El descontrol de las autoridades desata la histeria de la población
Nadie duda de la intencionalidad de los 200 incendios simultáneos
PERE RUSIÑOL, ENVIADO ESPECIAL - Olimpia - 27/08/2007 .
"Hágame caso y siga la pista. Atrévase a investigar y descubrirá que han sido los musulmanes". El hombre de barba canosa y mirada misteriosa trata de ayudar para que Leondari, en el centro del Peloponeso, recupere la normalidad tras la tragedia. Pero mientras se ocupa de un anciano destrozado por la muerte de cinco amigos, no deja de hacer cábalas: "Sí, sí, han sido los islamistas, que han declarado la guerra a Occidente".
"Hágame caso y siga la pista. Atrévase a investigar y descubrirá que han sido los musulmanes". El hombre de barba canosa y mirada misteriosa trata de ayudar para que Leondari, en el centro del Peloponeso, recupere la normalidad tras la tragedia. Pero mientras se ocupa de un anciano destrozado por la muerte de cinco amigos, no deja de hacer cábalas: "Sí, sí, han sido los islamistas, que han declarado la guerra a Occidente".
El descontrol ante tanto incendio simultáneo ha desatado la histeria en una población que asiste atónita al desastre y discute vociferando en televisión sobre quién es culpable, quién es inocente y por qué se ha detenido, hasta ahora, únicamente a tres personas de un perfil bajísimo. Hoy debe de haber en Grecia tantas teorías como personas clavadas ansiosas delante del televisor; es decir, algo así como 11 millones de teorías, una por cada habitante.
La hipótesis de la larga mano musulmana con el objetivo de derrocar al Gobierno derechista -una especie de 11-M a la griega justo antes de las elecciones, que aquí son el 16 de septiembre- no es necesariamente la más disparatada. Compite con la de un hombre que siempre tiene a Chipre en la cabeza y que señala directamente a los turcos. Y con la de un comerciante airado que apunta sin dudas a la oposición socialista. Y con la de un ecologista extenuado que desconfía de los empresarios del ladrillo, tan faltos de escrúpulos cuando de ampliar sus dominios y su cuenta corriente se trata. Y así, hasta los 11 millones de investigadores aficionados. El periódico progubernamental Apogevmatini dejó claro en portada su deseo de apuntarse a la teoría de la conspiración local, con un paralelismo inequívoco con España: Plan de los enemigos contra la patria, tituló ayer a toda página. Su editorial eliminaba de cuajo cualquier duda al respecto: el objetivo último, apuntaba, parece ser "crear problemas al Gobierno con vistas a las elecciones anticipadas del 16 de septiembre". Tanto la derecha en el poder como la oposición socialista saben perfectamente que las elecciones no se juegan tanto el día en que se abran las urnas como ahora. Todo lo que no sean los fuegos quedará muy previsiblemente en segundo plano, en una contienda completamente condicionada por las llamas: la economía, las reformas, la pugna entre derecha e izquierda, Europa, Chipre... Gane quien gane, no faltarán los analistas que tomen prestada una expresión ya muy manida y le encuentren todavía un nuevo giro: "¡Es el fuego, estúpido!".
En este combate político, la derecha parece haber perdido toda la ventaja que le daban los sondeos antes de la tragedia. Las críticas arrecian de todos lados y el Gobierno se defiende diciendo que es imposible hacer frente a tantos fuegos simultáneos -más de 200 en tres días-, pese a la ayuda de la Unión Europea y otros países, que han enviado aviones y equipos. Pero en este embrollo dramático, aderezado con tantas teorías imaginativas pero muy poco probables, sólo se vislumbran por ahora dos cosas claras: la primera es que las autoridades se han esfumado sobre el terreno y que la gente se está buscando la vida como puede. Y la segunda es que los incendios son intencionados. De esto último, casi una obviedad, nadie tiene la más mínima duda.
El primer ministro, Costas Karamanlis, lo dejó claro el sábado, tras mostrar su "cólera": "Tantos fuegos al mismo tiempo en tantos lugares distintos no puede ser ninguna casualidad", afirmó en un mensaje televisado. La sensación la comparten los bomberos que luchan sobre el terreno en una guerra sin precedentes, digna de los espartanos de hace tantos siglos. "Cuando localizamos el inicio de un fuego, luego vemos que a 10 metros empezó otro, y a 20 metros, otro, y así, sucesivamente. Está claro que alguien los ha provocado", explica Ververidis, de 30 años, en una pausa para comerse un bocadillo y volver al frente.
Muy claro tiene que estar para que las 11 millones de teorías que entre el descontrol y la histeria circulan por Grecia tengan este punto de partida como la única cuestión en común. Por ahora, ninguna respuesta que se ofrece sirve para nada. Salvo para llenar con gritos horas y horas de histéricas tertulias en televisión. Siguiendo la misma lógica conspirativa, no sería nada raro que alguien, de los que con tanto ahínco se preguntan a quién beneficia todo esto, haya encontrado ya una respuesta irrefutable: a la televisión.
Fuente:ELPAIS.com (España)
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