Supónganse por un instante que el Sr Chávez tuviera razón en los conceptos que nos expone en sus maratónicos programas televisivos, y que su constante prédica fuera una verdad absoluta –no puede serlo- estaríamos entonces frente a nuestro insustituible benefactor, el Mesías del siglo XXI, sería realmente una bendición del cielo que nos habría regalado la divina providencia para salvar al mundo de tantas calamidades, porque él sabría que hacer para guiarnos en el difícil trajinar de nuestras miserables vidas.
De allí que Chávez tendría el poder de opinar sobre cualquier tema porque todo lo sabe y todo lo puede, por eso habla hasta de Jesucristo apropiándose de su mensaje deformándolo y desnaturalizándolo muy convenientemente, dice que es su comandante revolucionario, pero jamás dice en público que cree en Dios, y confiesa que no reza, pero trata sobre lo humano, lo místico y lo divino, porque según su particular visión sólo él tendría en su mente la interpretación correcta de todo, y por ende también la solución universal, por lo que dominaría la verdad absoluta. Al menos se comporta como si la tuviera, tal vez lo cree en realidad y por eso opina sobre cualquier tema, e interviene en los asuntos internos de otros países, se inmiscuye absolutamente en todos los temas universales, reacciona ante los demás como si se creyera superdotado, todopoderoso, omnipotente, siente que tiene el derecho de regirle la vida a todo el mundo, pero su mirada de perdona vidas es insoportablemente falaz, por eso nos luce desfasado.
Nos referimos a sus planteamientos políticos, su filosofía, su particular visión de lo que debería ser el mundo ideal que imagina, su peculiar postura sobre diversos tópicos universales: economía, educación, salud, ciencia, tecnología, historia, cultura. Chávez ya no se comporta como un presidente republicano y democrático, ni siquiera actúa como un pretendido líder continental, sino que reacciona y se expresa como si fuera una deidad, parece hablar cual monje tibetano, o una especie de místico arcaico, tal vez se cree un inspirado sabio reencarnado en el siglo XXI, una suerte de faraón latinoamericano, una divinidad, el elegido de los Dioses, o un Mesías iluminado por la providencia, algo rarísimo en estos tiempos de modernidad, ¿será que se siente la reencarnación ya no de Simón Bolívar sino del Faraón egipcio Ramsés el constructor?
Cualquier individuo que se comporte como si fuera un Faraón en plena época de la modernidad, no merecería ni siquiera nuestro repudio, sino por el contrario nuestra compasión cristiana, porque no se justificaría tal actitud en una persona sana mentalmente por “anormal, extraña o atípica”. Algo no debe andar bien en la mente de quien actúe sin ningún rubor como si se sintiera un Dios vivo, que es en realidad lo que eran los faraones del enigmático antiguo Egipto, quienes eran los dueños de todo, hasta de las vidas de sus leales súbditos, de quienes podían disponer.
En la época actual perviven en varios países la Monarquía, y ni siquiera un Rey civilizado se atrevería a reaccionar como lo hace el Sr Chávez. En países europeos como por ejemplo Inglaterra y España, subsiste la Monarquía no absolutista, se trata de las Monarquías tuteladas y restringidas a la Ley por la sociedad democrática. De allí que estemos habituados a ver y escuchar con naturalidad, las alocuciones de sus majestades la Reina Isabel De Inglaterra y el Rey Don Juan Carlos respectivamente, y es impensable imaginar oírles mencionar ni siquiera una sola frase que denote un exceso o irrespeto contra los ciudadanos de sus países o del mundo, porque los Reyes mantienen un profundo respeto por los demás, por eso defienden sus tradiciones culturales y son figuras sustentadas por el estado de derecho de sus respectivos países, apegados a los más excelsos principios democráticos, que están lejos de ser aspirantes a autócratas totalitarios, sino que están siempre sometidos y restringidos a la aprobación de la sociedad, a través de las esenciales instituciones democráticas.
De tal manera que, quienes ingenuamente han comparado al Sr. Chávez con un Rey, están muy lejos de definir sus verdaderas características, porque ha dejado de actuar como un monarca moderno que tendría al menos indispensables controles institucionales, para convertirse en una suerte de Faraón antiguo.
