martes, julio 24, 2007

DERROTAR AL NAPOLEÓN CARIBEÑO


Nadie es invencible, ni invulnerable, ni eterno, ni inobjetable, Chávez no lo es. Chávez puede ser derrotado como cualquier otro dirigente político. De hecho lo ha sido muchas veces en su carrera política, ha tenido muchos reveces, y existe la real posibilidad de derrotarlo en su empeño de imponer una reforma constitucional, que tiene como objetivo central lograr la reelección indefinida para eternizarse en el poder, actuando no como un auténtico demócrata, sino como una especie de Napoleón caribeño en el que se ha transformado, pretendiendo reelegirse para siempre, mediante la imposición oportunista de una reforma constitucional que se asemeja a una "coronación moderna". Napoleón Bonaparte fue cuestionado por el mismísimo Libertador Simón Bolívar, quien sintió repulsión por la actitud tiránica del líder francés a quien había admirado como estratega militar, hasta que se hizo coronar emperador.

Lo primero que hay que advertir, es que se presume que quienes lo quieren derrotar es porque estiman que su gestión gubernamental es negativa en general. Aunque es importante señalar que buena parte de los venezolanos no piensan lo mismo, que confían en su líder, en su proyecto socialista, en su visión particular de la sociedad, en sus propuestas perfectamente legítimas, es por lo que hay que decir que se puede o no estar de acuerdo con el planteamiento del Sr Chávez, pero quienes piensen diferente, tienen derecho a hacerlo, pueden y deben luchar democráticamente para conquistar el favor de las mayorías, pero haciendo actividad política. Esa es precisamente la lucha política democrática, que exista pluralidad, diversidad y que se puedan dirimir las diferencias civilizadamente, mediante la participación democrática en la sociedad, a través de la contienda política democrática, que se resuelve por medio del voto en elecciones libres.

Dentro de ese marco, es que planteamos que Chávez es perfectamente derrotable, dentro de la difícil y siempre compleja lucha política democrática y electoral, al margen de cualquier otra consideración que se pudiera argumentar, principalmente sobre las objeciones que se le hacen al sistema electoral venezolano.

A Chávez habría que derrotarlo electoralmente, hemos dicho que es posible, el punto es resolver esta interrogante: ¿Cómo derrotarlo? Desde luego que existen muchas formas, no tenemos la verdad absoluta, tenemos una visión particular que expondremos.

No creemos que la sociedad democrática debería escoger el camino corto, ni abrazar fórmulas mágicas, ni vías violentas para intentar derrotar a Chávez. Hemos escuchado con estupor a quienes irreflexivamente han sugerido la solución deplorable del magnicidio, creyendo tal vez que con esa vil actitud resolverían algo. En nuestra opinión sería trágico para todos, porque podría degenerar en un baño de sangre, una probable guerra civil, sería “tentar al diablo”, y correr el mayor riesgo de una confrontación fraticida; los partidarios del régimen no son mochos, están armados, como se sabe.

Hemos observado detenidamente las posiciones que sugieren un alzamiento militar, o una invasión extranjera, para lograr un derrocamiento, esas pretendidas soluciones aparte de ser antidemocráticas, podrían provocar una confrontación entre facciones militares, y hasta la guerra, que no son garantía de paz; además de que nadie nos asegura que no se instalaría luego una dictadura militar sostenida por el bando que controlaría el poder; aparte de que también existe el riesgo lógico de que Chávez gane la confrontación y salga de una crisis militar aún más fortalecido, en caso de fracasar un alzamiento en su contra, para el que debe estar adecuada y suficientemente preparado, lo cual es obvio; aparte de los principios democráticos que nos inspiran, y estos motivos, tampoco compartimos, ni apoyamos, ni apoyaremos jamás soluciones golpistas.

Otros se empeñan en auspiciar la insurrección popular, activando el Artículo 350 de La Constitución Nacional, promoviendo sacar a la gente a las calles, persiguiendo una protesta masiva hasta producir un desenlace fatal a la ucraniana, que determine la renuncia del mandatario. Esa pretendida salida ya se intentó el 11 de abril y sabemos lo ocurrido.

