En las actuales circunstancias políticas en las cuales inevitablemente nos vemos envueltos todos los venezolanos, por motivo de las lógicas y naturales controversias surgidas a raíz de la decisión del gobierno nacional de no renovarle la concesión de funcionamiento de la frecuencia del espectro radioeléctrico a la planta de televisión RCTV, me permito como ciudadano hacerles algunas reflexiones a mis respetados conciudadanos venezolanos al respecto.
En primer lugar, recomendamos a toda la ciudadanía mantener la calma, la serenidad, la ponderación y el comportamiento cívico. Es esencial respetar las autoridades y así mantener el orden público, evitar la anarquía y la violencia a fin de garantizar la paz, la tranquilidad de todos los venezolanos, quienes somos hermanos a pesar de nuestras diferencias, por lo que debemos como prójimos respetarnos mutuamente.
Es indispensable que comprendamos, que en Venezuela debemos acatar las decisiones de los órganos del poder público, incluso cuando no las compartamos. Debemos aceptar cívicamente las decisiones del poder judicial, quien es el árbitro competente para dirimir cualquier disputa entre los particulares entre sí y con el estado.
También es preciso entender, que la lucha política es muy dura, difícil, y no siempre gratificante,-no siempre se gana, también se pierde- pero la regla esencial de la democracia, si bien es cierto es respetar y acatar la decisión de las mayorías, no es menos cierto que debemos respetar y garantizar la existencia y representación proporcional de las minorías, el libre juego de las ideas, es decir, que para que exista democracia debe haber garantía de expresión y respeto por la opinión de las minorías, debe existir entonces pluralismo político y diversidad de ideologías que puedan manifestarse sin ser reprimidas, censuradas , amenazadas, ni reducidas para que exista paz; de allí que los aspirantes a dirigir a la sociedad deben cumplir con los principios democráticos que tanto pregonan y defienden. Es por lo que no se justifican de parte de nadie, la supresión de los derechos humanos, pero nada justifica tampoco la lucha violenta, ni la confrontación fraticida, ni el combate armado; por eso defendemos y auspiciamos la lucha política cívica, electoral, democrática.
La sociedad venezolana es plural –siempre lo será-, y por muy amenazados que nos sintamos por la recurrente violación de nuestros derechos, nada justificaría la confrontación insensata e inútil entre hermanos de un mismo pueblo. Es por eso que consideramos como una irresponsabilidad provocar a la población civil deliberadamente desde el gobierno o la oposición, A SALIR A LA CALLE , mediante acciones estratégicas tendenciosas y engañosas que podrían degenerar en hechos lamentables, nos parecen e innecesarios hacer llamados "a confrontar al gobierno, o a partidarios de éste", cuando lo sensato, lo prudente, lo conveniente, lo justo, lo cristiano, es agotar todas las vías e instancias institucionales democráticas posibles para dirimir pacíficamente, civilizadamente nuestras diferencias.
No estamos ni estaremos jamás de acuerdo con ninguna medida gubernamental dirigida a menoscabar, conculcar e impedir la manifestación libre del pensamiento, o la violación de los derechos ciudadanos, de allí que rechazamos el artificioso cierre de RCTV y de cualquier otro medio de comunicación. Pero pensamos que la actitud correcta que debemos adoptar al producirse esta arbitrariedad es la lucha cívica, pero jamás deberíamos hacerlo por vías indecorosas e indignas. A pesar de que públicamente ejercemos el derecho a disentir, y deploramos y lamentamos la presunta ausencia de independencia y autonomía de los poderes publicos, por la presunta denegación de justicia, por la aparente falta de imparcialidad, celeridad y transparencia.
Sugerimos a la oposición venezolana tres cosas esenciales:
1º-Reorganizarse y lograr la unidad sincera de todos sus organizaciones políticas y de la sociedad civil, soslayando y difiriendo cualquier diferencia que no sea primordial.
