POR:AGUSTÍN BLANCO MUÑOZ.
La situación actual no es producto de un estado de locura pasajero o improvisado. La radical aceleración del “proceso revolucionario” tiene que ver con la estrategia que garantice, más allá del voto, una creciente hegemonía de la minoría a la que corresponde hoy cumplir con la ley de la alternabilidad grupal-clasista que se ha aplicado a lo largo de nuestra ‘historia republicana’.
Y es obvio, en consecuencia, que quien pretenda detener la monstruosidad en marcha tiene que establecer una estrategia que vaya más allá de las viejas instituciones que encabeza el voto, en el contexto de un Estado que tiene en el Derecho una simple formalidad al servicio del permanente y continuado atropello.
Por tanto, el régimen avanza violentamente y a paso de destrucción, en el marco del proyecto VENECUBA, sobre lo que muchos opositores ingenuamente aún llaman Venezuela, a la vez que le atribuyen condiciones de soberanía, independencia y Estado de Derecho.
Estas oposiciones no terminan de advertir que estamos ante un nuevo esquema de dominación aplicado por VENECUBA, dirigido por Fidel Castro y el jefe único como Presidente y Vicepresidente de esa república que junta dos realidades minoritarias en “un solo destino de felicidad”.
¿Y cómo enfrentar las minorías de este esquema de dominación que asume como base y fundamento el fracaso del capitalismo de Estado y el socialismo petrolero del siglo XXI? Los que siguen son puntos para la discusión.
1.- Cuando las “oposiciones” dicen que su misión es construirse una mayoría electoral, de modo inconsciente o por efecto-negociación, reconocen que el régimen tiene una mayoría que lo apoya y que ese es el origen de sus triunfos democrático-electorales.
2.- Y desde esta “perspectiva” afirman, de manera invariable, que continuarán dando vida y aval a cada una de las elecciones que se planteen, independientemente de que se conozcan de antemano los resultados que dará el CNE, porque por encima de todo fraude-trampa ellas construirán una mayoría, aunque no dicen cómo ni cuándo.
3.- Se evade de esta manera enfrentar el fraude permanente que le asegura los triunfos a la minoría de esta “revolución”. Las propias “oposiciones” aceptan de este modo su simple condición de minoría que sólo puede aspirar al poder por la vía electoral en caso de que logre crecer.
4.- En este punto actúa la liquidación o agotamiento de los partidos tradicionales y lo que se ha dado en llamar la división de la oposición. Una realidad que ha aprovechado al máximo el proyecto socialista que dirige y controla el jefe único-hegemón.
5.- Cuando se le reclama la unidad a “las oposiciones” se denuncia su propia naturaleza. Lo más a que pueden llegar es a una suma, pacto o acuerdo de esas minorías.
6.- Sobre esta base el régimen, que cuenta con su populismo petrolero (PP) y su CNE, puede hoy mantener y profundizar su plan hegemónico.
7.- De modo que nuestra política se limita a estos propósitos: cada fracción o grupo-minoría espera la circunstancia que le permita convertirse en principal protagonista de un momento determinado de la historia. Unas en el mando-poder y otras a la espera de contingencias, vacíos o desgastes para ofrecer sus servicios de conductores.
8.- Este es el esquema del poder que se conoce hasta nuestros días. Igual en oriente que occidente. En las democracias o dictaduras de cualquier signo.
9.- Y puede verse muy claramente en este ex país hoy. La minoría gubernamental está consciente de la necesidad de controlar tanto las minorías que se presentan en plan de interlocutores o rivales válidos, como las mayorías de una sociedad cada vez más desesperanzada y angustiada.
10.- Contra ellos se lanza todo un programa de manipulación que incluye los dispositivos populistas de compra-venta de voluntades.
Es la vieja inversión que tomó alguna vez la forma del reparto de láminas de zinc, bolsas de comida o de cruzada contra la pobreza y que hoy se convierte en misiones, comunas, cooperativas, ayudas, “préstamos”, regalos.
