POR:JESÚS PEÑALVER.
Para esta nota hemos echado mano del decálogo acertadamente elaborado por la ONG Ciudadanía Activa, que sirve de sustento de nuestra posición a favor del NO a lo que se avecina: Referendo Aprobatorio o Reprobatorio de la Enmienda de la Carta, de suyo inconstitucional. De modo que si algún mérito o rasgo esclarecedor tienen estas letras, ello es gracias a la referida Asociación Civil, cuyo trabajo hemos seguido con devota admiración.
Veamos porque no, no, no y mil veces no:
La reelección indefinida, continua o perpetua es antidemocrática, es propia de los monarcas, emperadores o tiranos. Aludir que se necesita “más tiempo porque las cosas están a medias” resulta sencilla, asombrosa, manipuladora y políticamente inaceptable, y desde luego una pretensión reveladora de la ineficiencia, incapacidad y corrupción del gobierno.
El Libertador, en cuyo pensamiento dice sostenerse este régimen, se opuso enérgicamente y así lo expresó en su célebre Discurso de Angostura de 1819.
En la tradición constitucional venezolano no se observa la reelección indefinida de manera expresa. Solo José Tadeo Monagas, en 1857, Juan Vicente Gómez, en 1.909 y Marcos Pérez Jiménez, en 1953, manipularon la constitución para perpetuarse en el poder. Claro, cada cual arrima la sardina a su brasa.
Ningún país latinoamericano ha adoptado la reelección indefinida, y esa referencia debe ser orientadora, un referente obligado, un ejemplo a seguir. Con la reelección inmediata incluida, la Carta Fundamental vigente dio a Venezuela el período constitucional más largo a un presidente de toda Latinoamérica: 12 años. La mayoría de los países de nuestro continente tiene períodos presidenciales de cuatro y cinco años.Si revisamos la historia, nos encontramos con que las tres personas que han permanecido de manera ininterrumpida mayor tiempo en el poder en Venezuela han sido: Gómez (1.908-1.935) 27 años además de ocho de vicepresidente; Pérez Jiménez (1.948-1.958) diez años además de tres en la junta de gobierno, y el actual Presidente de la tierra que vio nacer a Bolívar, Teniente Coronel Hugo Chávez (1999-2007) que lleva 8 años y le faltan más de cinco años, constitucionalmente. Aún así, quiere aumentar un año al período y hacerlo infinito. ¿Cuántos años quiere estar en el poder, destruyendo a Venezuela, regalando su riqueza y olvidando a los venezolanos y sus necesidades de salud, educación y seguridad?
La reelección indefinida no puede establecerse a través de una reforma constitucional, mucho menos por una enmienda, porque la propia Constitución de 1999 lo prohíbe expresamente, toda vez que ello comporta un cambio en la estructura del sistema político venezolano; ello facilitaría, aún más, los abusos del poder, las arbitrariedades, la corrupción, al tiempo que impide la alternancia en el ejercicio de la primera magistratura del país.El argumento según el cual, los sistemas parlamentarios al estilo europeo no tienen un Presidente a la cabeza, sino un Primer Ministro electo por el parlamento y no directamente por el pueblo, pudiendo ese parlamento cambiarlo cuando lo estime necesario, no puede tomarse como justificación de la reelección ad infinitum del presidente de la República. Así que el ejemplo de los parlamentos europeos es inaplicable.
Porque si no revisamos la historia, estamos condenados a repetir los errores del pasado y a sufrir sus nefastas consecuencias. Ejemplos:
Fidel Castro en Cuba, 50 años; Alfredo Stroessner en Paraguay, 35 años; Robert Gabriel Mugabe en Zimbabwe, 29 años; Francois Duvalier en Haití, 14 años; Alexandr Lukashenko en Bielorrusia, 15 años.
Una vez más anticipo mi voto negativo. NO.
3 comentarios:
Enrique Viloria
¡NO es NO!
Enero 14, 2009
1. No soy linajudo, ni oligarca, ni ilustre, ni provengo de ascendencias de abolengo, ni pretendo serlo.
2. No soy admirador de Bush, de Uribe, de Castro, de Putin, de Ortega, ni me gustan los Imperios de cualquier signo para ser lacayo de alguno de ellos.
