miércoles, abril 04, 2007

LA DEVOCIÓN DEL MILAGROSO NAZARENO DE SAN PABLO

EL NAZARENO DE SAN PABLO CONGREGA A EL MIERCOLES SANTO
Diario El Aragueño, Revista Intermezzo, Abril 2, 2007


En Venezuela, la Semana Santa se concentra principalmente alrededor de la procesión de la imagen del Nazareno de San Pablo, una tradición que se ha extendido a todos los rincones del país, y que congrega a miles de fieles el Miércoles Santo.
Pero la semana religiosa comienza ya en la madrugada del Viernes del Concilio previo al Domingo de Ramos cuando los palmeros de Chacao suben al Ávila, en cuyas faldas se asientan los valles de la Gran Caracas.
En este mítico monte, de más de 2.000 metros sobre el nivel del mar, hombres y mujeres de todas las edades recogen, en la llamada "Cueva de los Palmeros", las palmas que al día siguiente bajan a la Plaza Bolívar de Chacao donde son recibidas por las campanas, rememorando la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén.
El lunes las celebraciones se trasladan al populoso barrio de Petare, uno de los más agitados y convulsos de la ciudad en el que tiene lugar el Jesús Cautivo.
La imagen sale en procesión hasta el Palacio Municipal y el párroco pide al alcalde la liberación de uno de los presos por buen comportamiento, acompañado por presos excarcelados años anteriores, es uno de los momentos más emotivos de la Semana Santa de la capital.
DESDE EL SIGLO XVII
Y llega ya el gran acontecimiento de la semana: El Miércoles Santo y la concentración en torno a la imagen del Nazareno de San Pablo, una de las mayores manifestaciones de fe de Venezuela.
La devoción del Nazareno de San Pablo se remonta a finales del Siglo XVII, cuando la ciudad de Caracas se encontraba desolada por el azote de la epidemia de peste del vómito negro.
Cuenta la tradición que al sacar la imagen en procesión, ésta se enredó en un limonero del que se desprendieron varias de sus frutas, por lo que el pueblo vio en ello (aún no se conocían los efectos curativos del limón) un remedio a la enfermedad.
La devoción popular hizo el resto, y desde entonces en el Miércoles Santo los feligreses acuden a la Basílica de Santa Teresa a venerar la imagen del Nazareno, engalanada con más de 10 mil orquídeas, la Flor Nacional de Venezuela.
El Nazareno recibe el nombre de San Pablo tras pasar sus dos primeros siglos en el antiguo templo de San Pablo "El Ermitaño" hasta que el gobierno anticlerical de Antonio Guzmán Blanco acabó con el templo en 1876 para erigir el actual Teatro Municipal de Caracas.
Sin embargo, caprichos de la historia y cuestiones conyugales impidieron la eliminación del culto al Nazareno de San Pablo, y le otorgaron un mejor alojamiento.
La esposa del General Guzmán Blanco, Ana Teresa, gran devota de la imagen, cayó en una aguda tristeza, por lo que el General se vio obligado a congraciarse con ella con la construcción de la Basílica de Santa Teresa en la que desde 1881 se encuentra el Nazareno.
Sorprende comprobar el celo con el que el General Guzmán Blanco restituyó la imagen. Al constatar que en el santoral no existía una mujer llamada Ana Teresa, decidió encargar una basílica con dos puertas (de Santa Ana y Santa Teresa) y un altar en el medio, caso atípico en la arquitectura eclesiástica venezolana.
El céntrico barrio de El Silencio se convierte desde entonces en un hervidero de fieles devotos quienes, desde primeras horas de la mañana y hasta bien entrada la noche, se agolpan en las puertas de la Basílica para dar gracias a Jesucristo.
Durante todo el día se celebra en la iglesia una misa cada hora, 18 en total, para honrar la imagen y permitir a los numerosos feligreses realizar las promesas al Nazareno de San Pablo.
A media tarde, la imagen es portada en procesión a hombros de 60 miembros de la Cofradía de Cargadores del Nazareno por las céntricas calles de Caracas, acompañada por la Banda de Música del Ejército de Venezuela que interpreta diversas canciones procesionales.
RELIGIOSIDAD POPULAR, TRADICIÓN VENEZOLANA
En palabras del Monseñor Adán Ramírez, párroco de la Basílica de Santa Teresa donde se encuentra alojada la imagen del Nazareno, "la gran religiosidad popular es algo característico de Venezuela, y en el caso del Nazareno de San Pablo es una tradición que ha pasado de abuelos a padres y de padres a hijos".
"El cariño y la veneración por el Nazareno de San Pablo es tal que la Basílica de Santa Teresa es una de las pocas que permanece abierta en Caracas todo el día, todos los días del año", comenta Monseñor Ramírez.
Entre la mitología popular se ha extendido la creencia de que la imagen del Nazareno va encorvándose con el paso de los años.
"No se sabe si por el peso de la cruz o por el de los pecados que carga en su espalda, no me he parado a medir la distancia entre la cabeza y el piso", comenta entre sonrisas Monseñor Ramírez.
Aunque la tradición nació en Caracas, la veneración por el Nazareno de San Pablo alcanza los más remotos pueblos de Venezuela, y existen réplicas en Barquisimeto, estado Lara; y en Achaguas, estado Apure.
El Nazareno de Apure está íntimamente relacionado en la celebración a la Independencia, pues el prócer José Antonio Páez prometió encargar la réplica si salía victorioso de la Batalla de Carabobo contra las tropas españolas en 1821, promesa que cumplió en 1835.
Paradójicamente, Páez encargó la réplica a un maestro sevillano, Merced Rada, que realizó una escultura de 1,80 metros de altura, en cuya base de madera se lee la inscripción "José Antonio Páez".
Al Nazareno de Apure se le atribuyen también diversos "milagros" como la atracción de lluvias en época de sequía y la contención de los ríos en las frecuentes crecidas.
Para concluir las celebraciones de la Semana Santa en Caracas, el Viernes Santo tiene lugar la llamada visita a los Siete Templos, entre los que se encuentran la Catedral, Corazón de Jesús, Las Mercedes, San Francisco, Altagracia, Santa Capilla y la propia Santa Teresa.
Los creyentes realizan la visita de los "Siete Templos" a pie, normalmente aprovechando la cercanía de numerosas iglesias en el casco antiguo de la ciudad, lo que conforma un espectacular peregrinaje por las ya de por sí bulliciosas calles del centro histórico caraqueño.
GRACIAS POR LOS FAVORES CONCEDIDOS
Mireles Morales Tovarel.