2º Escoger cuanto antes, a un liderazgo colectivo, integrado por los ciudadanos más competentes, mejor dotados, los más capaces, poseedores de elevada estatura moral e intelectual, quienes con gran espíritu de unidad colectiva estén dispuestos a asumir la tarea de coordinar y dirigir en los próximos años a una oposición alternativa institucional, que fomente el dialogo con el gobierno, para competir en la lucha política democráticamente.
3º-Diseñar, planificar y ejecutar acciones tendentes a articular y presentarle al país un proyecto político democrático alternativo, que pueda tener la posibilidad de conquistar legítimamente la voluntad popular.
Cualquiera podría responderme que “soy un romántico, que con este gobierno no se puede luchar ya por la vía democrática, que todos los poderes públicos y los espacios institucionales están controlados”, respondería que es posible que tengan razón, pero que el único camino que conozco para competir y vencer en buena lid a cualquier adversario político es la vía de la lucha política, activista y militante, a través de la participación ciudadana, para así lograr el fortalecimiento de los partidos políticos y las organizaciones de la sociedad civil, únicos organismos vivos capaces de conquistar el poder democráticamente mediante elecciones libres y transparentes, lo demás sería escoger la rebelión popular o la lucha armada, esa alternativa es extrema, sería la guerra fraticida, esa idea no la comparto, ni la recomiendo.
“Que nos harían trampa, que las máquinas, que el CNE…”, denme todos los pretextos que quieran, les respondo que no hay fraude que valga cuando un pueblo está persuadido de conquistar su destino, pero eso no se obtiene de gratis, hay que trabajar sin descanso, ni pausas, sin vacaciones, hay que entrenar, instruir, preparar a los ciudadanos por todos los medios posibles para conquistar el favor popular y hacer valer un triunfo electoral, esa es una pelea que hay que dar sin tregua, asumiendo derrotas y triunfos con idéntica dignidad..
Pero eso no se logra en un día, ni en dos, ni en una semana, ni en tres, ni en meses, tal vez ni en un año, ni en cuatro, a veces ni en décadas, quizás ni siquiera los pueblos pueden liberarse de un régimen opresor sino cuando Dios disponga llevarse al mandatario, pero jamás no existe en política; sólo se que hay que hacer el duro trabajo político para lograr el éxito anhelado, que en definitiva no es conquistar un triunfo electoral eventual que podría durar muy poco, sino diseñar, planificar, ejecutar, realizar un proyecto político útil, viable, eficaz, de inspiración humanista y democrático, alternativo al que cuestionamos y combatimos, que sea mejor que aquel, y que rinda frutos útiles para toda la nación.
¿Y ahora que hacemos me preguntan muchos? Les respondo así: El Libertador Simón Bolívar en la difícil hora de Pativilca en el Perú, “flaco y extenuado, le causó pena al diplomático Mosquera” quien lo visitaba convaleciente del tabardillo; “Bolívar sentado en una pobre silla de baqueta, recostado contra la pared de un pequeño huerto, atada la cabeza con un pañuelo blanco y sus pantalones de ginque que dejaban ver sus dos rodillas puntiagudas y su semblante cadavérico”. Mosquera creyéndolo derrotado y acabado, conmovido por el deprimido aspecto físico del héroe, pero además, en virtud de su inevitable derrota en Lima ante el sorpresivo ataque enemigo, le preguntó: ¿QUÉ PIENSA HACER USTED AHORA? A lo que avivando sus ojos huecos EL libertador con tono decidido le contestó: ¡Triunfar!
Eso es lo que les sugiero hacer ahora a los venezolanos que legítimamente se oponen al gobierno, ¡Triunfar! Ahora que, eso no es sencillo, es muy cuesta arriba, debe hacerse política de la buena, en la calle, en los barrios, las urbanizaciones, en las Universidades, en los sindicatos, caseríos, pueblos y ciudades, en todos los escenarios posibles, pero con el pueblo como principal protagonista. Hacerlo sin apelar al camino corto, ni al fascismo, ni la guarimba, ni con golpes de estado, sino trabajando a brazo partido por las causas sociales colectivas, resolviendo problemas comunitarios, defendiendo e interviniendo en favor de los derechos de la gente, hacerlo siendo útiles a los demás, para perfeccionar la democracia, garantizar la libertad y el ejercicio de los principios republicanos.
