No hay nada más retrógrado y nada más degradante que la guerra. El siglo XX pasó a la historia como el siglo de la guerra. Hitler incendió el mundo por su sola ambición demencial de poder. No hay nada que defina con mayor precisión a quienes fungen de políticos populares como sus arrebatos guerreristas.
No hay nada que desenmascare a quienes se hacen pasar por revolucionarios como sus ímpetus bélicos. No hay nada que conspire contra los intereses de una nación y de un pueblo como la guerra.
Si a esto le añadimos que la guerra de que se trata es un probable conflicto entre países de una misma región y de una misma historia, con un mismo fundador (un tal Bolívar) al cual le rinden culto, no puede ser sino expresión de proyectos políticos inconfesables e incompatibles con nuestros intereses de nación democrática.
Queden establecidas estas premisas para referirnos a la grave crisis suscitada entre Colombia y Ecuador a raíz de la operación militar que las Fuerzas Armadas Colombianas llevaron a cabo el 1º de marzo, y en la cual resultaron muertos el comandante Raúl Reyes y 16 guerrilleros más, establecidos en un campamento de las FARC en territorio ecuatoriano.
Al conflicto entre el país que alega violación de soberanía por parte del gobierno de Colombia se suma que no sólo no alegó violación territorial por el grupo guerrillero, sino que lo amparaba y protegía, como quedó demostrado en los registros de los PC que el comandante Reyes llevaba con escrupulosidad, como sus tratos personales con el ministro de Seguridad, Gustavo Larrea. A pesar de las negativas de Ecuador, una suerte de entente secreta le garantizaba a las FARC ventajas tan extraordinarias como las de actuar contra un Estado soberano desde un territorio supuestamente inviolable.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, reaccionó con ponderación a la primera llamada de su homólogo Álvaro Uribe. Así lo registró la revista Semana en la edición extraordinaria en que cubrió el suceso. Leamos: "Quedó así resuelta la dura controversia que llegó a su punto culminante en octubre de 2006, cuando ante la afirmación del presidente Álvaro Uribe de que Raúl Reyes se escondía en territorio ecuatoriano el entonces canciller Francisco Carrión dijo que `Ecuador no admite esa afirmación, que carece de pruebas".
Con tales antecedentes, el presidente Rafael Correa no ha debido sorprenderse al recibir la noticia de la captura de Reyes el primer sábado de marzo.
Es cierto que Colombia violó la soberanía ecuatoriana. Pero el asunto era previsible, porque Ecuador se obstinaba en negar la presencia de Reyes en su territorio. ¿Había o no, aquí, un grado de complicidad con las FARC? ¿Por qué se rompe las vestiduras Rafael Correa si éste era un episodio anunciado, conducta que Colombia no podía admitir? Bien está (y estará) invocar la soberanía de los países, pero no se debe invocar como un recurso unilateral. Tanto más cuenta la soberanía de uno, mientras más respetable se haga la soberanía del otro. Lo demás son simples imposturas.
Si la actitud del Presidente de Ecuador ha sido exagerada, pues la fue variando y haciéndola cada vez más intransigente, ¿qué decir de la posición del Presidente de Venezuela que, como jefe del Estado, no tenía velas en ese entierro? ¿Por qué hizo un casus belli de la muerte de un guerrillero que andaba en la guerra y sólo en la guerra? ¿Por qué ese minuto de silencio? ¿Por qué esa movilización de los 10 batallones hacia la frontera colombiana? ¿Por qué ese estrafalario retiro de los funcionarios venezolanos de la embajada en Bogotá, y esa expulsión de los colombianos en Venezuela? ¿Por qué recurrir a lo más reaccionario y deplorable como es la guerra para resolver un conflicto de tan relativas implicaciones, susceptible de resolverse entre amigos? ¿Por qué condenar al hambre a miles de habitantes de las zonas fronterizas? Los PC de Reyes se convirtieron en la Caja de Pandora de innumerables revelaciones, connivencias, complicidades y alianzas inconfesables.
En abril de 1948, la IX Conferencia Interamericana aprobó el Tratado Americano de Soluciones Pacíficas, con la promesa de que sus signatarios jamás recurrirían a la guerra.
Vale la pena preguntarse por qué ciertas democracias latinoamericanas cortejan la ambigüedad. Esta perniciosa crisis que atenta contra los pueblos andinos, como contra los intereses de la región entera, no es sino el fruto de la irresponsabilidad frente a los compromisos multilaterales, y del propósito avieso de beneficiarse de las rivalidades ajenas. Esperemos que la reunión extraordinaria de cancilleres no resucite a Poncio Pilatos.
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Noticiero Digital (09/03/08-07:15am).- El Diario Perfil, en trabajo de Jorge Fontevecchia, nos trae una investigación sobre la familia del Presidente Chávez y su entorno por allá en Barinas. El trabajo comienza con "Los cinco hermanos varones del presidente Chávez, su padre y su madre se reparten el poder del Estado de Barinas, una provincia cercana a la frontera con Colombia. Entender Barinas es –quizá– la mejor forma de descubrir al verdadero Chávez. Entender a Chávez tal vez sea la mejor forma de comprender el conflicto entre Colombia y la Venezuela actual. Entender la Venezuela actual es necesario para pronosticar sobre la Argentina y los Kirchner, financiera y energéticamente dependientes de Chávez." Lea el resto de esta imperdible investigación acá.
