viernes, marzo 20, 2009

"Inviable" ("Nunca el socialismo real...inhumano capitalismo de estado, tuvo pertinencia ni justificación histórica")


POR:MANUEL FELIPE SIERRA.

Después del 15-F era lógico pensar que Chávez apuraría el paso de su modelo totalitario. Y es lo que está haciendo con la nueva ocupación de empresas agropecuarias, plantas procesadoras de arroz y empacadoras de sardinas.

Es lo que explica la militarización de puertos y aeropuertos y la reversión de las atribuciones que (después de años de lucha y esfuerzos) cristalizaron en la Ley de Descentralización de 1989, con la elección directa de los mandatarios regionales y municipales. Pero son apenas datos, elementos aislados, de una ofensiva que marcha sin aparente contrapeso hacia la construcción del socialismo del siglo XXI.

Chávez no sólo viola la Constitución, sino que construye en paralelo un nuevo texto constitucional mediante las leyes promulgadas por la vía habilitante y las que están siendo aprobadas en la Asamblea Nacional. Es decir, ya no requiere de la “bicha” de 1999. En la práctica ha logrado lo que todo totalitarismo procura: confeccionar su propia legalidad. De este modo, los juristas y voceros críticos del régimen seguirán alegando la inconstitucionalidad de las medidas que se vienen aplicando, pero no será otra cosa que clamar en el desierto. Chávez gobernará sobre la base de una sustentación constitucional de facto.

En este camino no habrá retrocesos. Ciertamente, ello conduce a un escenario de mayor inflación, empobrecimiento de los más pobres, deterioro de la calidad de vida, destrucción del aparato productivo, desabastecimiento, desmejoramiento de la educación y la salud, cerco a los sindicatos y el aislamiento en el ámbito internacional.

¿Es viable una propuesta semejante? Claro que ella carece de viabilidad en teoría.

Nunca el socialismo real, que no es otra cosa que un inhumano capitalismo de Estado, tuvo pertinencia ni justificación histórica.

Más allá de las razones humanas y morales que lo explican en términos de justicia social, su instrumentación no fue posible salvo con el uso de la represión y la liquidación de la libertad. Sin embargo, ese sistema aberrante se mantuvo y aún se mantiene durante décadas.

Es verdad que, en buena medida, en el marco de la Guerra Fría. Pero el resultado ha sido igual en todas partes: desmantelamiento económico, pobreza y regresión material y espiritual de las naciones. Ninguna de ellas corrió con la desdichada suerte de Chacumbele.


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