Hemos expresado en otras entregas la terrible dicotomía del fraude que atrapó a la oposición, haciéndola incurrir en gravísimos errores como el abstencionismo, y la división, que la hicieron perder representación en la Asamblea Nacional; también las estrategias de Chávez –que le han funcionado hasta ahora- en fin, no entraremos en el análisis de otras consideraciones que justifiquen la no participación electoral de la oposición; ni evaluaremos el negativo impacto que han sufrido hasta ahora los partidos políticos opositores desmantelados.

Es preciso expresar, lo que sugerimos hacer a la oposición democrática venezolana en lo adelante, para afrontar electoralmente, democráticamente, pacíficamente y con reales posibilidades de éxito el poder desmedido del régimen poderoso del Sr Chávez, y así intentar vencerlo, e impedirle cristalizar sus pretensiones continuistas y totalitaristas. Lo cual no es tampoco garantía de éxito por su sola enunciación, incluso después de su adecuada implementación; nada garantiza el éxito en la competencia política desigual y ventajista que se aproxima.

Sugerimos a la oposición venezolana tres cosas esenciales:

-Reorganizarse y lograr la unidad sincera de todas las organizaciones políticas y de la sociedad civil, soslayando y difiriendo cualquier diferencia que no sea primordial. Integrando a toda la sociedad a la lucha por la democracia, en defensa de nuestros sagrados derechos constitucionales, para ponerle freno a la pretendida reforma constitucional.

2º- Escoger a un liderazgo colectivo, integrador, conformado por los ciudadanos más competentes, mejor dotados, los más capaces, poseedores de elevada estatura moral e intelectual, quienes con gran espíritu de unidad colectiva estén dispuestos a asumir la tarea de coordinar y dirigir en los próximos años a una oposición alternativa institucional, que fomente el dialogo con el gobierno, para competir en la lucha política democráticamente.

-Diseñar, planificar y ejecutar acciones tendentes a articular y presentarle al país un proyecto político democrático alternativo, que pueda tener la posibilidad de conquistar legítimamente la voluntad popular.

Cualquiera podría respondernos que “somos unos románticos, que con este gobierno no se puede luchar ya por la vía democrática, que todos los poderes públicos y los espacios institucionales están controlados”, respondería que es posible que tengan razón, pero que el único camino que conocemos para competir y vencer en buena lid a cualquier adversario político es la vía de la lucha política, activista y militante, a través de la participación ciudadana, para así lograr el fortalecimiento de los partidos políticos y las organizaciones de la sociedad civil, únicos organismos capaces de conquistar el poder democráticamente mediante elecciones libres y transparentes, lo demás sería escoger la rebelión popular o la lucha armada, esa alternativa es extrema, sería la guerra fraticida, esa idea no la compartimos, ni la recomendamos.

Nos dirán posiblemente “que nos harían trampa, que las máquinas están controladas por el CNE parcializado…”,en fin expongan todos los pretextos que quieran, les respondemos que no hay fraude que valga cuando un pueblo está persuadido de conquistar su destino, pero eso no se obtiene de gratis, hay que trabajar sin descanso, ni pausas, sin vacaciones, hay que entrenar, instruir, preparar a los ciudadanos por todos los medios posibles para conquistar el favor popular y hacer valer un triunfo electoral, esa es una pelea que hay que dar sin tregua, asumiendo derrotas y triunfos con idéntica dignidad.

Pero eso no se logra en un día, ni en dos, ni en una semana, ni en tres, ni en seis meses, tal vez ni en un año, ni en cuatro, a veces ni en décadas, quizás ni siquiera los pueblos pueden liberarse de un régimen opresor sino cuando Dios disponga llevarse al mandatario, pero jamás no existe en política; sólo sabemos que hay que hacer el duro trabajo político para lograr el éxito anhelado, que en definitiva no es conquistar un triunfo electoral eventual que podría durar muy poco, sino diseñar, planificar, ejecutar, realizar un proyecto político útil, viable, eficaz, de inspiración humanista y democrático, alternativo al que cuestionamos y combatimos, que sea mejor que aquel, y que rinda frutos útiles para toda la nación.

