miércoles, marzo 05, 2008

"Al Rojo Vivo" ("Chávez ...traspasó la raya roja de la tolerancia")

POR:ADOLFO TAYLHARDAT.

Desde que Chávez asumió la presidencia las relaciones venezolano-colombianas han seguido un curso semejante al de una montaña rusa. Períodos de calma y armonía constructiva han sido interrumpidos por situaciones de crisis generalmente generadas de este lado de la frontera. Como siempre ocurre, las decisiones y medidas que afectan las relaciones las adopta Chávez frente a las cámaras de televisión como para dar satisfacción a sus ansias de publicidad y protagonismo.

Primero fue el "caso Granda". En un discurso pronunciado en la Asamblea Nacional el 14 de enero de 2005, Chávez anunció que suspendía "todo acuerdo, todo negocio con Colombia" hasta que no quedara reivindicada la soberanía de Venezuela. El 24 de noviembre de ese mismo año, durante un meeting en la Avenida Bolívar Chávez dijo que las relaciones con Colombia "permanecerían congeladas" hasta que el gobierno de ese país reconozca que cometió un error. Poco tiempo después las relaciones volvieron a su estado normal.

Ahora es el caso de la liberación de los rehenes colombianos. El pasado 25 de noviembre, a raíz de la decisión del Presidente Uribe de dar por terminada la intervención mediadora de Chávez en las gestiones para la liberación de los rehenes en manos de las FARC, nuevamente ante las cámaras de televisión, y sin que mediara ningún aviso previo, Chávez nuevamente declaró "congeladas las relaciones con Colombia. Desde entonces comenzó una espiral ascendente de agresiones verbales contra el presidente colombiano que ha alcanzado su nivel más crítico y de máxima peligrosidad durante el pasado fin de semana.

El domingo pasado Hugo Chávez llevó las relaciones con Colombia al punto más grave de la historia común. Ordenó el retiro de todo el personal de la Embajada venezolana en Bogotá y dispuso el cierre de esa misión diplomática. Además ordenó al Ministro de la Defensa movilizar 10 batallones de las fuerzas armadas a la frontera. "Batallones de tanques, la aviación militar que se despliegue", dijo y agregó: "Pongo a Venezuela en alerta y apoyaremos al Ecuador en cualquier circunstancia". "Le dije a Correa, cuenta con Venezuela para lo que sea"

Simultáneamente dirigió una nueva andanada de insultos al Presidente Álvaro Uribe. Dijo que no permitirá "al imperio norteamericano, que es el amo, a su cachorro el presidente Uribe y a la oligarquía colombiana que nos venga a dividir o a debilitar, no lo vamos a permitir" Llamó "criminal", "mafioso", "paramilitar" al presidente colombiano y lo acusó de "dirigir un narcogobierno". "Es un presidente sub-imperialista, es un lacayo, es un mentiroso", "puede ser jefe de una mafia pero jamás presidente de un país, un mafioso no puede ser presidente de un país y menos de un país sudamericano y menos de un país como Colombia". "Colombia es un estado terrorista, si tuviéramos que dar el Ayacucho del siglo XXI lo daremos y será en Colombia, liberaremos a Colombia de la mano del imperio Norteamericano", afirmó.

Esta vez Chávez no solamente cruzó la raya amarilla sino que traspasó la raya roja de la tolerancia en las relaciones entre dos países.

El Presidente Uribe ha dado muestras de una gran paciencia, prudencia y tolerancia. Ha evitado por todos los medios caer en las provocaciones verbales que le ha dirigido Hugo Chávez. Pero ya no se trata de palabras sino de acciones.

El cierre de la Embajada de esa manera intempestiva constituye, de hecho, la ruptura de relaciones diplomáticas. Normalmente el cierre de una Embajada está precedida de una declaración formal de ruptura. En este caso Chávez procedió directamente sin notificación previa. La decisión de movilizar contingentes militares a la frontera, sin que medien motivos que lo justifiquen constituye, de por sí, una seria provocación.

