domingo, marzo 09, 2008

"El Atractor fatal.La Victoria de Uribe.Las FAN.Papelón".


POR:CARLOS BLANCO. // TIEMPO DE PALABRA.

"Lo que Chávez no ha calculado es que ningún gobierno serio quiere tener guerrillas"

EL ATRACTOR FATAL.

Desde hace algún tiempo, el Presidente ha mostrado sus conexiones con los malos espíritus que deambulan en los pasillos de América Latina. No hay nada que toque con su varita mágica que no se convierta en quilombo inmanejable, con la desgracia de que las cosas no le salen bien. El último episodio es su transustanciación de mediador a protector de las FARC; de símbolo de la Venezuela solidaria, en malandrín que escandaliza y atemoriza el barrio; de figura señera de una izquierda maltrecha, en un provocador del cual conviene apartarse. Basta leer los entrelíneas de Lula, Raúl Castro, Bachelet, y hasta Evo, para advertir matices de diferenciación con este monaguillo criollo que se cree Benedicto XVI.

LA VICTORIA DE URIBE

Uribe, sea por impulsivo o por calculador, lanzó una operación ilegal sobre Ecuador y, seguramente, debe haber sopesado los costos. Es posible que haya pensado que esos perjuicios serían ampliamente compensados por los beneficios que le traerían asestarle un golpe mortal a la narcoguerrilla. Es difícil adivinar lo que, antes de la operación, cavilaría sobre la reacción de Chávez, pero lo cierto es que todo funcionó como si le hubiera montado una provocación al Presidente venezolano y éste hubiese caído, mansamente, en la jaulita de oro que su colega colombiano le tenía.

Chávez se ha convertido para todo efecto práctico en un personaje aliado de una guerrilla desprestigiada y, al parecer, en franca derrota. No se necesitaba el computador de Raúl Reyes para sospechar los nexos del gobierno con las FARC, bastó el minuto de silencio en honor del "camarada" para saber que la mediación no era sino un capítulo de 60 segundos de una pantomima trágica.

Se trata de un activismo inmoral que favorece a uno de los grupos más sangrientos de América Latina, lo que deja a los bolivarianos de acá en una situación muy comprometida en la región. La presión de todos los países se dirige a promover un reencuentro entre los gobiernos de Colombia y Ecuador, con la exclusión casi quirúrgica del régimen de Chávez. Esta exclusión reconoce que existe un problema bilateral entre un país que violó la soberanía territorial de otro, el cual se había convertido en la hospedería de un criminal de uña en el rabo.

Mientras estos contertulios se reúnen en el comedor de la casa, Chávez se asoma por la ventana, agita los brazos, muestra sus puños, pero no le hacen demasiado caso. Chávez pasó de mediador a mediado, de cazador a cazado, de vivo a desdeñado, de anfitrión a coleado.

Lo que posiblemente Chávez no haya calculado debidamente es que ningún gobierno serio quiere tener guerrillas, ni servir de santuario a las que combaten en otros países; además de que siendo América Latina un hervidero, a cualquier presidente le puede salir un frente armado y no querrá que su vecino lo albergue, so pretexto de que van al otro lado de la frontera a lavar la ropa y orinar en paz.

La situación se puede medir en la ridícula contraposición que pretendió hacer el ministro Rodríguez Chacín con una computadora, a las que fueron conseguidas en el campamento de Reyes. La realidad real es que nadie le cree al Ministro. Mientras los centros políticos y de inteligencia de todo el planeta interpretan y analizan los documentos obtenidos en Ecuador, el artefacto mostrado por Rodríguez Chacín es objeto de chacota, incluso entre el chavismo duro.

El corolario de los regalos que Chávez le ha hecho a Uribe es una popularidad avasallante en su país y en los países vecinos, incluido Venezuela, asediados por la morbosa vecindad de una guerrilla criminal.

LAS FAN

A todas luces el despliegue militar hacia la frontera es una medida que no fue procesada por el Alto Mando. La pregunta que hay que hacerse es para qué fue ese despliegue. Hay que estar bien extraviado para pensar que un asalto militar estaba en los planes de los vecinos. Lo evidente es que un disgusto presidencial se tradujo en la movilización de tropas, lo cual mostró intemperancia, improvisación, y, además, transmitió la idea de que uno o varios campamentos similares se encuentran dentro de Venezuela, cuestión que le ha denunciado personalmente Uribe a Chávez.

Esta situación revela cosas más serias. Las misiones y la doctrina de la FAN están vueltas un enredo total, partiendo del elemento más esencial: si de defensa nacional se trata, entonces, ¿quién es el enemigo? ¿De quién hay que defenderse?

Lo que el régimen le impone a la FAN atenta contra la propia naturaleza de unas fuerzas armadas institucionales, al convertir, por razones ideológicas, al enemigo en amigo y al amigo en enemigo; tanto fuera de las fronteras como dentro de éstas.

