Si me preguntaran en este momento ¿Cuál es el problema que estimo como más grave actualmente en Venezuela? No respondería como casi todos los más connotados analistas, a quienes les he escuchado responder sin dudar que es la inseguridad; o tal vez el problema económico; ni la pobreza; la corrupción; la crisis social y moral; la contaminación; el hambre; la insalubridad; sino que respondería sin dudarlo, que el problema más grave que enfrentamos los venezolanos es el sectarismo del presidente Chávez.
De inmediato seguramente me pedirían una explicación, la cual daría de este modo: Chávez parece haber olvidado todas las promesas de rectificación que hizo los días posteriores al 11 de Abril del 2.002, pareciera como si sufriera de amnesia, y deliberadamente ignorara los graves acontecimientos que se desencadenaron en Venezuela producto de su ceguera, de la actitud déspota y sectaria que asumió en aquellos tristes y lamentables episodios que degeneraron en los hechos conocidos, que produjeron tantas muertes, división, odio y resentimientos entre hermanos de un mismo pueblo, tal vez algún día deba lamentar tantos errores. Con sectarismo gubernamental, y sin amplitud, no habrá verdadera paz y estabilidad política permanente, y entonces, no habrá ambiente optimo, ni posibilidades propicias de resolver el resto de los problemas que nos agobian entre todos juntos, como corresponde a una sociedad democrática, que no excluye por razones ideológicas a nadie. Con sectarismo, una casta se instaura en el poder pensando equivocadamente que la solución la tienen ellos, y que más nadie es capaz de contribuir a las causas comunes.
Al presidente Chávez pareciera que se le olvidó que fue necesario luego de los trágicos acontecimientos del 11 de Abril, que desembocaron en su “forzada renuncia” mediante la ejecución de un “golpe de estado provocado” -entre otras cosas- por una manifestación masiva de densos sectores de la población, “presuntamente manipulados” por sectores opositores golpistas que exigían su dimisión, convocar al Secretario General de la OEA Dr. Cesar Gaviria, para que permaneciera durante meses viviendo en el país y actuando como facilitador y mediador, a instancias de su gobierno, y que además, debió auspiciarse la conformación de una mesa de dialogo, negociación y de acuerdos, para facilitar una salida pacífica, constitucional y electoral que hiciera posible dirimir democráticamente los entuertos tan graves que se habían provocado deliberadamente por su actitud sectaria, por su incapacidad para el dialogo democrático con sectores de la oposición, que se lo exigían legítimamente como jefe del estado, por su empeño absurdo de imponer a troche y moche su voluntad, sin consultar con nadie, por no considerar al resto de la sociedad que no lo acompañaba en su proyecto político sectario, como hoy tampoco lo secunda incondicionalmente y se le resistirá porfiadamente por siempre.
Hoy el presidente Chávez, tal vez creyendo que esas presiones ya bajaron y que jamás podrían repetirse con igual intensidad, probablemente pensando equivocadamente que el pueblo venezolano se le ha sometido sumisamente para siempre, vuelve de nuevo a incurrir en el pecado del sectarismo y la soberbia, se comporta como si fuera un déspota y exige incondicionalidad incluso a sus propios partidarios, y se atreve a insinuarle al poder judicial públicamente que no puede decidir ni sentenciar asuntos jurídicos “a sus espaldas” (el líder de la revolución, según se ha proclamado), como si requirieran de su permiso para cumplir con su deber autónomos e independientes.
El presidente pareciera que actuara sin ningún límite, sin pudor, como si creyera estar investido de autoridad absoluta, o adueñado de un poder monárquico, ¿creerá acaso que a su antojo pude desmontar el modelo democrático, para instalar sin ningún recato un sistema político aún más decadente que el que sufríamos, sin detenerse a pensar que también podría desmoronársele el que impone autocráticamente, como un castillo de naipes?.
El sectarismo ha causado en el pasado mucho atraso, demasiadas confrontaciones innecesarias, la historia está plagada de malos ejemplos que demuestran que el sectarismo sólo conduce a la guerra civil, al desmembramiento de las sociedades democráticas, al derramamiento de sangre. La falta de dialogo político, de amplitud democrática en una sociedad de naturaleza plural, no trae consigo únicamente el totalitarismo y la ausencia de democracia, sino que también el germen y la semilla de la división, el fantasma del golpe de estado, la rebelión, la resistencia de los sectores que lógica y legítimamente se sentirán siempre acorralados, vejados, perseguidos y desplazados, siempre tendrían un pretexto para el indeseado y deplorable magnicidio.
