domingo, marzo 01, 2009

"Los puristas" ("...nadie es tan poderoso como cree...nadie puede actuar sin contar con los otros...se jodieron los puristas...")


POR:ALBERTO BARRERA TYSZKA.


La revolución bolivariana se resume en una frase ni muy profunda ni demasiado aguerrida: Me quieres, no me quieres.

Confieso que el lunes 16 de febrero amanecí con una rara sensación de alivio. Aunque suene raro, inaceptable, políticamente incorrecto, fue así.

Más allá, incluso, del resultado, algo en mí agradecía que por fin había terminado ese exabrupto, ese accidente electoral que ninguno de nosotros, oficialistas u opositores, indecisos o ambiguos, tenía en su cabeza el 23 de noviembre del año pasado.

Porque lo que ha ocurrido en el país en los últimos meses estaba fuera de calendario, no formaba parte de ninguna agenda. Y tal vez ese sea uno de los síntomas más evidentes de la debilidad de la democracia venezolana, de lo frágiles y quebradizas que son nuestras instituciones. De un día para otro, literalmente, un rapto personal, una puntada con nombre y apellido, se convirtió en programa, en manual de procedimiento, en sistema, en un serio plan de la nación.

Visto con la saludable distancia, el pasado referendo puede ofrecernos también una nueva versión del absurdo nacional: ¿qué país, en la actualidad, enfrenta la crisis económica mundial inventando un referéndum para decidir si, dentro de cuatro años -¡cuatro años, cuatro largos años!- el Presidente puede volverse a postular como candidato? Es tan delirante que da vergüenza. Parecemos unos niños ricos, jugando a una rara democracia, confundiendo todavía popularidad con participación.

Lo otro es pensar que el país se nos ha convertido en un reality show donde, cada cierto tiempo, Hugo Chávez necesita poner a prueba los afectos, la emoción, la fidelidad que convoca. En las elecciones de noviembre ocurrió lo mismo: no hubo debate sobre las autoridades regionales. No se discutió ni un solo plan. Los candidatos oficialistas sólo eran una excusa. El único tema, promovido por el poder, era Chávez. Igual pasó ahora. El país de pronto se ha quedado sin argumentos. La revolución bolivariana se resume en una frase ni muy profunda ni demasiado aguerrida: Me quieres, no me quieres. Me quieres, no me quieres. Me quieres, no me quieres…repetida hasta el infinito en la gran rockola de la historia. El socialismo del siglo X XI es un sistema sentimental.

En este referéndum sonó el mismo bolero. Un liderazgo opositor sin campaña, sin brújula y sin mensaje, no logró sin embargo que un amplio sector de ciudadanos dejaran de sumar más cinco millones de votos en contra de la propuesta oficial. El gobierno ganó. Realizó un buen trabajo comunicacional, movilizó a su maquinaria, a sus militantes. También es cierto que su campaña fue impúdica. No será fácil olvidar su abuso de poder con los empleados públicos. Estas elecciones, también pueden verse como un método de envejecimiento express: los chavistas del mañana son los adecos de ayer. A este paso de vencedores, Jorge Rodríguez no tiene otro destino que ser Alfaro Ucero.

¿Y ahora qué? Los radicales de bando y bando, desde muy temprano han tenido problemas para digerir los resultados. Eleazar Díaz Rangel, el domingo pasado, por ejemplo, hizo maromas numéricas para demostrar que la oposición, en verdad, sólo tenía tres millones de votos. Se puso así a la altura de los que, en la otra acera, piensan que todo aquel que vota por el gobierno tiene precio, está comprado; que por Chávez genuinamente no vota ni su mamá.

Así son los puristas. En el fondo, no tienen bando.

Gritan consignas opuestas, remueven sus rabias en diferentes frascos, invocan dioses distintos, pero en realidad son muy semejantes. Todos los puristas se parecen. No tienen color. Son una única ansia.

Igual se empeñan en llamar “escuálidos” a más de cinco millones de compatriotas, igual es empecinan en jurar que hubo fraude, que los chavistas son tan sólo una minoría. Los puristas no tienen ideas. Se burlan, insultan. Piensan con el duodeno. Son superficiales, frívolos. Andan por la vida sin enterarse de que el otro existe. Todavía no han entendido que ignorar al otro también es una forma de suicidio. Por eso, justamente, desapareció la cuarta república.

Me cuesta creer, entonces, que el domingo 15 de febrero es un día apocalíptico, que nuevamente estamos pisando la última arruga de la historia. Más bien, intuyo que todo esto, absurdo y complicado, no tiene ninguna significación definitiva, no da permisos para imponer nada, no impide seguir protestando por todo. Tal vez, en el fondo, sólo le quita oxígeno a los extremos.

El resultado del referéndum también nos dice que nadie es tan poderoso como cree, que ya nadie puede actuar sin contar con los otros. Se jodieron los puristas. Por suerte para todos, el país es mucho más complejo de lo que parece.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Lo cierto es que este individuo Barrera, es el pasto ideal de este regime. Es el quien no comprende que ante la agenda fascista impuesta desde la sala situacional ruso-cubana, cuyo unico objetivo es el poder ominodo sobre el continente, la democracia, sus ideales, sus formas las cuales son tan importantes como el fondo, se lo pasan por el forro del palto...para usar las maneras de aquel a quien con sus palabras alaba este Sr. Barrera.