CHÁVEZ, ENTRE INFILTRADOS TE VEAS.

Por: ARCANGEL VULCANO.

El carácter autoritario, personalista, autocrático y totalitario de la propuesta de reforma constitucional, que contiene en esencia el proyecto político uniforme del Sr Chávez, ha quedado evidenciado aún más, con las recientes declaraciones que ha hecho en su programa dominical, confesando el desdén y despreció que en el fondo siente realmente por el contenido de La Constitución Nacional vigente, dejando también en evidencia el irrespeto y flagrante violación que constantemente comete impunemente, de los principios de derecho democráticos fundamentales establecidos en nuestra legítima Carta Magna.

Chávez expresó frente a las cámaras sin inmutarse, que a la actual Constitución Nacional vigente hay que reformarla porque fue aprobada por “infiltrados” en la Asamblea Nacional Constituyente; pero muy convenientemente olvidando expresar que también fue sometida a referéndum popular para ser aprobada por el pueblo soberano, que según ese elemental y primitivo razonamiento estaría también repleto de infiltrados y traidores a la revolución socialista, que no pensarían lógicamente igual que el Jefe Supremo.

Nos parece inaceptable e irracional semejante argumentación, una Constitución Nacional debe ser el producto del dialogo, la discusión, el consenso político fraguado y alcanzado en medio de la diversidad ideológica y política, en un escenario de auténtica pluralidad y respeto por la opinión ajena o contraria, sin pretender imponer sectariamente la propia opinión por mucho respaldo que se tenga y sin tratar de apabullar a las minorías, sino garantizando su incorporación a la sociedad. Una Constitución no puede ser un manifiesto comunista excluyente que borre del mapa a la disidencia, eso sería un absurdo, y una invitación a la intolerancia, la disgregación y la exclusión de los partidos que no compartan la visión oficialista que ejerce el poder desde el gobierno, degenerando posiblemente en un grave desastre social, que no auguraría nada bueno para una sociedad con vocación democrática. Una Constitución venezolana debe ser siempre democrática, es decir incluyente, emblematizarla como una Constitución que sustenta un sistema socialista la convierte en excluyente del resto de las corrientes filosóficas políticas.

Chávez insinúa que si por él hubiera sido la actual Constitución Nacional no sería la que debatieron, discutieron y aprobaron nuestros legítimos representantes y el pueblo soberano en referéndum popular, como era lógico que lo fuera. Es decir, que según su obsoleta y sectaria visión política, La Constitución Nacional no debió ser lo que hoy es, ni aprobada entre personas con pensamientos disímiles, distintos, sino único; ni tampoco debió ser creada mediante la discusión y confrontación de ideas diversas, en una Asamblea Nacional Constituyente elegida en elecciones sino a dedo como prácticamente escogió la Asamblea Nacional actual, y no una conformada por la pluralidad de distintas corrientes ideológicas, que integran la amplísima gama de organizaciones político partidistas que nutren la sociedad democrática venezolana, sino que Chávez hubiera preferido entonces hacer lo que ahora intenta hacer, con el concurso de una Asamblea Nacional ilegítima, monopolizada por 167 diputados afectos e incondicionales a su proyecto político personalista, y sin la obstrucción de ningún “infiltrado” que represente otra corriente de pensamiento diferente a la del Jefe Supremo, que pudiera eventualmente ofrecer algún tipo de debate o resistencia; al menos sin correr el riesgo de ser indeleblemente marcado como un infiltrado traidor a la revolución roja.

Lo cual sirve para deducir que Chávez debe hacer y soportar el mal llamado parlamentarismo de calle, únicamente para cubrir las apariencias democráticas. Así que, ha insinuado, que todo aquel diputado que disienta de sus ideas y propuestas ya puede irse acostumbrando a que se le denomine como un nuevo “infiltrado”. Lo cual supone que en la actual Asamblea Nacional que discutirá, debatirá y aprobará su seudo revolucionaria propuesta de reforma constitucional, no debería haber ningún diputado disidente de su propuesta que pudiera cometer el mayor acto de traición que advierte el comandante, porque sería de inmediato emblematizado y sometido al escarnio público como un infiltrado en La Asamblea Nacional, ya no de La Asamblea Constituyente.

Así que, Señores diputados ilegítimos oigan bien a vuestro comandante, ¡no se permiten infiltrados en esa Asamblea Nacional!, sólo se tolerarán a osados espontáneos como el dirigente opositor periodista William Ojeda quien se atrevió a meterse en la boca del lobo y a quien dejaron hablar unos minutos interrumpiéndolo varias veces los partidarios del gobierno, pero únicamente en el teatro del absurdo llamado como parlamentarismo de calle, porque allí no se vota, y esa parece una opereta bufa, como quien dice, para llenar las formas y apariencias democráticas, para que el pueblo crea, sienta que participa y es consultado, pero deciden sin incomodos infiltrados los 167 diputados ilegítimos, electos con menos del 20% del electorado.¡Eso no tiene legitimidad compadre! ya les aseguró el manda más que los quiere mantener como incondicionales siempre.