Hoy por causa del sectarismo del líder del mal llamado proceso revolucionario, se le cierran todos los caminos democráticos a los sectores opositores, impidiéndoles sistemática y progresivamente su normal reincorporación y participación en la sana competencia política, prefiriendo optar por el camino del acorralamiento, la persecución el enjuiciamiento, la inhabilitación política, el sometimiento al escarnio público, su supresión y liquidación definitiva, para enterrar todo vestigio de esa disidencia política pacífica. Pero se estaría auspiciando y promoviendo prácticamente una guerra no declarada, con consecuencias impredecibles e inimaginables para la estabilidad de la república democrática. ¿Es acaso eso lo que se quiere desencadenar con tanto sectarismo e intolerancia?
La venganza siempre es la peor solución, ya habíamos dirimido parte del problema tan grave de ingobernabilidad que padecimos, concurriendo a elecciones y logrando que el principal candidato de la oposición reconociera la victoria del presidente. Era importante entonces promover el dialogo político sincero, para facilitar el cause democrático, y así lograr la autentica reconciliación, promover una amnistía política que permitiera cicatrizar viejas heridas. Era vital comprender, que ayer se fue magnánimo con el presidente cuando dio un golpe de estado y se le sobreseyó su causa sin ser enjuiciado -pudo ser condenado e inhabilitado- pero se optó por el camino de la amplitud.
Hoy quienes fueron golpistas ayer, y por sus "causas libertarias" derramaron la sangre de muchos inocentes en nombre de sus ideales políticos “respetables” están en el gobierno a pesar de sus confesos delitos, pero cometen un pecado mortal por su sectarismo, es un preocupante y peligroso error que puede costarnos un desastre irreparable: Persiguen sin compasión a sus adversarios políticos a “muerte”, sin dejarles resquicios ni respiraderos democráticos, alegan que no pueden permitir la impunidad sin parecer débiles y vacilantes, sin advertir que ellos están impunes por una amnistía política, aplicada sin sectarismos y mucha amplitud (Caldera), que ahora es su principal carencia, y no por que fueran inocentes por sus delitos de conspiración, rebelión militar armada, y por ser golpistas convictos y confesos. Ayer su actitud rebelde que les justificó conspirar y alzarse en armas era buena, pero hoy la de otros es mala.”Con la vara que midan serán medidos”. La salsa que es buena pa` el pavo es buena pa`la pava...
Hace falta rectificar, parar ¡ya! el nocivo y pernicioso sectarismo, y avanzar sinceramente hacia la reconciliación de toda la sociedad venezolana que en el fondo la anhela, y desea fervorosamente. Basta de agresiones gratuitas, promovamos, busquemos, encontremos y establezcamos definitivamente la paz política en Venezuela, aprovechando la disposición de los verdaderos sectores democráticos que existen y son muy densos, la principal responsabilidad en esta importante tarea la tiene el gobierno.
De inmediato seguramente me pedirían una explicación, la cual daría de este modo: Chávez parece haber olvidado todas las promesas de rectificación que hizo los días posteriores al 11 de Abril del 2.002, pareciera como si sufriera de amnesia, y deliberadamente ignorara los graves acontecimientos que se desencadenaron en Venezuela producto de su ceguera, de la actitud déspota y sectaria que asumió en aquellos tristes y lamentables episodios que degeneraron en los hechos conocidos, que produjeron tantas muertes, división, odio y resentimientos entre hermanos de un mismo pueblo, tal vez algún día deba lamentar tantos errores. Con sectarismo gubernamental, y sin amplitud, no habrá verdadera paz y estabilidad política permanente, y entonces, no habrá ambiente optimo, ni posibilidades propicias de resolver el resto de los problemas que nos agobian entre todos juntos, como corresponde a una sociedad democrática, que no excluye por razones ideológicas a nadie. Con sectarismo, una casta se instaura en el poder pensando equivocadamente que la solución la tienen ellos, y que más nadie es capaz de contribuir a las causas comunes.
Al presidente Chávez pareciera que se le olvidó que fue necesario luego de los trágicos acontecimientos del 11 de Abril, que desembocaron en su “forzada renuncia” mediante la ejecución de un “golpe de estado provocado” -entre otras cosas- por una manifestación masiva de densos sectores de la población, “presuntamente manipulados” por sectores opositores golpistas que exigían su dimisión, convocar al Secretario General de la OEA Dr. Cesar Gaviria, para que permaneciera durante meses viviendo en el país y actuando como facilitador y mediador, a instancias de su gobierno, y que además, debió auspiciarse la conformación de una mesa de dialogo, negociación y de acuerdos, para facilitar una salida pacífica, constitucional y electoral que hiciera posible dirimir democráticamente los entuertos tan graves que se habían provocado deliberadamente por su actitud sectaria, por su incapacidad para el dialogo democrático con sectores de la oposición, que se lo exigían legítimamente como jefe del estado, por su empeño absurdo de imponer a troche y moche su voluntad, sin consultar con nadie, por no considerar al resto de la sociedad que no lo acompañaba en su proyecto político sectario, como hoy tampoco lo secunda incondicionalmente y se le resistirá porfiadamente por siempre.
