domingo, marzo 15, 2009

Mauricio Funes sería el nuevo Presidente en El Salvador según primeros datos oficiales


"La izquierda lidera el recuento en El Salvador "

La población se vuelca en las urnas en unas presidenciales muy reñidas

Los primeros datos oficiales confirmaron ayer la sensación de cambio en El Salvador. Con el 84% de las actas procesadas, el Tribunal Supremo Electoral anunció pasadas las 20.30 de la tarde de ayer (las 3.30 de la madrugada en la España peninsular) que el izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) estaría a punto de alcanzar la presidencia del país al haber obtenido un 51,1% de los 874.662 votos escrutados.

El partido de la derecha que ostenta el poder, la Alianza Republicana Nacionalista (Arena), sólo habría alcanzado el 48,8% de los sufragios. Aunque el presidente del tribunal electoral advirtió que ningún partido tendría derecho a proclamarse ganador hasta el fin del recuento, el candidato de la antigua guerrilla, el periodista Mauricio Funes, ya saboreaba la que, si se confirma, sería una victoria histórica. Nunca la izquierda había gobernado este país.
Clima festivo y normalidad

La señora los ve acercarse al colegio electoral cubiertos con la bandera del partido de la derecha y abre los brazos: "Ay mis muchachos, qué lindos, ojalá pudierais votar". Los dos perritos menean la cola como si dijeran que sí, que por la Alianza Republicana Nacionalista (Arena) lo que hiciera falta, y su dueño sonríe complacido. La escena es observada por un grupo de pacíficos muchachos vestidos con la camiseta roja del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), y el resto del cuadro lo componen vendedores ambulantes que gritan "chile, chile, chile; mango, mango, mango; jugos, jugos, jugos...".
Durante el último mes, los políticos de El Salvador (fundamentalmente los de la derecha, pero también los de la izquierda) se han empeñado en convertir la campaña electoral a la presidencia del país en un infierno de suciedad y acusaciones sin prueba, pero los ciudadanos, ayer, los dejaron en evidencia. Hasta el cierre de las urnas, la jornada se desarrolló con orden, alegría y grandes atascos, porque el sistema salvadoreño obliga a cada votante a desplazarse al lugar donde se sacó la credencial electoral por primera vez.

Esa peculiaridad -ideada tras la guerra para evitar las presiones de los caciques locales- ya no tiene sentido, pero sigue vigente y obliga a muchos electores a cruzar la ciudad o incluso el país para depositar la papeleta. Cuando por fin lo hacen, en vez de regresar a casa andando, disfrutan del día de fiesta, de los granizados de fresa que el vendedor arranca de una barra de hielo con un cepillo de carpintero, de las hamburguesas gratis y los descuentos que las cadenas de comida rápida ofrecen a quien presente el pulgar marcado por la tinta electoral: "Muéstranos que has votado y Pollo Campero te invita a un flan gratis...".

Los observadores internacionales están alucinando con la parcialidad de los medios y el poco respeto de los dirigentes gubernamentales con las reglas más elementales del juego. Al frente de la misión de la Unión Europea, el eurodiputado socialista Luis Yáñez está siendo testigo de cómo lo que dicen la mayoría de los noticieros salvadoreños y lo que se siente en la calle no coincide en absoluto. Si algo estaba claro ayer, en una jornada de gran participación y prácticamente ningún incidente, es que la mayoría de las personas consultadas -votantes de la derecha incluidos- esperaban una victoria del FMLN. Así lo seguían apuntando, además, los sondeos secretos de ambos partidos.

Luis Yáñez, obligado a la prudencia del cargo, ha tenido que responder a decenas de entrevistas en las que periodistas partidarios del Gobierno querían arrancarle a toda costa una declaración en la que descartara la posibilidad del fraude que teme la oposición. "Los candidatos no deberían hablar de fraude sin pruebas...", enfatiza, más que pregunta, el entrevistador. Y el jefe de la misión de observadores aprovecha para enviar una carga de profundidad: "No debería ser, pero de igual manera tengo la obligación, como jefe de misión, de ser equilibrado y tampoco está probado que si gana el FMLN van a desaparecer las libertades y llegue el comunismo, es un proceso de intención que se hace en campaña, pero que no está probado...". Esa carga de profundidad contra el discurso de la derecha sentó muy mal en la sede del Gobierno, que incluso llegó a plantearse una protesta ante Yáñez, que finalmente descartó.

Pero los atropellos a la pureza del proceso son continuos. En la prensa de ayer mismo -domingo, jornada de votación-, el presidente del Tribunal Superior Electoral, Walter Araujo, declara en una entrevista a doble página: "Si gana el candidato de Arena, ¿va a respetar el FMLN los resultados?". Claro que lo más llamativo para cualquier observador no es que Araujo declare eso, sino que pueda compatibilizar ese cargo con el de diputado de Arena y presidente de la Asamblea Legislativa.

En materia electoral, en El Salvador viene siendo costumbre que el zorro esté vigilando a las gallinas. La cuestión es si la izquierda del FMLN, que tanto ha denunciado esta situación, está dispuesta a cambiarla en el caso de que se confirme su llegada al poder.

Leídas las declaraciones de Walter Araujo ya no llama la atención que los colegios electorales estén llenos de derechistas con camisetas de su candidato, Rodrigo Ávila, o de izquierdistas con el rostro del suyo, Mauricio Funes. Ni que las camionetas con banderas de sendos partidos y música a todo volumen sigan recorriendo la ciudad. Ni que el presidente Elías Antonio Saca se dirigiera a la nación el sábado por la noche para pedir a los ciudadanos que voten atendiendo a los mismos principios -la familia cristiana, Dios...- con los que su partido, Arena, lleva martilleando desde hace un mes.

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