miércoles, marzo 25, 2009

"El paquete ”chileno” del presidente: Son dos los paquetes"


POR:ALEXANDER GUERRERO.

Un paquete, pero chileno: del blindaje al ajuste en dos tiempos.

El Presidente finalmente se presentó con su paquete, esta vez a lo “chileno”, un paquete lleno de deuda pública, papeles que no contante ni sonante, y más impuestos, a cambio pide mantener un gasto público a todo evento insostenible, el efecto neto una severa contracción de la actividad económica privada, desempleo e inflación.
La gente se había hecho la esperanza que por fin el Presidente aceptara que la caída del precio del petróleo unido a la descapitalización de PDVSA, trae consigo una pronunciada caída en las reservas internacionales, un considerable déficit en cuenta corriente, ambos efectos, producidos -entre otros- por una brusca caída en los precios del petróleo.
Ese fenómeno nada inesperado, la historia económica venezolana en las últimas décadas esta plena de esos momentos. Sin embargo, lo que hoy ocurre, la caída en los precios dado el vertiginoso descenso en la demanda mundial por petróleo viene precedido -en nuestras circunstancias- por un enorme ingreso fiscal petrolero producido por el crecimiento de los precios en los últimos años y que a juzgar por los hechos se gastó de la peor manera.
Derroche, corrupción y manirrotismo: antecedentes de ambos paquetes
El Gobierno montó un Estado redistributivo de la renta petrolera, -pan para hoy hambre para mañana describe claramente el derroche y mal uso de esa renta- no sólo en Venezuela sino financiando lealtades políticas internacionales, transferencias directas desde el fisco y PDVSA a obras y proyectos en otros países, adquisición masiva de armas para un país que no está en guerra, compra de espejitos y otra vitualla a clientes políticos y económicos, corporaciones extranjeras que se pegaron de la renta petrolera -las brasileñas y argentinas con elevada vocación de chupasangre -, adquisición de deuda pública de países considerados maulas en el mercado financiero internacional, Argentina, Ecuador y Cuba, subsidio a combustibles en USA, Europa y otros países de América Latina, Asia y África, créditos baratos a países vecinos y otros no tanto, continua destrucción y descapitalización de la actividad industrial privada nacional que sirvió - en ambas direcciones- para convertir al Estado venezolano en el mayor importador de insumos agropecuarios y alimentos para consumo final, proyectos faraónicos en Venezuela, metros, puentes, etc. que hoy muestran su parálisis y ruina generalizada; todo esto sin el menor escrúpulo, ni la más mínima acción contralora por institución contralora o contrapeso institucional, el Contralor General, bien gracias, sin oficio, pero cobra, no controla a nadie, ni la Asamblea Nacional como contrapeso institucional, nada de eso. En fin un expediente de derroche, manirrotismo y, corrupción.
Ese expansivo, aguas abajo y afuera, gasto de los ingresos petroleros sirvió para todo, pero no para lo más importante: mantener niveles de ahorro que permitieran financiar relativamente la caída del ingreso fiscal, en el periodo de las vacas flacas, periodo por lo demás nada difícil de proyectar, dado que los precios del petróleo muestran durante décadas una trayectoria de auge y depresión perfectamente previsibles. El cacareado blindaje resulto a la postre otro cuento chino de esos que nos tiene acostumbrado el Presidente en sus diarias cadenas.
Dos paquetes: el virtual de aplicación desde noviembre y el chileno de deuda e impuestos.
En esas circunstancias, la voluminosa caída del ingreso fiscal para estos años, no tiene otro mecanismo que ser absorbida por los venezolanos y sus economías con una dolorosa contracción de la economía, inflación, devaluación, más impuestos, alza en las tasas de interés, caída del ingreso familiar y desempleo. EL gobierno y el Presidente Chávez que tenían meses anunciando que estábamos blindados, dan muestra de medio entender que el ajuste macroeconómico de recorte en el gasto, inflación, impuestos y devaluación es lo que viene, empaquetado o no.
