sábado, enero 10, 2009

"Giros mortales" (¿"...la violencia la luz al final del tunel...o la entrada al infierno para civiles y militares..."?


POR:ELI BRAVO.


Es difícil hablar cuando te estallan bombas en la cabeza, pero aún así, no hay otra manera de extinguir la mecha. El plomo forjado no acabará con los cohetes caseros, y los atacantes suicidas no serán capaces de exterminar a un pueblo entero. Cada explosión en Gaza alimenta una espiral de muerte que al girar se va tragando la esperanza. Bajo los escombros y más allá del humo, israelíes y palestinos han perdido las razones y argumentos al creer que la violencia es la luz al final del túnel. La historia, y especialmente la reciente, ya nos ha demostrado que en realidad es la entrada al infierno para civiles y militares.

¿Cómo detener esa espiral de odio? No existe una respuesta práctica, pero si unos principios básicos, como reconocer la existencia del otro, asunto donde el fanatismo de Hamas ha cerrado las puertas al diálogo. También es necesario el respeto a la vida, punto en donde ambos bandos han fracasado. Y es vital que Israel entienda que el uso de la fuerza legitima a los sectores radicales en desmedro de los grupos moderados, porque la humillación y el dolor que trae la guerra no es un remedio sino una enfermedad contagiosa.

De las ruinas de Gaza es poco probable que se logre construir el estado palestino, con o sin Hamas. Y desde la retórica incendiaria fanática es imposible que se pueda alcanzar un acuerdo de paz, a pesar de la voluntad de Fatah en Cisjordania. Si la solución al conflicto pasa por la convivencia de ambos estados en un territorio otrora compartido, es vital crear las condiciones para sociedades prósperas que ofrezcan seguridad a sus ciudadanos. Aunque los halcones israelíes clamen por ocupaciones, muros y bloqueos.

Por supuesto que es difícil hacerse ilusiones cuando la sangre corre por las calles y están incendiadas las pasiones. Hoy los palestinos de Gaza y los israelíes están envueltos en una centrífuga que dispara lejos de la mesa los argumentos racionales, con el peligro de arrastrar consigo los radicalismos en distintas partes del mundo. Pero si la comunidad internacional es capaz de contener este estallido y los gobiernos moderados conducen el debate por un cauce constructivo y pragmático, una vez que se apague el fuego (que en algún momento se va a extinguir) existirá otra oportunidad para resolver este letal conflicto, tan añejo como peligroso.

Negar la ventana de esperanza y enterrar el diálogo bajo la pólvora solo servirá para darle más energía a esta espiral letal. Y los muertos de los últimos días seguirán llamando a otros muertos con la voz del odio y la venganza.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Ana María Valeri // Gaza: ¿De qué lado estar?

Ante la interrogante de una de mis ex alumnas sobre de qué lado ubicarme frente al conflicto que estos días se lleva a cabo en la Franja de Gaza, mi respuesta fue la de siempre: La del diálogo, el respeto a los acuerdos y la paz. Esto, a pesar de que hemos de reconocer que el problema de Medio Oriente viene de larga data y que nuestra posición no se ha visto respaldada por muchos hechos que nos hagan sentirnos satisfechos y a pesar, también, de ser ubicada entre los cándidos que piensan que los casi doscientos países del mundo pueden convivir en un planeta en paz, mediante el respeto y el reconocimiento del otro.

Probablemente a estas alturas los lectores ya deben conocer la referencia histórica causante del mismo, por lo que no nos detendremos en un resumen del caso, pero sí consideramos de primordial importancia enfatizar que ni el pueblo palestino en general, ni el pueblo hebreo quieren más enfrentamientos. Todo lo contrario, ambos sectores querrían, con toda seguridad, vivir una vida pacífica donde sus hijos puedan jugar en las calles sin temer al peligro que representa un misil explotado a mediodía, cuando hay mayor tránsito de peatones en ambos lados.

Lamentablemente la historia ha sido otra. Ha habido enfrentamientos y pérdidas de vidas humanas sufridas por las dos partes y cuando se trata especialmente de gente inocente, civiles, y particularmente niños, es condenable. Pero no se puede pasar juicio sobre hechos de este tipo de manera tan ligera como para asirnos de una solidaridad automática sin conocer a profundidad qué piensa el pueblo llano tanto de Palestina como de Israel acerca de estos acontecimientos. Unos y otros tienen un territorio suyo que defender y en el cual sembrar raíces. Unos y otros quieren asentarse y reconocerse respetando acuerdos que han sido firmados por sus representantes, pero ninguno es culpable de las decisiones que tomen grupos radicales como Hamas que se empeña en hacerles enemigos y acabar con vidas del contrario utilizando incluso a sus hijos con fines terroristas.

El 27 de diciembre del año que acaba de terminar, la prensa del mundo entero reflejó la condena que se hizo a Israel por los ataques perpetrados a la Franja de Gaza. Poco, poquísimo se escribió entonces de la causa por la cual Israel procedió de tal forma. Con el paso de los días, se han ido conociendo y publicando en los mismos medios internacionales que sirvieron de voceros a declaraciones en contra, sobre los antecedentes que precedieron a los bombardeos y que dan razones para la respuesta que los israelíes han dado. Ataques suicidas, cohetes lanzados de Gaza a Israel, que acaban con los acuerdos realizados meses atrás, además del desconocimiento de la desconexión unilateral realizada por el estado de Israel en agosto de 2005 y que conllevara concesiones territoriales junto al doloroso desprendimiento de lazos históricos para su pueblo, han sido apenas algunas de las acciones realizadas por el grupo radical palestino que persiste en acabar con la paz en esos territorios concedidos desde hace ya cincuenta años para su asentamiento.

No nos ubicamos ahora, ni podremos estarlo jamás, del lado de la guerra. En este mismo espacio, generosamente concedido por EL UNIVERSAL, en repetidas ocasiones hemos hecho un llamado a la paz como respuesta a la devastación causada por guerras en diferentes partes del mundo. Y mantenemos nuestra firme posición de respaldo a la paz por medio de la paz. Pero cuando esta paz se ve truncada por acciones que amenazan la vida de los pueblos, especialmente cuando uno de estos ha pasado por episodios vergonzosos como lo ha sido ser víctima del genocidio por estupideces humanas, aún cuando, repetimos, no queremos la guerra, cabe una revisión forzosa de las razones por las cuales hay acciones que si bien no compartidos, sí comprendemos aunque debamos tragar grueso.

No se puede juzgar tan ligeramente una guerra. El mundo no es blanco o negro nada más. Los matices deben verse con un cristal transparente que nos permita ver las imágenes desde todos los ángulos. En este caso, no todos los palestinos son culpables ni tampoco los son todos los israelíes. Los únicos culpables son aquellos fundamentalistas que desconocen e irrespetan al otro por diferenciarse de ellos de algún modo. Culpables son quienes por terquedad no son capaces de aceptar que el mundo tiene fronteras pero que en él y por medio de la conciliación y la paz, cabemos todos. Y, aíslan, sacrifican y utilizan a su pueblo como carne de cañón por no tener argumentos suficientes para defender posiciones indefendibles en un mundo cada vez más global e inclinado al multilateralismo y la interdependencia. ¿De qué lado estar? Del de los países que buscan la paz y han dado muestras tangibles de que por medio de la negociación y el diálogo ésta es posible.

anamariavaleri@gmail.com