Diario Perfil
por Jorge Fontevecchia
LA “FAMILIA REAL” VENEZOLANA
El Macondo de Chávez
El hombre no parece una mala persona, hasta sus adversarios le reconocen que se indigna genuinamente con la injusticia social. Pero parece loco. Por las dudas, Hugo Chávez ordenó al Ministerio de la Salud de Venezuela prohibir a médicos y comunicadores que comenten sobre su salud mental, según reveló el 13 de febrero la periodista María Angélica Correa, ganadora de la mención especial del último Premio Rey de España. No es para menos, el doctor Edmundo Chirinos, ex rector de la Universidad Central de Venezuela, que asistió a Chávez como psiquiatra de oficio cuando en 1992 estuvo en prisión dos años por su frustrado golpe de Estado, y luego lo asesoró durante su segundo divorcio, fue enfático con el diagnóstico del Presidente: “Necesita ser idolatrado, es narcisista”. El perfil psicológico de Chávez arroja que “es impulsivo y temperamental; hipersensible a las críticas, prefiere rodearse de obsecuentes; muy desordenado en el ámbito administrativo, suele ser impuntual. Canta, recita poemas, domina la ironía, es muy aficionado al béisbol y mujeriego. Busca ser respetado y temido a la vez, posee gran astucia pero puede llegar a la temeridad. De pensamiento errático, es impredecible en sus actos; trata pésimo a sus subordinados para demostrar poder frente a ellos y los otros, y no obstante reconoce sus errores, luego vuelve a cometerlos. En la confrontación con Estados Unidos subyace alguna forma de egolatría: desafiar a Bush, por ejemplo, es también una manera de ponerse en el mismo plano. Es demagogo y autoritario”. Como quien ordena un delivery de pizza, dijo Chávez el lunes pasado por TV: “señor ministro de Defensa, mándeme diez batallones a la frontera con Colombia”. Y al día siguiente, declaró: “la confrontación con Estados Unidos es inevitable”.
De él Gabriel García Márquez escribió: “De repente comprendí que estuve hablando a gusto con dos hombres muy distintos en una persona. Uno a quien el destino le da la posibilidad de salvar a su país, y otro, que es capaz de entrar a la Historia como un déspota”.
¿Quién es verdaderamente Hugo Chávez Frías? Para construir una de las tantas posibles respuestas viajé al pasado de Chávez, a su provincia natal, al lugar donde cursó los colegios primario y secundario, donde ya egresado del Colegio Militar, tuvo su primer destino como oficial, donde se casó con su primera novia, Nancy Comentares, “mujer de condición humilde y vecina de su casa”, con la que tuvo los primeros tres de sus cuatro hijos, y el lugar donde aún vive gran parte de su familia, que como se verá en e sta nota, no sólo vive allí.
Llegar desde Buenos Aires a Barinas, Estado venezolano fronterizo con Colombia, lleva su tiempo: el vuelo salió 7,45 de la mañana de este miércoles y entré en Barinas a la 2 de la mañana del jueves, después de manejar 600 kilómetros por rutas que combinan los embotellamientos monumentales de la salida de Caracas, con caminos de montaña sin señalización y una recién inaugurada autopista en el tramo final, al ingresar al territorio de Barinas que, como indica el cartel de recibimiento, es “la cuna de la revolución” (y “de la maldición” para otros); un Estado grande como Suiza y con más de un millón de habitantes.
Primero, el casting del clan Chávez, o como lo llaman en Barinas, “la familia real”.
Hugo de los Reyes Chávez. Es el padre del presidente y desde 1998, el mismo año que fue electo su hijo, es el gobernador de Barinas. Considerado un hombre noble y de buenos sentimientos, le gustan mucho los niños, y su perro Cokie, un puddler, color gris, con él va a todas partes. Es particularmente religioso. “De los Reyes” no es un apellido sino su segundo nombre, “porque nací un 6 de enero”, dice. En su oficina tiene varios santos, la Virgen de Coromoto, varias fotos de su hijo el presidente y un muñeco de medio metro que representa al mandatario nacional. Algunas veces se lo enseña a algunos visitantes que muestran su asombro por el muñeco que habla.
A la hora de atender la agenda del día, casi siempre se encuentra acompañado por la licenciada Lisbeth Paredes, secretaria ejecutiva de Recursos Humanos, la mujer en quien más confía, incluso más que en su esposa. Lisbeth le tiene especial afecto y siempre está pendiente de él, que hace ocho años tuvo un problema cerebral y se repuso en Cuba; desde entonces vive acompañado de dos buenos enfermeros que lo aprecian y lo admiran: Elio y Miguel, más su médico de cabecera, que es cubano. Su comida preferida es el cachama, un pescado muy popular en Barinas. Es muy sencillo al hablar y al tratar con la gente. No anda con ostentaciones.
Doña Elena. Es la madre del presidente y esposa del gobernador. Una señora muy particular, la antítesis de su marido. Siempre anda con peinado de peluquería, anillos, pulseras, pintura de labios, quizá un poco recargada. A diferencia del gobernador, no tiene tapujos para decir malas palabras o para mostrar una mala cara si alguien le cae antipático. Le gustan los loros parlanchines y tiene varios en su casa, la Residencia de Gobernación, a los que les enseñó gritar todo el tiempo “¡Chávez! ¡Chávez!”. También le gustan las plantas. Es presidenta de la Fundación del Niño en Barinas.