Ya la FAN no tiene relaciones regulares e institucionales con los militares de ningún país, salvo Cuba; los nexos con Francia, Rusia, Bielorrusia y otros, está orientados por las necesidades comerciales de éstos. Los militares venezolanos han perdido las orientaciones básicas que el Estado debía proporcionarles, para convertirse en las herramientas tácticas de las ocurrencias y disparates de su Comandante en Jefe. Como consecuencia, no hay misiones establecidas, no hay una doctrina que encauce el cumplimiento de esas misiones, no hay una visión técnica sobre la compra de equipos que sea compatible con las misiones, no hay dirección civil sobre los militares (ni tampoco militar). Así como Chávez saca debajo del colchón "un millardito", también saca epopeyas nonatas de sus meras glándulas, como ese susto de mandar tropas a la frontera.

Lo peor para el Presidente es que al enviar esos batallones posiblemente le haya hecho un inesperado favor a Uribe. El contubernio con las FARC lo puede mantener a través de Rodríguez Chacín y un grupo de élite policial y militar, que se mueve a la sombra, con todos los recursos logísticos necesarios. Sin embargo, al enviar tropas a la frontera es imposible que tenga la complicidad de una centena de oficiales y de unos miles de suboficiales y soldados. Pudiera ser que Uribe haya obligado a Chávez, por caminos torcidos, a ocuparse de las fronteras de Venezuela y a obstaculizar el paso de los guerrilleros debido a una incrementada presencia de militares que no se van a hacer los pánfilos.

PAPELÓN

Ninguna política comunicacional tiene capacidad para resolver el problema que se ha comprado Chávez. Ya no es el defensor de los pobres, ni el arrojado oficial que se alza en su nombre; tampoco es el benefactor de los desvalidos de Nueva York; ni el álter ego de Fidel. Con sus solos pasos ha llegado a ser visto en el planeta como un aliado de un grupo absolutamente miserable, en situación de debilidad estratégica, y que huele a derrota. Es históricamente trágico para Chávez que termine siendo no el heredero de Castro sino el causahabiente de Marulanda y del Gorila Jojoy.


7 comentarios:

Anónimo dijo...

Luis Vicente León // Alegría de tísico

Hay dos planteamientos para justificar porque Chávez debería perder popularidad
Analizar la realidad de nuestro país es una tarea difícil y a veces antipática. Las cosas nunca son blancas o negras. Por ejemplo, para mí, la actuación de Chávez frente a Colombia es completamente negativa, cara a los intereses nacionales, pero podría serle útil a él para cumplir su objetivo central: recuperar popularidad, aunque sólo sea en el corto plazo.

La transgresión a la soberanía ecuatoriana por parte de Colombia, entendiendo que a veces es mejor pedir perdón que pedir permiso, sirvió la mesa para que Chávez escalara su conflicto con los vecinos, buscando esconder los crímenes de la guerrilla detrás de un acto ilegal del Gobierno colombiano.

Resulta obvio que esta exagerada puesta en escena también persigue distraer la atención de los problemas internos que lo agobian: inseguridad, inflación, escasez, corrupción. Se trata de una peligrosa pirotecnia política que no llegará a guerra ni a ruptura total de relaciones, persuadidos como están ambos presidentes del perjuicio mutuo que ocasionaría una interrupción del flujo comercial, gracias al cual la economía colombiana crece a ritmos importantes y nuestro país palea su desabastecimiento.

El Presidente busca reconquistar espacios perdidos y se ha movido erráticamente entre el ataque, el repliegue, la radicalización, la moderación, el clientelismo y las amenazas. Nada había funcionado, pero ahora consiguió un tema potente: el nacionalismo. Ya lo había tratado antes, pero su estrategia inicial fue equivocada. Apuntó a Bush, pero éste es demasiado grande y lejano como para ser creíble. Colombia es otra cosa: diferencias limítrofes, migración asimétrica y una percepción de equilibrio de fuerzas (que en realidad no existe), configuran un espacio más fértil para exacerbar el nacionalismo. En este contexto, la incursión de los militares colombianos en suelo ecuatoriano se la puso bombita a Chávez para: 1) acercar el conflicto de Washington a Bogotá; 2) sensibilizar al venezolano sobre la defensa de su soberanía, intentando revertir con esto el evidente rechazo nacional a su empatía con uno de los grupos guerrilleros más repudiados del mundo y 3) presentarse como un líder continental, dispuesto a ayudar a sus aliados ideológicos y utilitarios.