Hoy el presidente Chávez, tal vez creyendo que esas presiones ya bajaron y que jamás podrían repetirse con igual intensidad, probablemente pensando equivocadamente que el pueblo venezolano se le ha sometido sumisamente para siempre, vuelve de nuevo a incurrir en el pecado del sectarismo y la soberbia, se comporta como si fuera un déspota y exige incondicionalidad incluso a sus propios partidarios, y se atreve a insinuarle al poder judicial públicamente que no puede decidir ni sentenciar asuntos jurídicos “a sus espaldas” (el líder de la revolución, según se ha proclamado), como si requirieran de su permiso para cumplir con su deber autónomos e independientes.
El presidente pareciera que actuara sin ningún límite, sin pudor, como si creyera estar investido de autoridad absoluta, o adueñado de un poder monárquico, ¿creerá acaso que a su antojo pude desmontar el modelo democrático, para instalar sin ningún recato un sistema político aún más decadente que el que sufríamos, sin detenerse a pensar que también podría desmoronársele el que impone autocráticamente, como un castillo de naipes?.
El sectarismo ha causado en el pasado mucho atraso, demasiadas confrontaciones innecesarias, la historia está plagada de malos ejemplos que demuestran que el sectarismo sólo conduce a la guerra civil, al desmembramiento de las sociedades democráticas, al derramamiento de sangre. La falta de dialogo político, de amplitud democrática en una sociedad de naturaleza plural, no trae consigo únicamente el totalitarismo y la ausencia de democracia, sino que también el germen y la semilla de la división, el fantasma del golpe de estado, la rebelión, la resistencia de los sectores que lógica y legítimamente se sentirán siempre acorralados, vejados, perseguidos y desplazados, siempre tendrían un pretexto para el indeseado y deplorable magnicidio.
Hoy por causa del sectarismo del líder del mal llamado proceso revolucionario, se le cierran todos los caminos democráticos a los sectores opositores, impidiéndoles sistemática y progresivamente su normal reincorporación y participación en la sana competencia política, prefiriendo optar por el camino del acorralamiento, la persecución el enjuiciamiento, la inhabilitación política, el sometimiento al escarnio público, su supresión y liquidación definitiva, para enterrar todo vestigio de esa disidencia política pacífica. Pero se estaría auspiciando y promoviendo prácticamente una guerra no declarada, con consecuencias impredecibles e inimaginables para la estabilidad de la república democrática. ¿Es acaso eso lo que se quiere desencadenar con tanto sectarismo e intolerancia?
La venganza siempre es la peor solución, ya habíamos dirimido parte del problema tan grave de ingobernabilidad que padecimos, concurriendo a elecciones y logrando que el principal candidato de la oposición reconociera la victoria del presidente. Era importante entonces promover el dialogo político sincero, para facilitar el cause democrático, y así lograr la autentica reconciliación, promover una amnistía política que permitiera cicatrizar viejas heridas. Era vital comprender, que ayer se fue magnánimo con el presidente cuando dio un golpe de estado y se le sobreseyó su causa sin ser enjuiciado -pudo ser condenado e inhabilitado- pero se optó por el camino de la amplitud.
Hoy quienes fueron golpistas ayer, y por sus "causas libertarias" derramaron la sangre de muchos inocentes en nombre de sus ideales políticos “respetables” están en el gobierno a pesar de sus confesos delitos, pero cometen un pecado mortal por su sectarismo, es un preocupante y peligroso error que puede costarnos un desastre irreparable: Persiguen sin compasión a sus adversarios políticos a “muerte”, sin dejarles resquicios ni respiraderos democráticos, alegan que no pueden permitir la impunidad sin parecer débiles y vacilantes, sin advertir que ellos están impunes por una amnistía política, aplicada sin sectarismos y mucha amplitud (Caldera), que ahora es su principal carencia, y no por que fueran inocentes por sus delitos de conspiración, rebelión militar armada, y por ser golpistas convictos y confesos. Ayer su actitud rebelde que les justificó conspirar y alzarse en armas era buena, pero hoy la de otros es mala.”Con la vara que midan serán medidos”. La salsa que es buena pa` el pavo es buena pa`la pava...
Hace falta rectificar, parar ¡ya! el nocivo y pernicioso sectarismo, y avanzar sinceramente hacia la reconciliación de toda la sociedad venezolana que en el fondo la anhela, y desea fervorosamente. Basta de agresiones gratuitas, promovamos, busquemos, encontremos y establezcamos definitivamente la paz política en Venezuela, aprovechando la disposición de los verdaderos sectores democráticos que existen y son muy densos, la principal responsabilidad en esta importante tarea la tiene el gobierno.