Se dice que tiene mal carácter, y que domina a sus hijos y sus nietos. Su hijo predilecto es Argenis y su nieto, Cléber, hijo de Narciso, hermano del presidente. Muy pocas veces se le ve acompañando al gobernador, sólo en casos muy especiales. Le gusta hacerse tratamientos de belleza. Dicen que se ha hecho varias operaciones, cosa que se puede observar en los lados de su rostro. También dicen que le gusta mucho el chisme. Le molesta Lisbeth Paredes cerca de su esposo. Y le molestaba la anterior secretaria general de Gobierno, la doctora Darvis Fernández. El día en que la doctora entregó el cargo, doña Elena se hizo la señal de la cruz y agradeció al cielo; esto lo hizo delante de todos los presentes, en el Salón Tricolor de la Gobernación.
Adán Chávez. El hermano mayor del presidente. E s el actual ministro de Educación. Estuvo viviendo en Cuba varios años, donde tuvo cargo diplomático. Es uno de los voceros del PSUV, el partido oficialista, por el Estado de Barinas. Algunos rumores dicen que él podría ser el candidato propuesto por el presidente Chávez a la Gobernación. Los hechos probaron que Hugo Chávez le tiene una alta confianza y lo ha influido en muchas de sus decisiones.
Narciso “Nacho” Chávez. Hermano del presidente. Estuvo viviendo en Cuba por varios años. Al llegar a Venezuela quedó a cargo del Convenio Cuba-Venezuela. Antes lo enviaron a Ohio y a la Embajada en Canadá. Durante años fue acusado de tráfico de influencias. Durante 2006 y 2007 sonó mucho su nombre para alcalde del Municipio de Bolívar, vecino al de Barinas (homónimo del Estado y su capital). Convocó a un referéndum en contra del actual alcalde de este ayuntamiento, Iván Darío Maldonado. Sectores de la sociedad bariniteña le tienen animadversión. Se habla de que incluso influyó en la destitución de un profesor que se negó a convocar a los alumnos a concentraciones proselitistas.
Aníbal Chávez. Hermano del Presidente. Alcalde de Sabaneta, la ciudad natal de los Chávez, a 50 kilómetros de la capital de Barinas. Tiene apenas un período cumplido en la alcaldía; a fin de año hay elecciones y aunque no ha manifestado hasta el momento su intención de postularse a la reelección, es muy probable que esto suceda. Así lo dice un cartel que está en la entrada de esa localidad. Allí se encuentra el Central Agroindustrial Azucarero Ezequiel Zamora, CAEEZ, uno de los proyectos bandera del gobierno para los “cañicultores” (productores de caña de azúcar). Hoy, lamentablemente, mucha de esta siembra se ha perdido. Se habla de despilfarro y desviación de recursos en la construcción de esta obra.
El pasado 14 de febrero ocurrió un saqueo en el Centro de Acopio de Sabaneta. Docenas de sabanetenses llegaron al local, rompieron sus puertas y saquearon toda la comida. Según explican algunas personas, fue en reclamo ante la falta de alimentos y el ver que muchos de los rubros alimenticios estaban siendo aprovechados por los cubanos que trabajan en el CAEEZ y en las misiones (los opositores dicen que Chávez está construyendo el país de Cubazuela: hay treinta mil asesores cubanos en Venezuela).
Adeliz Chávez. Hermano del presidente. Presidente de Sofitasa-Barinas, entidad financiera donde se realizan pagos de empleados públicos adscritos a la Gobernación del Estado de Barinas y otras entidades del gobierno. “Con toda la plata malversada en diez años de poder, se dieron cuenta de que les faltaba un banquero en la familia”, dicen en Barinas. Fue vicepresidente de la Copa América 2007, el primer evento futbolístico que trajo gente de distintas partes del país y de América a Barinas, una de las subsedes. Su gestión ha sido cuestionada en razón de los recursos que fueron necesarios para la construcción del estadio.
Argenis Chávez. Hermano del presidente, cuarto cuyo nombre comienza con la letra A. Es secretario de Estado de la Gobernación de Barinas. Muchos comentan que es el verdadero gobernador. Una vez que el Maestro (todos le dicen así al gobernador porque fue maestro de escuela, y siempre escriben Maestro con mayúsculas) sufriera su percance de salud le delegó literalmente este cargo. Quiere ser gobernador a toda costa. Desde 2005 viene haciendo campaña política. Ha llegado a tener mayor aparición en los medios que su padre. Se dice que tiene el control del partido oficialista en Barinas. En la gran mayoría de los casos es él quien toma las decisiones. Ha sido cuestionado por la gran cantidad de propiedades en estancias que ha obtenido en los últimos años. Su más fuerte contendor a la Gobernación es el alcalde de la ciudad de Barinas, Julio César Reyes, a quien se dice, ha hecho lo posible por frenarle los recursos que vienen desde la Gobernación.
Existe un comentario que incluso llegó a ser difundido en los medios: el presidente habría destruido una camioneta Hummer propiedad de su hermano Argenis. En esa oportunidad el mandatario le “inquirió” de quién era la camioneta y de dónde había sacado el dinero para comprarla. A partir de allí hay dos versiones: dicen que pidió un bate de béisbol y comenzó a romperla a golpes. Otra que le pasó un tractor por encima.