3. No creo en que los venezolanos debemos volver al siglo de las montoneras para ser bolivarianamente contemporáneos.
4. No asumo que la vida personal y comunitaria dependa de la imaginación alucinada de un ser estresado en sus interminables noches de insomnio.
5. No admito el insulto ni el desprecio ni el vilipendio ni la humillación como forma predilecta de ejercer la relación humana.
6. No creo en jalabolismos, jalagalonismos, jalatoguismos, adulaciones, sumisiones, candongas o hiperdulías.
7. No concibo que para construir una sociedad inmensamente feliz tengamos que lapidarnos y aborrecernos.
8. No quiero saber más de un país dividido en dos: ellos los malos y nosotros los buenos, o viceceversa.
9. No admito el franelanismo, el vaginismo, el apellidismo o el chalequismo como única forma de mérito, de permanencia o ascenso en cualquier organización pública o privada.
10. No aceptó la existencia de seres inevitables, forzosos, sacrosantos, únicos e irrepetibles, de cabecillas o caudillos imperiosos.
Son mis diez personales razones que van más allá de un plebiscito nacional, de una elección de Reina de Carnaval, de la investidura de un Santo Patrono, del nombramiento de un Rector de Universidad, de la elección del Presidente de un club o de la escogencia de un Secretario General de un partido único y ensimismado, para sustentar - con todas y cada una de ellas - mi inquebrantable, innegociable, fundamental y permanente: ¡No!
Diego Bautista Urbaneja
Tendrá que entender
Enero 15, 2009
No es al país al que le toca acomodarse a sus necesidades, es él quien debe aceptar el resultado.
Las contorsiones que está haciendo el comandante para deslizar la reelección indefinida deberían darle pena. Todo aquello de que no es sino quitarle una línea a la Constitución del 99, para luego pasar a admitir la reelección de los gobernadores y los alcaldes, sin contar con las maromas que hará de aquí a que se haga el referéndum… para ver cómo logra colar su asunto. Porque esos son los verbos que corresponden: deslizar, colar, escurrir… ver cómo se la aceptamos, aunque sea por lástima. O también palabras como la vernácula atapusar, atapusarle a alguien un menjurje dañino que no se quiere tomar. Para lograr algo de eso lo veremos amenazar, rogar, chantajear, seducir, de todo, de todo, según lo vayan indicando las encuestas y según que se le vaya agotando el arsenal.
Es difícil imaginarse, si se hace un paneo mental, a ningún gobernante del mundo haciendo ese papel. Vemos gobernantes a quienes la mayoría le pide que se quede. Uribe. Vemos gobernantes que saben que la población aceptaría que se quedara si él quisiera, sin llegar a tanto como pedírselo, pero que prefieren desechar la idea. Lula. La gran mayoría ni se ocupa del asunto y da por sentadas las reglas existentes en su país al respecto. Pero un gobernante rogándole a la gente que le permita quedarse, cuando ya se lo preguntó una vez y obtuvo un no como respuesta, en esa situación nadie ha estado dispuesto a ponerse.
A eso pueden dársele múltiples interpretaciones. Desde aquella estupidez de que no se le podía quitar el pincel a Miguel Angel mientras pintaba la Capilla Sixtina, hasta la de que simplemente es un tipo que quiere mandar hasta que se muera, pasando por complejas interpretaciones psicoanalíticas. La Capilla Sixtina, esto que estamos viendo: ¡hágame el favor!
Por mi parte, lo que he llegado a ver tras todo esto es un hombre que no está en capacidad psicológica de separarse del poder. No está preparado. Que tiene con el poder una relación de dependencia infantil, o que se ha convertido en un adicto a él, en el sentido más lamentable de la expresión. Quien esto escribe había ubicado a Chávez en la categoría de esos hombres para los cuales era simplemente inconcebible estar fuera del poder. Stalin, Mussolini, Fidel, Franco, Mao, Gómez& No.
