Por:ARMANDO DURÁN.
A un mes del cierre de RCTV, las circunstancias indican que al presidente Hugo Chávez le resultará imposible conducir este año a Venezuela al socialismo. Mucho menos a la ambiciosa meta del poder total. Nunca, absolutamente nunca, pudo haber previsto Chávez que su sueño de ruptura histórica, a punto de hacerse realidad después de su reelección el 3 de diciembre, estuviera ahora a punto de hacerse añicos por culpa de su muy equivocada decisión de pasarle a Marcel Granier una vieja factura de resentimiento social y enemistad política.
Su primer error de cálculo fue suponer que la reacción ante esa medida sería puntual y de carácter violento, jamás una sostenida movilización del estudiantado universitario, y no para tumbarlo sino para exigir una rectificación a fondo de su conducta de gobernante y en defensa de los derechos civiles de todos los venezolanos. Una respuesta imprevista y pacífica pero contundente y firme a sus pretensiones autocráticas, que naturalmente dejó a Chávez perplejo. De ahí que se fuera a Cuba en busca de oxígeno, de ahí que rechazara de manera destemplada las posiciones expresadas en contra de la medida, por ejemplo, en Brasil y España, de ahí que perdiera la iniciativa por primera vez desde 1992 y dejara que la agenda, y las condiciones de esa agenda, tal como quedó demostrado en la multitudinaria manifestación del pasado 27 de junio, la fijaran sus adversarios.
El reconocimiento de que ni sus caprichos ni sus petrodólares bastan ya para modificar la realidad a su favor lo hizo el propio Chávez cuando nada más llegar a Moscú se vio obligado a morderse la lengua y confesar que su viaje no era en busca de armas, los famosos submarinos convencionales de la clase Kilo con que pretendía convertir a Venezuela en la gran potencia naval del Caribe, sino en busca, ¡válgame Dios!, de ideas y de cultura. Ni su canciller Nicolás Maduro ni su embajador Alexis Navarro tuvieron en cuenta que Vladimir Putin emprendería el sábado 30 de junio un decisivo viaje a Estados Unidos para discutir con George W. Bush asuntos de tanta importancia como el escudo antimisil estadounidense y la política energética de Rusia, y que la presencia de Chávez en Moscú la víspera de ese viaje, en el mejor de los casos, era inoportuna. O que precisamente en ese punto de las negociaciones entre las dos potencias, jamás de los jamases Putin iba a acceder a la venta de los dichosos submarinos.
La insuficiencia irremediable de Maduro y Navarro en la preparación de este viaje fue de tal magnitud, que le hicieron creer a Chávez que podría dirigirse al pueblo ruso desde la plenaria de la Duma, sin tener en cuenta que una cosa es el minoritario Partido Comunista ruso y otra muy distinta los intereses de Putin, que nada tienen que ver con el antiimperialismo trasnochado de Chávez ni con sus nostalgias por Lenin y por la Unión Soviética. Total, un fracaso que se amplía con la suspensión del viaje a Suiza y la calurosa acogida con que será recibido en Bielorrusia y en Irán.
Mientras tanto, según las declaraciones del canciller Celso Amorim, Brasil se aleja de Chávez ostensiblemente. ¿El ingreso de Venezuela a Mercosur? Sí, cómo no, pero primero Chávez debía disculparse ante el Senado brasileño. Además, ¿cómo es eso de querer ingresar a Mercosur, pero no asistir a la Cumbre de Asunción? ¡Por favor! De modo que Venezuela, aislada de Estados Unidos por su prédica antiimperialista, después de repudiar a sus socios andinos para abrazarse a las potencias del sur del continente, ahora también se veía repudiada por estos presuntos aliados. De modo que sin el chivo de la CAN y sin el mecate del Mercosur, acorralado por la suspicacia moscovita y los reclamos del socialismo democrático europeo, da la impresión de que Chávez sólo cuenta con los pocos gobiernos parias que aún quedan en el planeta para no sentirse solo del todo. Una catástrofe, fruto exclusivo de su desproporcionado ajuste de cuentas con los medios críticos e insumisos de Venezuela, cuyas consecuencias nadie puede vaticinar. Si a esto le añadimos el triunfo electoral de Mauricio Macri, en Buenos Aires, y su muy probable candidatura presidencial para enfrentar a Néstor Kirchner o a su sucesor en las urnas argentinas del próximo mes de octubre, nadie podría tampoco poner en duda que, en muy pocas semanas, las pretensiones internacionales de Chávez han entrado en una crisis al parecer irreversible.
Fuente:www.eluniversal.com. (I)Armando Durán
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