De novela.
¿Qué casting mejor que éste para una remake de Macondo? Pero todavía queda un protagonista más, en este caso post mórtem Comodoro Py: el bisabuelo del presidente, “Maisanta”, un famoso asesino cuyo fantasma marcó tres generaciones con el sello de una estirpe maldita, como la de los Buendía fundadores de Macondo en Cien años de soledad. En 1895, con sólo 15 años, Maisanta habría matado al coronel Pedro Macías, para preservar la honra de su familia, porque había embarazado a su hermana Petra Pérez Delgado. Su madre habría sido quien lo indujo a la venganza. Tras ese bautismo de fuego no paró y ya adulto era “conocido como el temible ‘general’ Maisanta que asaltaba cuarteles y palacios gubernamentales con sus Centauros… la muerte era su compañera de viaje”. Según cuenta toda la familia, el niño Hugo Chávez escuchaba esas historias en boca de su abuela y siempre pedía más.
En Caracas sobran los chismes políticos. Desde los que indican que su pasión por la historia habría llevado a Hugo Chávez a participar de sesiones de espiritismo tratando de comunicarse con los próceres de la independencia, y que a causa de tanto acercamiento con Irán hasta se habría convertido al islamismo. Pero en Barinas todo está a flor de piel, sin máscaras. En Caracas se explica que la popularidad del presidente, que ya fue en sus momentos de gloria del 65%, descendió al 20% antes del conflicto con Colombia y ahora podría haber caído al 10%. En un puesto caminero a la entrada de Barinas donde está el cartel de “cuna de la revolución”, hay varios policías en la puerta. Detengo el auto y pregunto: “Soy periodista argentino, ¿puedo estacionar un momento y fotografiar el cartel? Los policías responden: “Claro, compadre, y si quiere llévese el cartel para la Argentina”. Siendo tan distintas en tanto, se parece Barinas a Santa Cruz.
En Caracas se explican problemas de desabastecimiento que genera el control de precios diciendo que, en 1992, se consumían 106 litros de leche por habitante por año y en 2006 menos de 70. En un locutorio de Barinas me contaron que para conseguir leche hay que hacer colas de cuatro horas (por eso la inversión de Chávez en Sancor) y para que la gente no compre dos veces pollo le sellan el brazo. En el camino de Barinas a Sabaneta llevé a una mujer que volvía del hospital y en el viaje me contó: “No sólo te sellan el brazo, tuvieron que ponerle soldados a los chinos”. “¿Qué chinos?”, pregunté. “Los de los supermercados”.
En Sabaneta visité la casa natal de Chávez hoy transformada en una mezcla de museo y unidad básica del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela). En una sala, bajó el potente chorro de un aire acondicionado, estaba Lydys (“así, dos veces con ye”) una exuberante madre soltera –la familia monoparental con una mujer al frente es muy habitual– de Maracaibo que se vino a Sabaneta porque le consiguieron este trabajo, pero no sabe mucho de la historia de Chávez. Me da un papel con la única información que tiene: la lista de los 15 candidatos a la dirección del PSUV que se vota este domingo, la encabeza Adam Chávez, el alcalde. A pocos metros de la casa natal del presidente se encuentra una “carnicería bolivariana”. Me sorprende el cartel, saco una foto e ingreso al local. El carnicero, Douglas Carrillo, me explica que venden a un 20% menos: “La pulpa de vaca a doce mil (dieciocho pesos) el kilo, en los otros comercios vale quince mil; y el pollo a siete mil quinientos (diez pesos)”.
El estado de Barina está en la zona de los llanos, por eso Chávez es un llanero (¿solitario?). El llano es la zona agrícola de Venezuela. “¿Cómo puede ser que este país que era exportador de carne hoy tenga que importar casi toda la carne qué consume?”, se pregunta el ex diputado Antonio Bastidas, hoy precandidato opositor a gobernador de Barinas y amigo de la infancia de los hermanos Chávez porque vivían en la misma avenida Carabobo del barrio Rodríguez Domínguez que me llevó a recorrer. “¿Ve?, aquí jugábamos a la chapita. La chapita… las tapas de las sodas que usábamos como bola y con un palo cualquiera hacíamos de bate. Venga, acá a dos cuadras nomás, está el río donde nos bañábamos con Hugo. El no es más la misma persona, de joven era tímido y no hablaba, siempre estaba leyendo libros. El poder lo enfermó. Fue muy ingrato con Nancy, su primera novia y la madre de su tres hijos mayores: cuando estuvo preso ella iba todos los días a visitarlo; después, cuando se convirtió en un político famoso, la abandonó. Ahora le compró una casa en Caracas pero para que los hijos la tengan cerca” (Chávez luego se casó con la periodista Marisabel Rodríguez, madre de su última hija, Rosinés, de la que se separó en 2003: hoy no hay Primera Dama en Venezuela). La directora de la escuela Julián Pino confirma que el presidente era muy estudioso, exhibe el registro de certificados de estudios de 1966: “Fíjese, Hugo obtuvo las mejores notas de todos los alumnos en español y matemáticas”.
Cowboys.