Para comprobarlo bastaría ver y escuchar extractos del programa Alo Presidente de ayer domingo, y constatar que su actitud no es normal. Confesamos que no lo vimos todo, porque también nos gusta el fútbol, leer periódicos e ir al cine los domingos y recrearnos junto a la familia. Además, no somos masoquistas y preferimos invertir buena parte de nuestro escaso tiempo libre en actividades más edificantes. Sin embargo, en Venezuela tenemos el privilegio quienes no podemos ver completo en el maratónico programa a nuestro neo Gran Gurú en horario diurno, de compensar lo perdido con la retransmisión del resumen nocturno, y los noctámbulos, pueden intentar conciliar el sueño arrullándose con la aterciopelada voz del gendarme en una segunda emisión madrugadora .
En esta ocasión Chávez se mantuvo al aire en su programa durante siete horas cuarenta y tres minutos, se hizo acompañar por una importante nutrida y significativa presencia de embajadores de distintos países; destacaban también otros invitados internacionales, escritores y dirigentes políticos; junto a su infaltable séquito ministerial. Las caras de algunos invitados al presenciar aquella larga perorata la percibimos como de insólito asombro, muchos denotaban en sus rostros descreimiento, varios cansancio, fastidio, hastío, estupor, suponemos que no podían imaginar, que pudieran ocurrir tantos excesos juntos cometidos por un solo individuo, durante tanto tiempo.
Son injustificables desde todo punto de vista tales conductas impropias por parte de un jefe de estado “democrático”. Deplorable es también el dispendio multimillonario de recursos que suponen la transmisión de ese absurdo programa, y también el fragante peculado de uso de bienes del estado venezolano para promocionar y hacerle propaganda a su parcialidad política. ¡Total!, sabemos que en este país Chávez parecería hacer lo que quiera sin recibir la correspondiente y adecuada sanción, por parte de los entes del estado encargados de regularle, que incumplen con sus deberes. Desgraciadamente la presencia de prestigiosos diplomáticos inertes, que cohonestan semejante descaro, nos hacen presagiar que pareciéramos peligrosamente estarnos habituando y a ver con normalidad lo anormal, es la conclusión final que obtenemos al presenciar el silencio cómplice ante las arbitrariedades, abusos, ridiculeces y cursilerías del descomedido Sr Chávez quien actúa frente a todos como si fuera un neo Faraón Latinoamericano, en verdad ya nos causa repulsión tanta insensatez.
De allí que Chávez tendría el poder de opinar sobre cualquier tema porque todo lo sabe y todo lo puede, por eso habla hasta de Jesucristo apropiándose de su mensaje deformándolo y desnaturalizándolo muy convenientemente, dice que es su comandante revolucionario, pero jamás dice en público que cree en Dios, y confiesa que no reza, pero trata sobre lo humano, lo místico y lo divino, porque según su particular visión sólo él tendría en su mente la interpretación correcta de todo, y por ende también la solución universal, por lo que dominaría la verdad absoluta. Al menos se comporta como si la tuviera, tal vez lo cree en realidad y por eso opina sobre cualquier tema, e interviene en los asuntos internos de otros países, se inmiscuye absolutamente en todos los temas universales, reacciona ante los demás como si se creyera superdotado, todopoderoso, omnipotente, siente que tiene el derecho de regirle la vida a todo el mundo, pero su mirada de perdona vidas es insoportablemente falaz, por eso nos luce desfasado.
Nos referimos a sus planteamientos políticos, su filosofía, su particular visión de lo que debería ser el mundo ideal que imagina, su peculiar postura sobre diversos tópicos universales: economía, educación, salud, ciencia, tecnología, historia, cultura. Chávez ya no se comporta como un presidente republicano y democrático, ni siquiera actúa como un pretendido líder continental, sino que reacciona y se expresa como si fuera una deidad, parece hablar cual monje tibetano, o una especie de místico arcaico, tal vez se cree un inspirado sabio reencarnado en el siglo XXI, una suerte de faraón latinoamericano, una divinidad, el elegido de los Dioses, o un Mesías iluminado por la providencia, algo rarísimo en estos tiempos de modernidad, ¿será que se siente la reencarnación ya no de Simón Bolívar sino del Faraón egipcio Ramsés el constructor?