Hay dos planteamientos que se han hecho para justificar porque Chávez debería perder popularidad frente a estos hechos. El primero indica que la gente rechaza que el Presidente se meta en un conflicto entre terceros, donde nuestro país no ha sido agredido. Para mí, el impacto no está claro. Esta acción recuerda la captura ilegal de Rodrigo Granda en pleno centro de Caracas y le puede hacer pensar a la gente que si se meten en Ecuador sin permiso, es posible una violación al territorio venezolano por parte de los colombianos¿ y esto no es popular, aunque tampoco lo sea hacer un minuto de silencio por la muerte de un líder guerrillero.

La segunda hipótesis es que la gente perdona la incursión colombiana en Ecuador porque, después de todo, los guerrilleros también estaban ahí violando la soberanía de ese país y lo que es igual no es trampa. Me parece que no es cierta esta apreciación. Suponer que el impacto perceptual de una violación al territorio ecuatoriano por parte de la FARC es equivalente al de una incursión del ejército colombiano es tan atrevido como decir que encontrarse una meretriz en un prostíbulo es tan impactante como conseguirse una señora decente en el "Siete Rojo" de Barquisimeto, así sea sacando por los pelos al marido descarriado.

En todo caso, ganar popularidad con acciones de impacto cortoplacista, que ponen en riesgo la estabilidad económica y política del país a futuro, podría crear una ilusión de popularidad, pero efímera y sin base sólida y la historia política del populismo está llena de alegrías de tísico.

lvleon@cantv.net

Anónimo dijo...

Manuel Caballero // ¿Morir por Marulanda?

¿Se guardará otro minuto de silencio por el vil asesinato de Pablo Escobar Gaviria?
Por ahora, no son muchos los que, en Venezuela como en Colombia, crean que las amenazas de Chávez sean otra cosa que una de sus habituales fanfarronerías. Y esa impresión se reforzó cuando éste dijo que si se produjera en nuestra frontera una situación similar a la de la frontera ecuatoriana, eso sería un causus belis. Es decir, algo que no existe ni ha existido nunca, porque en ninguna gramática latina se puede encontrar semejante frase.

Lo que sí sería una ofensa, un verdadero casus belli es el minuto de silencio guardado por el teniente coronel en homenaje a "Raúl Reyes", ese impoluto angelillo asesinado mientras empiyamado por Lacoste, descabezaba una pacífica siestecita, como impone la ingesta de una buena sobrebarriga rociada con el viejo y noble ron de Caldas.

Olvidó a Escobar Gaviria
Pero aquí el ofendido no sería el Gobierno ni mucho menos el pueblo colombiano, sino la cartelocracia de los narcos. Porque si es verdad aquella expresión según la cual lo que es igual no es trampa, es ofensivo o en todo caso discriminatorio que el Jefe del Estado venezolano no le haya rendido por ahora igual homenaje a Pablo Escobar Gaviria, ese sí muerto en combate. Porque combatiente es combatiente, así como narco es narco. Y si a ver vamos, mucho más daño le ha causado al Imperio norteamericano el jefe del cartel de Medellín que el subjefe de la banda de Tirofijo.

Pero además, aquí no se detiene la voluntad discriminatoria del teniente-coronel. Que sepamos, no ha amenazado, mucho menos intentado, romper relaciones con Francia, ni enviado de vuelta a París a sus diplomáticos con sólo lo que llevaban puesto. Y eso que la Quinta República francesa es convicta, confesa y culpable no sólo de haber hollado el suelo de un país que ni le era vecino, sino que, además, lo hizo para perjudicar a un venezolano.

Un venezolano secuestrado
El país agredido fue Sudán, y el venezolano vilmente secuestrado por la oligarquía francesa se llama Carlos Ilich Ramírez, mejor conocido en los bajos fondos como "El Chacal". De quien, en una carta muy famosa, apenas llegado al poder, Chávez se despedía con un solidario "hasta la victoria siempre".

Tan convencida está Colombia de que la movilización ordenada por Chávez es una payasada más sin mayor peligro, que ni siquiera se ha tomado el trabajo de hacer otro tanto en sus fronteras. Pero eso no es lo más significativo, sino el hecho de que del lado acá, se tienda a adoptar una actitud parecida: lo de Chávez no pasará de ser un alboroto mediático (coreado, hay que reconocerlo, por intelectuales patriotas de la talla de Nicolás Maduro, Jorge Valero, Darío Vivas y Lina Ron).

Pero es un error pensar de esa manera. La movilización decretada por Chávez forma parte de un plan suyo donde la pelea con Colombia es apenas un hecho circunstancial. El verdadero objetivo es el de poner al país en pie de guerra.

La planta insolente
No para impedir que nuestro territorio sea profanado por la "planta Insolente" del extranjero, sino porque poner a un país en pie de guerra significa poner lo militar por encima de todas las cosas, significa militarizarlo. Y ese ha sido el Norte, el objetivo final del teniente coronel desde 1982 y el cursilísimo juramento del Samán de Güere, ese tótem del personalismo gomecista.