Dijo hace años sobre este episodio del Libertador el autor Luís José Acosta Rodríguez en su obra “Bolívar para todos”: “En esta palabra ¡TRIUNFAR!, dicha en aquella circunstancias tan difíciles, está visible una vez más, la voluntad indomable de Bolívar. Eso fue siempre el Libertador. Una pura voluntad de acción a todo trance, que no desfallecía un ápice ante las circunstancias adversas por más complejas y difíciles que éstas fueran. Triunfar, a pesar de las dificultades que se acumulan amenazantes; Triunfar, a pesar de que la salud estaba en un hilo; Triunfar siempre, sin que el desaliento hiciera flaquear el designio emancipador. Por eso pudo asegurar la independencia y salir vencedor de las dificultades más graves y entorpecedoras. Saber mantener la voluntad indeclinable contra los factores hostiles, es el ejemplo más aleccionador que supo dar Bolívar en todo tiempo como hombre de acción y allí en Pativilca, ese ejemplo alcanza su más rotunda dimensión de grandeza”. Es el mejor ejemplo para las nuevas promociones de dirigentes y líderes que deberán surgir fundamentalmente del maravilloso talento que tenemos en la juventud venezolana, regado por todas partes y que deberá irrumpir en el escenario político nacional para reconquistar las banderas de la convivencia, la coexistencia, el pluralismo, la tolerancia, la libertad, la democracia, el derecho y la civilidad. Las consignas son muchas, sugiero una: "Por una existencia feliz y digna para todos los ciudadanos, en democracia, paz, amor, salud, prosperidad, unión y vida".¡TRIUNFAR!.
En primer lugar, recomendamos a toda la ciudadanía mantener la calma, la serenidad, la ponderación y el comportamiento cívico. Es esencial respetar las autoridades y así mantener el orden público, evitar la anarquía y la violencia a fin de garantizar la paz, la tranquilidad de todos los venezolanos, quienes somos hermanos a pesar de nuestras diferencias, por lo que debemos como prójimos respetarnos mutuamente.
Es indispensable que comprendamos, que en Venezuela debemos acatar las decisiones de los órganos del poder público, incluso cuando no las compartamos. Debemos aceptar cívicamente las decisiones del poder judicial, quien es el árbitro competente para dirimir cualquier disputa entre los particulares entre sí y con el estado.
También es preciso entender, que la lucha política es muy dura, difícil, y no siempre gratificante,-no siempre se gana, también se pierde- pero la regla esencial de la democracia, si bien es cierto es respetar y acatar la decisión de las mayorías, no es menos cierto que debemos respetar y garantizar la existencia y representación proporcional de las minorías, el libre juego de las ideas, es decir, que para que exista democracia debe haber garantía de expresión y respeto por la opinión de las minorías, debe existir entonces pluralismo político y diversidad de ideologías que puedan manifestarse sin ser reprimidas, censuradas , amenazadas, ni reducidas para que exista paz; de allí que los aspirantes a dirigir a la sociedad deben cumplir con los principios democráticos que tanto pregonan y defienden. Es por lo que no se justifican de parte de nadie, la supresión de los derechos humanos, pero nada justifica tampoco la lucha violenta, ni la confrontación fraticida, ni el combate armado; por eso defendemos y auspiciamos la lucha política cívica, electoral, democrática.
La sociedad venezolana es plural –siempre lo será-, y por muy amenazados que nos sintamos por la recurrente violación de nuestros derechos, nada justificaría la confrontación insensata e inútil entre hermanos de un mismo pueblo. Es por eso que consideramos como una irresponsabilidad provocar a la población civil deliberadamente desde el gobierno o la oposición, A SALIR A LA CALLE , mediante acciones estratégicas tendenciosas y engañosas que podrían degenerar en hechos lamentables, nos parecen e innecesarios hacer llamados "a confrontar al gobierno, o a partidarios de éste", cuando lo sensato, lo prudente, lo conveniente, lo justo, lo cristiano, es agotar todas las vías e instancias institucionales democráticas posibles para dirimir pacíficamente, civilizadamente nuestras diferencias.
