“Yo parto del principio básico de que el Estado tiene un papel, sin duda alguna, determinante. Pero, igualmente, me parece muy importante reconocer que el esfuerzo individual no está reñido con el esfuerzo colectivo. Es la sumatoria de ambas cosas lo que hace realmente un efecto multiplicador.” Así lo expresa Lorenzo Mendoza, Presidente de Empresas Polar, en la entrevista que presentamos a continuación y que hoy publica el diario venezolano “Ultimas Noticias“.
En los albores del siglo XXI, el mundo estaba inmerso en un debate, cuyas premisas eran la búsqueda de objetivos y metas para reducir la pobreza, el hambre y la carencia de agua potable en zonas del planeta densamente pobladas. No ha transcurrido una década y las llamadas metas del milenio pasaron a formar parte de la arqueología de una civilización que cambió prioridades y objetivos, a raíz del ataque terrorista a las torres gemelas de Nueva York.
Para América Latina, esas metas tienen plena vigencia, aunque el orden de prioridades sea diferente al de países de África y del sur de Asia, entre otras cosas porque son realidades muy diferentes, aunque estén arropadas por la pobreza. El enemigo principal en esta parte del mundo es la enorme desigualdad. ¿Qué hacer en una región rica en recursos naturales y con recursos humanos suficientes para afrontar los retos y desafíos? La interrogante encierra una paradoja, una ecuación compleja, cuyas respuestas aborda en esta entrevista Lorenzo Mendoza, presidente Ejecutivo de Empresas Polar.
De acuerdo a las metas del milenio de Naciones Unidas, los países en desarrollo deberían producir, al menos, el 60% de los alimentos que consumen. Venezuela, sin duda, está muy lejos de esa meta. ¿Qué diría con relación a la seguridad alimentaria?
El derecho a la alimentación de los pueblos es esencial en la vida. Estoy convencido de que los países deben buscar la manera de cómo abastecerse al máximo posible y depender menos de los avatares que existen en las economías industrializadas, en las que existen, incluso, unos hábitos de consumo que difieren a los nuestros, al igual que difieren de los hábitos de consumo que existen en los países de África y Asia. Hay una demanda muy importante de alimentos que confluyen en algunos rubros, en algunas materias primas (carnes, pollos, harinas de pescado, entre otros) en las que pareciera que hay un denominador común, pero luego, en la alimentación básica de nuestros pueblos, hay variaciones importantes. Como principio básico, creo que nuestros hábitos de consumo tienen sus propias realidades, que podemos abastecer, fortaleciendo las relaciones entre Estado, empresas privadas y productores. Los países que han construido esa cadena han salido fortalecidos, pero aquellos que no han trabajado en conjunto, con políticas públicas, han abierto una brecha y terminan siendo dependientes de las importaciones y de los avatares de la globalización.
¿Cómo cree que el sector privado o Empresas Polar, tal vez pueda participar, la formulación o en la ejecución de esas políticas públicas?
Con diálogo, con una comunicación abierta y sincera, poniendo sobre la mesa todos los elementos de conocimiento que tiene el Estado, digamos, como el principal responsable de desarrollar esas políticas públicas. Y también con el conocimiento profundo que, igualmente, tiene la empresa privada de esas realidades y del mercado. Debería ser una aproximación muy técnica, porque la alimentación no puede ser parte de una coyuntura política en particular. Después a los gobernantes les tocará tomar decisiones a partir de esas políticas de Estado que se están debatiendo, que se están dilucidando en términos muy sinceros y muy francos. Pero la discusión no puede ser meramente política. Tiene que ser, en mi opinión, un debate con datos, estadísticas y elementos de conocimiento que se pongan sobre la mesa. Eso es fundamental.
El presidente Chávez ha hecho un planteamiento, más bien un enunciado, que es el Socialismo del Siglo XXI. Simultáneamente ha dicho que el sector privado tiene un espacio en la economía venezolana. ¿Qué piensa al escuchar estas cosas?