Pero que ese sea su plan no significa que pueda ponerlo en práctica. La misma serenidad, para no hablar de indiferencia, de los venezolanos frente a la irrefrenable parla (que ahora que la tomó por los latinajos macarrónicos, se ha vuelto lo que Quevedo llamaba con sorna "la culta latiniparla") del teniente coronel; esa indiferencia, es una forma de resistencia pasiva a ese proceso de militarización. Una movilización militar como la actual hubiese arrastrado en cualquier otra parte multitudes delirantes sacudidas con razón o sin ella por un llamado patriotero ¿Dónde está hoy la "Unión Sagrada" que hasta un ridículo payaso (mejorando lo presente) como Cipriano Castro propuso y logró en 1902?

Una guerra "de anime"
Pero, además, hay otro obstáculo para el plan de esa "guerra de anime" con la cual está jugando el teniente coronel con la misma cómica irresponsabilidad con que el gran dictador de Chaplin jugaba con el globo terráqueo (dicho sea de paso, aquella irresponsabilidad de majareta derivó hacia la mayor guerra que haya conocido la historia). (Nunca se sabe, con esos atarantados). El obstáculo reside en el poco entusiasmo que muestran los más directamente implicados en el asunto, los que en primer lugar arriesgarían el pellejo, y que por formación profesional saben mejor que nadie cuánto duele una bala que dé en el blanco de unas tripas humanas. Esto no es una conjetura, ni tampoco dudamos del coraje de nuestros soldados; lo que decimos se basa en la más simple percepción: ¿Dónde están los soldados cubiertos de flores por la multitud y a la vez, de su parte, dónde está esa "flor en el fusil" que indique que nuestros muchachos vayan a arriesgar sus vidas con alegría por una patria que signifique mucho más que el capricho y la alucinación narcisista de un mandón o la orden de morir en un combate ajeno?

O sea, que es de dudar que nuestros soldados estén dispuestos a morir por Marulanda. Por otra parte, el calor guerrero no se enciende sólo con arengas, sino predicando con el ejemplo: ¿visitaría el teniente coronel el frente de batalla, o se limitaría a enviar sus órdenes desde el Museo Militar?

hemeze@cantv.net

Anónimo dijo...

Marta Colomina // ¡Como grita ese minuto de silencio!

Chávez se mete en un conflicto ajeno para tratar de levantar su más alicaído apoyo popular
Sin haber presentado aún oficialmente la comprometedora información de las computadoras del narcoguerrillero Raúl Reyes a los expertos internacionales, ya comienza a comprobarse su veracidad.

La agencia Efe informó el jueves que Víctor Bout, uno de los delincuentes más buscados y considerado el mayor traficante de armas del mundo, fue detenido en Tailandia gracias a los datos encontrados en el computador del líder de las FARC.

El País de España reseña que fue "el señor de la guerra" en el cine y el traficante más poderoso del mundo. "Una operación global ha terminado con el arresto de Víctor Bout, uno de los delincuentes más buscados, acusado de comerciar con Al Qaida, los talibanes y las FARC, y cuya vida fue llevada a la gran pantalla por Nicolas Cage". Bout pudo ser detenido en Tailandia por los datos encontrados en el ordenador de Raúl Reyes, en el que aparecía su oferta de misiles libaneses a las FARC. Fue localizado en Bangkok, después de buscarle largamente a petición del Departamento Antidroga estadounidense. El traficante estaba acusado de "suministrar armas y explosivos a los rebeldes colombianos".

La furia explosiva de Chávez al conocer la baja de Raúl Reyes y el minuto de silencio por su muerte, hablan mucho más que todas las evidencias encontradas por el Gobierno colombiano sobre la aparente relación de los presidentes Chávez y Correa con las FARC. Los venezolanos hemos visto dos veces a HCHF manifestar su dolor por la muerte de alguien: cuando fue asesinada una médico cubana (ni un solo suspiro por los 15 mil venezolanos promedio que mueren anualmente) y ahora, cuando el ejército colombiano mata a Raúl Reyes en un campamento en territorio ecuatoriano. Tuvo que pasar más de una hora de su "Aló" para que alguien le recordara a Chávez que habían muerto 46 venezolanos en un accidente aéreo en Mérida, y éste hiciera una mínima mención. En cambio qué aspavientos y dolor por la muerte de un criminal extranjero con cientos de delitos de lesa humanidad en su haber. Ese minuto de silencio grita mucho más de la relación de HCHF con la guerrilla que las supuestas pruebas sobre pagos millonarios, llamadas telefónicas y complicidad con la existencia de hasta 14 campamentos de las FARC en Venezuela, además del cobijo del muy enfermo Marulanda y de Iván Márquez.