Quizás una explicación de por qué el llano que supo de vaqueros en el pasado (“lo más parecido al sur de Texas”) hoy no produce carne suficiente ni para el consumo regional se encuentre en esta historia: el 14 de febrero de 2003. Rogelio Peña, ex alcalde de Barinas, se disponía a celebrar el Día de los Enamorados con su esposa, cuando una llamada telefónica le informó que su finca Santa Rita, la cual regenteaba desde 1996, había sido tomada militarmente por el ejército y cuatro docenas de campesinos. La toma de Santa Rita fue liderada por Antonio Albarrán, el actual ministro de Agricultura y Tierras, quien para aquel entonces se desempeñaba como director regional del INTI en Barinas. Confiscaciones de tierras y distribución en miniparcelas comunitarias es parte del programa de reconversión agraria de Chávez (el sueño de D’Elía, el argentino más chavista). Cuando Adán Chávez asumió la presidencia del Instituto Nacional de Tierras pudo anunciar que “se sobrepasaron las metas de entregar un millón de hectáreas este año, se entregaron 2 millones 262 mil hectáreas”. Sólo en Barinas se dieron 400 mil hectáreas, 9 mil concesiones agrarias y 33 tractores.
Escuché en Radio Nacional la siguiente solución al problema de la escasez de alimentos: “Somos tres millones de venezolanos, si cada uno tuviera una plantica de tomates, donde fuera, en su balcón, o en su tierra, como cada plantica produce cinco kilos de tomates por año, tendríamos 150 millones de kilos de tomates, suficientes para alimentar a toda la población”.
Tras la trágica muerte del segundo en las listas del oficialismo en Barinas, Julio Rodríguez, habría disputas entre los hermanos para ver quién sucede al Maestro como gobernador a fin de año. El opositor Antonio Bastidas sostiene que “se habla que Doña Elena sería la candidata de consenso para que no haya peleas”. Doña Elena da para todo: su cirujano plástico, Bruno Pacilo, acudió a la Asamblea Nacional para quejarse de que le habían impedido entrar a un club social de elite en Caracas presuntamente por sus conexiones con la familia Chávez.
En Barinas todo es más prosaico, hasta el siempre desopilante programa radial Aló Presidente pudo subir un cambio más cuando se transmitió desde la tierra natal del presidente: “Este es mi último programa dominical de Aló Presidente. Me voy, he decidido adelantar el 2021, este Aló Presidente es para despedirme de todos y de todas… me vine a Barinas porque hoy renuncio a la presidencia. José María Rangel (el vicepresidente), encárguese usted de la presidencia, me quedo aquí”. Y siguió ante la mirada atónita de su gabinete en pleno hasta que al rato remató: “Bueno, eso fue el Día de los Inocentes, que es el día de hoy”. No todo es broma en ese programa; el presidente del Poder Legislativo de Barinas, Rafael Monsalve, tuvo que pedir disculpas públicamente después de haber estado “en la congeladora” por haber dicho que “no iba a Aló Presidente porque consideraba improductivo estar cuatro horas en un programa sin que le dieran la oportunidad de hablar”. Monsalve no había entendido nada.
En Camiri, también Estado de Barinas, está La Chavera, la estancia familiar del Maestro de tres mil hectáreas –antes de ser gobernador era una modesta chacra de treinta–, fuera de riesgo de integrarse a la reforma agraria. El pensamiento del Maestro es ecléctico. Antes de que su hijo se convirtiera en político, fue director regional de Educación en Barinas y militaba en el partido conservador COPEI. Siendo gobernador decretó la expropiación de las instalaciones en Barinas de las Empresas Polar, el mayor grupo del sector manufacturero de alimentos y bebidas del país. También le tocó padecer la furia del pueblo: mientras entregaba colectivos escolares en el municipio de Arismendi, un grupo de vecinos en reclamo por la falta de servicios –la luz se corta regularmente– y la inseguridad, “retuvieron” al gobernador y tuvo que ir el ejército a rescatarlo.
En uno de los pocos reportajes que el Maestro concedió en su vida, dijo: “Los sueños son para los soñadores, para los incansables”. Eso habrá escuchado el pequeño Hugo a quien hoy todos califican como un presidente trabajador compulsivo: literalmente incansable. El Maestro es más apegado a sus tres hijos menores. Los dos mayores, el presidente y Adán, mientras todavía la familia vivía en Sabanetas, se vinieron a estudiar a la ciudad de Barinas y los crió la abuela. Nacho, Adeliz y Argelia pasaron toda su infancia con sus padres. El Maestro y doña Elena se vinieron a vivir a Barinas cuando el presidente y Adán ya estaban por terminar la secundaria.
Nepotismo.
La campaña política del Maestro para gobernador se construyó bajo el lema. “¿Qué es lo que pide el padre que el hijo no le de?” en clara alusión a que si los bariniteños votaban por el padre del Presidente, el gobierno tendría ayuda nacional. Al revés pero lo mismo esgrime Adán para su alcaldía de Sabaneta: “¿Qué es lo que pide el hijo que el padre no le dé?”. En su caso apoyo de la gobernación para el municipio. Una lógica silvestre pero eficaz.
