jueves, enero 08, 2009

"Israel y Palestina" (¿...encontrar una solución...?)


POR:JULIO CÉSAR PINEDA.


La meta de Hamas es destruir el Estado Judío, la respuesta israelí para muchos es desproporcionada.

Palestina es una entidad nacional pre-estatal con un gobierno autónomo en en la Franja de Gaza y Cisjordania reconocida por los Acuerdos de Oslo de 1993 firmado por la OLP y por Israel. Gaza con 360 Kms.2 y 1.520.000 habitantes y Cisjordania con 5.860 kms.2 y 2.520.000 habitantes. La Sociedad de Naciones otorgó un mandato a Inglaterra luego de la Primera Guerra Mundial 1914 / 1918 sobre el Territorio Palestino, donde siempre convivieron judíos, musulmanes y cristianos. La creación del Estado de Israel y la inexistencia del Estado Palestino ha generado conflictos y guerras. Hoy esa región tiene una importancia geopolítica por ser el puente entre el Oriente y Occidente, entre África y Europa, centro de las tres grandes religiones monoteístas y donde se encuentran las grandes reservas mundiales de petróleo.

El 24 de noviembre de 1947, la ONU decidió dividir Palestina en dos estados uno árabe, Palestina y uno judío, Israel con el voto favorable de Estados Unidos y la Unión Soviética, Venezuela como toda América Latina apoyó esa resolución y hasta hoy ha mantenido una relación amistosa con Israel, pero también con el mundo árabe especialmente con los países productores de petróleo. Por eso no se entiende la expulsión del Embajador de Israel en Venezuela, lo que no haría otro estado latinoamericano y lo que no ha hecho Jordania y Egipto que mantienen relaciones diplomáticas con israel.

Con la proclamación unilateral del Estado de Israel el 14 de mayo de 1948, la Liga Árabe, declaró la guerra al nuevo estado, después de nueve meses, la ONU logró un cese de fuego. En 1967 un nuevo ataque militar árabe, permitió que Israel ganase la guerra de los seis días anexándose los territorios de Cisjordania, Gaza y la Península del Sinaí además de las alturas del Golán. El masivo exilio palestino dio origen a la conciencia nacional y creación de la OLP. En 1973 fue el último intento militar de los palestinos y de los árabes para acabar con el Estado Judío con la Guerra de Yom Kippur. La OLP, con el liderazgo de Yasser Arafat y parte del mundo árabe comprendieron que la solución no era la guerra sino el dialogo y la negociación, en el entendido que podían convivir dos estados. Egipto fue el primer País Árabe en establecer relaciones diplomáticas y comerciales con Israel, Anwar El Sadat, fue el primer jefe de estado musulmán en visitar Jerusalén, esto le costó la vida, como en el lado judío a Itzhak Rabin por un fanático israelí. Desde 1987, sectores palestinos iniciaron contra Israel las llamadas Intifadas o levantamientos populares para evitar la colonización de estas tierras con los asentamientos judíos. Como hoy, en 1987, fue un enfrentamiento general pero desigual entre el ejército israelí y facciones armadas palestinas.

Con la guerra del Golfo de 1981, cuando Saddam invadió a Kuwait, la región revivió la violencia contra Israel, pero con el fin de la Unión Soviética y el comunismo, la realidad internacional, obligó a que Israel aceptara una nación palestina y a la OLP negociar con el Estado Judío, por eso la Conferencia de Madrid de 1991, cuando se sentaron árabes y judíos para poner fin al conflicto posteriormente con los Acuerdos de OSLO de 1993, SE RECONOCIÓ la autonomía de los territorios ocupados como base para un futuro estado palestino y la oferta israelí de frenar nuevos asentamientos de colonos judíos además de la salida del ejército israelí de esos territorios. Así quedó constituido el gobierno palestino con la ANP y la oferta de la definición de un Estado Palestino en cinco años. El surgimiento de facciones opuestas a la política de negociación de la OLP como Hamas y la respuesta militar israelí en los territorios ocupados, complicó el proceso de paz, comenzaron los atentados suicidas contra objetivos israelíes y la destrucción de las infraestructuras de los palestinos por parte de Israel. La construcción de un muro de 600 kms por parte de Israel aislando los territorios ocupados y el triunfo de Hamas en las elecciones en Palestina agravaron la situación.