11.- De esta manera se consolidan las minorías. Este proceso está establecido aquí desde el 19 de abril de 1810 cuando la minoría patriota asume el mando-poder que, a su vez, establece una permanente sucesión de minorías.
12.- De la minoría patriota a la minoría boliburgueriana hay una misma manera de ejercer la hegemonía y un total desconocimiento de rupturas.
13.- Doscientos años después, estamos ante un mando-poder minoritario, cada vez más golpeado, que sólo logra hacerse pasar por mayoría en la cuenta Smartmatic de los votos, en cada una de las elecciones regidas y controladas a voluntad del régimen por el CNE.
14.-. Por una década ha funcionado el cuartel general de la trampa-fraude CNE. Se ha aplicado así una forma de violencia alejada de la fuerza o la agresión física, que se escuda en la institución democrática del voto, para consolidar un mando-poder sustentado en términos de minoría-privilegios.
15.- Una mando-poder que advierte, como todo régimen autori-totalitarista, que cada día le va a ser más difícil jugar a la mayoría y que está obligado, en consecuencia, a montar y probar el plan alterno: la llamada radicalización y aceleración del “proceso revolucionario”.
16.- De allí la sarta de provocaciones al capital, el discurso efectista de un golpista presidente (GP) que actuando como el más infeliz de los payasos, amenaza, por ejemplo, al dueño de la Polar con expropiarle todo lo que posee, si se pone “cómico” y se niega a “cumplir con la Constitución y leyes”.
17.- Un discurso y tono que imitará de inmediato el ministro Jaua contra Fedenaga. Ellos necesitan crear una situación cada vez más conflictiva, que pueda llegar a extremos violentos que permitan justificar la puesta en práctica de medidas cada vez más radicales: el “círculo revolucionario” en plena acción.
18.- De modo que en el momento en el cual no se pueda lograr el “objetivo revolucionario” por la paz del voto, se conseguirá con la expresión de la violencia abierta y el propio acto electoral tendrá los actores y resultados que abiertamente quiera y determine “el proceso”.
19.- Y para respaldar esta programación, enteramente VENECUBANA, se tiene un capitalismo socialista de Estado, con unas fuerzas armadas ya convertidas en milicias y apéndices de un mando-poder que se acaba de dar el lujo de destituir al alto mando en pleno sin que esto tuviera ninguna repercusión a nivel de “las oposiciones”.
20.- Se garantiza de este modo el total control de las minorías y de las mayorías. Porque es indispensable que ese más del 50% que no forma parte de los dos bloques (y divisiones con sus subdivisiones) se le controle con el instrumento del populismo y se le amenace o aplique la violencia en caso de que no acate “las líneas del jefe único”.
21.- ¿Pero llegó en realidad la hora de enfrentar la propiedad privada? ¿La hora de las grandes expropiaciones para pasarlas a “propiedad social” a través de un Estado apertrechado de capital y ganancias? ¿Se trata de volver al Estado socialista que no llegó a superar las estructuras capitalistas y que hoy, previo arrepentimiento, se reimpone en forma plena?
22.- ¿Qué significa entonces la amenaza: o te sometes o te expropio? ¿Expropiar para favorecer más a la nueva minoría boliburgueriana? ¿Es esta la revolución llamada a reivindicar al colectivo venecubano?
23.- Hasta ahora, este régimen, con los gigantescos recursos recibidos, no ha hecho otra cosa que consolidar una ‘nueva’ minoría privilegiada, que expropia para su Estado y que, a pesar de su permanente agresión al imperio, por encima del lavado de paltó de Obama, establece las mejores relaciones con él para manejos económicos-financieros. Todo en el entendido que hasta ahora no hay ningún indicio de que le pueda faltar una gota de crudo venecubano al sacrosanto imperio.
24.- De allí que, como lo hemos planteado en forma reiterada este régimen de capital y destrucción cuenta y sigue contando con el aval del propio imperio, en el marco de la batalla que se desarrolla planetariamente por el control exclusivo y unipolar de unas mayorías históricamente violentadas.