De hecho con el anuncio del paquete chileno el sábado pasado, ahora tenemos dos paquetes; a saber, el paquete virtual que se aplica desde noviembre, con depreciación de la moneda, caída del crédito bancario, recorte del gasto público, inflación y el ahora paquete chileno con impuestos y una inmensa deuda expresada en bonos públicos que serán oportunamente licuados. Ud. amigo lector conjugue esos dos paquetes y se verá en los próximas semanas, desempleado o con el ingreso familiar mutilado, todo ello como precio a pagar para que el gobierno mantenga su frenesí de gasto público, el gobierno gasta y Ud. ahorra en términos reales negativos, así sostendrá la enorme maquinaria política que la revolución ha montado como buffet redistributivo.
El Presidente sigue blindado, la gente no, pagará más deuda y más impuestos.
Desde el mismo inicio del crash financiero en los mercados en los países desarrollados, el gobierno, en voz del Presidente le comunicó a los venezolanos que la economía venezolana estaba blindada, en general la gente prefirió creerle, porque después de todo, nadie quiere que el precio del petróleo se caiga y con él la economía se contraiga severamente y el desempleo incremente, la inflación explote, el tipo de cambio se maxi devalúe, la escasez se convierta en fenómeno sistémico.
La gente le compró al Presidente su prédica, porque nadie desea que su precario nivel de calidad de vida colapse con la caída del ingreso familiar que induce de manera casi automática un descenso severo en los precios del petróleo. Entre el Presidente y la opinión pública, empresarios del campo y la ciudad, los que aún quedan, el consumidor general, se comenzó a formar una especie de profecía auto-cumplida.
Con ese discurso en sus manos, y con el elevado grado de aceptación que le merece la gente cuando el gobierno anuncia que esta fiscalmente y en términos de reservas internacionales blindado, el Presidente ordenó a la Asamblea Nacional a construir un Presupuestos con supuestos fantasiosos, entre ellos un precio promedio para el ano de 60 dólares el barril, con exportaciones de 2,9 millones de barriles por día, con una inflación del 15 % y con una economía que crecería al 4% ¡!. EL Presidente olvidaba que todo acto de birlibirloque que anuncie sacar un conejo de un sombrero, debe primero cuidadosamente meterlo en el.
Pero sin embargo, las señales son de apremio fiscal y de balanza de pagos
Las señales, sin embargo, que el mismo Presidente venía dando indicaban que algo serio está ocurriendo tanto en la cuenta corriente (reservas internacionales) como en el ingreso fiscal, la caída del precio del petróleo a apenas la mitad de lo que contaba en el Presupuesto, indicaba a conocedores y legos que las exportaciones de petróleo caerían en el 2009 unos 60 mil millones de dólares!!!, y que su correspondiente efecto fiscal creaba un déficit de caja de unos 28 mil millones de dólares.
En esos términos la economía se encontraba frente a unos de esos acostumbrados macro ajustes, solo que esta vez seria aun más severo, porque además de patear y arruinar al sector privado, el ingreso fiscal es ahora un 50% dependiente del precio del petróleo; en esas condiciones la capacidad de reaccionar dada la caída de los precios del petróleo era precaria.
Así la primera señal, fue extraer del BCV, 12.500 millones de dólares en reservas, y enviarlos a los fondos parafiscales de FONDEN, desde donde PDVSA y el fisco buscarían producir bolívares “permutados” en el sui generis mercado cambiario local, PDVSA pagar muchas de sus deudas porque el estado actual de descapitalización a que la ha sometido la revolución la deja -como cascarón fiscal al cual se ha convertido PDVSA- en precaria situación económica para producir apenas 2 millones de barriles por día; es decir, el gobierno que había estado haciendo un hervido con la gallina que pone los huevos petroleros, al parecer se había dado cuenta que el grado de descapitalización y endeudamiento alcanzado por PDVSA amenazaba los programas de reparto y corrupción que han caracterizado la gestión fiscal de la revolución. Otras señales aun menos visible para la opinión pública, lo constituyen que desde hace dos meses cuando se produjo la extracción de reservas internacionales del BCV, el nivel de estas permanece sin crecer, lo que en ojos de entendidos, nos dice que un subyacente déficit en cuenta corriente está ocurriendo.