Todas la reseñas internacionales interpretan la inusitada reacción de Chávez ante la muerte de Raúl Reyes como prueba de su estrecha vinculación con las FARC y de su odio personal hacia Álvaro Uribe. "La imagen de Hugo Chávez rindiendo homenaje al guerrillero Raúl Reyes con un minuto de silencio ante las cámaras de TV -dice el diario madrileño ABC- ilustra el grado de perversión y desquiciamiento al que ha llevado el caudillo su acción política, convirtiendo una acción antiterrorista en una gravísima crisis que parece la antesala de una guerra que no debería tener lugar en ningún caso. Hugo Chávez tiene en estos momentos vínculos más profundos y emotivos con un grupo terrorista que con el Gobierno legítimo de Colombia, con el que ha eliminado toda comunicación (¿) mientras que ha ofrecido a la narcoguerrilla de las FARC la consideración de fuerza beligerante". Tanto ABC como El País de Madrid coinciden en que el cambio ocurrido en la posición del presidente Correa desde la comprensible actitud de la mañana del sábado hasta la intransigente y ofensiva de ese mismo día por la noche, se debe a la "instigación" de los "inflamados puntos de vista de su aliado Hugo Chávez". Porque una vez más -apunta El País- "la sobreactuación viene del líder venezolano, que ha insultado chulescamente a su homólogo colombiano y utilizado un lenguaje bélico inadmisible es quien no es parte perjudicada. La querencia de Chávez por las FARC -para quien pide sin rebozo el estatuto de ejército combatiente- arrasa la decencia mínima exigible a un jefe de Estado. Pero tan importante como esta grave afinidad es el hecho de que necesita un chivo expiatorio para galvanizar a los suyos tras la derrota en las urnas de diciembre y los estragos del desabastecimiento".

En efecto, Chávez se mete en un conflicto ajeno para tratar de levantar su cada vez más alicaído apoyo popular y para ocultar el caos, corrupción, violencia y desabastecimiento causados por su incompetente gobierno. Para ello apela a un patrioterismo indecente, artimaña típica de dictadores y caudillos populistas. La magnífica gente de "Radar de los Barrios" hizo una encuesta sobre por qué Chávez estaría enviando tropas a la frontera colombiana, en casi una declaración de guerra. Entre opciones tales como "por valiente", "por patriota", "por entrépito", o por "defender nuestra soberanía", más del 80% respondió que por "entrépito". Otros sondeos registran hasta un 87% de rechazo a su defensa de las FARC. Por eso sigue palo abajo.

mcolomina@gmail.com

Anónimo dijo...

Fernando Ochoa Antich // Una guerra con Colombia

En estos últimos meses se ha observado un delicado deterioro de la relaciones colombo-venezolanas. La decisión de Álvaro Uribe de suspender la mediación que Hugo Chávez, realizaba para lograr un intercambio humanitario entre las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional y el gobierno de Colombia provocó el inicio de la crisis. A partir de ese momento, fuertes declaraciones de los dos jefes de Estado enrarecieron el ambiente diplomático. Esta ya delicada situación se complicó aún más con la incursión realizada por las Fuerzas Armadas Colombianas en territorio ecuatoriano, la muerte del líder de las FARC, Raúl Reyes y la movilización de unidades militares ordenada por los presidentes Hugo Chávez y Rafael Correa hacia la frontera con Colombia Este deterioro de las relaciones diplomáticas condujo a algunos analistas a considerar las posibilidades de un posible enfrentamiento militar entre Colombia y Venezuela.

Definir esta realidad exige de un detallado análisis estratégico. Trataré en el corto espacio de este artículo de definir sus aspectos fundamentales. El análisis estratégico de una acción militar debe iniciarse con la evaluación del posible objetivo. Determinar con la mayor precisión su importancia, su fortaleza y sus posibles alianzas. Inmediatamente después, se deben valorar los medios existentes para alcanzar y consolidar ese objetivo. Esta valoración no sólo debe realizarse en el ámbito militar, sino también en el político y económico. Posteriormente, deben compararse las fortalezas del posible enemigo y los medios disponibles para determinar la real posibilidad de conducir con éxito dicha acción militar.

Colombia significa para el régimen de Hugo Chávez la consolidación de un espacio geopolítico en la América Latina de vital importancia para su proyecto ideológico. Su control le permitiría fortalecer la capacidad de acción del régimen chavista en el continente y en el mundo. Su liderazgo e influencia se ampliaría sobre algunas potencias medias y un número importante de pequeños países. Únicamente, México, Brasil y Argentina tendrían capacidad para oponerse a sus designios hegemónicos en el continente. La ubicación geográfica de Venezuela le facilitaría dirigir acciones políticas y militares para desestabilizar a los países de la América Central y del Caribe, logrando influir, de manera determinante, en la política interna de México. A partir de ese momento su enfrentamiento con Estados Unidos dejaría de ser folclórico.