Un buen ejemplo es el estadio Agustín Tovar de la Carolina, el de la Copa América 2007 que aún está sin concluirse. Algunos lo llaman “el mayor símbolo de la corrupción” en el Estado de Barinas. Se prometió que iba a estar listo para la Copa pero no fue así. Al principio se pretendía realizar dos partidos pero en vista de la lentitud de los trabajos, sólo se pudo jugar uno: Paraguay-Estados Unidos y a las cuatro de la tarde porque la iluminación era parte de la obras que faltaban.
Días previos al evento deportivo más importante de la historia del país, el presidente llegó a Barinas y al ver la situación de ineptitud comenzó a los gritos. Luego se conocieron las denuncias de sobreprecio en la remodelación del estadio donde aparecen involucrados el Maestro Hugo de los Reyes Chávez, presidente honorario del Comité de Trabajo Local de la Copa América; Adelis Chávez, vicepresidente Ejecutivo y el secretario de Estado, Argenis Chávez.
En Caracas la denuncia fue formulada ante la Fiscalía General de la República; en Barinas, previamente había sido denunciada ante el fiscal superior del Estado de Barinas por Omar Arévalo y por Antonio Bastidas (en su recorrida Bastidas me mostró el estadio poniendo énfasis en todo lo que faltaba). Gracias a un decreto de “emergencia deportiva” la obra fue entregada sin licitación a la empresa Procica, cuyos representantes legales son Franco Imperatori y Bruno Panato. Con un capital de 470 mil dólares, Procica recibió por adjudicación directa un contrato que el gobierno originalmente calculaba en 19 millones de dólares y luego de un año de trabajos fue de 61 millones de dólares. El sobreprecio denunciado es del 40%. Para el cálculo tomaron de base el estadio Monumental de Maturín, el más grande de todos de la Copa América Venezuela 2007, construido en su totalidad con capacidad para 52 mil espectadores a un costo de 70 millones de dólares, poco más de los 61 millones de dólares de La Carolina, que fue una remodelación y con capacidad para 27 mil espectadores. Las butacas del Monumental de Maturín costaron a razón de 1.346 dólares cada una, las butacas de La Carolina, 2.220. La oposición dice que “el sobreprecio equivale a 30 maletines como el que llevaron a la Argentina”.
“Los Chávez poseen decenas de otras propiedades –acusa Antonio Bastidas– y desde que yo los denuncié públicamente han tomado los recaudos de registrar sus nuevas adquisiciones mediante testaferros. La manera más simple de detectar que son sus propiedades que los accesos a las tierras son asfaltados y se conecta la electricidad rápidamente para valorizarlas.”
Ya en febrero de 2001 se había denunciado que el expediente de ochocientos folios recopilado por la Comisión de Contraloría contra el gobernador de Barinas había desaparecido del comité parlamentario. Y en 2004 la Agencia Antidroga de Estados Unidos, la DEA, filtró la lista de 128 nombres de venezolanos con depósito significativos en bancos norteamericanos. Entre ellos aparecía un miembro de PDVSA con 79 millones de dólares, el conocido en Argentina por el Valijagate José Rangel, vicepresidente de Chávez hasta la investigación judicial en Miami, con 26 millones de dólares, un prestanombre a quien identifican directamente con el presidente, Danilo Díaz Granados, con 107 millones, el presidente del Plan Bolívar 2000 con 98 millones, y entre otros, ubicado en el puesto veintiuno del ranking, Hugo de los Reyes Chávez, el padre del presidente, con 17 millones de dólares.
Lo que en la Argentina se denomina el poder de la caja y en Venezuela tienen una expresión más autóctona: “Ni palos, ni piedras, maní para cogerlos vivos”. Algo que no se puede comprar con dinero es la seguridad. Este enero en Barinas hubo 48 asesinatos. En febrero hubo un descenso notable, pero ya en los primeros 5 días del mes de marzo, los asesinatos se cobraron 13 vidas, más de cien en un mes proyectado. A nivel nacional, la inseguridad es un problema que obligó al presidente a declarar el año de la lucha contra el delito. Uno de los partidos nuevos que obtuvieron muchos votos se llama Primero Justicia. Fundado por un grupo de profesionales de todos los estratos sociales, aunque para algunos su imagen representa los “yuppies” de la sociedad, tuvo su origen en un programa de televisión de la desaparecida RCTV, a la que Chávez no le renovó la licencia el año pasado, llamado Justicia para todos. Un formato similar hubo en Argentina en los 90 y duró poco tiempo: los ciudadanos llevaban sus conflictos ante un tribunal televisivo y se comprometían a acatar el veredicto de los jueces de la ficción. El conductor del programa, el abogado Julio Borges, se convirtió en una figura muy popular y se apoyó en esa fama para lanzar su partido.
Socialismo del siglo XXI.
Asistir a la radio o la TV oficial resulta sofocante aun para el “bolivariano” más fiel. Incluso en estos medios se percibe el acelerado desgaste que vive el régimen. En la radio de la cadena del “poder popular de comunicación”, hubo este diálogo de oyentes con los conductores: “El problema es que la oligarquía nos hace competir con sus armas y aquí no hubo, como sí hubo en Cuba al comienzo de la revolución, una toma de la Bastilla, ni siquiera una toma de la pastilla: seguimos embarazados de capitalismo. Hacemos socialismo con un sistema capitalista”. Según la biografía oficial, el libro de cabecera de Chávez es Razón y revolución, escrito por los marxistas británicos Alan Woods y Ted Grant.