Mucho menos justificación tiene que Chávez se empeñe en involucrar a nuestro país en un problema que atañe solamente a Ecuador y Colombia. Corresponde a los gobiernos de esos países dilucidar si hubo o no violación de la soberanía territorial. De manera que no hay motivo que autorice a Chávez a ofrecerle al Presidente Correa apoyo "para lo que sea", es decir hasta apoyo militar en caso de que llegara a necesitarlo.

Si bien es muy probable que el Presidente Uribe mantenga la misma actitud de contención y comedimiento, no puede descartarse que la opinión pública colombiana le exija una respuesta a los anuncios y amenazas de Chávez. Aún así, con toda seguridad, Uribe consciente del nivel de peligrosidad que han alcanzado las relaciones, evitará verse envuelto en una escalada que pudiera conducir a una confrontación bélica absolutamente absurda.

Lo cierto es que la dinámica turbulenta en que han entrado las relaciones colombo-venezolana como consecuencia de la improvisación y la retórica agresiva de Chávez se acelera y pareciera estar moviéndose hacia un "punto de no regreso" que pudiera resultar en una insensata confrontación militar que ni los venezolanos ni los colombianos queremos. Todo ello producto de la soberbia de quien en mala hora dirige los destinos del país y se considera dueño, señor y soberano de Venezuela con patente de corso para comprometer a su antojo a la patria sin medir la consecuencia que para el país y los venezolanos pudieran tener sus decisiones.

Igualmente grave resultan las revelaciones que ha hecho el jefe de la policía colombiana quien ha dicho que el análisis preliminar en las computadoras que tenía en su poder Raúl Reyes cuando fue muerto muestra que en algunos documentos se menciona al gobierno venezolano "y se menciona permanentemente al presidente Chávez". De la misma manera que otros documentos extraídos de esas computadoras muestran una estrecha complicidad del gobierno ecuatoriano con las FARC, es probable que de allí emerjan también pruebas que confirmen de manera fehaciente e inequívoca la estrecha vinculación del régimen chavista y del propio Chávez con la narco-guerrilla terrorista colombiana.

A Uribe le quedará el camino de recurrir, con esas evidencias, a los mecanismos multilaterales de que dispone el sistema interamericano. Sabemos que esos mecanismos han sido poco eficientes entre otras razones porque Chávez, valiéndose de su política petro-imerialista ha logrado comprar la lealtad de algunos gobiernos para impedir pronunciamientos contrarios a su régimen en los organismos internacionales.

Pero las evidencias deben pesar más que las lealtades compradas con petro-dólares. Estamos ante una situación en la cual, más allá del pragmatismo de los gobiernos, si las evidencias son efectivamente irrefutables, el resultado debería ser la adopción de medidas concretas de los mecanismos interamericanos para poner fin a una situación que podría degenerar en una situación peligrosa para la estabilidad y la seguridad de la región. Es de esperar que por lo menos esta vez los los gobiernos y eventualmente los mecanismos internacionales procedan sin presiones, con seriedad, objetividad e imparcialidad.

No se puede descartar que para el momento en que este artículo aparezca publicado la situación antes descrita haya cambiado para bien, para mal o para peor.


Fuente: http://opinion.eluniversal.com/2008/03/05/opi_685_art_al-rojo-vivo_05A1405131.shtml


http://www.adolfotaylhardat.net/

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Elides J. Rojas L. // Si hay guerra, ¿quién venderá los pollos?

La carrera que van a pegar los colombianos no tiene parangón en la historia militar
Estamos cada vez más cerca del muy esperado conflicto bélico con quien sea, una de las aspiraciones fundamentales de la revolución chavista y evento clave para reeditar las leyendas guerreristas, desviar la atención de las miles de derrotas y fracasos internos y, de pasadita, mantener el petróleo volando alto.