Una comparación de las situaciones políticas, económicas y militares de los dos países presenta un balance totalmente favorable a Colombia. En el aspecto político, Colombia se presenta como una sociedad unificada alrededor de la figura de Álvaro Uribe; Venezuela es un país totalmente dividido; la economía colombiana se autoabastece, la venezolana es totalmente dependiente del exterior; las Fuerzas Armadas Colombianas presentan una elevada moral, un excelente entrenamiento y un moderno equipamiento; la venezolana ha vivido un complejo momento de debilidad institucional que ha debilitado su moral y su capacidad combativa.

Una guerra entre Venezuela y Colombia es un conflicto militar limitado a pequeños espacios territoriales y de muy corta duración. Ninguno de los dos países tiene suficiente capacidad militar para alargar sus líneas logísticas ni controlar grandes masas de población. Una intervención de las Fuerzas Armadas norteamericanas en respaldo de Colombia cambiaría el enfoque de guerra limitada por uno de conflicto generalizado que tendría por objetivo el derrocamiento del gobierno de Hugo Chávez. Esta hipótesis sólo es probable en caso de un conflicto de mayor alcance a nivel mundial.

La posibilidad de una guerra regular generalizada con Colombia es poco probable. Un conflicto que se genere como consecuencia de un incidente militar fuera de control no tendría mayores consecuencias, ya que la intervención de los organismos internacionales impondría de nuevo el status quo. Estas realidades indican que Hugo Chávez no puede utilizar la vía militar para alcanzar su objetivo geopolítico de controlar Colombia. La pregunta a responder es si Hugo Chávez, ante estas dificultades, dejaría a un lado su proyecto continental. La respuesta es no. La importancia del objetivo que significa Colombia en su proyecto geopolítico obliga a buscar otros caminos. A Hugo Chávez se le presentan dos: respaldar a las FARC, con el objeto de que triunfen militarmente; apoyar a sectores políticos colombianos cercanos ideológicamente a su proyecto con el objeto de fortalecer sus posibilidades políticas ante la cercanía del próximo proceso electoral colombiano.

Respaldar a las FARC, en su objetivo de alcanzar el poder en Colombia mediante la fuerza, es una irrealidad. Sus posibilidades militares prácticamente no existen. El gobierno del presidente Uribe, con el apoyo militar, logístico y tecnológico de Estados Unidos, ha logrado a través del Plan Colombia y del Plan Patriota, importantes victorias militares sobre ese grupo subversivo. La reducción de efectivos guerrilleros, 17.000 en 2002, menos de 9.000 actualmente, es una muestra más que convincente de la compleja y difícil situación militar que viven las FARC. La muerte de Raúl Reyes ratifica esta conclusión.

Apoyar a sectores políticos colombianos, cercanos ideológicamente a su proyecto ideológico, es el único camino que le queda a Hugo Chávez para tratar de alcanzar su objetivo de controlar Colombia. Esta política está basada en varios supuestos: la bandera de la paz será el centro del próximo debate electoral en Colombia; el pueblo colombiano interpretará positivamente la política de intercambio humanitario; el gobierno del presidente Uribe, en los dos años que le quedan de gestión, no será capaz de derrotar la insurgencia colombiana; los sectores del actual status político colombiano no tendrán un candidato suficientemente carismático para proponerlo como continuador de la política de Seguridad Democrática; el pueblo colombiano no aceptará una nueva reelección de Álvaro Uribe.

Esta acción política del presidente Chávez tiene que superar el rechazo que públicamente ha hecho el Polo Democrático a la violación permanente de los derechos humanos por las FARC, ya que el candidato de ese sector, si acepta el respaldo del presidente Chávez, tendría que plantear como su más importante bandera electoral una posible negociación política con las FARC para lograr la paz. En caso de que no sea posible, ya que las posiciones contrarias a las FARC de Carlos Gaviria y Gustavo Petro, entre otros, han sido muy firmes, Hugo Chávez tendría que buscar un candidato diferente en los sectores de izquierda que acepte dividir el Polo Patriótico para utilizar como bandera política una negociación con las FARC. Este panorama es complejo y requeriría de circunstancias muy particulares para tener éxito. En fin, la historia empieza a pasarle cuentas a las imprudencias de Hugo Chávez.

ferochoa@cantv.net

Anónimo dijo...

Eugenio Martínez // ¿Chávez ganó el referendo del 2D?

La pregunta no es capciosa. En realidad la respuesta es incierta. Al preguntar si la propuesta de Hugo Chávez ganó el referendo constitucional del 2 de diciembre de 2007 no pretendo analizar los resultados que emitió el CNE; no obstante la ocasión es ideal para recordar que los cómputos son cuestionados por estadísticos y sólo tienen el aval de los partidos políticos y los generadores de agendas de opinión pública. Al preguntar si Chávez ganó el referendo constitucional pretendo referirme a la actitud del Presidente y de la oposición. Poco importa el discurso escatológico del jefe del Estado o su intención de someter a referendo la reelección presidencial en el año 2010 y mucho menos importa la supuesta unidad que los partidos del antichavismo intentan vender a la opinión pública como consecuencia de "la victoria" del mes de diciembre. Lo vital en este momento es recordar que la reforma se está implementando a pesar que, teóricamente, 51% de los venezolanos votaron en contra de ella.