Yo parto del principio básico de que el Estado tiene un papel, sin duda alguna, determinante. Pero, igualmente, me parece muy importante reconocer que el esfuerzo individual no está reñido con el esfuerzo colectivo. Es la sumatoria de ambas cosas lo que hace realmente un efecto multiplicador. Tenemos que crear condiciones y oportunidades para que mediante el esfuerzo individual podamos mejorar. Pero no podemos pensar que el esfuerzo individual no vale nada, porque sí vale. El Presidente ha planteado una idea y queremos que el debate se desarrolle para ver cuáles podrían ser nuestros aportes. La empresa privada puede jugar un papel muy importante en la acción social que el Gobierno quiere impulsar hacia el pueblo venezolano. Creo que esa discusión, también dada despolitizadamente, tiene mucho sentido. Si el Estado quiere promover alternativas que van más allá de la empresa privada, pero también más allá del Estado, digamos, empresas de producción social, cooperativas, pues traigámoslas a la mesa. Los nuevos elementos que puedan sumar, sin restar en la ecuación, son favorables.
¿No cree que la empresa privada pueda ofrecer experiencias y herramientas que contribuyan a darle viabilidad a esas nuevas formas de propiedad?
El Presidente y el gobierno han puesto sobre el tapete a las cooperativas como una vía alterna y distinta a la empresa privada, tal como se le conoce tradicionalmente. Pero las cooperativas han existido por muchos años y las que se organizan de forma exitosa son aquellas que por propio impulso logran crear mecanismos de cooperativismo, en las que finalmente sus integrantes buscan fortalecerse frente a los servicios o productos que ellos les venden a un tercero. La pregunta es ¿cómo nos fortalecemos, como redes, para poder beneficiar a las audiencias con las que trabajamos? Durante 40 años hemos trabajado con cooperativas, con asociaciones, que se han fortalecido incluso a escala nacional. Otra cosa que hemos logrado hacer, digamos, con empresas de producción social, de acuerdo a esta nueva terminología que se está utilizando, es desarrollar trabajos comunitarios que efectivamente se requieren y para lo cual una comunidad se organiza. Lo hemos hecho, a través de la Fundación Empresas Polar, en todo lo que es el desarrollo sustentable en Yaracuy. Lo hemos hecho en la comunidad de Birongo (Edo. Miranda), en forma exitosa. Toda persona que busca una actividad para dignificar su vida tiene que tener una rentabilidad que le permita superarse. ¿Quién no quiere que sus hijos sean mejores que uno? Digamos que uno trabaja para que eso sea así.
¿Hay una confluencia de distintas formas de propiedad en los esquemas que ustedes manejan? ¿Ustedes están dispuestos a asociarse con esquemas de propiedad diferentes?
Más que asociarse o convivir con otros esquemas de propiedad, yo creo que el Estado está en capacidad de promover múltiples maneras y formas de propiedad. Yo no tengo ningún problema con eso. Pero lo que debería estar claro, según mi punto de vista, es que la propiedad privada como tal, el desempeño de una actividad empresarial, el esfuerzo individual y colectivo, que como digo vienen de la mano, es algo que hemos logrado demostrar, es algo posible y lo hemos hecho en actividades donde tenemos una empresa privada tradicional; en otras donde apoyamos a comunidades para que desarrollen sus empresas de producción social y en otras en las que trabajamos con cooperativas que crecen y se fortalecen en la producción de materias primas que requerimos en nuestros procesos. Se trata de microempresarios que es otra modalidad, digamos, que se ha ido estimulando y fomentando. Yo estoy convencido de que los distintos modelos que se están planteando, que no están del todo discutidos y sobre los cuales pudiera haber interpretaciones distintas a la que tengo yo, a la que tienes tú o a la que tiene, digamos, el propio Presidente y que se enmarca en el enunciado del Socialismo del Siglo XXI, pues yo estoy a favor de todo lo que sea social que ayude a la gente. Que ayude sin restar, que ayude sumando y que logre darle oportunidades, pero además las condiciones para que aproveche esas oportunidades. Pero si no hay esfuerzo por parte de las personas, el modelo va a fracasar.
¿Qué opinión tienen de la red Mercal y que participación tienen Empresas Polar allí?
La red Mercal es un excelente programa. Es importante como concepto y como área de atención a los más necesitados. Si el Estado promueve una actividad vinculada a crear su red para que efectivamente los más necesitados no sólo tengan acceso a alimentos en puntos de ventas sino también, digamos, en condiciones que tienen subsidio al consumidor final, estoy absolutamente a favor, entre otras cosas, porque somos un país que tiene inmensas necesidades sociales y mucha de esa población requiere ayuda para poder progresar. Mercal es parte de lo que hablamos, de crear condiciones para que la gente aproveche las oportunidades. Nuevamente, creo que debería haber mayor interconexión con empresas nacionales, mayor entendimiento y una comunicación abierta, en el menor sentido de la palabra. Nosotros no hemos tenido una participación en Mercal. Hemos ofertado en las oportunidades que se ha ido a cotizaciones, pero no hemos tenido la buena pro para nuestros productos y marcas. Debería haber igualdad en las condiciones de competencia entre la empresa internacional que provee esos productos y la empresa nacional. Y ahí sí advierto un desequilibrio, porque Mercal importa productos a través de CASA y de otros componentes del Ministerio de Alimentación que no pagan aranceles, que no pagan impuestos. En el mundo de alimentos, donde tienes no un control de precios sino un congelamiento de precios, si partes con una ventaja de 20 ó 25 puntos, prácticamente no tienes forma de competir.