Si el deseo, no faltaba más, del líder intergaláctico es mover aviones, desplazar batallones, rodar tanques y echar plomo. Si la aspiración es muerte, sangre, balas y cañones, muy al estilo 4 de febrero y 27 de noviembre de 1992, pues todo está listo para la Batalla de Ayacucho versión 2008.

Y como el líder cósmico está cansado de que el imperio no le pare, pues está empeñado en alcanzar la gloria con Colombia; que, dicho sea de paso, tampoco le para mucho. Pero bueno, líder es líder. Y si quiere probar sus juguetes rusos y demostrar una vez más la fibra de valientes que compone cada átomo de estos revolucionarios del siglo XXI, tengan la seguridad de que lo hará. No hay Amiba que lo impida.

¿Con qué contamos para esta gesta que habrá de limpiar el honor ecuatoriano y calmar las iras tardías del incontrolable Correa? ¿Con qué contamos para colocar a Venezuela en el Olimpo de las naciones justicieras? ¿Con qué contamos, más allá de las probadas destrezas militares de los golpistas del 92, para provocar que los colombianos corran despavoridos, entre sollozos y tembladeras, hasta México, luego de pasar a nado el Canal de Panamá?

Después de diez años de revolución ¿con qué contamos? Veamos.

Tenemos una reserva militar que no duerme en cuarteles sino en geriátricos y que no comen sólidos porque las planchas dentales no aguantan eso.

Si nos atenemos a lo que se ve en televisión, tenemos una pequeña cúpula militar chavista pasada de peso y una tropa solamente entrenada para vender pollos y verduras. Sí hay amplia experiencia en combate, pero contra el colesterol y los triglicéridos.

Tenemos una capacidad alimentaria que, a punta de producción endógena, aguanta hasta un año sin importar ni un marrano brasileño o una vaca submarinista de Argentina. Tenemos un excelente sistema antiaéreo y de radares, como el que usaron para ubicar el avión en Los Roques, que impedirá que nos vuelen, tres refinerías, El Guri y el viaducto Caracas-La Guaira; pues, además, está absolutamente demostrado que los colombianos son mochos. Tenemos un confiable sistema eléctrico del tipo arbolito de Navidad, de moderno mecanismo prende y apaga. Tenemos agua suficiente y segura hasta en el último barrio del más alejado rincón de Venezuela. Tenemos la más completa y mejor dotada red hospitalaria, si es que acaso hace falta. Tenemos abastecimiento de medicinas como para tres guerras. Lo malo es que si hay guerra no hay quien venda los pollos.

No importa. ¡Al ataque, camaradas!

erojas@eluniversal.com

Anónimo dijo...

María Teresa Romero // Provocando a Uribe


Dudo que el presidente Uribe caiga en esta nueva provocación venezolana

La desproporcionada e irresponsable reacción del presidente Chávez ante la operación militar colombiana contra la guerrilla de las FARC en territorio ecuatoriano, pone en evidencia (ahora sí sin duda alguna) de qué lado está en el conflicto que enlutece a los colombianos -y a toda la región andina- desde hace 40 años. Es obvio que no está con el Gobierno legítimo y democráticamente elegido por la mayoría del pueblo colombiano, sino con los subversivos de ese país.

Mucho le debe haber dolido a nuestro mandatario, en lo personal y en lo político, el deceso del segundo líder de las FARC, a quien llamó "revolucionario consecuente" y homenajeó con un minuto de silencio, y el duro golpe que ÁlvaroUribe le asestó a esa guerrilla. De otra forma no se explica que, sin haber incursionado Colombia en territorio venezolano, Hugo Chávez no sólo haya respondido a la acción vecina, sino que la haya calificado de "asesinato cobarde" y, en solidaridad con Ecuador, decidiera cerrar su sede diplomática en Colombia y militarizar la frontera con este país. Unas medidas que ponen, ahora sí, a Venezuela y Colombia en situación realmente delicada, prebélica.

