El fortalecimiento del euro frente al dólar, que esta semana acarició su récord histórico y amenaza con hacer tambalear la tradicional hegemonía del billete verde, suscita satisfacción en la zona euro pero también temor a un retroceso del crecimiento o de las exportaciones.
La moneda única alcanzó el miércoles los 1,3659 dólares y se quedó muy cerca de su récord absoluto de 1,3682 dólares, registrado el pasado 27 de abril, en una semana marcada por la decisión del Banco Central Europeo (BCE) de mantener las tasas de interés al 4%.
Sin embargo, los analistas prevén que la institución eleve su principal tasa directriz, que determina el coste del crédito, al 4,5% antes de finales de 2007, acortando distancias con el 5,25% establecido desde hace un año por la Reserva Federal estadounidense (Fed).
Si se confirman estas previsiones y la Fed mantiene el statu quo sobre sus tasas, la diferencia de rendimiento favorable al dólar respecto al euro sería tan sólo de 0,75% frente al 2,25% de diciembre de 2005.
En este contexto, el creciente atractivo del euro, una moneda que sólo tiene ocho años de vida y es compartida por 13 de los 27 países de la Unión Europea, resulta evidente.
"El euro está a punto de ganar su apuesta de convertirse en un serio competidor del dólar, algo en lo que fracasaron el marco (alemán) y el yen en los años 80", destaca Valérie Pérez, del Deutsche Bank, en el diario francés Le Figaro.
Hoy en día, el número de billetes en circulación en euros sobrepasa el de los dólares, mientras que 40 países alinearon su régimen de cambio al de la moneda única.
Paralelamente, el billete verde representaba a finales de marzo el 64,2% de las reservas de cambios en los bancos centrales, frente al 71% en 1999. En cambio, el euro pasó a representar del 18% al 26% en los últimos ocho años.
Para algunos expertos, estas cifras demuestran que, si bien la moneda estadounidense sigue entronada en lo más alto, tanto los inversores como los acreedores están empezando a dar la espalda al dólar en favor del euro.
Su éxito, sin embargo, también suscita temores, en particular, entre el sector empresarial europeo, que teme la caída de sus exportaciones, sobre todo en sus ventas a Estados Unidos.
El nuevo presidente francés, Nicolas Sarkozy, también se ha erigido como un detractor de una moneda única fuerte, cargando contra la política de elevación de tasas del BCE.
"No acepto esta política, miren lo que hacen los estadounidenses con el dólar, los chinos con el yuan, y los japoneses con el yen", estimó esta semana Sarkozy, al juzgar que estos países mantienen sus monedas depreciadas para alentar el crecimiento económico.
"La posición populista de Sarkozy es bien conocida por el mercado y no tiene ninguna credibilidad ni ningún impacto", estimó Hans Redeker, economista de BNP Paribas.
"Las exportaciones en la eurozona aumentaron un 9,1% anual en abril, un ritmo muy firme. Por ahora, no parece que la fuerza del euro afecte las exportaciones", subrayaron varios economistas de Capital Economics.
La Comisión Europea comparte la opinión de estos expertos. Esta semana, el ejecutivo comunitario aseguró que la fortaleza del euro sólo tuvo un "impacto débil" en las exportaciones desde 2001.
"Las fluctuaciones de la tasa de cambio real sólo tuvieron un impacto débil sobre las exportaciones de la zona euro", afirmó la Comisión en su "Informe trimestral en la zona euro".
"Entre 2001 y 2006, las fluctuaciones de las tasas cambiarias disminuyeron las exportaciones de la zona euro en un 0,6% del porcentaje por año, lo que es poco con respecto al crecimiento anual del 5% de esas exportaciones", según el informe.
En consecuencia, "el impacto de la apreciación del euro no debería ser sobrestimado", concluyó la Comisión.
Fuente:www.globovision.com.
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