El crecimiento de Hamas obligó a retirarse a Al Fatah de Gaza quedando este territorio bajo total control de Hamas. En este momento, Israel argumenta la necesidad de defenderse frente a los permanentes ataques de Hamas por eso su acción militar. La meta de Hamas es la destrucción del Estado Judío con el apoyo internacional de Siria y de Irán. La respuesta israelí para muchos ha parecido desproporcionada. La ONU ha sido incapaz de encontrar una solución pero también la Liga Árabe que se encuentra dividida porque hay países como Egipto, Arabia Saudita y Jordania que rechazan la política agresiva de Hamas y proponen la existencia de los dos estados con reconocimiento internacional y con seguridad dentro de lo establecido en la conferencia de Anápolis con la participación de las grandes potencias del mundo árabe y de Israel y Palestina.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Tamara Sujú


¡Cuidado! Antisemitismo en Venezuela

Enero 7, 2009
Con suma preocupación, he seguido de cerca los distintos pronunciamientos de los funcionarios públicos, y la expulsión del embajador del estado de Israel de nuestro País, en claro apoyo al lado Palestino, sin tomar en cuenta que como Estado, no se puede tomar posición ante una Guerra histórica, legendaria, que países como el nuestro desconocen su origen, y que las grandes potencias mundiales en vez de pronunciarse a favor o en contra de uno u otro, llaman al cese del enfrentamiento, a la paz y a la negociación. Esta guerra, no nos corresponde.

Pero sí, lo que por este tema, sucede en nuestro País. Venezuela, es la cuna sudamericana que acogió a inmigrantes de todas partes del mundo. Entre ellos, aquellos hebreos que huyendo de aquel terrible holocausto, que exterminó a más de 6 millones de judíos, llegaron a este País buscando refugio y paz. Tuve como experiencia de vida, la oportunidad de estar frente a la plaza de eliminación de judíos, frente a los ghettos, en Cracovia, Polonia. Yo quisiera expresar al lector, lo que sentí, al ver aquellas sillas de hierro, a lo largo de aquella plaza, en donde sentaban a hombres, mujeres y niños, para asesinarlos. Mas allá, a unos 30 km, estaba el campo de concentración de Auschwitz, donde fueron exterminados aproximadamente millón y medio de judíos, de la manera mas grotesca, inhumana que la humanidad pueda imaginarse.

Traigo esto a colación, porque el pueblo de Israel, diseminado en tantos países del mundo, sobrevivió al exterminio nazi, y hoy forman parte del potencial humano que mueve la Economía, la Medicina, el mundo Científico, etc.

Aquí en Venezuela, no hay quien no conozca a un hebreo, bien sea un amigo, familiar, medico, comerciante. Yo en particular, conozco a varios a los que aprecio y quiero como si fueran mi familia. Por esto, escribo este artículo, con la preocupación expresada al principio, de las posibles acciones de antisemitismo que los fanáticos ya conocidos por todos, que viven tratando de guindarse como bolas de Navidad del Primer Mandatario Nacional, puedan ejecutar contra la comunidad Judía de Venezuela. No olvidemos, que grupos afectos al gobierno Nacional, actúan cuando quieren, como quieren, violentamente, atacando a quienes quieren, y el Régimen se lava las manos como pilatos, diciendo que son grupos que “se salen de control” y que actúan por y para la robolución… perdón, revolución, ante una Fiscalía que no existe, y un Ministerio de Justicia que no da pie con bola.

Por eso, llamo la atención de los lectores. Ahora, no solo los periodistas, medios de comunicación, políticos y empresarios opositores, defensores de DDHH, etc, somos víctimas de estos ataques “de personas o grupos incontrolables”… quizá, la comunidad judía en Venezuela, tendrá que tomar serias medidas para proteger instalaciones, colegios, empresas, y representantes conocidos en nuestro país.

