EL CARACAS "EL DULCE VENEZOLANO EN SEMANA SANTA" AL GANARLE A RIVER.
Para quienes somos amantes del deporte Rey, la gran victoria que conquistó el Jueves Santo 5 de abril, el equipo venezolano Caracas sobre su aquilatado rival argentino River, es sin duda una gran satisfacción, y reviste enorme significación. Nos emociona ver como el fútbol venezolano evoluciona progresivamente y nos llena de dignidad. Esta resonante victoria nos nutre como aficionados venezolanos del fútbol, nos anima a continuar ilusionándonos.
Para quienes somos amantes del deporte Rey, la gran victoria que conquistó el Jueves Santo 5 de abril, el equipo venezolano Caracas sobre su aquilatado rival argentino River, es sin duda una gran satisfacción, y reviste enorme significación. Nos emociona ver como el fútbol venezolano evoluciona progresivamente y nos llena de dignidad. Esta resonante victoria nos nutre como aficionados venezolanos del fútbol, nos anima a continuar ilusionándonos.
El resultado contundente de tres goles por uno, es un regalo de los jugadores del gran equipo venezolano Caracas, en esta Semana Santa, es un "dulce" muy delicioso, más aún, si consideramos el gran prestigio del notable equipo vencido, quien batalló con coraje, pero quien no pudo con la voluntad, el arrojo y la determinación de todos los jugadores del equipo criollo, que hoy se cubren de gloria frente a sus paisanos y el mundo.
Digno es reconocer, que el equipo venezolano, le había ganado también como visitante allá en su difícil feudo, y hoy ha ratificado su victoria inicial de forma inobjetable, con este espectacular resultado.
Siempre hemos admirado al fútbol argentino desde niños, coreado sus goles en los mundiales; celebrado sus resonantes títulos mundiales (1.978,1986), y sufrido sus eleminaciones. Somos fervientes admiradores de las genialidades de Diego Armando Maradona, los golazos de Mario Alberto Kempes y Batistuta, las jugadas de Ardiles y Burruchaga, de Galvan, Bertoni, y todos sus astros; hoy nosotros los venezolanos les hemos brindado también las proezas de un José manuel Rey, con un golazo que sabe a gloria.
Varias veces les dije a mis hijos orgulloso del buen fútbol que nos han regalado los argentinos, representádonos siempre dignamente a todos los suraméricanos, que el día que los venezolanos le ganaramos a los argentinos en Venezuela -tocó ganarles en Cúcuta, cerquita de la frontera, a pocos kilometros- sería capaz de escribir jubiloso una nota al mundo entero, en reconocimiento de quienes lograran semejante hazaña, y por el orgullo de nuestro gentilicio venezolano. Jamás imaginé que tendría un blog entonces, y tampoco que pudiera hacerse realidad poder escribir la nota prometida, al mundo.Hoy se hace realidad nuestro legítimo anhelo, y desde aquí sale con todo respeto por los hermanos argentinos, quienes con su gran equipo River, hacen aun más valioso este triunfo.
A nuestros amigos argentinos quienes están acostumbrados a doblegarnos en la cancha, les mandamos un gran abrazo, por fin nos ha llegado la hora a los venezolanos de también ganarles en el fútbol, tendrán la revancha.
A RIVER SE LE ACABÓ EL SUEÑO DE LA LIBERTADORES
Cayó con el Caracas por un categórico 3 a 1 y quedó eliminado de la Copa. Jugó mal, cometió errores defensivos inocentes y no tuvo peso ofensivo. Con este resultado, el proyecto de Passarella, que apuntaba a ganar los dos campeonatos, pasa por su peor momento. Rey y Escobar, en dos ocasiones, anotaron para los locales; Farías, había empatado transitoriamente. Fueron expulsados Zapata y Lucena.
Cayó con el Caracas por un categórico 3 a 1 y quedó eliminado de la Copa. Jugó mal, cometió errores defensivos inocentes y no tuvo peso ofensivo. Con este resultado, el proyecto de Passarella, que apuntaba a ganar los dos campeonatos, pasa por su peor momento. Rey y Escobar, en dos ocasiones, anotaron para los locales; Farías, había empatado transitoriamente. Fueron expulsados Zapata y Lucena.
Sin margen para dudar nuevamente. Así llegaba River al choque con Caracas, en la cálida Cúcuta colombiana, donde el equipo venezolano hizo de local por la suspensión de su estadio. La goleada del Colo Colo ante la Liga Deportiva Universitaria de Quito había complicado mucho la clasificación a los octavos de final de la Copa Libertadores.