No estamos ni estaremos jamás de acuerdo con ninguna medida gubernamental dirigida a menoscabar, conculcar e impedir la manifestación libre del pensamiento, o la violación de los derechos ciudadanos, de allí que rechazamos el artificioso cierre de RCTV y de cualquier otro medio de comunicación. Pero pensamos que la actitud correcta que debemos adoptar al producirse esta arbitrariedad es la lucha cívica, pero jamás deberíamos hacerlo por vías indecorosas e indignas. A pesar de que públicamente ejercemos el derecho a disentir, y deploramos y lamentamos la presunta ausencia de independencia y autonomía de los poderes publicos, por la presunta denegación de justicia, por la aparente falta de imparcialidad, celeridad y transparencia.
Sugerimos a la oposición venezolana tres cosas esenciales:
1º-Reorganizarse y lograr la unidad sincera de todos sus organizaciones políticas y de la sociedad civil, soslayando y difiriendo cualquier diferencia que no sea primordial.
2º Escoger cuanto antes, a un liderazgo colectivo, integrado por los ciudadanos más competentes, mejor dotados, los más capaces, poseedores de elevada estatura moral e intelectual, quienes con gran espíritu de unidad colectiva estén dispuestos a asumir la tarea de coordinar y dirigir en los próximos años a una oposición alternativa institucional, que fomente el dialogo con el gobierno, para competir en la lucha política democráticamente.
3º-Diseñar, planificar y ejecutar acciones tendentes a articular y presentarle al país un proyecto político democrático alternativo, que pueda tener la posibilidad de conquistar legítimamente la voluntad popular.
Cualquiera podría responderme que “soy un romántico, que con este gobierno no se puede luchar ya por la vía democrática, que todos los poderes públicos y los espacios institucionales están controlados”, respondería que es posible que tengan razón, pero que el único camino que conozco para competir y vencer en buena lid a cualquier adversario político es la vía de la lucha política, activista y militante, a través de la participación ciudadana, para así lograr el fortalecimiento de los partidos políticos y las organizaciones de la sociedad civil, únicos organismos vivos capaces de conquistar el poder democráticamente mediante elecciones libres y transparentes, lo demás sería escoger la rebelión popular o la lucha armada, esa alternativa es extrema, sería la guerra fraticida, esa idea no la comparto, ni la recomiendo.
“Que nos harían trampa, que las máquinas, que el CNE…”, denme todos los pretextos que quieran, les respondo que no hay fraude que valga cuando un pueblo está persuadido de conquistar su destino, pero eso no se obtiene de gratis, hay que trabajar sin descanso, ni pausas, sin vacaciones, hay que entrenar, instruir, preparar a los ciudadanos por todos los medios posibles para conquistar el favor popular y hacer valer un triunfo electoral, esa es una pelea que hay que dar sin tregua, asumiendo derrotas y triunfos con idéntica dignidad..
Pero eso no se logra en un día, ni en dos, ni en una semana, ni en tres, ni en meses, tal vez ni en un año, ni en cuatro, a veces ni en décadas, quizás ni siquiera los pueblos pueden liberarse de un régimen opresor sino cuando Dios disponga llevarse al mandatario, pero jamás no existe en política; sólo se que hay que hacer el duro trabajo político para lograr el éxito anhelado, que en definitiva no es conquistar un triunfo electoral eventual que podría durar muy poco, sino diseñar, planificar, ejecutar, realizar un proyecto político útil, viable, eficaz, de inspiración humanista y democrático, alternativo al que cuestionamos y combatimos, que sea mejor que aquel, y que rinda frutos útiles para toda la nación.