25.- ¿Cuándo daremos el paso hacia la organización de la mayoría de esta sociedad, con miras a la toma colectiva y construcción de una nueva forma y contenido de poder?
Y es obvio, en consecuencia, que quien pretenda detener la monstruosidad en marcha tiene que establecer una estrategia que vaya más allá de las viejas instituciones que encabeza el voto, en el contexto de un Estado que tiene en el Derecho una simple formalidad al servicio del permanente y continuado atropello.
Por tanto, el régimen avanza violentamente y a paso de destrucción, en el marco del proyecto VENECUBA, sobre lo que muchos opositores ingenuamente aún llaman Venezuela, a la vez que le atribuyen condiciones de soberanía, independencia y Estado de Derecho.
Estas oposiciones no terminan de advertir que estamos ante un nuevo esquema de dominación aplicado por VENECUBA, dirigido por Fidel Castro y el jefe único como Presidente y Vicepresidente de esa república que junta dos realidades minoritarias en “un solo destino de felicidad”.
¿Y cómo enfrentar las minorías de este esquema de dominación que asume como base y fundamento el fracaso del capitalismo de Estado y el socialismo petrolero del siglo XXI? Los que siguen son puntos para la discusión.
1.- Cuando las “oposiciones” dicen que su misión es construirse una mayoría electoral, de modo inconsciente o por efecto-negociación, reconocen que el régimen tiene una mayoría que lo apoya y que ese es el origen de sus triunfos democrático-electorales.
2.- Y desde esta “perspectiva” afirman, de manera invariable, que continuarán dando vida y aval a cada una de las elecciones que se planteen, independientemente de que se conozcan de antemano los resultados que dará el CNE, porque por encima de todo fraude-trampa ellas construirán una mayoría, aunque no dicen cómo ni cuándo.
3.- Se evade de esta manera enfrentar el fraude permanente que le asegura los triunfos a la minoría de esta “revolución”. Las propias “oposiciones” aceptan de este modo su simple condición de minoría que sólo puede aspirar al poder por la vía electoral en caso de que logre crecer.
4.- En este punto actúa la liquidación o agotamiento de los partidos tradicionales y lo que se ha dado en llamar la división de la oposición. Una realidad que ha aprovechado al máximo el proyecto socialista que dirige y controla el jefe único-hegemón.
5.- Cuando se le reclama la unidad a “las oposiciones” se denuncia su propia naturaleza. Lo más a que pueden llegar es a una suma, pacto o acuerdo de esas minorías.
6.- Sobre esta base el régimen, que cuenta con su populismo petrolero (PP) y su CNE, puede hoy mantener y profundizar su plan hegemónico.
7.- De modo que nuestra política se limita a estos propósitos: cada fracción o grupo-minoría espera la circunstancia que le permita convertirse en principal protagonista de un momento determinado de la historia. Unas en el mando-poder y otras a la espera de contingencias, vacíos o desgastes para ofrecer sus servicios de conductores.
8.- Este es el esquema del poder que se conoce hasta nuestros días. Igual en oriente que occidente. En las democracias o dictaduras de cualquier signo.
9.- Y puede verse muy claramente en este ex país hoy. La minoría gubernamental está consciente de la necesidad de controlar tanto las minorías que se presentan en plan de interlocutores o rivales válidos, como las mayorías de una sociedad cada vez más desesperanzada y angustiada.
10.- Contra ellos se lanza todo un programa de manipulación que incluye los dispositivos populistas de compra-venta de voluntades.
Es la vieja inversión que tomó alguna vez la forma del reparto de láminas de zinc, bolsas de comida o de cruzada contra la pobreza y que hoy se convierte en misiones, comunas, cooperativas, ayudas, “préstamos”, regalos.
11.- De esta manera se consolidan las minorías. Este proceso está establecido aquí desde el 19 de abril de 1810 cuando la minoría patriota asume el mando-poder que, a su vez, establece una permanente sucesión de minorías.