¿Y ahora que hacemos nos preguntan muchos? Les respondemos así: El Libertador Simón Bolívar en la difícil hora de Pativilca en el Perú, “flaco y extenuado, le causó pena al diplomático Mosquera” quien lo visitaba convaleciente del tabardillo; “Bolívar sentado en una pobre silla de baqueta, recostado contra la pared de un pequeño huerto, atada la cabeza con un pañuelo blanco y sus pantalones de ginque que dejaban ver sus dos rodillas puntiagudas y su semblante cadavérico”. Mosquera creyéndolo derrotado y acabado, conmovido por el deprimido aspecto físico del héroe, pero además, en virtud de su inevitable derrota en Lima ante el sorpresivo ataque enemigo, le preguntó: ¿QUÉ PIENSA HACER USTED AHORA? A lo que avivando sus ojos huecos EL libertador con tono decidido le contestó: ¡Triunfar!

Eso es lo que les sugerimos hacer ahora a los venezolanos que legítimamente se oponen al gobierno y a su pretendida continuista reforma constitucional, ¡Triunfar! Ahora que, eso no es sencillo, es muy cuesta arriba, debe hacerse política de la buena, en la calle, en los barrios, las urbanizaciones, en las Universidades, en los sindicatos, caseríos, pueblos y ciudades, en todos los escenarios posibles, pero con el pueblo como principal protagonista. Hacerlo sin apelar al camino corto, ni al fascismo, ni la guarimba, ni con golpes de estado, sino trabajando a brazo partido por las causas sociales colectivas, resolviendo problemas comunitarios, defendiendo e interviniendo en favor de los derechos de la gente, hacerlo siendo útiles a los demás, para perfeccionar la democracia, garantizar la libertad y el ejercicio de los principios republicanos.

Dijo hace años sobre este episodio del Libertador el autor Luís José Acosta Rodríguez en su obra “Bolívar para todos”: “En esta palabra ¡TRIUNFAR!, dicha en aquella circunstancias tan difíciles, está visible una vez más, la voluntad indomable de Bolívar. Eso fue siempre el Libertador. Una pura voluntad de acción a todo trance, que no desfallecía un ápice ante las circunstancias adversas por más complejas y difíciles que éstas fueran. Triunfar, a pesar de las dificultades que se acumulan amenazantes; Triunfar, a pesar de que la salud estaba en un hilo; Triunfar siempre, sin que el desaliento hiciera flaquear el designio emancipador. Por eso pudo asegurar la independencia y salir vencedor de las dificultades más graves y entorpecedoras. Saber mantener la voluntad indeclinable contra los factores hostiles, es el ejemplo más aleccionador que supo dar Bolívar en todo tiempo como hombre de acción y allí en Pativilca, ese ejemplo alcanza su más rotunda dimensión de grandeza”.

Es el mejor ejemplo para las nuevas promociones de dirigentes y líderes que deberán surgir fundamentalmente del maravilloso talento que tenemos en la juventud venezolana, regado por todas partes y que deberá irrumpir en el escenario político nacional para reconquistar las banderas de la convivencia, la coexistencia, el pluralismo, la tolerancia, la libertad, la democracia, el derecho y la civilidad. Las consignas son muchas, sugiero una: "Por una existencia feliz y digna para todos los ciudadanos, en democracia, libertad, paz, amor, salud, prosperidad, unión y vida".¡TRIUNFAR!. ¡No a la reelección indefinida!.Es preciso derrotar electoralmente al Napoleón caribeño que hay en Chávez, si queremos vivir en libertad y en democracia, impidiendo que se imponga la reelección indefinida; mejor bandera que esta para unir al país y hacer oposición eficaz al régimen es imposible encontrar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

A Dios rogando y con el mazo dando...

JE