miércoles, marzo 18, 2009

Chávez sin límites.




POR: ARCANGEL VULCANO.

El Sr Hugo Chávez se viene comportando como si fuese un dictador sin límites institucionales, y no un presidente democrático. Nos luce desenfrenado, sin la indispensable moderación que se le exige a un auténtico jefe de estado en su actuación política; expresa una decadente e intolerable actitud provocadora, insolente, desafiante y aberrante contra sus naturales lógicos oponentes políticos; es como si estuviera poseído de un raro delirio de grandeza que no lo dejara moderar ni controlar sus pasiones, muestra un desmesurado comportamiento totalmente inadecuado, que evidencia y revela que está desfasado, comportándose como un vulgar dictador usurpador, semejándose a un despreciable tirano, irrespetando a sus conciudadanos, violándoles impunemente sus legítimos derechos, colocándose cínicamente e impunemente al margen de la Constitución y las leyes de la república.

Chávez, probablemente esté leyendo erróneamente el resultado electoral aparentemente ventajoso que obtuvo en el referéndum del 15 de febrero, considerándolo como un cheque en blanco para hacer y deshacer, arremetiendo políticamente contra la población que sabe que no lo apoya en sus planes de control hegemónico de Venezuela; maniobra abiertamente demoliendo y desmantelando el modelo político democrático y económico previsto en la Constitución Nacional vigente, con la colaboración directa del resto de los poderes públicos incondicionales y obedientes, para tratar de imponer un capitalismo de estado autoritario sustentado en el control militar y la amenaza del empleo de las armas de la república, sin debatir ni atender las demandas y reclamos del resto del país que rechaza su proyecto político seudo revolucionario.

Los venezolanos rechazamos y derrotamos electoralmente el 2 de diciembre del 2.007 la propuesta de reforma constitucional del ambicioso caudillo; pero mediante una Ley habilitante y actuando de hecho se ha permitido avanzar en la consolidación de sus planes autocráticos, nadando contra corriente de lo que piensan y necesitan los venezolanos que no lo respaldamos. Es posible que los venezolanos le transmitamos a quien se cree jefe supremo eterno e insustituible, la engañosa impresión de que estaríamos indefensos, impotentes, resignados, vulnerables, e inmovilizados ante su poder militar, en virtud del control que ejerce impúdicamente sobre los comandos de la Fuerza Armada Nacional, que pareciera ya no garantizar el ejercicio pleno de los derechos constitucionales, sino que le sirvieran incondicionalmente a un conjurado jefe de facción y a su proyecto totalitario. Pero podrían estarse equivocando garrafalmente, porque el pueblo venezolano podría reaccionar sorprendiéndolos defendiéndose mediante la protesta masiva en la calle, revelándose contra sus atropellos y violaciones, ejerciendo su valiente resistencia pacífica, demostrando de nuevo su probada vocación democrática.

Ante tantas arbitrariedades conocidas, difundidas y acumuladas, archivadas en la imborrable memoria colectiva, y por los medios de comunicación libres e independientes nacionales e internacionales, sobran a estas alturas los diagnósticos. Ha sido develada la gran farsa seudo democrática que el jefe supremo del proceso revolucionario mantenía oculta bajo las mangas. Creyéndose seguro de su poder ilimitado, ahora se debe sentir invencible, insustituible y eterno. Ha decidido acelerar la marcha de sus planes radicales conculcadores de las libertades democráticas, para ahora si, habiendo sometido a sus aparentemente debilitados y acorralados opositores mediante el ventajismo, venciéndolos “dudosamente” en las urnas electorales, para mediante artificios legales imponer su autocracia totalitaria.

Se siente seguro y confiado en que la sociedad democrática no podría reaccionar eficazmente para neutralizarlo, derrotarlo y deponerlo de su cargo; supone que la tiene totalmente anestesiada, hipnotizada para siempre, mediante la aplicación de sus estrategias y tácticas de guerra psicológica, a través de artificiosas y maquiavélicas manipulaciones, mediante la dispendiosa y multimillonaria campaña de propaganda, y su ya vacía botija petrolera, que ha empleado discrecionalmente, sin control, y con la complacencia de sus cómplices enquistados como serviles parásitos en los entes del estado, sumisos a sus designios, gastando a manos llenas, delinquiendo, cometiendo peculado de uso y malversando cuantiosos fondos públicos, como si fuera el único propietario de esa riqueza.

Chávez se debe sentir ilimitado, y considerarse ahora todopoderoso, quizás desearía que todos sus conciudadanos le rindiéramos pleitesía por causa de su narcisismo exacerbado, y que le obedeciéramos ciegamente, le adoráramos como si fuera una deidad o un emperador. ¡Abrase visto! semejantes pretensiones de quien se cree insustituible, siendo realmente un incompetente y ambicioso, descomedido aprendiz de tiranuelo tropical.