Cualquier individuo que se comporte como si fuera un Faraón en plena época de la modernidad, no merecería ni siquiera nuestro repudio, sino por el contrario nuestra compasión cristiana, porque no se justificaría tal actitud en una persona sana mentalmente por “anormal, extraña o atípica”. Algo no debe andar bien en la mente de quien actúe sin ningún rubor como si se sintiera un Dios vivo, que es en realidad lo que eran los faraones del enigmático antiguo Egipto, quienes eran los dueños de todo, hasta de las vidas de sus leales súbditos, de quienes podían disponer.
En la época actual perviven en varios países la Monarquía, y ni siquiera un Rey civilizado se atrevería a reaccionar como lo hace el Sr Chávez. En países europeos como por ejemplo Inglaterra y España, subsiste la Monarquía no absolutista, se trata de las Monarquías tuteladas y restringidas a la Ley por la sociedad democrática. De allí que estemos habituados a ver y escuchar con naturalidad, las alocuciones de sus majestades la Reina Isabel De Inglaterra y el Rey Don Juan Carlos respectivamente, y es impensable imaginar oírles mencionar ni siquiera una sola frase que denote un exceso o irrespeto contra los ciudadanos de sus países o del mundo, porque los Reyes mantienen un profundo respeto por los demás, por eso defienden sus tradiciones culturales y son figuras sustentadas por el estado de derecho de sus respectivos países, apegados a los más excelsos principios democráticos, que están lejos de ser aspirantes a autócratas totalitarios, sino que están siempre sometidos y restringidos a la aprobación de la sociedad, a través de las esenciales instituciones democráticas.
De tal manera que, quienes ingenuamente han comparado al Sr. Chávez con un Rey, están muy lejos de definir sus verdaderas características, porque ha dejado de actuar como un monarca moderno que tendría al menos indispensables controles institucionales, para convertirse en una suerte de Faraón antiguo.
Para comprobarlo bastaría ver y escuchar extractos del programa Alo Presidente de ayer domingo, y constatar que su actitud no es normal. Confesamos que no lo vimos todo, porque también nos gusta el fútbol, leer periódicos e ir al cine los domingos y recrearnos junto a la familia. Además, no somos masoquistas y preferimos invertir buena parte de nuestro escaso tiempo libre en actividades más edificantes. Sin embargo, en Venezuela tenemos el privilegio quienes no podemos ver completo en el maratónico programa a nuestro neo Gran Gurú en horario diurno, de compensar lo perdido con la retransmisión del resumen nocturno, y los noctámbulos, pueden intentar conciliar el sueño arrullándose con la aterciopelada voz del gendarme en una segunda emisión madrugadora .
En esta ocasión Chávez se mantuvo al aire en su programa durante siete horas cuarenta y tres minutos, se hizo acompañar por una importante nutrida y significativa presencia de embajadores de distintos países; destacaban también otros invitados internacionales, escritores y dirigentes políticos; junto a su infaltable séquito ministerial. Las caras de algunos invitados al presenciar aquella larga perorata la percibimos como de insólito asombro, muchos denotaban en sus rostros descreimiento, varios cansancio, fastidio, hastío, estupor, suponemos que no podían imaginar, que pudieran ocurrir tantos excesos juntos cometidos por un solo individuo, durante tanto tiempo.
Son injustificables desde todo punto de vista tales conductas impropias por parte de un jefe de estado “democrático”. Deplorable es también el dispendio multimillonario de recursos que suponen la transmisión de ese absurdo programa, y también el fragante peculado de uso de bienes del estado venezolano para promocionar y hacerle propaganda a su parcialidad política. ¡Total!, sabemos que en este país Chávez parecería hacer lo que quiera sin recibir la correspondiente y adecuada sanción, por parte de los entes del estado encargados de regularle, que incumplen con sus deberes. Desgraciadamente la presencia de prestigiosos diplomáticos inertes, que cohonestan semejante descaro, nos hacen presagiar que pareciéramos peligrosamente estarnos habituando y a ver con normalidad lo anormal, es la conclusión final que obtenemos al presenciar el silencio cómplice ante las arbitrariedades, abusos, ridiculeces y cursilerías del descomedido Sr Chávez quien actúa frente a todos como si fuera un neo Faraón Latinoamericano, en verdad ya nos causa repulsión tanta insensatez.
1 comentario:
Hola!!!!!!!!Arcángel
Aprovecho cyber para leerTE, por la prensa la leo en papel.
creo que si lee este post, nuestropresi querrá ser llamado FARAÓN DIVINO Y TODOPODEROSO!!!!
muchos saludos
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