"Brasil:el nuevo poder"

POR:PEDRO MEDELLÍN TORRES.

En la reunión con Lula, Rice pidió a Brasil ser protagonista en la región. Foto: Efe

ESTADOS UNIDOS tuvo que volver sus ojos a América Latina. La negativa de los países de la OEA a aceptar la tesis de legítima defensa esgrimida por Colombia para justificar su incursión en territorio ecuatoriano, y la resistencia generalizada a considerar a las Farc como una organización terrorista, que se habían convertido en la prueba del aislamiento de Colombia en el escenario americano, fue la coyuntura ideal que encontraron los países miembros de la OEA para enviarle un fuerte mensaje a los Estados Unidos sobre el fin de su influencia en un organismo que tradicionalmente había estado bajo su control.

El inesperado final de abrazos entre Correa, Chávez y Uribe en la cumbre del Grupo de Río neutralizó toda posibilidad de que el presidente colombiano hiciera pública su inconformidad por las implicaciones políticas y jurídicas de una declaración que dejaba sin piso "el derecho de Colombia a adelantar acciones preventivas en territorios extranjeros", y que tampoco aceptaba que le dieran el calificativo de terroristas a las Farc.

La reacción estadounidense no se hizo esperar. El presidente Bush pidió a los países no dejar de lado los "vínculos estrechos" de Hugo Chávez con las Farc y los instó a definirse entre el dilema de "aceptar tranquilamente la visión de los terroristas y los demagogos o apoyar activamente a dirigentes democráticos como el presidente Uribe".

Luego, en el marco de un creciente activismo que lo llevó a calificar la necesidad de aprobar el TLC con Colombia como "un asunto de seguridad nacional", el Gobierno estadounidense planteó la posibilidad de abrir un proceso que llevara a que Venezuela fuera considerada como "Estado patrocinador del terrorismo", al igual que Irán, Siria, Corea del Norte, Sudán y Cuba.

Ante la débil respuesta de los países de la región, el gobierno de Bush decidió que su secretaria de Estado, Condolezza Rice, emprendiera una rápida gira por Suramérica para conseguirle respaldo a Estados Unidos. Brasil y Chile fueron los puntos escogidos. Para el Gobierno estadounidense era claro que si querían cambiar la correlación de fuerzas en la región, el apoyo de estos países era imprescindible.

Sin embargo, el presidente Lula planteó que "las crisis diplomáticas suramericanas deben ser resueltas en la región", y advirtió que "está empeñado en crear un foro o un Consejo de Defensa permanente para resolver esos diferendos". Por su parte, el canciller Celso Amorim le expresó a Rice que "Brasil no va a clasificar a las Farc como organización terrorista". La respuesta de Rice tuvo que ser diplomática: "Estados Unidos no tiene enemigos en América Latina".

Los resultados obtenidos en Brasil marcaron el contenido de la visita a Chile. Rice pidió a este país asumir un liderazgo en la región dado el afortunado papel que, según EE.UU., Chile jugó en la solución de la crisis fronteriza. Era la mejor manera de movilizar apoyos a su iniciativa de respaldar a Colombia.

El resultado de la reunión de cancilleres en la OEA, este lunes en Washington, se convirtió en el primer pulso real que Estados Unidos pierde en un tema tan sensible, en una región y en un organismo que tradicionalmente habían estado bajo su control. En la cumbre estaba en juego la definición del nuevo tablero de poderes en la región. Estados Unidos se la jugó tan a fondo, que terminó sobreactuándose y perjudicó a Colombia. La resolución mantuvo el espíritu antiamericano plasmado en las declaraciones de la OEA y del Grupo de Río. Y también puso en evidencia el nuevo poder de Brasil en la región. La trayectoria de su diplomacia y la solidez de su política exterior fueron clave para definir el curso de la cumbre y el nuevo tablero del poder regional.

Fuente:http://www.cambio.com.co/mundocambio/768/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_CAMBIO-4018282.html