Hugo Chávez a pesar de no ser desfavorecido por los resultados parciales emitidos por el CNE (a la fecha se desconocen los cómputos pormenorizados de 4.500 mesas de votación, mesas en donde Chávez tradicionalmente gana 8 a 2) ejecuta su reforma constitucional ante la mirada pasiva de los actores políticos tradicionales, los nuevos actores y los medios.

No sólo está a punto de concretar su reforma educativa, sino que incluye en la propuesta de cambio del Código de Comercio las cuatro formas de propiedad que su reforma a la Carta Magna intentaba imponer a los venezolanos. Una a una se pueden ir tachando las 33 propuestas originales de modificación (obviando los esperpentos anexados por los parlamentarios) que se han comenzando a aplicar en los últimos días. Sólo la reelección se encuentra detenida, posiblemente porque es la única de las propuestas que no puede imponerse a partir del manto protector de la Ley Habilitante. ¿Usted había olvidado que el Presidente tiene una habilitación especial, entiéndase poderes especiales para legislar en todas las materias y asuntos que integran el día a día de los venezolanos?

En definitiva, después de tres meses del referendo constitucional el teórico perdedor no se da por enterado del mandato del pueblo y aplica su agenda de cambios; mientras los teóricos vencedores de la contienda electoral permiten que las bases que sustentan al país sean modificadas. ¿Alguien se ha dado cuenta de esto?, ¿será que me he vuelto tan paranoico que percibo problemas que no existen?; ¿será que la bravuconada de Chávez en la madrugada del 3 de diciembre diciendo que no aceptaría una victoria por 0,4% de los votos fue algo más…?

emartinez@movistar.ve.blackberry.com
Pin blackberry: 22A446B

Anónimo dijo...

Emeterio Gómez // ¿Uribe o Chávez?


Es imposible saber quién tiene la razón. Porque se trata de una realidad totalmente abierta...
Planteamos la semana pasada la crucial importancia de precisar ¿qué significa deducir? O lo que es lo mismo: ¿qué es razonar? Una precisión que nos permite descubrir cuán mal nos ha enseñado a pensar la Civilización Occidental; es decir, cuánto podemos y necesitamos reaprender a pensar. Un reaprender a partir del cual, tal vez podamos cambiar en algo nuestra manera de ser ¡la manera de ser de lo humano!

Entre muchas otras, hay dos formas de precisar qué es deducir: una en broma, muy en broma, con un chiste malo; y otra en serio, muy en serio, con los insensatos y risibles desplantes bélicos de Chávez.

El chiste -el de la lógica y la pecera- no por malo deja de ser un clásico: "¿En tu casa tú tienes pecera?". ¡Sí! "Bueno, si tienes pecera, se deduce que te gustan los peces. Si es así, se deduce que te gusta el mar, de lo cual se deduce que te gusta la playa y, en consecuencia, que te gusta ver a las mujeres en traje de baño. Y si te gustan las mujeres ¡se deduce que no eres homosexual!". Ninguno de esos pasos tiene consistencia lógica, ninguno se deduce del anterior. Porque nada, absolutamente nada, en la esfera de lo humano, se deduce de nada. Porque la lógica o la racionalidad carecen de sentido en dicha esfera. De que alguien tenga pecera no se deduce que le gusten los peces, puede ser que le guste torturarlos. Así como tampoco de que a alguien le gusten las mujeres se deduce que no sea homosexual. Ni tampoco -el desenlace del chiste- de que alguien no tenga pecera se deduce que sea homosexual.

¡Porque en la realidad empírica o natural, nada, absolutamente nada, tiene consistencia lógica! Porque las deducciones sólo son posibles en estructuras racionales construidas -o ante premisas rigurosas asumidas- por nosotros. Si dos ángulos de un triángulo suman entre ambos 96 grados, entonces -¡con absoluta certeza!- sabré que el otro mide 84. Lamentablemente, la "vida real" no es así, en ella tenemos que hacer -y sólo podemos vivir si hacemos- en supuestos, si construimos, o asumimos, un "mundo lógico"; si le superponemos a la "realidad" una representación racional, esto es, ¡si cerramos, delimitamos o troceamos dicha realidad con premisas, supuestos o valores, que impongan indefectiblemente una conclusión! Una conclusión que sólo así resultará necesaria. Matar es malo, sin duda, pero¿ depende. No es muy difícil imaginar premisas ante las cuales se justifique matar.