Lamentablemente, es así. Se los dice alguien que tiene 3 años con el corazón en la mano, cada vez que sale a la calle, y suma más de 3 denuncias de ataques personales “extraños” en Fiscalía.

Anónimo dijo...

Rocío San Miguel


La FAN y el apoyo de Chávez a Hamas
Enero 8, 2009

El presidente Chávez ha expresado públicamente su apoyo incondicional a Hamas. Una decisión política que genera malestar en las Fuerzas Armadas por varias razones.

Está colocando Chávez en el tablero nuevamente sus preferencias por el concepto de “guerra de resistencia”, un concepto que no termina de calar en el seno de la Fuerza Armada Nacional (FAN) ni en el pueblo venezolano.

La guerra de resistencia utiliza métodos y medios de combate prohibidos por el derecho internacional humanitario (DIH). Hace uso de “los civiles” como objetivo de guerra. Sitúa a mujeres y niños como escudos humanos frente al adversario. Coloca a los civiles como señuelos de una estrategia “pérfida” prohibida por los Convenios de Ginebra y el Estatuto de Roma, que convierte en criminales de guerra a quienes la autorizan y a quienes la ejecutan.

El pueblo en armas es la expresión emblemática de la guerra de resistencia. En forma voluntaria, cuando el ciudadano decide enrolarse en la condición de combatiente no contraría ninguna disposición.

El dilema surge en la forma compulsiva en que se obliga a los civiles a participar en la defensa, pues de lo contrario pasan a ser “traidores a la causa”. En Venezuela “traidores a la patria”.

Ya en el pasado ha expresado Chávez su apoyo a la lucha de las FARC en Colombia, otro grupo irregular que utiliza medios y métodos prohibidos por el DIH. Esto significó un cisma en la FAN, por el doloroso y repudiable pasado de agresiones a los militares venezolanos en la frontera por parte de las FARC. Ahora la emprende con su apoyo a Hamas.

La guerra entre palestinos e israelíes es una nueva oportunidad de hacer propaganda política para Chávez. Sin embargo los militares venezolanos se preguntan qué sentido tiene el apoyo a las FARC en el pasado y ahora a Hamas.

El tema de judíos y palestinos debió haber sido tratado por Venezuela de otro modo. Repudiando sin lugar a dudas cualquier ataque en contra de civiles y el uso de escudos humanos por parte de los combatientes. Provengan de quien provengan. No se trata, como repetidamente enseña la historia, de distinguir entre buenos y malos.

Se trata de preservar a todas las personas que no participan directamente en las hostilidades, sean judíos o palestinos. Y de preservar el respeto al DIH entre las partes. Gaza es una de las zonas más densamente pobladas del mundo, el riesgo de impactar civiles es muy alto. Al mismo tiempo continúa la población del sur de Israel, sufriendo disparos de cohetes desde el interior de la Franja de Gaza. Un esquema que complica la situación sin duda. Sin embargo todos nos preguntamos por qué hablar de cobardes para referirse a los militares israelíes, como lo hizo el presidente Chávez recientemente, dejando libre de culpas a Hamas.

Bajo el pomposo nombre de “Conflicto Asimétrico de Resistencia Integral Bolivariana Estratégica”, Chávez pretende incorporar en Venezuela los medios y métodos más repudiables del uso de civiles en las guerras. Valga recordarle entonces al Presidente que ese no es precisamente un gesto de heroicidad, sino de cobardía: Esconder a los combatientes detrás de las faldas de las mujeres y la sonrisa de los niños o utilizar escudos humanos como lo ha hecho Hamas y por cierto las FARC, para atacar a quienes consideran sus adversarios.

Anónimo dijo...

Hoy Teodoro Petkoff en el editorial de Tal Cual, comenta sobre la expulsión del embajador de Israel en Venezuela y asegura que dicha decisión se aleja de las iniciativas internacionales que intentan detener las hostilidades y además, va en contra de la “venezolanidad”.

Este es el editorial completo:

Independientemente de la posición que se tenga tomada en el largo y doloroso conflicto palestino-israelí, la inmensa mayoría de los gobiernos del mundo está abogando en estos momentos por la suspensión de las hostilidades, exigiendo de Israel el cese de las operaciones militares y también de Hamas la paralización de sus ataques coheteriles.