Llámese fe, devoción, creencia o tradición. A decir verdad, no hay una palabra que explique el impulso que lleva a los feligreses a venerar la imagen del Nazareno de San Pablo el Miércoles Santo. Sea cual sea, la expresión más auténtica de ese sentimiento es el fervor con que los devotos acuden a la Iglesia de Santa Teresa a llevarle una ofrenda. Es la esperanza con la que le rezan. Es la persistencia con la que abogan reconversión.
Ni siquiera los miembros de la Cofradía del Nazareno de San Pablo saben cómo llamar a ese apego que tienen hacia la imagen sagrada y esa necesidad que sienten de servirle. Al menos esa es la percepción de Eloy Carpio, presidente de la organización, quien tiene más de 21 años colaborando en los preparativos del Santo para la víspera de la Semana Mayor.
"Desde el año 59 vengo a la procesión del Nazareno de San Pablo. Y en el 86 comencé a formar parte de la Cofradía. No sé cómo explicar qué nos mantiene aquí. Es un llamado ¿ Es una creencia Es una motivación. Una forma de agradecimiento por los milagros concedidos a mi familia"?, afirmó.
Gustavo Ramón Orta, vicepresidente de la Cofradía, prefiere llamarlo devoción y asegura que trabajar para el Nazareno de San Pablo es para él motivo de orgullo. De allí que lleva más de 18 años prestando sus servicios para los arreglos de la mesa, la iluminación y en la recolección de las orquídeas.
Durante esos quince días que permanece la imagen fuera de su nicho, un grupo de más de 150 colaboradores se dedican a preparar esta representación del Hijo de Dios para la festividad del Miércoles de Semana Santa. En ese lapso, los miembros de la Cofradía adornan la talla de madera con más de cinco mil orquídeas y la engalanan con una túnica morada.
Dicen que el manto que cubre al Nazareno de San Pablo muestra los símbolos de la pasión y muerte: la cruz, la copa, la corona de espinas, los tres clavos, el látigo con que fue azotado, la lanza que traspasó su costado y hasta el hisopo con el que le dieron vinagre. Mientras que sobre su cabeza reposa la corona de espinas junto con una representación de las tres potencias con esmeraldas y rubíes.
Tres siglos de milagros La leyenda cuenta que el escultor del Nazareno lo hizo con tanta exactitud que Dios se le apareció en sueños y le preguntó: ¿Dónde me has visto que me hiciste tan perfecto? Incluso, se dice que la imagen sagrada es tan perfecta que cada día reduce algunos centímetros su tamaño, a tal punto que en cada temporada los devotos aseguran que su cuerpo se aprecia más encorvado.
La devoción al Nazareno de San Pablo se extendió a partir de 1696, cuando el Hijo de Dios curó la epidemia que azotaba Caracas. Se dice que, hasta entonces, no había nada que curara la peste.
Así que el pueblo decidió recurrir a Dios y sacar en solemne procesión al Nazareno de San Pablo.
Se cuenta que en el recorrido la imagen tropezó en la esquina de Miracielos con un limonero, cuyos frutos se desprendieron. El pueblo lo interpretó como un signo de Dios y se apresuraron a preparar bebidas para los enfermos, quienes tuvieron una cura inmediata.
Desde entonces, el pueblo le hace promesas al Nazareno de San Pablo a cambio de sus favores, de sus milagros, de su misericordia y de su perdón. Todavía hoy, la rememoración del Nazareno tiene la particularidad de movilizar a los caraqueños hacia la iglesia de Santa Teresa, quienes irán a pagarle penitencia en medio de una procesión que partirá a las 6:00 de la tarde rumbo hacia la plaza O' Leary.

Fuentes: Buró de Convenciones y visitantes de venezuela. www.eluniversal.com.

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