El otro ejemplo que puede ayudar a precisar qué significa deducir es el match Chávez-Uribe. ¿Quién tiene la razón entre ellos dos o entre los dos modelos de sociedad que ellos asumen? ¿Quién la tiene entre los que, al lado de Uribe ¡y de Estados Unidos! defendemos al "sistema" y los que, al lado de Chávez, Correa y las FARC pretenden sustituirlo por otro?

Como tal vez se comprenda, cuando nos planteamos este tipo de problemas es imposible deducir nada. Es imposible saber quién tiene la razón. Porque se trata de una realidad totalmente abierta, no circunscribible, no troceable. Una realidad a la que hay que ponerle un gran número de premisas, supuestos y valores para que podamos deducir algo. Premisas, supuestos y valores que tenemos que asumir ¡como si fuesen verdades! Debemos -en última instancia- asumir si la libertad es preferible a la igualdad o viceversa. ¿Tenía Uribe razones suficientes -que no es exactamente lo mismo que suficientes razones- para invadir Ecuador y matar a Raúl Reyes, sin darle el menor chance a defenderse? ¡Depende de qué lado -a priori o ideológicamente- se ubique usted!

emeteriog@cantv.net

Anónimo dijo...

Alberto QUIRÓS CORRADI

El Nacional

Fuegos artificiales

La muerte del guerrillero Raúl Reyes y la protesta severa de Ecuador por la presencia de tropas colombianas en su territorio, tuvo todas las características de un drama con un toque de sainete. Las fuertes acusaciones del presidente Correa a las motivaciones colombianas y la movilización de tropas ecuatorianas pueden aceptarse como la reacción de quien siente que su país ha sido agredido por la inconsulta presencia de un ejército extranjero en su territorio. Aunque parezca una reacción excesiva, por prematura, de un país que estaba obviamente dispuesto a buscar soluciones ante las instancias internacionales pertinentes. Hasta aquí, todo es drama.

Peligroso, por cuanto Colombia reaccionó, como lo hizo, al conocer que un alto dirigente de la guerrilla, que ha agobiado a su país por más de 60 años, estaba cómodamente instalado a sólo 1.800 metros de su frontera. Era demasiado tentador como para no tomar acción. Obviamente, la acción no es justificable, pero.... El drama ha podido convertirse en tragedia si tanto Colombia como Ecuador, pasados los primeros minutos de ofuscación, no hubieran aceptado la mediación internacional antes de que la sangre llegara al río, aunque Correa mantenga todavía un lenguaje agresivo y peligroso.

La Resolución de la OEA pretende evitar un conflicto armado y ratifica la inviolabilidad del territorio ecuatoriano. Pero la denuncia sobre la presencia de terroristas colombianos en territorios vecinos produjo una condena no explícita a los países que la "toleran" por no emprender acciones punitivas a tiempo o por complicidad abierta. ¡Bien por la OEA! En este pleito ajeno el sainete, lamentablemente, lo aportó Venezuela. Se ordena, en un programa de televisión, movilización de tropas a la frontera. Cierre de nuestra embajada en Colombia.

Expulsión del personal de la Embajada de Colombia en Venezuela. Interrupción de algunos movimientos comerciales fronterizos. Condena a los medios de comunicación porque, supuestamente, estuvieron informando sobre movimientos de tropas y equipos, anunciados públicamente por el Presidente. Todo parte de esa peligrosa costumbre del primer mandatario de reducir las acciones de gobierno a símiles bélicos. "Batallones. Divisiones. Rodilla en tierra. Patria, socialismo o muerte. Revolución armada. Si la oposición gana las elecciones regionales habrá guerra". Etcétera.

Si en estos jueguitos de guerra constantes, un día sin querer, se le escapa un tiro a alguien o si los amenazados se toman en serio el discurso y disparan, esta vez no por accidente, entonces, el sainete se convertiría en tragedia. Hasta ahora, en estos juegos de guerra las escaramuzas son verbales y los insultos a los opositores de la filosofía oficial son constantes y elevadísimos de tono. A mandatarios extranjeros y a personas e instituciones nacionales se les ha llamado borrachos, vendepatrias, genocidas, lacayos del Imperio, ladrones, etcétera.

Pero ante cualquier crítica que venga en sentido contrario, la reacción oficial es de orgullo herido por considerar inaceptable que se responda a las agresiones. Esta táctica le ha permitido al régimen pegar sin que le peguen... hasta hace poco cuando, a los insultos de Chávez, Uribe le ha respondido con el tiro certero de la amenaza de acusarlo ante el Tribunal Penal Internacional de La Haya. Desde el punto de vista mediático esta acción, prospere o no, ha tenido y tendrá mucha más repercusión nacional e internacional que los tiros al aire de las ráfagas verbales chavistas. ¡Cuestión de puntería!