En su prólogo de la última edición recopilada en Cuba, los autores decían: “Nos causó una gran satisfacción el que el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, en sendas ocasiones haya recomendado este libro al público; el sistema capitalista, que en su día logró un tremendo auge de las fuerzas productivas, se ha convertido en un gigantesco freno al desarrollo de la industria, la agricultura, la ciencia y la tecnología. Lejos de hacer avanzar la cultura y la civilización, las está socavando sistemáticamente. No sólo los resultados de la ciencia moderna han confirmado de una forma brillante las ideas de Federico Engels y Carlos Marx, sino que demuestran la absoluta necesidad del método dialéctico en el terreno de las ciencias, que cada vez más chocan contra las limitaciones de la lógica formal. La superioridad del marxismo nunca ha sido más evidente que en el momento actual. Esta afirmación se puede demostrar fácilmente. Si tomamos cualquier libro burgués, sea cual sea, escrito hace 150 años, hoy en día, ese libro no tendrá más que un mero interés histórico. No obstante, si leemos el Manifiesto del Partido Comunista, escrito por Marx y Engels hace más de 150 años, vemos inmediatamente que éste es el libro más contemporáneo que existe. Hoy por hoy, a nivel mundial, el sistema capitalista se encuentra en bancarrota: económica, política, militar, moral y filosófica. El único problema es que la conciencia de las masas anda por detrás de los acontecimientos.”
Otra perspectiva de la realidad indica que a pesar de que el barril de petróleo superó los 105 dólares, la renta petrolera per cápita en la Venezuela de Chávez, o sea el producto bruto per cápita que sólo la existencia de petróleo produce a este país, es hoy de 1.900 dólares por habitante, mientras que en 1974, el anterior ciclo de petróleo caro, fue de 3.500 dólares por habitante. La causa es que a pesar de que Venezuela tiene reservas gigantescas, las exportaciones de petróleo han caído un 31%. En 1974 Venezuela exportó 140 barriles de petróleo per cápita y ahora exporta 27 barriles por habitante.
El presupuesto nacional de Venezuela está construido de la siguiente manera: los ingresos generados por el petróleo hasta 35 dólares el barril son para las cuentas públicas, todo lo que vaya entre 36 y lo que dé, por ejemplo, ahora 105 dólares, va al Fondem, Fondo de Desarrollo Macroeconómico, que depende directamente de Chávez y no sigue las normas de contralor del resto de los ingresos públicos (en Argentina todo lo que supere los 42 dólares el barril, vía retenciones, le queda al Estado).
En Barinas no usan tantos números para explicar por qué en un país con una coyuntura tan favorable la pobreza continúa creciendo: “Es que con PDVSA se mantienen cuatro países: Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia”. Lo mismo decía Yeltsin en la Rusia de los 90: “Basta de mantener a cubanos, norcoreanos o angoleños. Rusia debe gastar su dinero en mejorar el nivel de vida de los rusos”.
La inflación es un serio problema: el año pasado fue del 23% pero en los primeros dos meses de este año ya acumuló el 7% y la proyección anual indica que superará la barrera del 30%. El Banco Central de Venezuela, de quien depende el índice de inflación, está introduciendo cambios en la metodología y comunicación de ese índice.
El 4 de febrero pasado se cumplieron 16 años del golpe de Estado que Chávez le hizo al presidente Carlos Andrés Pérez. Chávez fue su edecán y le había jurado su lealtad. Ese día el ex presidente, desde su exilio en los Estados Unidos, dijo: “Venezuela va a salir de esta pesadilla. La fecha está próxima. No hay leche, pan, carne, pollo, los alimentos más básicos en los abastos. La inseguridad condena a los venezolanos a vivir confinados en sus hogares, y cunde el desempleo y la inflación, porque Chávez arrasó con el aparato productivo nacional y dependemos de manera exclusiva de los ingresos del petróleo. No hay que ser demasiado inteligente para pronosticar que un gobierno así se encuentra al borde del colapso”. Un dato confirma ese pronóstico: el 80% de lo que consume hoy en Venezuela es importado.
Dejemos la aburrida economía y volvamos a los detalles cotidianos que pintan con más frescura el cuadro: el gobierno dijo que no había censurado a Alejandro Sanz. Se había publicado que los hoteles cinco estrellas se negaron a alojar al cantante español “por presión del rrrrrégimen (sic)”. Chávez mismo salió a responder: “No, señor Sanz, venga aquí si quiere y cante en Miraflores, yo le presto la Plaza Bicentenaria para que cante lo que quiera”.
Referendums.
El bicentenario es otro punto en común entre Chávez y los Kirchner. Cristina declama la importancia que le asigna a ser “la Presidenta del Bicentenario” del 2010 y Chávez está obsesionado con llegar al 2021, cuando se cumplen los 200 años del nacimiento de Venezuela. Su período presidencial llega hasta el año 2012 por eso promete, tras su derrota en el referéndum de diciembre pasado, volver con otro que habilite la reelección indefinida.