Al Millonario no le quedaba otra que ganar, pese a que el empate no lo dejaba afuera. Entonces, salió dispuesto a apretar al Caracas. Y a los 3', llegó la primera clara. Fue con un tiro libre desde muy lejos, ejecutado de manera brillante por Zapata y despejado con mucho esfuerzo por Toyo.
River intentaba pegar rápido para respirar tranquilo. Luego, quien tuvo una buena chance fue Farías. El Tecla la peleó con mucho coraje ante un tímido Vielma, pero se apuró mucho y la pelota pasó muy cerca del palo derecho del arquero. Pero el local no se dejó llevar por delante y comenzó a presionar en el medio. Así, volvieron aparecer las desinteligencias que viene mostrando River desde hace ya mucho tiempo. Es que tanto Escobar y Carpintero explotaban, con su velocidad, los huecos que dejaban en defensa los de Passarella. Y a los 16' llegó el primer baldazo de agua fría para River. A la salida de un córner, la pelota le cayó a Rey fuera del área. El defensor no dudó y sacó una tremenda volea de zurda, que dejó parado a Carrizo. Con el 1-0, el fantasma de la eliminación comenzaba a aparecer en Cúcuta.
El visitante lucía desconcertado y muy nervioso frente a la desfachatez de los venezolanos. El gol del Caracas no sorprendió a nadie. ¿Acaso el nivel que ha mostrado River en lo que va de la temporada es muy superior al de este Caracas? Sin embargo, respondió, claro que con poco fútbol y el empate no tardó en llegar. Rosales desbordó por la derecha y mandó un centro perfecto para Farías, quien con un preciso cabezazo la mandó a la red. 1-1 y la esperanza renacía.
Pero la alegría le duró apenas cuatro minutos a River. Porque su defensa se volvió a dormir y permitió que Escobar quede cara a cara con Carrizo. El arquero intentó achicar pero el delantero definió con un toque sutil. Otra vez las fallas de la última línea volvían a complicar un partido que parecía ir acomodándose para su lado. El visitante debía barajar y dar de nuevo y cambiar la actitud para darlo vuelta.
Caracas entendió que no podía dejar escapar su gran oportunidad y siguió apretando. Y se encontró con un obsequio de Carrizo y de la ineficiente dupla central conformada por Gerlo y Rivas. El Uno le pegó mordido desde el arco, y como nadie luchó el rebote en el medio, la pelota volvió rápido y le cayó otra vez a Escobar. El punta corrió solito, ni Paco ni Tyson (¿dónde quedó aquélla eficiente incorporación que asomó en el verano?) lo cruzaron y entonces definió con tranquilidad contra el palo derecho.
Cuánto hubiera dado Passarella por un tiempo muerto, como pueden pedir los entrenadores de básquet. Es que su equipo era una verdadera banda y seguía sin jugar a nada. Sólo Rosales proponía algo de claridad. El resto luchaba más de lo que pensaba. Y qué decir de Zapata, que se hizo expulsar tontamente. El Chapa discutió con Lucena y vio la roja en el momento que más debía aportar su experiencia. Para consuelo de River, el árbitro Larrionda también mandó al vestuario al venezolano.
A todo o nada salió River en el segundo tiempo, pero sin su mejor jugador: Rosales, con una contractura, fue reemplazado por Marco Ruben. Caracas se retrasó más y apostó a una contra para terminar de definir la historia. Esto al equipo de Passarella no lo favoreció ni mucho menos, porque con menos espacios quedaron evidenciadas aún más sus pocas ideas futbolísticas y la escasa precisión de todos sus hombres de ataque. Con Belluschi desconocido y Farías tan lento como errático a la hora de definir, las luces se le terminaron de apagar en esta Copa Libertadores.
Ahora será el momento de frenar y analizar qué se hizo mal, evaluar dónde se falló y cambiar rápidamente la actitud. Aunque ahora el objetivo pasó a ser sólo el torneo local, queda mucho camino por recorrer en el semestre y si Passarella y compañía no pegan un volantazo a tiempo y enderezan el rumbo, las posibilidades de River de quedarse con el Clausura serán escasas. Y los dirigentes millonarios tendrán que pensar si realmente vale la pena invertir tanto dinero en refuerzos, que de ninguna manera garantizan resultados
Fuente: El Clarín (Argentina) . Por Ignacio Ortelli.
Fuente: El Clarín (Argentina) . Por Ignacio Ortelli.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario