el camino signado hacia la derrota anunciada.

Anónimo dijo...

“Hugo Chávez, el gran derrotado por la operación de rescate

“La estrategia regional de Chávez ha sufrido un duro golpe con la operación de rescate de los secuestrados”. Lo dice hoy Andrés Oppenheimer en “El Nuevo Herald”.

El gran perdedor del cinematográfico rescate de 15 rehenes que estaban en manos de la guerrilla colombiana FARC, efectuado la semana pasada fue el presidente narcisista-leninista de Venezuela, Hugo Chávez.

A juzgar por las declaraciones públicas del propio Chávez y por los contenidos de miles de documentos encontrados en las computadoras de las FARC capturadas por el ejército colombiano el 1ro. de marzo en un ataque a un campamento guerrillero colombiano en Ecuador, el mandatario esperaba usar la crisis de los rehenes para convertirse en el máximo mediador del conflicto armado colombiano, y en el líder indiscutible de Sudamérica.

Chávez, seguido por el presidente de Ecuador Rafael Correa, había reclamado abiertamente el reconocimiento diplomático internacional de las FARC como una ”fuerza beligerante”. Eso le hubiera dado a la guerrilla colombiana un muy necesario oxígeno político en momentos en que estaba sufriendo una serie de aplastantes derrotas en el campo de batalla.

En un discurso a principios de año, Chávez dijo que las FARC y el ELN ”no son organizaciones terroristas”, sino “verdaderos ejércitos que ocupan espacio en Colombia, y hay que darles reconocimiento. Son fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político, un proyecto bolivariano que aquí es respetado”.

El presidente colombiano Alvaro Uribe rechazó vehementemente la idea de concederle estatus diplomático a las FARC. Estados Unidos y los 27 miembros de la Unión Europea consideran a las FARC como un grupo terrorista, por su uso indiscriminado de la violencia contra civiles.

¿Cuál era la estrategia conjunta de Chávez y las FARC? Según miles de documentos e e-mails hallados en las computadoras del comandante rebelde de la FARC Raúl Reyes, que de acuerdo a un examen de expertos independientes de Interpol no fueron alterados por el gobierno colombiano, Chávez y las FARC estaban desarrollando una estrategia de dos carriles.

Por un lado, estaban explorando la posibilidad de una liberación negociada de los rehenes que le brindara a Chávez una victoria propagandística internacional –los seguidores de Chávez ya estaban hablando de un Premio Nobel de la Paz para el presidente venezolano– a cambio de la promesa del presidente venezolano de obtener el reconocimiento diplomático de ”fuerza beligerante” para las FARC.

Por otro lado, ambas partes estaban usando sus ”contactos humanitarios” sobre los rehenes como pretexto para justificar reuniones en las que hablaban de consolidar una alianza política y militar.

Docenas de e-mails encontrados en las computadoras de Reyes demuestran que las FARC y Chávez estaban construyendo lo que definían como una ”relación estratégica” destinada a fortalecer el ”proyecto Bolivariano” en las Américas.

Los documentos de las computadoras de las FARC contienen al menos ocho referencias a unos $300 millones de asistencia financiera que Chávez había prometido a la guerrilla colombiana. Asimismo, las FARC estaban ofreciendo entrenamiento militar en combate irregular al ejército venezolano, y los guerrilleros colombianos incluso tenían una ”oficina” en Fuerte Tiuna, el comando militar del ejército venezolano en Caracas.

”La idea de ellos era crear un grupo de mediación internacional como el Grupo Contadora que medió en el conflicto centroaméricano en la década de 1980, pero con el fin de apuntalar el liderazgo internacional de Chávez, y usar su creciente influencia para conseguir un estatus diplómatico internacional para las FARC”, me dijo la semana pasada un alto funcionario colombiano.