Otras señales en ese mismo orden de ideas lo bien dando el mercado del dinero, donde es evidente la contracción del crédito bancario, y desaguadero de recursos fiscales del gobernó que se drenan a velocidad, con lo cual deja al descubierto que el impacto contractivo en el gasto fiscal es directamente causado por un menor ingreso fiscal, el subyacente de ese proceso es la brusca caída en los precios del petróleo. Otra señal reciente es la venta de las “joyas de la corona”, el BCV con efecto fiscal ha comenzado a vender el oro, la primera remesa de 7000 Kg ha sido vendida y se esperan sigan otras toneladas más, el hueco en el balance del BCV que debe cubrirlo el fisco como lo marca la ley, se está cubriendo con las joyas de la corona.
El paquete chileno del sábado pasado
Ante esos evidentes hechos, el Presidente tímidamente anuncia que la economía venezolana esta comenzado a sentar los efectos de la recesión global. Así el paquetazo chileno, nos trae apenas un recorte maquillado del gasto público, apenas un 7%, se mantiene una buena dosis de sobreestimación de ingresos fiscales, pero se trae en las alforjas una monstruoso endeudamiento que será colocado con los “excedentes” monetarios en forma de papeles o bonos (recuérdese que su amenaza al Grupo Polar, para el Presidente los papeles no son dinero contante y sonante, públicos, son solo esos papeles (Hugo Chávez sic). Ese paquete nos trae más impuestos y deja engatillado otros impuestos para cuando la necesidad fiscal lo amerite y pronosticamos que no habrá que esperar mucho antes que nos traigan lo que el paquete dejo en la mesa de los ministros de Finanzas y Planificación, los impuestos a las transacciones financieras y la devaluación del bolívar con sentido fiscal.
Lo que estamos presenciando es una irreverente irresponsabilidad en la conducción de las finanzas públicas, porque se le esconde a los venezolanos y especialmente al mercado político de la revolución que la situación económica estaría bruscamente cambiando y con ello se afectaría la popularidad del Presidente dentro de sectores a los cuales el prodiga recursos fiscales sin tino y a discreción. A su vasta clientela rentista de pobres y otros no tantos, venezolanos y extranjeros, además de la enorme “nomenclatura” -a lo soviético y cubano- que hoy sostiene los poderes púbicos como una depredadora e impúdica casta político-social que actúa como polea fiscal de la renta petrolera.
Lo que se requiere es responsabilidad fiscal.
Lo que los números en balanza de pagos y de las finanzas públicas revelan exigen responsabilidad tanto del Presidente como de los poderes públicos, por los agentes económicos y la gente en general, debe conocer con precisión los mecanismos y resortes institucionales tanto fiscales como financieros que se deben poner en movimiento para ajustar la economía a las nuevas realidades de menores ingresos iscales y de estrechez en la balanza de pagos.
Pero el Presidente no empaqueta ni anuncia medidas económicas, muchos se quedaron los crespos hechos el sábado esperando un anuncio simétrico y racional para ajustar la economía a las nuevas realidades fiscales. La opinión pública sobrestimo ese hecho; en realidad desde el mismo inicio de la recesión global, se han vendió tomando medidas ad hoc, que tuvieran el cuidado de no ahuyentar el agradecimiento fiscal de muchos, pobres y otros no tanto.
Así, el gasto fiscal se ha contraído en el primer trimestre, trayendo consigo una caída de la demanda de dinero, iliquidez, contracción del crédito bancario y un descenso considerable en las reservas internacionales que imponen desde CADIVI un estrangulamiento de las solicitudes de divisas del sector privado. Todo ello transcurre sin anuncios previos, la economía se ha venido ajustando por defecto, en virtud de que el gobierno y el propio Presidente, han escurrido la responsabilidad de enfrentar los impactos de la recesión global de manera tal que la economía venezolana pueda conducirse en los próximos dos años al ritmo que exigen las nuevas realidades económicas globales, sobre todo, que se apunte a mayor eficiencia, mas ahorro, y más control en el gasto público.
Por el contrario nos trae más de lo mismo, solo que ahora no lo pagará el petróleo sino el bolsillo de la gente, el gobierno se niega a recortar su gasto, trae un voluminoso paquete de deuda para dotar al gobierno de recursos fiscales, y evitar lo que las condiciones fiscales y financieras exigen: austeridad fiscal y ahorro y más ahorro.

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