La mayor parte de la humanidad entiende que ese conflicto no tiene solución militar y por eso todos los sectores que se sienten capaces de actuar lo están haciendo en el sentido de procurar un alto a los horrores de la guerra, para restablecer los fueros de la diplomacia y de la búsqueda civilizada de soluciones que, para decirlo de una vez, pasan insoslayablemente por la creación del Estado palestino. Mientras este aspecto del problema no sea abordado con verdadera decisión por la comunidad internacional -y en particular por Estados Unidos-, el justificado irredentismo palestino continuará alimentando las posturas más extremas, no sólo entre los árabes sino también entre israelíes, acorralando, tanto en un bando como en el otro, a los sectores dispuestos a recorrer el camino de las soluciones pacíficas y manteniendo bloqueadas éstas indefinidamente.

Dentro de este contexto, la expulsión del embajador de Israel por parte del gobierno venezolano, no es una contribución a los esfuerzos que se hacen hoy por procurar una suspensión de la confrontación armada. Por el contrario, va en sentido opuesto. Después de sesenta años de enfrentamiento entre árabes e israelíes, la experiencia demuestra que es absolutamente estéril cualquier aproximación a ese conflicto, sin tener en cuenta los infinitos matices que lo caracterizan y sin tratar de entender las razones y sinrazones de cada bando.

Pero el gobierno venezolano, sin quiera consultar otras opiniones en la región, donde florecen hoy tantas iniciativas integracionistas y pacifistas, a sabiendas de que sobre este espinoso asunto las posturas prudentes, que no echen más leña a la candela, son las más convenientes, se ha apresurado, sin embargo, a dar un paso, la expulsión del embajador israelí, que acompaña la misma visión maniquea del gobierno, y que, tal como está, contribuye a mantener las cosas en el mismo callejón sin salida donde se encuentran desde mediados del siglo pasado.

Pero si bien internacionalmente no son comparables las responsabilidades de nuestro gobierno y del norteamericano, para la vida venezolana la expulsión del embajador de Israel podría estar cargada de muy sombrías consecuencias. En una sociedad tan polarizada como la nuestra, en la cual la línea divisoria separa visiones incondicionales en blanco y negro, la decisión tomada, acompañada de la presencia del Canciller y otros altos funcionarios del gobierno en la mezquita de Los Caobos, dando a su postura política un incomprensible sesgo religioso, podría abrir la espita a conductas irracionales y a confrontaciones hasta hoy completamente ajenas a la venezolanidad. Aunque no sea sino por esta única razón, la acción del gobierno venezolano debe ser rechazado por la conciencia democrática del país.

¿Diplomacia para la paz?
Editorial Tal Cual

Anónimo dijo...

“Chávez usa a Gaza para atizar el sentimiento antiestadounidense”

El periodista Andrés Oppenheimer, en su columna de hoy de El Nuevo Herald, analiza las reacciones que ha generado el conflicto de Gaza sobre algunos gobiernos de América Latina, incluyendo al del propio presidente venezolano Hugo Chávez.

Esta es su columna completa:

Una de las cosas que más me sorprendieron durante mis vacaciones de fin de año en Argentina y Uruguay es que la gente allí parece estar siguiendo el conflicto de Gaza en el Medio Oriente mucho más de cerca –y más apasionadamente– que en Estados Unidos.

Los periódicos de esta parte del mundo encabezan sus primeras planas con titulares sobre el conflicto del Medio Oriente, dándoles mayor prominencia que a las noticias sobre la crisis financiera global, o las noticias locales. En la televisión, el ataque israelí contra el grupo terrorista Hamas tras los constantes ataques con cohetes de ese grupo contra Israel es motivo de calurosos debates en los que la mayoría de los invitados critican a Israel.

Hamas, oficialmente definido un grupo terrorista por los Estados Unidos y la Unión Europea, a menudo no es identificado como tal en los medios sudamericanos.