¿Y ahora que hacemos me preguntan muchos? Les respondo así: El Libertador Simón Bolívar en la difícil hora de Pativilca en el Perú, “flaco y extenuado, le causó pena al diplomático Mosquera” quien lo visitaba convaleciente del tabardillo; “Bolívar sentado en una pobre silla de baqueta, recostado contra la pared de un pequeño huerto, atada la cabeza con un pañuelo blanco y sus pantalones de ginque que dejaban ver sus dos rodillas puntiagudas y su semblante cadavérico”. Mosquera creyéndolo derrotado y acabado, conmovido por el deprimido aspecto físico del héroe, pero además, en virtud de su inevitable derrota en Lima ante el sorpresivo ataque enemigo, le preguntó: ¿QUÉ PIENSA HACER USTED AHORA? A lo que avivando sus ojos huecos EL libertador con tono decidido le contestó: ¡Triunfar!
Eso es lo que les sugiero hacer ahora a los venezolanos que legítimamente se oponen al gobierno, ¡Triunfar! Ahora que, eso no es sencillo, es muy cuesta arriba, debe hacerse política de la buena, en la calle, en los barrios, las urbanizaciones, en las Universidades, en los sindicatos, caseríos, pueblos y ciudades, en todos los escenarios posibles, pero con el pueblo como principal protagonista. Hacerlo sin apelar al camino corto, ni al fascismo, ni la guarimba, ni con golpes de estado, sino trabajando a brazo partido por las causas sociales colectivas, resolviendo problemas comunitarios, defendiendo e interviniendo en favor de los derechos de la gente, hacerlo siendo útiles a los demás, para perfeccionar la democracia, garantizar la libertad y el ejercicio de los principios republicanos.
Dijo hace años sobre este episodio del Libertador el autor Luís José Acosta Rodríguez en su obra “Bolívar para todos”: “En esta palabra ¡TRIUNFAR!, dicha en aquella circunstancias tan difíciles, está visible una vez más, la voluntad indomable de Bolívar. Eso fue siempre el Libertador. Una pura voluntad de acción a todo trance, que no desfallecía un ápice ante las circunstancias adversas por más complejas y difíciles que éstas fueran. Triunfar, a pesar de las dificultades que se acumulan amenazantes; Triunfar, a pesar de que la salud estaba en un hilo; Triunfar siempre, sin que el desaliento hiciera flaquear el designio emancipador. Por eso pudo asegurar la independencia y salir vencedor de las dificultades más graves y entorpecedoras. Saber mantener la voluntad indeclinable contra los factores hostiles, es el ejemplo más aleccionador que supo dar Bolívar en todo tiempo como hombre de acción y allí en Pativilca, ese ejemplo alcanza su más rotunda dimensión de grandeza”. Es el mejor ejemplo para las nuevas promociones de dirigentes y líderes que deberán surgir fundamentalmente del maravilloso talento que tenemos en la juventud venezolana, regado por todas partes y que deberá irrumpir en el escenario político nacional para reconquistar las banderas de la convivencia, la coexistencia, el pluralismo, la tolerancia, la libertad, la democracia, el derecho y la civilidad. Las consignas son muchas, sugiero una: "Por una existencia feliz y digna para todos los ciudadanos, en democracia, paz, amor, salud, prosperidad, unión y vida".¡TRIUNFAR!.
5 comentarios:
"Artículo 350. El pueblo de Venezuela, fiel a su tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad, desconocerá cualquier régimen, legislación o autoridad que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los derechos humanos."
"la democracia hay que establecerla donde no existe, fortalecerla donde es débil y consolidarla donde ya está presente" Aristides Calvani
"el cristianismo aporta al mundo la concepción de un poder político limitado. lo dice la máxima evangelista "dad a Dios lo que es de Dios y al Cesar lo que es del Cesar"...es la ingerencia "injusta del poder político en la esfera privada... el hecho que justificaría LA REBELION Y EL TIRANICIDIO, la idea es simple, frente a un poder opresor la resistencia es legítima" Henrique Meier
Disculpa lo largo del comentario, pero creo que esas 3 citas explican bien porque estoy en dsacuerdo con esta parte de tu escrito:
"Es indispensable que comprendamos, que en Venezuela debemos acatar las decisiones de los órganos del poder público, incluso cuando no las compartamos." NO, NO DEBEMOS ACATAR LO INJUSTO
Steppenwolf, gracias,muy grata como siempre tu visita y tus interesantes comentarios, aprecio todas tus participaciones, acotaciones,y recomendaciones.