Dudo que el presidente Uribe caiga en esta nueva provocación venezolana. Creo que, en lo posible, seguirá evitando cualquier conflicto armado que lo desvíe de su objetivo fundamental: debilitar militarmente lo más que pueda a los insurgentes para ponerlos en situación de real diálogo y negociación política. A la vez, continuará desnudando las verdaderas intenciones, estrategias y alianzas de Venezuela -y pareciera que ahora también del Gobierno ecuatoriano- en contra de la democracia y el Estado colombiano y en favor de los terroristas.

Entre tanto, Hugo Chávez (¿qué más le queda?) continuará en plan de guerra (más virtual que real), a ver si con ello logra desacreditar interna y externamente la política colombiana, tapar los crecientes problemas y descontentos domésticos, así como aglutinar a los sectores chavistas para las elecciones regionales de este año.

Mteresa100@hotmail.com

Anónimo dijo...

Charito ROJAS: Mambrú se va a la guerra

Enfureció Mambrú porque los soldados malucos no avisaron con tiempo de su incursión y sorprendieron al camarada y sus guerrilleritos durmiendo plácidamente con su pijama de Hello Kitty y sus ositos de peluche, seguramente soñando con los angelitos.

Aunque el asunto no era con él sino con el país que daba alojamiento a esas buenas personas, Mambrú asumió la defensa de los terroristas muertos y declaró su propia guerra.

Al momento de escribir estas líneas, el Presidente de Ecuador Rafael Correa ha roto relaciones diplomáticas con Colombia; el gobierno venezolano expulsó al embajador colombiano y a todo el personal de ese delegación diplomática en Caracas; y en la Asamblea Nacional, un diputado de Podemos que trata llamar a la paz y la sensatez, es vapuleado por una enfurecida (íqué raro!) Iris Varela y por un gallinero vociferante, ante la mirada indiferente de Cilia Flores, que tiene sus ordenes precisas y no las desobedecerá por mucho llamado a la sensatez que le hagan.

Hemos entrado en la espiral de la locura belicista y vamos en bajada y sin frenos, con este carro dando bandazos con Mi Comandante en Jefe de chofer, conduciendo bajo los influjos de su pasticho mental aliñado con hojas de coca.

Vamos a hablar claro: los gobiernos de Venezuela y Ecuador han sido descubiertos con las manos en la masa, protegiendo, acogiendo, conversando y financiando una guerrilla terrorista contra la que está luchando el gobierno constitucional de Colombia.

La muerte del número 2 de las FARC, alias Raúl Reyes, ha removido los sentimientos ocultos de afecto y adhesión de los Presidentes Hugo Chávez y Rafael Correa y sus reacciones ante la muerte de su amigo han sido eso, la reacción ante la muerte de un amigo y no la reacción de un Jefe de Estado que responsablemente debería ayudar a su vecino (porque además afecta la seguridad de su propio país) a exterminar ese núcleo sedicioso que asola a Colombia desde hace décadas. El gobierno colombiano es tratado de "asesino" mientras Reyes, un delincuente con más de 100 procesos judiciales a cuestas por crímenes como secuestro, asesinato, rebelión, robo, es un héroe. El mundo al revés.

El que Correa defienda la soberanía ecuatoriana es lo procedente -indudablemente la violación de fronteras no es aprobada por el concierto de naciones-, pero de allí a romper relaciones violentamente, insultar al Presidente Uribe y llevar lo que es un problema que debería ser compartido para salvar la estabilidad regional, a terrenos de un conflicto bélico, es sólo una estrategia de defensa para evitar responder lo que todo el mundo se pregunta: ¿qué hacía un campamento guerrillero de las FARC en territorio ecuatoriano?.

Hace poco más de un mes, el Presidente Rafael Correa negó muy indignado la versión del Ministro de Defensa Colombiano de que las FARC tenían campamentos en Ecuador.