En varias reuniones sociales con políticos, empresarios y diplomáticos, me hicieron más preguntas acerca de la posible política para el Medio Oriente del presidente electo Barack Obama que sobre ninguna otra cosa. Y ocurre algo muy semejante en otros lugares de Sudamérica.

A principios de esta semana, el presidente venezolano Hugo Chávez –que ha sellado una ”alianza estratégica” con Irán, el principal estado patrocinador de Hamas– expulsó al embajador de Israel, citando como causa el supuesto ”genocidio” israelí en Gaza.

Y en Argentina, el organizador de manifestaciones callejeras, Luis D’Elia –quien esta semana confirmó a la revista Noticias que recibió $1 millón de la dictadura de Cuba para financiar las protestas antiestadounidenses durante la visita del presidente George W. Bush a Argentina en el 2005– encabezó el martes una manifestación ante la embajada israelí en Buenos Aires en la que arrojó pintura y objetos contra la sede diplomática.

¿A qué se debe todo este interés en Gaza?, me pregunté. ¿Se debe a que Argentina y Uruguay tienen grandes comunidades judías y árabes? ¿O a un sentimiento subconsciente de consolación por el hecho de que, a pesar de que hay grandes problemas en Sudamérica, hay otras partes del mundo en que hay problemas más grandes?

Muchas de las personas a las que les hice estas preguntas me respondieron que se debe a la política, y a los petrodólares. Chávez y sus aliados, incluyendo a la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, están importando el conflicto palestino-israeli a una región en la que judíos y musulmanes solían vivir en armonía.

El involucramiento sudamericano en la política del Medio Oriente aumentó notablemente desde el 2006, cuando Chávez recibió por primera vez en Venezuela al presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad. Desde entonces, Ahmadinejad ha regresado a Venezuela, y también ha visitado Cuba, Nicaragua y Bolivia. Ahmadinejad firmó varios acuerdos económicos y políticos en estos viajes, incluyendo planes para financiar nuevas emisoras radiales y televisivas progubernamentales en Bolivia y otros países.

Emilio Cárdenas, ex embajador argentino en las Naciones Unidas, me señaló que tanto Irán como Venezuela se benefician al identificar el sentimiento antiestadounidense en la región con el sentimiento antiisraelí. Cuando la emisora televisiva regional Telesur, financiada por Venezuela, ofrece gratuitamente a los canales de televisión latinoamericanos filmaciones de niños palestinos heridos por bombas israelíes, el mensaje no demasiado subliminal es que Washington está apoyando una atrocidad, explicó.

”Para Chávez, pegarle a Israel es pegarle a Estados Unidos”, señaló Cárdenas. “Esto es funcional tanto para [la propaganda política de] Venezuela como para Irán”.

Mi opinión: No me sorprende que Chávez esté usando el conflicto de Gaza para atizar el sentimiento antiestadounidense. Chávez está debilitado por la caída del precio del petróleo y necesita un conflicto con Washington para justificar sus intentos de perpetuarse en el poder como sea. Y no me sorprende que los medios oficiales argentinos compren la versión de Chávez: Venezuela se ha convertido en el principal soporte financiero del gobierno argentino en los últimos años.

Pero resulta triste que muchos periodistas respetables en la región, al exigir correctamente un cese de hostilidades en el Medio Oriente, no le recuerden al público que Hamas está llevando a cabo una guerra religiosa en la que exige oficialmente la aniquilación del Estado de Israel, y que Hamas ha estado lanzando cohetes sobre territorio israelí, quebrando un cese de fuego preexistente.

Si Argentina, Uruguay o cualquier otro país estuvieran sufriendo ataques diarios de parte de un grupo que abiertamente propugna una ”guerra santa” para destruirlos como nación, dudo realmente que actuarían de manera muy diferente a la de Israel.

No reconocerlo --y no reconocer el hecho de que, a diferencia de Israel, los terroristas de Hamas disparan intencionalmente sobre blancos civiles y luego usan a la población civil como escudos humanos– es intelectualmente deshonesto y coquetea con el racismo contra un grupo étnico que no hace mucho sufrió el peor holocausto del que se tenga memoria.

Andrés Oppenheimer
El Nuevo Herald