4 comentarios:
"...probablemente pensando equivocadamente que el pueblo venezolano se le ha sometido sumisamente para siempre, vuelve de nuevo a incurrir en el pecado del sectarismo y la soberbia, se comporta como si fuera un déspota y exige incondicionalidad incluso a sus propios partidarios, y se atreve a insinuarle al poder judicial públicamente que no puede decidir ni sentenciar asuntos jurídicos “a sus espaldas”
Los errores del pasado se repiten en el presente con una facilidad sorprendente, como no me considero sumisa en ningun aspecto Arcangel, creo que reconozco en este sr. muchos errores y defectos (soberbia y obstinacion) a los que parece no importarle o hasta olvido. Pareciera que el no sabe que, por ejemplo, un partido de futbol, de beisbol, se juega con dos equipos y no podemos pretender que un equipo por considerarse mas "fuerte" puede apabullar (y demas sinonimos) al otro equipo y tratar de amoldarlo a su propia conveniencia, quien va querer sentarse a ver un juego arreglado o comprado solo para que gane un mismo equipo "siempre"
Sera que eso es democracatico?
Donde esta la tolerancia y la empatia, la aceptacion de las demas ideas? Pensar asi no seria (taaaaaan) malo si tal aptitud solo le afectara a una sola persona, pero el sectarismo o las ideas sectarias en venezuela van de la mano con ese seudo-presidente, y eso no esta mal, es espantosamente malisimo y mucho peor es aceptarlo, darle el visto bueno o mirarlo con ojos de indiferencia.
NO GRACIAS!
Carola, comparto tu opinión, tal y como lo expresas con tanta convicción, estoy persuadido de que los venezolanos no deseamos ese camino de sectarismo, sino que aspiramos es más democracia, convivencia,libre juego de las ideas, competencia legítima,participación de todos en la busqueda de las soluciones, para mejorar juntos sin importar las distinciones ideológicas, y en paz.
Saludos.
Mi estimado colega:
No solo Chavez practica el sectarismo, tambien la oposicion u grupos que le adversan.
Por ejemplo:
Estoy en contra del cierre de RCTV y enla plantilla "medios de comunicacion" en mi blog expongo mis consideraciones.
Pero
¿Porque esa planta televisiba no le ha dado oportunidad a los chavistas de tener programas de television?
Me diran que Venezolana de Television es sectarea, es cierto.
Pero los medios no pueden caer en eso y mucho menos convertirse en "partidos politicos"
En el dia de hoy, se recuerda un Golpe de Estado, pero sin embargo estos prefieren hablar de las muertes de ese dia (provocadas e instigadas por ellos mismos) en vez de repudiar ese hecho.
Amigo Manuel; veíamos mucho a RCTV en el pasado, luego nos saturamos de su línea editorial confrontacional,no nos gusta ver el canal del estado porque estimamos que se ha convertido en una agencia propagandística del gobierno.Sin embargo, no estamos deacuerdo con la no renovación de la concesión a cualquier canal de televisión.
Pienso que si el gobierno tiene elementos de valoración jurídica para acusar penalmente a algunos directivos de ese canal privado, por cometer "presuntos" delitos, pues debería es proceder contra ellos y no usar el poder como retaliación política contra toda la planta de televisión; de lo contrario, estaría pecando por omisión, o encubriéndolos y siendo su cómplice.
Si el gobierno no tiene pruebas concretas de sus acusaciones y prefiere no renovarle la concesión, es porque lo que pretende es imponer una hegemonía comunicacional, en detrimento de todos los ciudadanos que tenemos derecho a disponer de varias opciones y líneas editoriales distintas, sin importar que nos gusten o estemos de acuerdo con ellas.
Sobre las oportunidades; debemos ser justos y reconocer que RCTV siempre ha invitado a los personeros del gobierno a sus programas de opinión; entiendo que ahora los dirigentes políticos no desean concurrir a esos eventos, al parecer se habrían negado sistematicamente a asistir por instrucciones del Jefe máximo. Antes pudimos ver a todos los diputados oficialistas pasar por ese canal, inclusos los más radicales (Iris Varela,Carlos Escarra, Tascón,etc)...No así en el canal del estado, en donde no se permite el derecho a réplica y en en el que se despliega una brutal campaña publicitaria día y noche,totalmente ventajista, promocionando al presidente y su obra de gobierno; ¿cómo será la grosería de ese canal?, que ya ni programas cómicos hay, es pura propaganda roja...de sus programas de opinión, solo veo los de los periodista, Villegaz, Vanesa Davis entre otros, quienes me parecen más comnedidos, los demás es ingrato tolerarlo; del individuo que destila veneno y odio cada noche, pues es mejor rogarle a Dios por su alma, mucha compasión cristiana sentimos hacia él...
Saludos.
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