No te preocupes por la extensión del comentario me gusta leer todo lo que pueda y más a los buenos escritores.Escribe cuanto quieras y, lo que desees, como quieras.
Conozco los textos que presentas, son dignos de analizar y comparto gran parte de su contenido; sin embargo, simplemente diré que como jurista sigo este principio: "Dura es la ley pero es la ley".
"Las decisiones judiciales se toman por mayoría y se actan por unanimidad". Recomiendo siempre acatar las decisiones judiciales a todos mis clientes y relacionados, cuando no las comparto, las sufro, pero es la esencia del ejercicio ganar y perder, a veces las apelo.
"Los juicos se ganan y se pierden"; ahora que, ¿quién puede convertirse en juez de toda la sociedad para determinarnos cuando desacatar una sentencia interlocutoria o definitivamente firme.Fíjate que en el caso de RCTV, el Dr, Marcel Granier hizo lo que estoy sugiriendo hoy a todos, acató la decisión serenamente. ¿Por qué él que es uno de los principales afectados la puede acatar y otros no?. Hay que aclarar que esa decisión a la que se refería no es una sentencia sobre el fondo del asunto que él disputa en la causa que le admitieron, sino que es una decisión interlocutoria de otro juicio incoado por otros usuarios,y la Sala Constitucional del TSJ dictó una medida cautelar, que el Dr. Granier calificó de inconstitucional y violatoria de los derechos de propiedad, pero pidió calma, serenidad, no mandó a nadie a salir a tomar las calles por eso.
Por otro lado,el juicio que tiene RCTV y sus trabajadores continuará.Pero además,el Dr, Granier ha dicho que acudirá también a instancias internacionales. En el fondo, mi artículo lo que está haciendo es recomendando lo que el líder de la directiva de RCTV,-los más afectados- han echo hasta ahora.
Otro asunto, es el tema de la organización, el liderazgo y los métodos de lucha política que sugiero para vencer en el futuro al gobierno, puede que a alguien les gusten y a otros no, pero son los que yo propongo, pero no creo en la lucha armada, ni en magnicidios, ni en golpes de estado, eso es más trágico, tal y como ha quedado demostrado históricamente; ¡basta de sangre derramada! Ahora que cada quien haga lo que desee hacer, salir a la calle, tragar gas lagrimojeno, recibir planazaos, exponerse a morir. No estamos en una guerra, además soy un civil, no se disparar ni una pistolita de agua, si van a una confrontación, que vayan las facciones de los militares y se maten entre ellos, pero me niego a ver morir a más civiles hermanos, chavistas u escualidos, oi lo que sean, muy rojos rojitos, o muy azules, amarillos, verdes, o blancos...que hagan política y se vuelvan a fajar en las calles.
En el caso del artículo "350", también es un tema juríco, pero con serias implicaciones políticas, y está previsto en la Constitución Nacional consagrado como un derecho.Pero hoy no quiero profundizar públicamente sobre ese artículo,tal vez en privado, por correo, porque encierra un análisis más extenso y complejo, que tal vez abordaré en otra oportunidad.Sólo añadiré que todo tiene su oportunidad...
Un abrazo.
Estimado Arcángel,
Muy interesante la perspectiva de que el normativo referenciado puede, formalmente, conferir un derecho de legítima defensa constitucional contra la instauración de un régimen político que cercea un derecho fundamental como la libertad de expresión.
Un saludo,
Pedro
Pedro,muchas gracias por tu excelente y pertinente acotación. Un gran saludo.
En verdad tienes razón, el camino es duro, pero es el camino.¡Triunfar!...Tú como que eres mago, o tienes premonición,porque cada vez que nos anuncias algo ocurre...¿visionario?
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