¿Revisó Correa la situación fronteriza antes de hacer tal afirmación? ¿O más bien sabía que era cierto y lo negó? Y si lo negó ¿será porque el gobierno ecuatoriano permite esos reductos en su territorio? ¿Quien aconsejó a Correa, que al principio reaccionó por los canales diplomáticos, de enfrentarse violentamente al gobierno de Uribe? Resulta insólito que Correa reconozca que tiene once mil soldados cuidando la frontera con Colombia y que estos no hayan visto nunca un guerrillero por todo eso.

Ahora Correa quiere pedirle una fuerza multinacional a la OEA para que lo defienda de las agresiones del gobierno colombiano. ¿Se entendió bien? Del gobierno colombiano, no de las narcoguerrillas de las FARC.

La actitud del gobierno venezolano, en cambio, es coherente con el enfrentamiento hostil que ha mantenido Hugo Chávez desde que Uribe lo sacó de la mediación de los rehenes secuestrados por las FARC y con las estrechas relaciones que ha mantenido con ellos desde que estaba preso en Yare, al punto de ser ya su único interlocutor en el mundo.

Pero ya el pretexto, por demás aceptable, de que todo sea por el canje humanitario, nadie se lo cree después de ver al Presidente venezolano haciendo un minuto de silencio por ese guerrillero, colocándose de espaldas a las víctimas del terrorismo en Colombia, a los secuestrados, asesinados, a los exiliados por cientos de miles que ha dejado a su paso esta sangrienta guerrillas.

Esa conducta sorprende al mundo democrático pero no a nosotros los venezolanos, acostumbrados a que nuestro Presidente glorifique el delito, apoye a los desadaptados, agreda a los opositores y condecore a los pistoleros, insulte a presidentes demócratas y se abrace con dictadores, regale millones de dólares a otros países y racione las divisas a los venezolanos, dé alimento y trabajo a los pueblos que quiere conquistar mientras el suyo padece desabastecimiento y desempleo.

Ese es Hugo Chávez, un Presidente que no ha guardado un minuto de silencio por los venezolanos secuestrados y muertos por la guerrilla colombiana, tampoco por los 14.000 venezolanos muertos a manos del hampa en sus 9 años de desgobierno. A estas alturas del delirio bélico, los venezolanos se preguntan si Chávez en verdad cree que nuestras Fuerzas Armadas, por mucho Kalashnikov y Sukhois que tengan, están preparadas para enfrentar el numeroso y apoyado ejército colombiano.

Es más, nos preguntamos si realmente nuestros bien alimentados y prósperos militares quieren embarrarse las botas en un conflicto estéril que sólo traerá dolor y muerte para el pueblo, porque les garantizo que no verán en el frente de batalla a los hijos de Diosdado, de Chávez, de Rodríguez Chacín, de Cilia o de Escarrá. Si es un "bluff" enviar batallones, tanques y aviones a la frontera, pareciera un juego de guerra bien peligroso, costoso e irresponsable.

Desde hace tiempo advertimos que los intereses de Chávez no son los intereses de Venezuela, pero él usa y dispone de los bienes del país a sus fines personales de alcanzar ese liderazgo planetario que lo obsesiona. Los venezolanos hemos aguantado sus abusos y su pésimo gobierno, pero no creo que soportemos que nuestros hijos vayan a una guerra estúpida, inventada por un enfermo de poder que quiere ver sangre.

Ojala esto quede en ruptura de relaciones y que pronto se reparen, en bien de esta economía estrechamente vinculada con nuestro segundo socio comercial. Ojalá la sensatez y no los gritos de guerra se impongan en este drama al que irresponsablemente nos está llevando un gobierno desesperado por su fracaso económico y político.

Creerse sucesor de Bolívar y nuevo Libertador de Colombia es un desvarío más, pero emular a Mambrú y destrozar al país con un conflicto bélico defendiendo a los malos de la película, será su fin histórico. Qué dolor, qué dolor, qué pena.