Desde esa curiosa perspectiva y particular visión de la representación política que tiene Chávez, ha nacido entonces una nueva categoría de representantes del pueblo soberano, que podríamos denominar como “los representantes infiltrados”. Nueva categoría que debería entonces dársele a todo aquel ciudadano que no se pliegue obedientemente con las posturas ideológicas y políticas del líder del proceso y su revolución del siglo XXI. Los que votamos en favor de la actual Constitución desde esa concepción simplista seríamos todos integrantes de una sociedad de infiltrados, pero los nuevos adalides del socialismo chavista que aprobarán su propuesta de reforma constitucional sin objetar ni un punto y coma, serían los incondicionales de Chávez, a fin de cuentas somos sus infiltrados y sus incondicionales, todos suyos.

Como consecuencia de esa confesión que ahora Chávez esgrime con tanto empeño para tratar de justificarse ante el país y el mundo, al intentar imponer su única postura ideológica en una sociedad diversa, plural y democrática, nos preguntamos entonces: ¿Para que debatir, y discutir su reforma constitucional y someterla a la consideración de la Asamblea Nacional? ¿Acaso si algunos de esos 167 diputados se atrevieran a contradecir o cambiar una coma de su propuesta, no serían catalogados, estigmatizados y acusados también como “infiltrados”, como hace con aquellos tristemente célebres constituyentes de la Asamblea Nacional Constituyente que aprobó la actual Constitución Nacional? La respuesta es simple, porque necesita aparentar ser un demócrata que no es, porque en realidad es un lobo con ropaje de cordero quien pretende hacer un fraude constitucional, practicando un disimulado golpe de estado constitucional, cohenestado por su cámarilla, apoyado por las armas, la Fuerza Armada de la República que controla como comandante en jefe, así como por sus milicias paramilitares seudo revolucionarias, que no son más que mercenarios partidarios del régimen que financia, entrena, adiestra y mantiene.

Con razón Chávez no quiere convocar como corresponde a una Asamblea Nacional Constituyente, tal y como lo establece la Carta Magna vigente para modificar sus principios y alterar su estructura sustancialmente. Porque sabe que en una Asamblea Nacional Constituyente verdaderamente plural, diversa, en donde estén representadas todas las corrientes del pensamiento político nacional, escogida por el pueblo soberano en un proceso electoral limpio, pulcro, transparente e imparcial, no podría ser jamás uniforme, ni existiría la posibilidad de aprobar sin debatir y discutir en profundidad su propuesta totalitaria y autocrática de reforma constitucional única, roja rojita. De allí que para lograr sus propósitos inconfesables no pueden haber infiltrados, o lo que es lo mismo, gente que pueda pensar y aportar algo distinto a lo que propone el caudillo.

Lo más grave es precisamente que por esta actitud del Sr Chávez, se revela que su intención es revestir su régimen autocrático y conculcador de los derechos ciudadanos, con un barniz de legalidad; porque en realidad no acepta el modelo democrático, sino que aspira imponernos un régimen totalitario y personalista, sustentado en un pensamiento único mal llamado revolucionario, que no es tal, sino que verdaderamente es muy obsoleto, ortodoxo, atrasado, periclitado, anclado en el pasado, ideado por un líder militarista, despótico, abusador, arbitrario y absolutista, apoyado en el poder de fuego militar que ha logrado estructurar en su favor desmantelando los comandos institucionales de La Fuerza Armada Nacional, armando ilegalmente a grupos de partidarios civiles milicianos mercenarios, poniéndolos al servicio de su parcialidad política, para sostenerse y eternizarse en el poder mediante el conveniente uso de la aparente legítima y transparente consulta electoral, pero controlando inescrupulosamente todos los poderes del estado y disponiendo de manera ventajista para financiarse de todos los ilimitados recursos del fisco, de la logística y poderosa estructura comunicacional, publicitaria y propagandística del estado, sin atender a ninguna obligación ni rendir cuentas a nadie, ni sufrir controles, ni contrapesos institucionales, en detrimento de los derechos de todo el pueblo y la sociedad democrática, convirtiéndose en una seria amenaza para la estabilidad de la República, arriesgando la paz y el futuro de toda la nación.

De tal manera que el discurso del Sr Chávez es ahora más cínico e inmoral que nunca, y se reduce a una sola línea al convocar a sus serviles parlamentarios. Les ha ordenado lo que desea ver en lo adelante en las discusiones, debates y en la próxima aprobación de su propuesta de reforma constitucional: “Diputados Infiltrados no, incondicionales si”, que es igual a impartir esta orden: Deben ser todos rojos rojitos, o sea que desde esa peculiar interpretación del gendarme necesario, debemos ser siempre ciudadanos incondicionales al proceso revolucionario, deberíamos ser todos, de lo contrario correremos con las consecuencias de ser marcados para siempre como “infiltrados en la revolución”.

Hay como sabemos, una terrible maldición que reza: "Entre abogados te veas", da la impresión entonces, que el aspirante a Jefe eterno, se acaba de auto maldecir con otra maldición sin darse cuenta tal vez, que pareciera ser esta: Chávez, "entre infiltrados te veas", porque como que están por todas partes ...