Sin embargo, el plan de Chávez y las FARC se malogró por una serie de reveses en el campo de batalla. El ataque del ejército colombiano del 1ro. de marzo contra un campamento de las FARC en Ecuador, que resultó en la muerte de Reyes y en el secuestro de sus computadoras, la subsiguiente muerte del comandante supremo de las FARC Manuel ”Tirofijo” Marulanda, y la reciente liberación de los rehenes más famosos de las FARC –incluyendo a la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt y a tres contratistas militares estadounidenses– cambiaron dramáticamente la relación de fuerzas.

Aunque aún quedan en manos de las FARC cientos de rehenes, ahora el ejército colombiano parece cerca de derrotar militarmente a las guerrillas, y es el gobierno colombiano –y no Chávez– quien se ve con las mayores posibilidades de lograr la liberación de los rehenes. De pronto, Chávez se ha vuelto irrelevante.

Mi opinión: Chávez está golpeado, pero no está fuera de juego. Con el precio del petróleo a $145 el barril, podrá seguir comprando lealtades en la región con sus petrodólares. Tal como decimos frecuentemente en esta columna, sus ambiciones de poder no cesarán mientras Estados Unidos –en lugar de reducir su absurdo consumo de petróleo– siga comprándole $34 mil millones anuales en importaciones de petróleo.

Pero por el momento, la estrategia regional de Chávez ha sufrido un duro golpe, y el comandante venezolano deberá concentrarse en fortalecer su apoyo doméstico y evitar una derrota en las elecciones regionales de noviembre en su país.

Chávez, de mediador a observador
Andrés Oppenheimer
El Nuevo Herald

Anónimo dijo...

Por su parte, el presidente colombiano, Álvaro Uribe, ha salido al paso de las informaciones de una radio suiza que asegura que la operación de rescate en realidad fue una entrega a cambio de dinero. "Por ahí hay unos amargados que están tratando de desacreditar esa operación. Es que esos amargados conocen a Colombia de lejos. Por allá en un frío europeo, ellos qué van a saber del ingenio colombiano. Ellos creen que el ingenio colombiano son los matones de las FARC", ha afirmado Uribe desde Aguadas, en el departamento de Caldas, en declaraciones recogidas por Caracol Radio.

El presidente colombiano ha reiterado su agradecimiento al Ejército por el éxito de esa operación. "Los colombianos sentimos por la Fuerza Pública de la Patria algo muy grande, que lo resumimos en dos palabras: gratitud y esperanza".

Uribe ha afirmado que aunque se logró el rescate de 15 personas, aún siguen secuestrados 27 civiles y militares. "Aquí nos quedan dolores. No hemos podido lograr la liberación del doctor Lizcano y hay 700 o 750 colombianos secuestrados por las FARC en los últimos diez años, que no han vuelto a sus hogares. Pero vamos a seguir esta tarea. Y hay con quien", dijo.

Anónimo dijo...

Por su parte, el presidente colombiano, Álvaro Uribe, ha salido al paso de las informaciones de una radio suiza que asegura que la operación de rescate en realidad fue una entrega a cambio de dinero. "Por ahí hay unos amargados que están tratando de desacreditar esa operación. Es que esos amargados conocen a Colombia de lejos. Por allá en un frío europeo, ellos qué van a saber del ingenio colombiano. Ellos creen que el ingenio colombiano son los matones de las FARC", ha afirmado Uribe desde Aguadas, en el departamento de Caldas, en declaraciones recogidas por Caracol Radio.

El presidente colombiano ha reiterado su agradecimiento al Ejército por el éxito de esa operación. "Los colombianos sentimos por la Fuerza Pública de la Patria algo muy grande, que lo resumimos en dos palabras: gratitud y esperanza".

Uribe ha afirmado que aunque se logró el rescate de 15 personas, aún siguen secuestrados 27 civiles y militares. "Aquí nos quedan dolores. No hemos podido lograr la liberación del doctor Lizcano y hay 700 o 750 colombianos secuestrados por las FARC en los últimos diez años, que no han vuelto a sus hogares. Pero vamos a seguir esta tarea. Y hay con quien", dijo.