Por ahora debe preocuparse por el creciente descontento social más la posible derrota en las elecciones regionales de fin de este año, que podrían impulsar a la oposición por algún camino heterodoxo como, por ejemplo, un referéndum revocatorio. En la nueva Constitución de 1999 se dispone que pasada la mitad del mandato de un presidente –que es de seis años y Chávez fue reelecto en 2006, por tanto sería el año próximo–, si el 15% de los votantes peticionara un referéndum revocatorio todo el país debería ir a las urnas para decidir si el presidente continúa o se llaman a elecciones anticipadas. Extraños vericuetos de una Constitución que se parece más a decreto de necesidad y urgencia que a una Carta Magna. Cuando el anterior presidente y fundador del partido COPEI (Comité de Organización Política Electoral Independiente), Rafael Caldera, quien indultó a Chávez, le entregó la banda presidencial, se sorprendió cuando el actual presidente dijo: “Juro sobre esta moribunda Constitución”. Esa “moribunda” Constitución había dado una de las democracias más estables de Sudamérica, sin gobiernos de facto desde 1958, mientras en muchos de sus vecinos conducían juntas militares. En ella, el período presidencial era de 5 años. Chávez la cambió al año siguiente para 6 años y, en el último referéndum que perdió en diciembre, pretendía pasar a períodos presidenciales de 7 años con reelección indefinida.
Personalmente recuerdo con afecto a aquella Constitución: cuando terminó la guerra de las Malvinas y la dictadura militar argentina ordenó mi arresto bajo el cargo de traición a la patria, la Embajada de Venezuela me dio asilo. Cada vez que veo las fotos de Chávez con el retrato oficial de Bolívar detrás, que está en todas las oficinas públicas, recuerdo las noches que dormí en un sillón justo debajo del cuadro de Bolívar, quien era mi único compañero. Aquella democracia venezolana tenía militares democráticos y profesionales, y Venezuela era un ejemplo para Latinoamérica de respeto a los derechos, entre ellos la libertad de prensa y el derecho de asilo. No me animaría a decir que hoy no sea así, pero al escuchar al ministro del Interior Rodríguez Chasín (ver recuadro) acusar a los medios de comunicación de “traición a la patria” (sic) por difundir la posición de Uribe en el conflicto con Colombia, me queda la duda.
¿Qué pasará el día en que Chávez pueda perder el poder? ¿Será cierto que padece el “síndrome Galtieri” y busca afanosamente alguna guerra que cambie el juego? ¿Que no sólo se siente presidente de Venezuela sino comandante de una revolución continental socialista y nacionalista contra Estados Unidos? ¿Qué quiere decir cuando dice: “Patria, socialismo o muerte”?
Hay que reconocer que cada vez que se enfrentó a la posibilidad de que sangre venezolana sea derramada –en el golpe que él le hizo a Carlos Andrés Pérez en 1992 y en el golpe que a él le hicieron en 2002–, Chávez prefirió no avanzar hacia una guerra civil.
No hay un Chávez, Mesías y Satanás, salvador de la patria y déspota en una sola persona como escribió García Márquez. Un hombre que no parece una mala persona y que al mismo tiempo parece un loco.
La estancia del ministro Chacín, el “aliviadero” de las FARC
Son cuatro mil hectáreas compradas a nombre de Agropecuaria Don Pío. Los dueños de Don Pío son las hijas del temido ministro del Interior de Chávez, Ramón Rodríguez Chacín, alias “el Pollo”. El hato –así denominan en Venezuela a las estancias enormes– se llama Corosito. Queda en la vía de Santa Inés, en el camino que une Barinas con San Silvestre. La parte posterior está bordeada por el río Santo Domingo, una vía navegable que conecta con el río Apure y la frontera con Colombia. Sobre esta estancia se tejen especulaciones de todo tipo y nadie quiere detenerse frente a ella. Se dice desde que el propio Manuel Marulanda, alias “Tirofijo”, la usa para hacerse atender por médicos venezolanos, hasta que allí habrían estado alojadas, antes de ser liberadas, Clara Rojas y Consuelo González.
Rodríguez Chacín fue quien recibió a las liberadas y llamó “camaradas” a los miembros de FARC que las entregaron. Colombia denuncia que su nombre aparece reiteradamente en la computadora del asesinado Nº 2 de las FARC.
También ha sido confirmado por más 10 guerrilleros de un grupo de 95 desertores, el suministro de armamento venezolano a las FARC. Se trata de munición de 7.62 de 39 milímetros de AK que se fabrica en la estatal Compañía Anónima Venezolana de Industrias Militares (CAVIM), única factoría en Sudamérica que produce ese tipo de armamento.
Desde el año 2000 Rodríguez Chacín es sindicado como el “embajador oficial de las FARC en Venezuela”. La compra de la estancia Corosito no hizo más que potenciar las sospechas que pesan sobre él: ¿por qué compra tierras en esta zona (Chacín no es de Barinas)? ¿Por qué hace una inversión tan grande y luego no la explota agropecuariamente? ¿De dónde sacó el dinero un ex capitán de navío que se sumó al golpe de Chávez de 1992 y tras su fracaso se mantuvo en la clandestinidad durante toda la presidencia de Rafael Caldera (1994-1999)?
Ya siendo ministro, en 200 2, se probó que Chacín tenía doble juego de documentos: su segunda identidad era Rafael Alberto Montenegro, la que habría utilizado para sus viajes a Colombia y Ecuador por las FARC. Tuvo que renunciar y el año pasado Chávez lo puso primero al frente de la Operación Emmanuel y en enero último lo volvió a nombrar ministro. También tiene llegada directa con los cubanos.
Redacción ND/dmb
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