El Sr Chávez ya no está en campaña, y no habiendo riesgos de pérdidas de votos, puede a los cuatro vientos anunciar lo que ayer se prohibía, no necesita mantener una conveniente e hipócrita prudencia, se siente seguro de ser el beneficiario permanente del favor popular y dueño eterno del suficiente caudal de votos que le dieron sostén a sus planes conculcadores de nuestros derechos democráticos.

Chávez pretende violando la Constitución cambiarnos el sistema democrático de libertades y derechos políticos, económicos y sociales, por otro sistema dizque socialista de corte comunista conculcador de la propiedad privada, que en realidad es un capitalismo de estado, porque desea desde el ejercicio del poder, en su doble condición como jefe del estado y del gobierno, extralimitándose en sus atribuciones, funciones y competencias, controlar, e intervenir la mayoría de los medios de producción, ser dueño de toda la riqueza nacional, la privada y pública, estatizando , expropiando o confiscando con el dinero de todos, para dominar en manos del estado que representa dictatorialmente sin límites la economía nacional, sin ni siquiera convocar a una Asamblea Nacional Constituyente, endosándole a su proyecto seudo socialista los votos que obtuvo el 15 de febrero en una consulta refrendaría que no eran para decidir ninguna de esas reformas ilegales ejecutadas de hecho, sino que apenas eran para decidir si se podían los venezolanos postular sin límites, por siempre, a los cargos de elección popular, como presidentes, gobernadores, alcaldes, diputados y concejales; en esa consulta electoral no se decidió otra cosa, por lo que está plenamente vigente la Constitución Nacional de 1.999, aprobada por el pueblo venezolano, que garantiza todos los derechos ciudadanos que ahora pretende violarnos y conculcarnos sin ningún límite.

Las medidas de expropiación y confiscatorias de bienes propiedad de empresas privadas, las de nacionalizaciones a las Compañía telefónica CANTV, la Electricidad de Caracas, las empresas de Guayana, las Cementeras, las procesadoras arroceras y alimenticias, etc; la carencia de autonomía del Banco Central ahora sometido bajo su arbitrario control, son plena demostración de que su plan oculto era cambiar el modelo político y económico democrático de la república, pero venía aplicándolo gradualmente y por etapas, para imponernos así un nuevo modelo de totalitarismo de estado bajo su única jefatura, edulcorado como socialista, pero que no es tal, sino un modelo de dominación esclavizante, en el cual los venezolanos nos convertimos todos en sus súbditos, en unos obedientes, y sumiso lacayos del dictador Chávez sin límites constitucionales, para favorecerle y apuntalarle sus demenciales delirios de grandeza hasta que la providencia divina se lo lleve.

El Chávez sin límites, por ahora, ha podido dominarnos y mantenerse en el cargo, dividiéndonos a sus opositores, pero engañándonos, mediante la aplicación de audaces estrategias y tácticas, con el uso de un señuelo falaz que es la oferta hipnotizante para las masas populares aún crédulas e ignorantes, a través de la engañosa quimera utópica fracasada y trasnochada del socialismo del siglo 21, así como de la ridícula promesa de la creación del hombre nuevo (¿focas nuevas?), junto a la construcción de una nueva sociedad de iguales, justa, solidaria, fraterna, pero a la fuerza y bajo amenaza de emplear las armas contra quienes no lo entiendan, ni lo acepten, o lo rechacen oponiéndose, que no es más que la creación de una sociedad esclavizada y regida desde el ejercicio del poder hegemónico, absoluto, insultante y oprobioso, de un dictador tirano y usurpador junto a su camarilla de facciosos y mercenarios armados, que nos quieren robar nuestra riqueza y conculcar para siempre nuestros derechos, limitarnos nuestra preciada libertad, destruyendo el sistema democrático, mientras desmontan y desmantelan sistemáticamente, gradualmente y por etapas, el estado de derecho, la democracia representativa y anula las conquistas de la descentralización. Convirtiéndose en una seria amenaza, en un quiste cancerigeno que actúa en realidad contra la salud de la democracia y los intereses de todos los venezolanos, violándonos impunemente nuestros legítimos derechos.