12.- De la minoría patriota a la minoría boliburgueriana hay una misma manera de ejercer la hegemonía y un total desconocimiento de rupturas.
13.- Doscientos años después, estamos ante un mando-poder minoritario, cada vez más golpeado, que sólo logra hacerse pasar por mayoría en la cuenta Smartmatic de los votos, en cada una de las elecciones regidas y controladas a voluntad del régimen por el CNE.
14.-. Por una década ha funcionado el cuartel general de la trampa-fraude CNE. Se ha aplicado así una forma de violencia alejada de la fuerza o la agresión física, que se escuda en la institución democrática del voto, para consolidar un mando-poder sustentado en términos de minoría-privilegios.
15.- Una mando-poder que advierte, como todo régimen autori-totalitarista, que cada día le va a ser más difícil jugar a la mayoría y que está obligado, en consecuencia, a montar y probar el plan alterno: la llamada radicalización y aceleración del “proceso revolucionario”.
16.- De allí la sarta de provocaciones al capital, el discurso efectista de un golpista presidente (GP) que actuando como el más infeliz de los payasos, amenaza, por ejemplo, al dueño de la Polar con expropiarle todo lo que posee, si se pone “cómico” y se niega a “cumplir con la Constitución y leyes”.
17.- Un discurso y tono que imitará de inmediato el ministro Jaua contra Fedenaga. Ellos necesitan crear una situación cada vez más conflictiva, que pueda llegar a extremos violentos que permitan justificar la puesta en práctica de medidas cada vez más radicales: el “círculo revolucionario” en plena acción.
18.- De modo que en el momento en el cual no se pueda lograr el “objetivo revolucionario” por la paz del voto, se conseguirá con la expresión de la violencia abierta y el propio acto electoral tendrá los actores y resultados que abiertamente quiera y determine “el proceso”.
19.- Y para respaldar esta programación, enteramente VENECUBANA, se tiene un capitalismo socialista de Estado, con unas fuerzas armadas ya convertidas en milicias y apéndices de un mando-poder que se acaba de dar el lujo de destituir al alto mando en pleno sin que esto tuviera ninguna repercusión a nivel de “las oposiciones”.
20.- Se garantiza de este modo el total control de las minorías y de las mayorías. Porque es indispensable que ese más del 50% que no forma parte de los dos bloques (y divisiones con sus subdivisiones) se le controle con el instrumento del populismo y se le amenace o aplique la violencia en caso de que no acate “las líneas del jefe único”.
21.- ¿Pero llegó en realidad la hora de enfrentar la propiedad privada? ¿La hora de las grandes expropiaciones para pasarlas a “propiedad social” a través de un Estado apertrechado de capital y ganancias? ¿Se trata de volver al Estado socialista que no llegó a superar las estructuras capitalistas y que hoy, previo arrepentimiento, se reimpone en forma plena?
22.- ¿Qué significa entonces la amenaza: o te sometes o te expropio? ¿Expropiar para favorecer más a la nueva minoría boliburgueriana? ¿Es esta la revolución llamada a reivindicar al colectivo venecubano?
23.- Hasta ahora, este régimen, con los gigantescos recursos recibidos, no ha hecho otra cosa que consolidar una ‘nueva’ minoría privilegiada, que expropia para su Estado y que, a pesar de su permanente agresión al imperio, por encima del lavado de paltó de Obama, establece las mejores relaciones con él para manejos económicos-financieros. Todo en el entendido que hasta ahora no hay ningún indicio de que le pueda faltar una gota de crudo venecubano al sacrosanto imperio.
24.- De allí que, como lo hemos planteado en forma reiterada este régimen de capital y destrucción cuenta y sigue contando con el aval del propio imperio, en el marco de la batalla que se desarrolla planetariamente por el control exclusivo y unipolar de unas mayorías históricamente violentadas.
25.- ¿Cuándo daremos el paso hacia la organización de la mayoría de esta sociedad, con miras a la toma colectiva y construcción de una nueva forma y contenido de poder?
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