En realidad Chávez está unos cuantos escalones más abajo. Porque esos hombres lograron que, en efecto, resultara inconcebible que estuvieran fuera del poder. Stalin o cualquiera de los demás ¿fuera del poder? Ningún ruso, italiano, español, cubano, podía imaginar semejante cosa, ni el mundo circundante tampoco. Pa- ra ellos mismos, pongamos para Franco mismo, la idea de estar fuera del poder era un asunto que simplemente no se planteaba. En cambio, al pobre Chávez mucha gente en este país y en el resto del mundo lo imagina fuera del poder, como un hecho perfectamente posible, como un hecho perfectamente probable. Un gentío, todos en realidad, menos él. Porque es seguro que muchos en su entorno también lo imaginan fuera del poder. Pero todo eso le pone en el horizonte un hecho que le resulta insoportable, un hecho que él quisiera, como los otros, ni siquiera tener que plantearse: que dentro de cuatro años los venezolanos escogeremos un nuevo presidente.
Esa necesidad primaria, digo yo que despertada al contacto con la embriagadora, que llaman, realidad del poder, es la que conjeturo está detrás de toda la parafernalia de la revolución, el proceso, el deformado Bolívar y el caricaturesco bolivarianismo con el que se nos amenaza como credo total del país. No es cosa de explorar con cuánta sinceridad subjetiva habla Chávez de esas cosas. Lo que un hombre crea de sí mismo, como decía el mismísimo Carlos Marx, es lo de menos. Simplemente creemos constatar una necesidad elemental, cuya negación en puertas el barinés no sabe cómo asimilar, y que, por supuesto, es imposible que él se confiese , en la intimidad de los diálogos de él consigo mismo.
Es con ese irreductible e ínfimo hecho psicológico individual de esa persona llamada Hugo Chávez, con el que los venezolanos estamos lidiando. Tendrá que entenderlo el hombre. No es al país al que le toca acomodarse a las necesidades de ese personaje. Es él quien tiene que aceptar el veredicto mayoritario que seguramente se va a producir. Porque fracasarán sus tercos intentos de penetrar una voluntad, una intuición, popular, criolla, instintiva, que, con la sencillez con la que se rechaza algo que simplemente a uno no le gusta, le dice NO a la reelección indefinida.
Golpe a la Constitución
Hermann Escarrá señaló que la Asamblea Nacional ejecuta "un golpe de estado a la Carta Magna" y aplica una especie de "servidumbre voluntaria de los poderes públicos", que atenta contra las libertades fundamentales de los ciudadanos
Tras la aprobación de la enmienda constitucional, el abogado Hermann Escarrá señaló que la Asamblea Nacional ejecuta "un golpe de estado a la Carta Magna" y aplica una especie de "servidumbre voluntaria de los poderes públicos", que atenta contra las libertades fundamentales de los ciudadanos.
"La propuesta de enmienda constitucional viola en su procedimiento el principio de respeto a la soberanía popular, cuando éste ya ha negado su contenido y además, de ninguna forma puede presentarse de nuevo ante el Parlamento en un mismo período".
El abogado constitucionalista denunció que la enmienda atropella el artículo 340, pues se altera la estructura fundamental de la Constitución. Comentó además que se viola el principio de alternabilidad consagrado en el artículo sexto.
"Bien lo expresó en su momento el insigne maestro Manuel García Pelayo en sus Obras Completas, al señalar que el objeto de la estructura constitucional es la organización y ejercicio de los poderes del Estado en el desarrollo de funciones soberanas" comentó Escarrá, al señalar que se pretende consolidar un estado plebiscitario para mantener una "presidencia imperial".
Advierte que el país está en presencia de un fraude a la Constitución, al recurrir a una modificación para propiciar la creación de un nuevo régimen político y destacó que la enmienda no debe alterar la estructura fundamental del texto constitucional.
"Ya el Poder Constituyente del pueblo se pronunció el 2 de diciembre de 2007, por tanto estamos frente a un fraude delictivo en grado sumo porque lo que en realidad se está eliminando es la libertad del pueblo a escoger a otro ciudadano que no sea Chávez y esta Asamblea pasará a la historia como una institución subordinada al poder de una persona", concluyó Escarrá.
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