Chávez actúa sin límites institucionales, se ha convertido de hecho ya en un repugnante dictador, porque ha violado flagrantemente la Constitución Nacional abusando del poder, secundándose con la directa complicidad y colaboración de sus socios ideológicos y de “algunos” conjurados militares amancebados, ubicados estratégicamente muy convenientemente en los principales puestos de comando de la Fuerza Armada Nacional, disponiendo y empleando así de las sagradas armas de la república para disuadir, desafiar y amenazar sin pudor ni límites a una población civil inocente, desarmada, inerme e indefensa. Esos militares son coautores de sus delitos contra todos los conciudadanos venezolanos, y deberán responder algún día por acatar y obedecer órdenes impartidas bajo el signo de la inequidad, la injusticia, la ilegalidad y la inconstitucionalidad; todos esos militares quienes por acción u omisión incumplieran sus deberes, y hayan aceptado reprimir, atropellar, agredir de algún modo a su propio pueblo, por cobardía, miedo, conveniencia, comodidad, o interés económico o de cualquiera otra índole, aquellos quienes vergonzosamente le fueron, le son o le sean obedientes e incondicionales, deberán más temprano que tarde afrontar la larga mano de la justicia que sin dudas los alcanzará para hacerles pagar sus crímenes de lesa humanidad contra sus compatriotas víctimas inocentes por culpa de sus delitos, por ahora impunes.

Durante varias campañas electorales Chávez y su camarilla de cómplices conjurados, evitaron muy convenientemente evidenciar estos planes que mantuvieron bajo las mangas, y que hoy develan envalentonados quitándose las caretas frente al mundo, creyéndose inamovibles; prefirieron diferir y ocultar hasta ahora sus propósitos antidemocráticos, para mostrarlos cuando sintieran que se pueden atornillar en el poder. Ahora confesas sus aspiraciones de ser vitalicios, intuyen que no hay ningún riesgo de perder ni los votos blandos, ni el poder político acumulado. Pero podrían estar muy equivocados, porque los venezolanos no somos incondicionales de nadie, y menos de engañadores de oficio, farsantes, mentirosos. Jamás nos ha gustado entregar cheques en blanco a nadie.

Chávez subestima al “Bravo Pueblo de Venezuela”, calcula equivocadamente sus capacidades; lo presiente dócil e ignorante, dominado, sumiso, inmóvil, anestesiado, dormido, inerte. Chávez pareciera estar muy confiado en que puede maniatar incondicional y obedientemente al país siempre; pero se equivoca garrafalmente.

Chávez cree que buena parte de los venezolanos le serán siempre sumisos, obedientes y fieles, pero la realidad es que la gran mayoría no respaldan incondicionalmente su seudo proyecto político dizque socialista, y lo observan atentamente con mirada escrutadora.

La lectura que el régimen está haciendo de sus blandos votos favorables, pudiera no ser la correcta. La mayoría de la población no desea vivir bajo un sistema político y económico distinto al democrático. El gigante en apariencia dormido que es el pueblo venezolano, pudiera despertarse reaccionando violentamente en cualquier momento, si se sintiera seriamente amenazado, si le impidieran seguir disfrutando y ejerciendo sus legítimos derechos. ¡Cuidado! porque nada es más peligroso que despertar a una poderosa y bravía fiera hiriéndola, desafiándola sin necesidad; cuando eso pasa, no habrá límites capaz de contener su ira indómita, ni iluso ufanado, ni humilde mortal que valga para evitar que el feroz monstruo destroce todo a su paso. Hemos visto a muchos envalentonados aguajeros salir huyendo ante una masa humana embravecida rugiendo a lo lejos, y a otros pretenciosos que alardeaban de no importarles nada moqueando, y pidiendo perdón por sus errores…

Los venezolanos somos más de 26 millones. Somos desde muchas ópticas un país plural. No deseamos vivir en dictadura de ningún tipo, signo, ni color. Nuestra población es mayoritariamente joven y con probada vocación democrática. Sería una injusticia, toda una aberración, una peligrosa provocación, pretender imponerle a todo un pueblo un sistema político y económico, que no esté consagrado en la Constitución Nacional vigente, ni concensuado por la mayoría.

Si Chávez persistiera en actuar sin límites, y continuara violando la Constitución y sus principios fundamentales, colocándose permanentemente al margen de ella, se expondría al desconocimiento y a la protesta masiva general del pueblo venezolano, que podría producirse inesperadamente, con una fuerza incontenible. Si Chávez reta y desafía al pueblo democrático venezolano, podría conocer por fin sus verdaderos límites, y tal vez sería el principio de su fin como dirigente democrático, y el inicio de una nueva etapa no democrática que tendría un desenlace impredecible. Los futuros límites para Chávez, quien hoy en día pareciera no tenerlos en su actuación política, sin dudas, se los colocará en algún momento el pueblo venezolano, a quien pareciera estar subestimando muy equivocadamente.Todo tiene siempre un límite, principalmente la paciencia de un pueblo bueno y tolerante, desafiarla, retarla, subestimarla es una provocación, es como encender irresponsablemente la mecha de una gran bomba en tu propia casa frente a tus hijos, en un instante puede explotarnos en la cara sólo con encenderla con una chispa, pero estalla siempre.

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