¿Cuál sería la estructura de precios que le permita a una empresa pensar en el largo plazo, invertir y poder competir en ciertos segmentos en un mundo globalizado?
Todos sabemos que en productos básicos harina precocida, arroz y pastas, por ejemplo el costo de la materia prima y el costo financiero de esa materia prima representan entre el 70% y el 80%. Luego está el material de empaque, el flete y la mano de obra, que en conjunto, representa entre el 20% y el 30% restante. Si hay una política de Estado de control de precios, lo que tiene que hacer el Gobierno de turno es administrar esa política. Las materias primas han subido entre 80%, 90% y 110%, tanto en Venezuela como en el mercado internacional, en estos últimos cuatro años y no ha habido una evolución de los precios. Si estamos apoyando lo endógeno, lo nacional, con una política de congelamiento de precios y no de control de precios, pues en nada estás ayudando para alcanzar las metas del milenio y el autoabastecimiento de los pueblos, que es algo fundamental. ¿Una ganancia de 12% ó 15%? Creo que estamos hablando de una ganancia pequeña, enana, que sin embargo, sería indispensable para invertir en mantenimiento y en operaciones industriales.
REGISTRO VERBAL
El proceso de integración con los países de América Latina ha demostrado ser una auténtica caja de Pandora. Venezuela se retiró de la Comunidad Andina de Naciones, apostó al Mercosur y actualmente camina en el limbo. ¿En que escenario global se asume Lorenzo Mendoza, presidente Ejecutivo de Empresas Polar? “Yo soy un apasionado de Suramérica y de América Latina en general, incluido México y el Caribe. La aspiración de esta empresa, que es venezolana, es que podamos demostrar que tenemos capacidad para competir con otras empresas de la región”.
Desde esa perspectiva, Mendoza se muestra “completamente a favor” de los mecanismos de integración y de los países centroamericanos y México que, desde cualquier punto de vista, “son naciones hermanas”. En el momento en que se habla de este tema, “soy el primero que me entusiasmo, porque veo la región como una oportunidad para los venezolanos que arriesgamos capital y queremos demostrar que Venezuela está en condiciones de competir”.
Se trata de un tránsito a dos canales, porque “cuando las empresas brasileñas contratistas de obras de infraestructura, por ejemplo, vienen a Venezuela están compitiendo por proyectos que las empresas locales también quieren. Vienen por este mercado. En igualdad de condiciones, las integraciones me parecen fabulosas, pero para que ocurra hace falta un apoyo a las empresas comprometidas con el país”.
Más allá de consideraciones políticas, Mendoza entiende que el planteamiento que ha hecho el presidente Chávez, en el sentido de que la integración debe ir más allá de lo económico, es “algo que se puede entender perfectamente”. Pero esa tarea, es exclusiva de los políticos. “Lo que no puede ser es que mientras esa discusión se da, los empresarios argentinos, brasileños y mexicanos siguen avanzando y los venezolanos no”..
SU PERFIL
Nació en Caracas en 1965.
Es ingeniero industrial y realizó una maestría en Administración de Empresas en la Escuela de Negocios del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT).
Ha ocupado posiciones ejecutivas en las áreas de Fusiones y Adquisiciones, Operaciones de papeles de deuda Latinoamericana y de Banca Corporativa en importantes instituciones financieras, entre otras, J. Henry Schroder Wagg & Co, Limited en Londres (198890) y en Citicorp/Citibank en Nueva York (1987-88).
Es Presidente Ejecutivo (CEO) de Empresas Polar, la principal corporación industrial privada de Venezuela y una de las más importantes de Alimentos y Bebidas en América Latina. Además es miembro de la Junta Directiva y Presidente del Comité Ejecutivo de esa corporación.
Es integrante de la junta directiva de diversas organizaciones empresariales y sociales que operan en Venezuela.
Fuente: Ultimas Noticias Hugo Prieto.
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